13 Pisos

By MPMUniverse

20.5K 3.1K 3.4K

Un lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atro... More

Prólogo
Capítulo 1: Piso 12
Capítulo 2: Un cambio en las reglas
Capítulo 3: Piso 11
Capítulo 4: Salón de clases
Capítulo 5: Prodigio, no te equivoques
Capítulo 6: Si juegas con fuego te quemas
Capítulo 7: Piso 10
Capítulo 8: Zona industrial
Capítulo 9: Acorralados
Capítulo 11: El piso de los sacrificios
Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?
capítulo 13: Jaque Mate
Capítulo 14: La balanza no distingue entre el oro o el plomo
Capítulo 15: Piso 8
Capítulo 16: Parque de diversiones
Capítulo 17: Jugando según las reglas
Capítulo 18: Las reglas son para romperse
Capítulo 19: En la guerra la moral es relativa
Capítulo 20: Charlotte Evergarden
Capítulo 21: Piso 7
Capítulo 22: Restauran de carne
Capítulo 23: Sed de sangre
Capítulo 24: No soy capaz de matarte
Capítulo 25: La motivación viene de lugares inesperados
Capítulo 26: piso 6, casa de muñecas
Capítulo 27: Sólo uno
Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?
Capítulo 29: Elías
Capítulo 30: Luz y oscuridad
Capítulo 31: Bienvenida
Capítulo 32: Adiós, Charlotte Evergarden
Capítulo 33: Piso 3, Prostíbulo
Capítulo 34: Monstruo vs Demonio
Capítulo 35: Inocencia
Capítulo 36: Capaz de todo
Capítulo 37: Decisiones
Capítulo 38: Lo que no se pudo decir
Capítulo 39: Fin del juego
Epílogo
Agradecimientos
¿Y ahora qué?
One shot <3
One Shot parte 2
One Shot final
ES IMPORTANTE

Capítulo 10: piso 9

469 85 136
By MPMUniverse

El líquido carmesí se esparcía rápidamente por el sucio piso, pero lejos de mostrar alguna emoción, Elías se mantenía en su lugar, completamente impasible como si el dolor no existiera a pesar de la gravedad de la herida que comenzaba a manchar su ropa. Había sido un escape rápido e improvisado por los que los riesgos era casi el doble, pero no tuvieron otra opción, una lesión en el hombro izquierdo había sido un precio bajo a pagar, ya que bien pudieron haber sido sus vidas y eso era un  pensamiento que ambos compartían, pero tampoco hacia que Charlotte se sintiera mejor al respecto, la joven simplemente bajo la mirada hacia sus manos y la mantuvo así todo el tiempo. El silencio se hacía incómodo y la tención aumentaba entre ellos dos.

– Hey, mocosa – le habla de forma natural – devuélvemelo.

– ¿Eh?

– Mi cuchillo, lo quiero de regreso – le indica mientras se sienta.

La joven observa la afilada arma en su mano y luego se la regresa sin mirarlo directamente.

– Gracias – murmura por lo bajo.

Elías no le dice nada, solo se toma un momento para observar la hoja del cuchillo, sus dorados ojos se reflejan en la superficie metálica y este, frunce el ceño.

– ¿Qué rayos fue lo que hiciste con él? El filo está dañado, es como si hubieras intentado cortar una piedra.

– Lo siento – murmura – no podía ver muy bien, por eso creo que lo roce contra los tubos metálicos, no era mi intención arruinarlo.

– En serio que eres un desastre – murmura molesto guardando el arma – me sorprende que no te hayas cortado un dedo en el proceso.

La joven asiente y guarda silencio por un instante para ordenar sus ideas.
– Elías…

– ¿Mmh?

– La herida en tu hombro… ¿duele mucho?

– Sí, un montón.

– Ya veo – baja la mirada – lamento que te hayan disparado.

Elías la observa por un breve instante ladeando la cabeza hacia un lado.

– No fue una bala.

Charlotte lo mira confundida, puesto que no entendía de que otra forma pudo haberse hecho una herida tan profunda, una donde la sangre no parecía querer detenerse. Le da un rápido vistazo a su alrededor en busca de algo que pudiese haberle hecho esa lesión, pero no había nada y tampoco era algo que tuviese de hace mucho.

– Entonces… ¿Cómo es que tienes esa herida?

– Tú – la señala con el dedo – nunca más te dejare sostener un arma, eres demasiado estúpida como para usarlas, realmente me dolió cuando me clavaste mi propio cuchillo al momento de atraparte – hace una pausa y una maliciosa sonrisa se forma en sus labio –  ¿acaso tratabas de matarme? ¿Es una especie de venganza?

Charlotte se queda congelada por un segundo, nunca noto que había sido ella quien lo había cortado, todo había sido tan rápido que no se dio cuenta de nada, pero aquel joven no mentía, ya que se podía ver claramente el corte limpio de unos 10 centímetros de largo en su hombro, pero era difícil saber que tan profundo era, solo se veía el tajo en su ropa y la sangre que seguía fluyendo como una vertiente. La joven aprieta los puños sobre sus rodillas.

– Yo….–  murmura casi perdida – yo… no quería hacerlo… fue un accidente, yo… –  sus hombros comenzaban a temblar –  ¡nunca haría algo como eso! ¡No fue ninguna venganza! Yo… no pretendo lastimar a nadie… no quiero que nadie sufra por mi culpa…

Tras aquellas palabras se formó un silencio sepulcral, donde Charlotte permanecía inmóvil y con la mirada perdida en la nada, desconectándose de la realidad, dando la impresión de ser solo un cuerpo vacío, hasta que un fuerte golpe en la cara la despierta. Elías le había lanzado el bolso de lleno, haciendo que la joven caiga de espalda y se golpee contra el suelo.

– Que dramática eres, de haber sabido que te pondrías como loca no te hubiese dicho nada – se queja – maldita mocosa llorona.

La joven se levanta nuevamente, ahora ya más normal, como si hace un momento no hubiese sido ella. Toma el bolso entre sus manos, se había olvidado por completo de él, por suerte Elías había logrado tomarlo antes de escapar, después de todo, todas las balas se encontraban ahí dentro, perderlo hubiese sido un gran problema.

– Lo siento – murmura.

– ¿Solo eso sabes decir? – Charlotte baja la mirada – Bueno no importa.

– Creo… que debería atender esa herida, está sangrando mucho.

– Pues ya se detendrá, no es como si me fuera a morir por algo como esto.

– Pero podría ser algo grave…

– ¡Ya te dije que no es nada! ¡Deja de ser tan molesta!

La mirada de Elías se mostraba seria, por lo que la joven dejo de insistir y se mantuvo en silencio. Razonar con él era algo imposible, cuando decía algo simplemente lo cumplía de alguna u otra forma. Pero pensar en eso no conseguía nada.

Incluso de lo diferentes que eran, tenían un objetivo en común y mientras eso no cambiara podrían seguir cooperando para conseguirlo, o al menos esa era la idea base, puesto que ambas partes también tenían pensamientos totalmente opuestos y que se sobreponían a la del otro, lo que ellos hacían no era diferente a jugar a la ruleta rusa. Alguien saldría verdaderamente lastimado, eso era un hecho.

Se mantuvieron en silencio todo el tiempo que el ascensor tardo en descender al siguiente piso, un nuevo y desconocido lugar que podía guardar cualquier sorpresa, ya que hasta el momento todos los pisos visitados consistían en diferentes ambientaciones, así como sus jugadores parecían ser diferentes:

Piso 12: era llamado casería libre, donde los tributos eran soltados como ganado, para que los jugadores los persiguieran para matarlos, en ese piso cualquier método de asesinato estaba permitido.

Piso 11: la escuela de Cathleya, en la que los jugadores compraban a un tributo en específico para asesinarlos a su antojo, aunque bajo ciertas condiciones impuestas por el maestro de piso.

Piso 10: tenía cierta similitud con el de Elías, salvo que en este no existía un maestro, y el único método de asesinato era con armas de fuego, además los jugadores eran en su totalidad miembros de alguna fuerza armada, como si aquel lugar fuese un campo de entrenamiento, lo cual explicaría la falta de un maestro que lo controlara, si todos los jugadores eran expertos en el tema, no tendrían problemas en hacer cumplir las reglas impuestas.

Y ahora se encontraban en el piso 9, si había un maestro controlándolo, encontrar la salida sería más fácil ya que las pistas serían más precisas, el problema era el pasar sus extrañas pruebas, viera por donde se viera, cada piso tenía su dificultad y eran totalmente diferentes entre ellos, por lo que no podían hacer ningún tipo de plan, puesto que no sabían con qué iban a encontrarse. Por el momento solo podían seguir improvisando y esperando a seguir sobreviviendo el resto del camino, aun les quedaba mucho por delante.

Charlotte suspira de forma pesada mientras se cruza la correa del bolso en su hombro. Las puertas del ascensor se abren y como siempre Elías es el primero en salir, la herida en su hombro parecía que ya había dejado de sangrar, pero no se sabía cómo respondería ante los movimientos bruscos, era un gran corte que lo afectaría al momento de tener que actuar.

La brillante luz proveniente del ascensor  rompía con toda la oscuridad que había en ese lugar, algo a la que la joven ya se había acostumbrado aunque no por ello le agradara.

– Joder, este lugar apesta – murmura Elías emprendiendo la marcha.

La rubia se toma un momento para ver a su alrededor y asegurarse de no ignorar ninguna pista, pero no había nada además de las paredes lisas, no había nada útil para ellos, por lo que troto para alcanzar al hombre que se le había adelantado. Y no paso mucho para que los pasos de ambos se detuvieran de golpe. Frente a ellos se encontraba un hombre colgando de la pared, sus manos habían sido atravesadas por gruesos clavos que lo mantenían suspendido en la piedra, habían extrañas marcas en su piel cortaduras hechas por algo muy fino, tal vez una aguja, pero con la oscuridad era difícil verlo, sus ojos habían sido arrancados de sus cuencas que ahora derramaban sangre como pequeños arroyos, había sido torturado horriblemente, se notaba a leguas y por los trozos de carne que le faltaban, pero lo  más bizarro que les parecía, era que a aquel hombre le faltaba todo de la cintura hacia abajo, donde su torso había sido cercenado y sus intestinos colgaban como cuerdas sangrientas, que seguían goteando aquel liquido rojo, y que de vez en cuando dejaba caer un trozo de sus órganos al suelo que se amontonaba como carne molida dentro del extraño circulo dibujado bajo él, donde varias velas hacían vigía con aquel cadáver mutilado.

– Creo… que es una especie de ritual – murmura la joven ocultándose detrás de Elías para no mirar el cadáver.

– Qué asco, puta gente enferma deberían morirse.

– Allí hay una puerta – señala la chica a la pared que está al lado del hombre cercenado.

– Pues que bien, sé útil y ve a abrirla.

Charlotte lo mira un instante, pero no dice nada, simplemente camina hacia la puerta pasando por el medio del extraño pentagrama, haciendo todo lo posible para ignorar al cadáver cercano a ella, que por algún motivo tenía la sensación de que saltaría de su lugar y comenzaría a perseguirla. Sacude la cabeza tratando de disipar el pensamiento ridículo, ya que los muertos no pueden hacer tal cosa. Finalmente llega a la puerta metálica, que parecía ser blindada, no tenía manilla ni nada que diera indicios de que pudiese abrirse, al contrario, tenía aquel cerrojo que ya había visto anteriormente en la sala con Cathleya, esta puerta se abriría solo encontrando la respuesta de alguna cosa, por lo que debían avanzar para encontrar alguna pista.

– No se puede abrir – le señala a Elías – tiene un cerrojo electrónico.

– Vaya mierda, entonces habrá que encontrar otra salida ¿no? – la joven asiente – de acuerdo, vamos.

Charlotte se regresa lo más rápido que puede pero no puede evitar quedar mirando al hombre usado como sacrificio.

– Eso es muy raro – murmura para sí misma.

– ¡Deja de mirar esa cosa! Me pones nervioso.

– Lo siento, ya voy.

Dejan aquel sacrifico atrás y continúan su camino, en un ambiente que no era para nada grato, la iluminación era pésima, lo que no era de extrañarse teniendo en cuenta de que solo habían antorchas y velas alumbrando el sendero, provocando una atmósfera inquietante como si fueran observados por algo  más además de las cámaras, era difícil describirlo, pero por sobre todo era difícil ignorarlo.

Sus pasos hacían un eco que duraba más de lo normal, y las piernas de la joven comenzaban a flaquear por la eterna penumbra que los cubría, hacia frío y era demasiado silencioso a tal punto que era incómodo. En algún momento se le vino a la mente de Charlotte la ocasión en que visito una casa embrujada en un parque de diversiones, recordaba lo aburrido y falso que se había sentido  aquella experiencia y lamentaba el dinero que había desperdiciado, pero ahora lamentaba que este sitio no fuese falso.

La joven hacia lo posible por apartar esos pensamientos de su mente, no eran los fantasmas o monstruos lo que le asustaba, ella sabía perfectamente aquellas cosas no existían, lo que en verdad le atemorizaba era que pudiera terminar como aquel hombre de la pared, no quería pasar por aquella experiencia, no quería morir de esa forma, no quería tener que pasar por ese tipo de sufrimiento. La joven suspiro profundamente, ya que obsesionarse con ello no le traería ningún beneficio, por lo que decide continuar su camino y de paso observa la espalda de Elías que va un poco más adelante, parecía realmente apático por la situación y ella no sabía cómo definir esa actitud ¿valentía? ¿Arrogancia? ¿Confianza? ¿O simplemente estupidez? Cualquier opción parecía venirle bien, puesto a que le hacían tomar decisiones rápidas y no dudar ni por un segundo sin importarle el resultado que obtuviese, pero aquello también se consideraba un arma de doble filo, alguien incapaz de sentir el miedo, jamás comprendería lo que era el peligro ni sus consecuencias. Elías era un hombre que siempre jugaba en la delgada línea de la vida y la muerte, como si fuera su jardín personal.

Charlotte simplemente suspira por lo bajo y continua su camino, tratando de no chocar con nada y no perder el rumbo, puesto que la oscuridad era casi total, le sorprendía como su acompañante parecía no molestarle.

Un obstáculo en el camino hace tropezar a la joven que termina de bruces en el suelo.

– ¿Qué carajo haces? – le regaña Elías.

– Tropecé con algo – murmura aun en el suelo.

– Que torpe eres – se acerca y patea lejos el objeto que le había hecho caer – bien, camino despejado ¡ahora muévete!

Charlotte se sienta y observa sus piernas.

– Creo que me raspé la rodilla – murmura sintiendo el ardor y la sangre deslizándose por su piel.

– ¡Uy! Que mal, se te van a salir las tripas.

– Las tripas no llegan hasta la rodilla.

– ¡Entonces deja de lloriquear como un bebé y levántate! ¡Que no te vas a morir por eso!

La joven hace una mueca.

– Pero me duele.

– ¿En serio, no me digas? – le dice con sarcasmo.

Charlotte suspira y se pone de pie, su herida le ardía y se sentía extraño al caminar, pero no era algo demasiado grave, la sangre se detendría en un rato, Elías tenía razón no iba a morir por algo tan pequeño, debían continuar.

-¿Qué mierda pasa con este lugar? – Gruñe el muchacho contemplando el pequeño cementerio frente a ellos – con razón olía a tierra – se acerca por su cuenta a una de las lapidas de piedra y lee el nombre gravado en ella – Abaddon… ¿Qué nombre de mierda es ese?

– Es el nombre de un demonio, se le conoce como el ángel de la muerte, se cuenta que fue invocado por Moisés para que enviara las lluvias que arrasaron con Egipto - Elías le queda mirando fijamente –  ¿Qué pasa? ... ¿dije algo raro? – murmura por lo bajo.

– No me esperaba que fueses satánica.

– No… no soy satánica – se defiende – solo leo mucho.

– Claro, lo que digas – le responde poco convencido y cruzándose de brazos –  ¿de verdad hay alguien enterrado aquí? tengo ganas de desenterrar alguna.

– Por favor no lo hagas.

– Pffff. Que aburrida eres – Elías le da una patada a la lápida haciendo que esta se caiga, levantando un gran nube de polvo – vaya porquería mal hecha ¿ahora qué hacemos?

– No lo sé.

– ¿No lo sabes? ¡¿Entonces para que mierda sirves?!

La chica se queda en silencio y mira a Elías por un instante.

– De acuerdo, encontraré la salida.

– ¡Pero tampoco te vayas tu sola!

Nuevamente retoman el camino por donde habían llegado, que de cierta forma ya no parecía tan aterrador. Aunque esta vez había algo diferente, en el aire se podía sentir un sutil aroma dulce muy parecido al incienso, pero  ninguno de los podía asegurar de donde provenía, solo avanzaban ignorándolo  aunque cada vez se volvía más asfixiante. Charlotte quien caminaba de las primeras volvió a caer de bruces.

– Tú tienes un extraño apego con el suelo. 

– Me tropecé – murmura apenada.

– Sí, lo note – patea nuevamente el escombro fuera del camino –  ¿Por qué hay tantas rocas tiradas por aquí?

– No tengo la respuesta a eso – suspira – creo que me volví a golpear en la misma rodilla.

– Uy, creo que ahora sí se te saldrán las tripas.

– Que no se van a salir.

Ambos se quedan mirando fijamente por algunos segundos.

El cuerpo de aquel hombre aun derramaba sangre que se deslizaba lentamente por la pared, no era un espectáculo muy agradable de ver. Las velas que estaban a su alrededor estaban casi todas extintas señalado más o menos el tiempo que llevaba aquel cadáver, ya que por lo general las velas tienen una duración de cuatro a seis horas, que era lo que aquel hombre llevaba allí. Aunque esa información no era de mucha ayuda, lo que en verdad quería averiguar la joven eran aquellas marcas que tenía el cuerpo, puesto que se le hacía muy raro que dejaran un cadáver por tanto tiempo sin motivo alguno y en lugar tan apartado como este, si hubiese estado en el área de las tumbas posiblemente lo habría ignorado, pero aquí era como si alguien quisiese que lo vieran a propósito, por lo que joven pudo deducir que se trataba de alguna pista. Pero estaba demasiado alto como para identificar alguna marca en específico.

– ¿Elías?

– ¿Hmh?

– Necesito que leas algo por mí… yo no alcanzo.

– ¿Por qué no creces?

– Mi altura es normal para alguien de mi edad.

– Lo que digas – Elías toma una de las velas que aún permanece encendida y se acerca a leer lo que hay escrito en el pecho de aquel hombre – vaya letra de mierda, no tengo ni puta idea de lo que dice allí.

– ¿Cómo que no lo sabes?

– ¡Esta letra es un asco! ¡Ni los doctores escriben tan mal!

Charlotte cuenta hasta diez mentalmente.

– Entonces levántame para intentarlo yo.

El chico duda por un momento, pero finalmente cede a la petición.
Toma a Charlotte de la cintura y la levanta ton los brazos completamente extendidos, permitiendo que la joven quede a una altura perfecta para descifrar aquellas letras, en las que Elías no había exagerado al decir que eran un desastre, incluso para la joven le resultaban unos jeroglíficos incomprensibles por lo que tuvo que tomarse su tiempo para poder descifrarlo.

“El pájaro rompe el cascaron. El huevo es el mundo. Quien quiere nacer tiene que romper el mundo. El pájaro vuela hacia Dios”

– Esa frase… pertenece a Demian  –  murmura por lo bajo – El pájaro vuela hacia Dios… El Dios es Abraxas – añade en el mismo tono.

– ¿Ya terminaste? Los brazos se me cansan – la chica asiente, así que la deja en el suelo –  ¿Y bien?

– Es una pista pero bastante ambigua – muerde la punta de su pulgar mientras trata de unir las piezas – las tumbas de la otra habitación. No creo hayan personas  enterradas allí, este lugar… no es para honrar a las personas – añade mirando el cadáver de la pared – más bien creo se honra a los demonios otorgándole sacrificios.

Elías suspira.

– ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?

El cementerio interior no era demasiado grande, no había más de 20 lapidas pero todas ellas estaban llenas de ofrendas, velas, flores y un montón de cosas que parecían ser joyas antiguas, muy a juego con el resto del lugar que parecía haber sido abandonado hace décadas, era difícil creer que alguien realmente se había tomado el tiempo de hacer todo esto, sobre todo con el detalle de haber puesto tierra de verdad, aunque tampoco podía ser algo demasiado profundo, teniendo en cuenta de que estaban en un noveno piso, pero no había forma de asegurarse de ello o que no se toparían con un montón de huesos y carne putrefacta. La joven sacude la cabeza tratando de ignorar aquellos pensamientos.

– ¡Hey, mocosa, ya encontré a ese tal brazas!

– Abraxas – le aclara

– sí, sí, como sea ¿ahora qué?

– Hay que cavar.

– Sé que dije que quería desenterrar una de estas, pero no me apetece meter las manos ahí… me da asco.

– Para mí tampoco es un día de campo pero no hay de otra.

– No quiero.

La joven suspira.

– Si no quieres hacerlo está bien.

Charlotte se pone de rodillas y comienza a remover la tierra con sus manos, era desagradable pero la tierra estaba en su mayoría suelta y no era tan difícil, aunque el temor de encontrase con algo asqueroso no desaparecía, además no era poca la cantidad que tenía que revisar le tomaría algo de tiempo poder hallar lo que sea que hubiese allí. Pero de la nada otras manos aparecen para ayudarla, la joven levanta la mirada y observa a Elías quien no está muy contento por cavar, pero no se está quejando al respecto. Parecían dos niños jugando con tierra de una manera muy bizarra, hasta que uno de ellos encuentra un extraño aparato negro que cabía en la palma de la mano.

– ¿Qué rayos esto? – pregunta el chico mirando el rectángulo semejante a un pequeño control remoto.

– Podrías presionar el botón y averiguarlo. 

Elías lo hace y detrás de ello se puede ver como una sección del muro se desplaza, dejando al descubierto un estrecho pasaje oculto que tomo por sorpresa a ambos jóvenes. Haciendo que su travesía por este piso recién comenzara.






Hola gente bonita, espero que les haya gustado este capítulo y si es así den su voto y un suculento comentario :3

Si quieren que les dedique un capítulo o que les ayude a promocionar alguna de sus historias, lo pueden mencionar en los comentarios :3 y creo que eso sería todo, bye, cuindense mucho <3


Continue Reading

You'll Also Like

7.9K 429 26
Personajes de: Emiko Gobblers El destino los prepara para un lazo fuerte entre ellos pero entre ese lazo hay un pasadizo en el cual deben encontrar l...
8.2K 305 32
CON UNA MEXICANA! TERMINADAAAAA _____ una chica directioner, que con su amiga Fátima emprenden viaje a Londres a un concierto de su banda favorita...
9.1K 339 37
ship jara James x sara
70.1M 6.9M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...