Ámame si te atreves, jefe

By SraDeTaker

361K 25.7K 1.8K

Libro #1 Saga Rusos. La mayoría de nosotros esperamos encontrar un trabajo que nos haga suspirar, que nos hag... More

Sinopsis
⚠AVISO⚠
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo Especial (I)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo Especial II
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 26 parte II
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo Especial III
Capítulo 38
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 37

4.9K 422 23
By SraDeTaker

Günther

Tenía muchos sentimientos encontrados. Primero, no esperaba que la mujer que yo quería y siempre tenía una sonrisa, tuviera tantas inseguridades. Segundo, no esperaba que le tuviera tanto miedo a Leah y tercero, aunque lo deseara, no lo esperaba. Que la mujer que amas te diga que puede que seas padre no tiene comparación alguna.

Me siento inmensamente feliz y el hombre más afortunado de la tierra. Fui premiado con ser padre de nuevo.

—Aunque no está confirmado, todavía puede que tengas un hermanito —le cuento a la lápida de mi bebé—. Serás quién le toqué el título de mayor —pongo unas flores de colores olorosas en un jarrón—. Encárgate de cuidarla mientras es una angelita y cuando llegue a la tierra, me encargo yo.

Me levanto de la grama y siento mi corazón partirse. Siempre me pasa esto cuando me toca marcharme de aquí.

—Como desearía que estuvieses aquí —suspiro y veo al cielo—. Te amo, espero que cuides de nosotros.

Empecé a salir del cementerio. Pasaría a buscar a Daph en su universidad, para almorzar con ella. Su graduación estaba a la vuelta de la esquina y no quería que se sintiera más insegura sobre nada.

[...]

Estuve junto a Ivan buscando cualquier información que pudiera servirnos para poder mantenerla alejada de Daph. Lamentablemente, no conseguimos nada. Es bastante frustrante porque quiero que mi chica esté tranquila y lo menos que ha conseguido es eso.

Tranquilidad.

Desde que sé lo que sufre mi pequeña, quiero protegerla.

—¿Qué te pasa, cielo? —pregunto, llegando a la mesa—. ¿Estás molesta por qué debo viajar esta noche? —vuelvo a preguntar, tomando su mano para acariciarla.

—Estoy triste porque te vas a ir —acaricia mi pulgar—. No quiero que te vayas. ¿Regresarás antes de mi graduación? —me ve con ojos tristes—. Siento que no vas a llegar a tiempo.

—Te prometo que si llegaré, cielo —beso su mano—. Tenemos que confiar que todo saldrá bien. Después de mucho esfuerzo, te vas a graduar y quiero estar ahí. Nada va a empañar tu momento lleno de felicidad.

Suspira y asiente, pero sé que no está satisfecha.

—Se me antoja comer pizza. No pude comer en la universidad —sonríe y ve hacia los lados—. Debo ir a la prueba de vestido más tarde. Todavía no encuentro nada que me guste.

—Te verás hermosa con todo —le sonrío de regreso—. Vamos a pedir la pizza y llevarte a la tienda para que elijas tu vestido.

Me emociona saber que ella pueda estar embarazada. Quisiera tener en casa a una pequeñita como Daphne, corriendo en casa y diciéndome papá.

[...]

Después de comer, llevarla a la tienda y que ella eligiera un hermoso vestido azul, estábamos en casa, cómodos y acostados en la cama, viendo una película.

—¿Si nos descubren, seguiremos juntos? ¿Nuestro amor podrá con cualquier cosa? —pregunta dudosa, sentándose en la cama, al terminar la película.

—Te seguiré amando aunque se acabe el mundo —respondo sin titubear—. Mi amor, todo va a estar bien. No te pongas así, cielo. ¿Qué pasa, bonita?

—No es nada, lo prometo —me siento y la veo a los ojos—. Es que tengo demasiado miedo, amor —ve hacia la televisión—. Hay veces en que simplemente no quieres perder lo que tienes.

—¿Nena, qué pasa? —tomó sus mejillas haciéndola verme—. ¿Por qué hablas así?, ¿qué te pasa?

—Que hoy te amo más que ayer y sé que mañana te amaré más que hoy —sonríe tiernamente, dándome un cálido beso—. ¿Me perdonas por ser tan miedosa?

—No tengo nada que perdonar. Tú me has dado más cosas de las que te puedes imaginar —acaricio su nariz con la mía.

—No quiero que las personas destruyan lo que tenemos —susurra—. Günther, ámame hoy como si fuera nuestro último día en la tierra —pide, con ojos llorosos—. Ámame tanto, para que quede tan marcado tu nombre en mi piel.

—Te amo todos los días de mi vida —limpio sus lágrimas—. Me voy por unas horas. Prometo estar a tiempo.

—Hazme tuya, por favor... Quiero ser tuya de nuevo —pide, viéndome a los ojos con firmeza.

Daphne, está muy extraña. No soy idiota. Tengo miedo de que le pase algo o, simplemente, se aleje si se llega a descubrir lo nuestro. Una punzada de dolor aparece en mi corazón. Con un nudo en la garganta y muriendo de ganas de darle más confianza, vuelvo a hablar.

—Te haré mía tantas veces que no recordarás tu nombre —empiezo a quitarme la camisa—. Te amaré siempre, estemos juntos o no.

Empezamos a besarnos con timidez, pero pronto nos encontrábamos besándonos sensualmente, con las bocas muy abiertas y entrelazando nuestras lenguas. Comienzo a masajear sus pechos, lo que la hace gemir de placer. Masajea mi miembro por encima de mi pantalón de pijama, mete su mano dentro de mi bóxer con la intención de agarrarme. Dejamos de besarnos para quitarle su sensual pijama. Sus senos se balanceaban al liberarse de su prisión. Antes de que se diera cuenta, ya tenía mi cabeza enterrada en sus senos, con uno de sus pezones en mi boca y masajeando el otro con mis dedos.

Me apartó con suavidad y me habló.

—Ponte de pie —pide con voz muy ronca, me levanto de la cama con rapidez mientras mi deseo por poseerla aumenta.

Con calma empieza a quitarme los pantalones que cayeron al suelo junto con mi bóxer. Me agarra el miembro con sus pequeñas manos para masturbarme lentamente. Gruño de placer mientras ella recorría con sus manos mi intimidad completamente erecta. Se sorprendió por mi tamaño y recordé que así fue la primera vez que estuvimos juntos.

Sonríe pícara y me ve con ojos muy oscuros.

—En serio te extrañé... —muerde la comisura de su labio—. Pero tu tamaño es diferente cada vez —ríe, y en sus ojos veo deseo.

—Ahora no entiendo nada, lo siento, cariño. Quiero estar dentro de ti —pido ronco.

—No tan rápido, cariño —besa la punta de mi miembro.

Ella estaba sentada en la cama, a mi lado. Se levanta para ponerse frente a mí. Agarra mis nalgas con sus manos y me acerca hasta ella al tiempo que besaba mis pelotas, y recorría con su lengua toda la longitud de mi ostentoso miembro. Lentamente, cierra sus labios alrededor de la cabeza. Muevo mis caderas con suavidad hacia adelante y hacia atrás, follándole la boca despacio. Empiezo a llegar a mi límite, mis gruñidos y bufidos le anuncian que estaba a punto de correrme. Se detiene viéndome con diversión. Unos segundos después, cuando mis ganas de venirme disminuyeron, fui a la gaveta, saqué varios preservativos y me puse uno. Sin pensarlo dos veces, mi miembro estaba entrando y saliendo de su intimidad. Gemía tan alto que eso me excitaba más, la embestía con furia, sentí que ella estaba camino al clímax. La penetré más duro y rápido, me incliné para apretar con mis manos sus senos, que se bamboleaban al ritmo de nuestro amor.

Follamos en esa posición más de veinte minutos y alcanzó varios orgasmos. No pudo evitar gritar con fuerza mientras se corría en mi miembro. Cambiamos de posición y ella se sentó encima de mí con cuidado, su cara quedó frente a la mía igual que sus senos. Empieza a cabalgar, al principio despacio, pero luego a un ritmo vivo, clavándose mi miembro hasta el fondo de su muy mojada intimidad. De esa forma, no tardé en sentir que estaba cerca de venirme.

Sus nalgas rebotaban una y otra vez en mis muslos.

—No puedo más, voy a... —no pude terminar de decirlo porque solté un fuerte gruñido ronco, casi gutural.

Si no tuviera el preservativo, aquí si quedaría embarazada. Me desplomé en la cama y permanecimos en esa posición, con mi miembro todavía enterrada en ella.

Estuvimos así por algunos minutos, se levantó y se sentó a mi lado. Nos empezamos a besar y acariciar, nuestras lenguas se enroscaban y el deseo se volvía a apoderar de nosotros. Comenzó nuevamente a tocar y tirar de mi miembro, estaba dispuesta a continuar con la faena. A los minutos mi polla empezó a endurecerse. La acuesto en la cama sobre su espalda, me coloco otro preservativo y la penetró con fuerza.

—Te amo tanto, Daphne... —entre gruñidos le digo ronco.

—También te amo, Günther —respondió, de la misma manera que yo.

Nos mirábamos directamente mientras seguía entrando y saliendo de ella. Mi miembro la sacaba casi por completo y luego la metía hasta el fondo con fuerza. Ella gritaba de placer mientras arqueaba su cabeza hacia atrás. Rasguñaba mi espalda y parecía que se iba a desmayar con tanto placer. La vi embelesado mientras ella se retorcía y gemía debajo de mí. Saqué más energía al verla así y la empecé a penetrar más duro, tan duro que pensé que íbamos a romper la cama.

Varios orgasmos tuvo antes de conseguir mi placer. Me apoyé en mis brazos cuando me acosté encima de ella. Beso sus labios dulcemente mientras ella acaricia mis mejillas.

—Te amo. En serio, te amo —susurro en su oído mientras jadeo—. No quiero que esto jamás termine.

—Te amo, te amo, te amo —besa mi nariz y asiente a lo que le dije.

La amaba profundamente y sin titubear.

[...]

Hicimos el amor tantas veces, que rompí mi propia marca. Ayer la dejé dormir, estaba tan cansada que sus ojitos se cerraban solos. Claro que después se despertó y la hice mía nuevamente.

—Pasajeros del vuelo 0507 con destino a España, por favor, abordar —el parlante me saca de mi ensoñación.

Estamos en el aeropuerto, ya que iba a encontrarme con una persona para terminar de desenmascarar a Leah. Ivan venía conmigo también para poder disimular lo que sucedía.

—Te voy a extrañar demasiado —abrazo a mi chica con fuerza mientras beso su cabello.

—No olvides que te amo —con voz temblorosa me habla, veo sus ojos llorosos y mi corazón se aprieta.

—Yo también te amo y aunque estemos separados, lo seguiré haciendo —beso sus labios, tomando sus mejillas y siento cómo cae una lágrima.

—Te esperan —deja de besarme y tenso mi mandíbula al verla tan triste.

Me voy con Ivan a duras penas a abordar el avión.

—Tina se despidió como si se fuera a alejar de mí —dice devastado mientras caminábamos a entregar el pasaporte.

—No sé qué está pasando, pero Daphne también estaba asustada —respondo, viendo a la nada.

Cada vez que Daphne decía algo, lo sentía como una daga para mi corazón. No sé si estamos juntos, pero tiene tanto miedo de Leah, que me asusta que en mi ausencia, pase algo malo.

Continue Reading

You'll Also Like

11.1K 580 25
Es increíble como el miedo a veces nos hace creer que no existe una salida diferente. La vida de Kelly está a punto de dar un giro de 360 grados, uno...
11.5K 831 7
𝐇𝐄𝐘 𝐏𝐑𝐄𝐅𝐄𝐂𝐓𝐀| "Un amante del Quidditch y una que odia a muerte el deporte ¿Qué puede pasar si los juntas?" Emity Ashikko, una chica de ter...
152K 6.2K 58
Bárbara Zuckerman después de haber sido abandonado por el amor de su vida...Daniel Moretti, decide huir y viajar a otro país llevando con ella un her...
124K 14.1K 42
⌫ | Lisa lo tiene todo, dinero por montón, cosas regadas por todo el mundo, belleza muy atrayente, autos y motos por montón, mascotas exóticas y demá...