13 Pisos

By MPMUniverse

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Un lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atro... More

Prólogo
Capítulo 1: Piso 12
Capítulo 2: Un cambio en las reglas
Capítulo 3: Piso 11
Capítulo 4: Salón de clases
Capítulo 5: Prodigio, no te equivoques
Capítulo 6: Si juegas con fuego te quemas
Capítulo 7: Piso 10
Capítulo 8: Zona industrial
Capítulo 9: Acorralados
Capítulo 10: piso 9
Capítulo 11: El piso de los sacrificios
capítulo 13: Jaque Mate
Capítulo 14: La balanza no distingue entre el oro o el plomo
Capítulo 15: Piso 8
Capítulo 16: Parque de diversiones
Capítulo 17: Jugando según las reglas
Capítulo 18: Las reglas son para romperse
Capítulo 19: En la guerra la moral es relativa
Capítulo 20: Charlotte Evergarden
Capítulo 21: Piso 7
Capítulo 22: Restauran de carne
Capítulo 23: Sed de sangre
Capítulo 24: No soy capaz de matarte
Capítulo 25: La motivación viene de lugares inesperados
Capítulo 26: piso 6, casa de muñecas
Capítulo 27: Sólo uno
Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?
Capítulo 29: Elías
Capítulo 30: Luz y oscuridad
Capítulo 31: Bienvenida
Capítulo 32: Adiós, Charlotte Evergarden
Capítulo 33: Piso 3, Prostíbulo
Capítulo 34: Monstruo vs Demonio
Capítulo 35: Inocencia
Capítulo 36: Capaz de todo
Capítulo 37: Decisiones
Capítulo 38: Lo que no se pudo decir
Capítulo 39: Fin del juego
Epílogo
Agradecimientos
¿Y ahora qué?
One shot <3
One Shot parte 2
One Shot final
ES IMPORTANTE

Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?

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By MPMUniverse

Los gritos de agonía se mezclaban con los extraños canticos que inundaban el lugar, de la misma forma en que lo hacia aquel desagradable olor dulce. Las paredes de lo que parecía ser un calabozo lentamente se pintaban de un rojo brillante. Hombres vestidos con túnica caían uno a uno cuando las balas les daba un certero golpe en la frente o el pecho, mientras que otros recibían cortes letales en puntos vitales del cuerpo, pero aun así sus ataques no parecían detenerse, ya que al caer uno de inmediato aparecía otro en su reemplazo intentando terminar con su trabajo, pero ninguno parecía ser rival suficiente para detener al verdadero monstruo con el que se enfrentaba, uno que no dudaba al apretar el gatillo, uno que no sentía ni el más mínimo remordimiento por sus acciones y que parecía disfrutar con cada vida que arrancaba. La imagen de aquel ser de ojos dorados no era diferente a la de un demonio encarnado, que hacía que el miedo se reflejara en la cara de sus víctimas.
Un demonio que no le importaba a cuantos matase, nunca eran suficientes para saciar su sed de sangre.

Un hombre fornido, con más músculos que cerebro aparece de entre las sombras, y en su mano carga un hacha que parece ser demasiado grande y pesada como para levantarla, pero él lo hace como si fuese de aluminio. Su cara no se podía ver puesto a que llevaba la capucha de la túnica puesta, pero no era necesario ver su expresión para conocer sus intenciones al momento de blandir aquella arma, en contra del joven que se agacha para evitar ser decapitado. La roca que recibió el impacto se destroza agrietando parte de la pared.

-Deja de moverte, maldita rata – gruñe intentando volver a darle sin éxito - ¡quédate quieto!

Elías se mueve a un lado dejando que la hoja del hacha pase a centímetros de él, para contraatacar con una certera puñalada entre las costillas, se puede ver la mueca de dolor de aquel hombre, pero que de todas maneras se resiste sujetando al joven del cuello, con una fuerza aplastante, levantándolo y luego dejándolo caer con furia contra el suelo.

La colosal mano rodeaba con fuerza el cuello de Elías, apretando el agarre a cada segundo impidiendo que el aire pueda entrar o salir de su cuerpo, para finalmente inmovilizándolo al poner su rodilla sobre su estómago. La diferencia física era muy evidente, aquel hombre encapuchado fácilmente pesaba casi el doble que Elías, quien se mantenía en su lugar sin hacer ningún intento por soltarse, con el arma lejos de su alcance y con un pequeño hilo rojo que comenzaba a descender del costado de su cabeza, era difícil saber si estaba inconsciente o si ya estaba muerto, de todas maneras el hombre se aseguraría de acabarlo, por ello toma el hacha con la intención de darle el golpe final y fue en ese momento en el que bajo la guardia. Cuando una llave de piernas aplicada a su cuello lo detiene. La presión que comenzaba a sentir era abrumadora, tanto que ni la fuerza de sus manos podía aligerar aquel dolor, su voz se ahogaba en un vacío intento de respirar hasta que una patada lanzada directamente a su cara lo derriba.

Elías rueda hacia atrás para alejarse y ponerse de pie al mismo tiempo, sin apartar la mirada del tipo que tocia de forma descontrolada y gruñía por lo bajo, aunque eso era normal para alguien a quien le acaban de romper la tráquea y comenzaba a escupir sangre. Sus ojos oscuros se entornan hacia Elías quien ya caminaba hacia él sosteniendo el cuchillo en su mano, pero que a sorpresa de aquel hombre, termina guardando en  la funda de su pierna, la pistola se encontraba tirada a unos cuantos pasos, pero ese tampoco era su objetivo. Sus manos rodearon el mango de la enorme hacha que parecía ser demasiado pesada para él, pero que levanta con la misma facilidad que lo hacia el dueño original. Una siniestra sonrisa se dibuja en su cara y sus ojos brillan con locura cuando deja caer la ensangrentada hoja sobre el musculoso hombre, cuyo cuerpo es cortado de forma transversal partiendo desde el hombro, haciendo  que la parte superior se desprenda y caiga al suelo, la sangre se mezclaba rápidamente con la de los otros cuerpos que se amontonaban en aquel lugar.

-Joder, eso dolió un montón – se queja revisando la herida en su cabeza – creo que me desmaye por un momento. No lo recuerdo – tira el hacha a un lado, donde el metal resuena contra el piso – vaya mierda.

Elías regresa a recoger la pistola y le echa un vistazo al cargador, de 20 balas le quedaban 9. Todo un desastre de cálculo, por lo que solo le puso el seguro y la guardó en su cinturón, observando los cuerpos sin vida a sus pies y la reja metálica frente a él. Suspira. Se encontraba en un callejón sin salida, literalmente, y Charlotte ya no estaba para decirle a donde tenía que ir o que hacer para salir de aquel lugar, ese extraño que había aparecido de la nada se la había llevado quien sabe a dónde. El tener que enfrentarse a tantas personas solo hizo que se cansara y perdiera el rumbo de hacia donde pudiese estar la muchacha, lo otro era saber si es que aún seguía con vida, puesto a que ese extraño tenía una personalidad muy rara que hacia desesperar a Elías quien solo podía pensar en asesinarlo a penas lo viese. Pero para eso primero debía de encontrarlo.

-Maldita sea ¿y ahora qué? – Se cruza de brazos – estúpida mocosa inútil que se deja secuestrar por cualquier idiota ¡voy a golpearla cuando la vea! – Se da la media vuelta – puto emo drogadicto, me las vas a pagar.

Mientras avanza por el resto del pasillo, se mantiene atento a cualquier cosa que pudiese aparecer de la nada, no estaba de ánimos en lo absoluto, de hecho cruzarse en su camino en este momento sería una condena de muerte, si en sus mejores momentos era un asesino eficaz, ahora era bestia salvaje que acabaría con cualquiera que viera, sin importarle quien fuera, incluso la misma Charlotte correría peligro si se lo topara en este estado.

Había bastante silencio en comparación a hace un rato, tal vez a esos que mato eran todos los jugadores que habían en este piso, pero eso no podía ser cierto puesto cuando aún era el maestro del piso 12 fácilmente podían haber 30 jugadores en una misma partida, por lo que aquel grupo no era nada en comparación de los que aun rondaban en el lugar, aunque eso no le molestaba, de todas formas no le importaba a cuantos tuviese que matar para conseguir sus objetivo, después de todo, solo era un juego y como buen jugador no estaba dispuesto a perder.

Ir tras la joven era la idea más lógica pero no tenía ninguna pista que le pudiese indicar en donde podría estar, además la reja seguía cortándole el paso por lo que tendría que encontrar alguna ruta alterna, en medio de un piso lleno de fanáticos religiosos que adoraban arrancarle los órganos a las personas mientras seguían vivas y consientes. Un verdadero asco ¿pero quién era él para juzgar sus fetiches?  Por lo que solo se dignó en seguir su camino, cualquiera que fuera este. Tarde o temprano tendría que llegar a algún lado y si la suerte estaba de su lado encontraría el ascensor, aunque sin la clave no le serviría de nada y no tenía ni idea de cómo conseguirla, por lo que no importara como lo mirase, necesitaba encontrar a la muchacha para salir de aquel lugar.

De un momento a otro el ambiente se tornó más frío y se sentía una ligera corriente de aire, pero no se lograba divisar ningún sistema de ventilación, pensar en que habría alguna ventana era algo estúpido, él bien sabía que este edificio no tenía nada de eso, estaba casi al medio de la nada, muy, muy lejos de la ciudad o de algún pueblo, eso había sido lo que más le había llamado la atención cuando llego por primera vez, eso, y la falta de conexión con el mundo, hacer llamadas o enviar mensajes era algo imposible, ni que pensar del internet, lo único útil aquí parecían ser las cámaras que nunca dejaban de grabar lo que sucedía, día y noche, siendo raros los espacios en donde no estaban, siendo las habitaciones de los maestros las únicas excepciones, y ahora que lo pensaba se había dejado casi todo en ese sitio. Suspira por lo bajo. Ya que tampoco era la gran cosa, algunas piezas de ropa y un teléfono desechable, solo basura a la cual estaba acostumbrado a dejar atrás, después de todo para alguien que es buscado constantemente nunca se queda en el mismo lugar por demasiados días, y la razón de que haya soportado tanto tiempo en este edificio era por el placer de asesinar libremente sin tener que preocuparse por escapar de la policía. Se podría decir que fue una parada en el largo recorrido de Elías, incluso si no hubiese roto las reglas, él lo habría abandonado rápidamente, pues seguir reglas nunca fue lo suyo.

Tras recorrer el lugar por un rato, finalmente se encuentra con algo que llama su atención, pero no en el buen sentido, era un altar en medio de una enorme sala, la mesa tenía un mantel de seda que en algún momento debió ser blanco, puesto que ahora se encontraba manchado con sangre, habían muchas velas negras a su alrededor formando un circulo, curiosamente no había ningún pentagrama pero sí, algo peor un torso de hombre que le faltaban las extremidades incluyendo la cabeza, reposaba sobre la mesa con el estómago abierto de forma vertical, las costillas habían sido cortadas para poder abrirlas como un par de puertas de carne y dejar los órganos expuestos, un trabajo bastante sucio y mal hecho, los cortes eran horribles y disparejos estaban muy lejos de haber sido hecho con la delicadeza de un bisturí o un cuchillo con un buen filo. Y aunque descuartizar personas no era algo que Elías practicase, no podía evitar pensar en que él lo hubiese hecho mejor. Suspira. No era el momento para estar pensando en esas cosas, debía encontrar la forma de llegar hacia donde estaba Charlotte, ya que salir de este edificio era lo único que le interesaba y no le importaba los medios que tuviese que hacer para lograrlo.

Después de todo era un superviviente.

Antes de abandonar el lugar le da un último vistazo al altar, donde centra su atención en un pequeño libro que tenía varias hojas asomándose. Solo fue por curiosidad o por el hecho de aquello no parecía encajar con el resto, que hizo que Elías lo tomara. En su interior se hallaban varios recortes de periódicos  con noticias de la misma temática:

“09/06 Una familia de la clase alta fue encontrada muerta en las afuera de la ciudad, la policía hayo los cuerpos luego de que el club al que pertenecían reportaran que no habían asistido a las juntas. Los cuerpo se encontraban con extremidades arrancadas pero que luego fueron suturadas para volver a unirlas, los cuerpos del matrimonio, los cuatro sirvientes y la mascota llevaban 16 días muertos, y según la autopsia todos fueron envenenados con tetrodotoxina, no se encontró rastro de la hija de 12 años”

“11/08 un atentado terrorista ocurrió en una escuela secundaria, se encontraron aparatos explosivos que fueron detonados a distancia, 21 personas fallecieron ese día, en su mayoría alumnos, y otros 40 resultaron con heridas en sus cuerpos. No se encontró rastro del involucrado”

02/11 la estación de policía fue el centro de una masacre, donde todos los uniformados fueron asesinados a balazos, posteriormente sus cuerpos fueron colgados de cabeza en la entrada del mismo edificio, no se pudo encontrar evidencia concreta de los culpables, pero todo indica a que se trataba de una de las mafias del lugar, con la que la policía ya había tenido roces

Elías iba a dejar la lectura hasta ese punto, pero una hoja se desprende cayendo al suelo, se agacha para recogerla y nota que hay algo muy familiar en ella.

Reporte n° 1: El actual proyecto avanza de una forma alucinante, el éxito que ha tenido ha sobrepasado todas nuestras expectativas, sabíamos que habían muchas personas que ya habían cometido asesinatos anteriormente, pero nunca imaginamos que vendrían personas sin experiencia a experimentar el cometer homicidio sin consecuencia, si movemos bien nuestras cartas sacaremos gran provecho de todo esto”

-Esto es… una estupidez – vuelve a meter el papel dentro del libro – ¿Qué se supone que haga con esto? No tengo ni puta idea.

No logra dar ni dos pasos cuando aquella corriente de aire frío roza su cuello, por lo que de inmediato saca el arma de su cinturón y se mantiene atento a su entorno. Las llamas de las antorchas se agitan levemente, los sentidos de Elías se ponen en alerta y apunta directamente hacia el otro extremo de la sala, justo por donde había llegado, en donde ahora se encontraba parada una mujer de largo cabello platinado y con un delgado vestido que dejaba muy poco a la imaginación. Se podría decir que era una mujer hermosa de exuberantes curvas, un deleite para quien la viese. Pero aun así Elías no bajaba el arma que apuntaba directamente a su frente.

-¿Quién mierda eres? – pregunta indiferente.

La mujer se detiene a unos metros mostrando una tenue sonrisa en su rostro.

-Yo solo soy una humilde cierva de mi señor.

-Más bien pareces puta y estas a dos segundos de que te vuele la cabeza.

-Realmente eres un ser violento – dice sorprendida – no tuviste ni la más mínima compasión al matar a mis hermanos.

-Me vale, solo me estorban – murmura presionando ligeramente el gatillo.

-¿Entonces tampoco te interesa salir de este piso? – Elías detiene su acción – el maestro de este piso no tiene interés en ti, por lo que dijo que no le interesaba si morías aquí o te ibas, pero visto lo que has hecho consideró que  era mejor sacarte de aquí. Solo debes venir conmigo y te llevaré al siguiente piso.

-¿Así de fácil?

-Así de fácil – le repite con una sonrisa – no hay motivo alguno para que pases por todo esto, no hay nada en este piso para ti.

Elías baja el arma y se queda mirando a la mujer frente a Él.

-Eso suena bastante bien.

El intenso olor a tabaco y la suave melodía de una pieza de música clásica, comienzan a despertar poco a poco a la joven que yacía en el frío piso, tenía que abrir y cerrar varias veces los ojos para poder apartar la neblina que los cubría y le hacía ver todo borroso. Pero incluso con su vista despejada no lograba distinguir nada de lo que allí había, era una habitación que no le sonaba para nada, aunque no había mucho que ver, los muebles eran algo escasos, pero lo que así había bastante eran estantes repletos de libros, pero que la joven no lograba identificar. Suspira por lo bajo al tiempo que siente una creciente migraña apoderándose de su cabeza, se sentía como si la hubiesen golpeado con bate, pero sabía perfectamente que no se había desmayado por algún golpe, y eso era porque su cuerpo se sentía demasiado entumecido, a tal punto de que apenas podía mover sus extremidades, por lo que sentarse no fue tarea fácil.

Realmente aquel lugar no se le hacía para nada familiar, pero le daba la impresión de ser el departamento de algún soltero que era demasiado holgazán para limpiar un poco, no se parecía en nada al lugar donde estaba Cathleya.

Charlotte se dio un momento para reincorporase, pero le fue imposible, sus piernas estaban demasiado pesadas como para intentar ponerse de pie, incluso sus brazos se sentían como algo ajeno a ella. Era el típico efecto de los anestésicos. Baja la mirada hacia sus piernas que tienen algunos rasguños y heridas abrasivas, pero por el momento no era capaz de sentir el ardor de ello. Suspira. No podía quedarse allí por siempre, tenía que hacer el intento de caminar, pero antes de que pudiese hacer algo, una bala que impacta en el suelo a escasos centímetros de ella, la detiene.  Traga saliva y eleva la mirada hacia el chico que está sentado en el maltratado  sofá frente a ella, con una mano sostiene un cigarrillo mientras que con la otra apuntaba un arma hacia ella.

La joven se queda inmóvil observando aquel sujeto con cara de aburrido, sin tener la menor idea de quien era pero estaba muy tranquilo, tal vez demasiado y eso hacía que la chica se sintiera incomoda, apuña sus manos con fuerza tratando de calmar su ansiedad, pero no consigue mucho, aún sigue desorientada y no es capaz de pensar en absolutamente nada, su mente está en completo blanco. Se encontraba sola con un extraño que la amenazaba con un arma, y que no dudaría en dispararle al más mínimo movimiento, y lo que era peor, no tenía ni la más mínima idea de donde pudiera estar Elías o que había pasado con él.

Ahora Charlotte se encontraba completamente indefensa frente a aquel chico de cabello grasoso, mientras que de fondo se escuchaba la opera de Aria, la reina de la noche, la venganza del infierno hierve en mi corazón.






Hola mis amores, espero que hayan disfrutado del capítulo :3, ya saben que si les gusto le pueden dar a la estrellita o dejar su comentario.

También les recomiendo que se pasen por la historia de NahoMeneses15 , llamada: "Nunca te olvide"

Si quieren que les ayude con sus historias dejenlo en los comentarios, y nos estamos leyendo en la próxima actualización <3. Cuindense mis amores

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