En algún lugar abandonado.
Berlín-Alemania.
Porque su respiro, me está dejando mal.
Todo está revuelto en el palacio desde que el ruso de mierda, le envió una amenaza a Leah. Quisiera poder tenerlo enfrente para decirle sus verdades en la cara. Si supera lo peligrosa que es esa mujer, se le quitaría lo rudo.
Iluso.
Piensa que, por mostrarle los estados de cuenta y la malversación de fondos que tiene con la empresa de su padre, la va a someter. El último que intentó amenazarla terminó con una bala en el pecho y su cuerpo en un barranco despedazado por una explosión. Si las cosas tan solo las dejara fluir, él no tendría por qué seguir siendo así y haberse metido. Si Daphne no le hubiese robado su amor. Si el estúpido que está con ella, no fuera querido tanto a esa mujer de manera tan ciega, todo sería diferente. Soy primo de Leah y la verdad es que la ayudo por lástima. Tiene un amor unilateral y ha hecho cosas muy malas, pero debería tener más cuidado ahora.
Desde que supe que Leah asesinó a mi novio por un error de Daphne, juré vengarme de ella. Le robaría todo lo que esa idiota me quitó. Todo es su culpa. La muy tarada se hacía la muy digna, fingía ser amistosa con todos, pero sé que en su interior se reía de nosotros. Ella lo tiene todo. El amor de sus padres, el amor de su pareja, de sus amigos y la persona que más la ama, daría la vida por una insípida sin sabor.
La odio y quiero que muera como lo hizo mi novio. Quiero que muera y el imbécil de su esposo sufra en desesperación.
—¿Dime que sabes dónde está el maldito ruso? —pregunta desesperada mi prima—. Él tiene pruebas de todo lo que hice y se las enviará a mi padre... Ivan también está involucrado en esto. ¡Estoy tan jodida ahora mismo por culpa de ese inutil! Apareció solo para dañarme mis planes con esa mujer.
—No sabemos nada de él, parece que se lo tragó la tierra —pasa sus manos por su cara y me ve fríamente—. Contamos con pocas personas, el resto la mafia rusa los ha matado —pone cara de pánico—. Lo que no entiendo es porque la mafia rusa.
—¡¿No te mandé a investigar al ruso?! —me gritó golpeando su escritorio, bajo la cabeza, y espero que me siga hablando—. Ese miserable pretende acabar con mi vida.
—Leah, por favor, debes tener la mente clara —la llamo alzando la cabeza otra vez—. No podemos investigar sobre él. Cada vez que lo intentamos, alguien muere.
—Juguemos su juego —pone cara de soberbia y se levanta de su silla—. No sé por qué la mafia rusa se metió en esto, pero soy alemana y amo hacer sufrir a mis enemigos.
—¿Qué pretendes hacer, Leah? —pregunto sin interés.
—Voy a darle donde más le duele —me mira emocionada—. Si Ivan o cualquiera de esos inútiles se meten conmigo nuevamente, haré sufrir a Daphne.
—¿Qué vas a hacer, Leah? Solo di que hiciste malversación de fondos por otras cosas. Que no sabías nada... no sé —la miro con preocupación.
—Si voy a perder todo lo que es mío, ellos deben sufrir por igual —empieza a reírse—. Los muy ilusos creen que no tocaré a su perra barata —se acerca y toma mi mejilla—. Quien se quede solo primero le tocará hacerle compañía por error a tu pareja.
—¿Por qué la odias tanto? —replico, sin importarme que yo también esté en esa lista de futuros muertos.
—No la odio, simplemente no la quiero —se aleja—. Ella fue producto de un error. Todo por el egoísmo del viejo Anton. Ella me robó el amor de mi precioso y me quitó todo lo que iba a heredar por convertirme en su esposa —me ve con ojos de demencia—. Ella no es más que una pobretona, que por casarse a escondidas, ahora se cree de la alta alcurnia, pero sin el dinero que le dieron por el contrato, seguiría comiendo basura.
—Pensé que ella había trabajado bastante para conseguir lo que hoy tiene. No todo fue producto del dinero del contrato y... —me abofetea, haciéndome callar.
—¡Esa bastarda no es más que una trepadora con cara de cordero! —me ve con odio—. Ahora todos quieren apoyar a la muy idiota porque la medio saludaron —empieza a reírse—. Ella no es más que una interesada de primera clase. Quita los privilegios y notarás la diferencia.
—Leah, a veces piensas cosas que... —me tapa la boca con su mano mientras acaricia mi mejilla golpeada.
—Voy a humillarla frente a todos el día de su graduación —frunzo mi ceño—. Quiero que todos conozcan la verdadera cara de una mujer que no hace más que mentir —me suelta para aplaudir emocionada y después llamar a no sé quién.
¿Está loca? Honestamente no me importa, mientras más rápido mate a la causante de mi dolor, yo seré eternamente feliz.
—¿Me mandó a llamar, señora? —entra un compañero de trabajo de la innombrable.
Lo más seguro es que también la odie. Creo que todos la odian y ella no sabe las razones.
—Necesito que saques la mejor arma que tenemos. Quiero que la bastarda de nuestra enemiga sufra en su graduación —se sienta en el escritorio a vernos—. Prepara las cosas, debes darle mucho amor cuando ella sea llamada para recibir su título.
—¿Ya es el momento para humillarla? —asiente orgullosa—. La haré sentir en las nubes. Debe ser reprendida por demorarse más y ser tan bruta para estudiar.
—Quiero que toda la prensa esté presente. La persona que es su esposo, irá para darle su apoyo —lo apunta con su dedo índice—. Ella es experta para aguantar el dolor y fingir que nada le importa. Así que, debe ser un golpe fulminante.
El sujeto se marcha y quedamos nuevamente solos.
—¿Por qué eres así? —me acerco a ella—. No me molesta, pero me da curiosidad por ti. Crecimos juntos, pero las cosas no eran de esa manera. Cambiaste demasiado después de conocer a ese hombre.
—Ya no puedes salirte de esto, eres cómplice de cada cosa que haga —se aleja—. También porque no quiero perder todo el dinero que un día se me prometió. Mi padre juró darme todo lo que yo quisiera, pero al parecer se le olvidó que yo quería a ese alemán —se acerca a una ventana que había en su oficina—. Quiero su dinero y toda la comodidad que sean necesarias y solo él, me las dará.
La miro fijamente y me doy cuenta de lo tonta que es esa excusa. Todo lo está haciendo para poder recibir dinero. Así que no es muy diferente a Daphne.
Ambas son interesadas, solo que la pelirroja, sí, se enamoró del hombre con el que se casó y él, de ella.
—Me enteré de que me estabas buscando, querida Leah —un hombre con acento ruso entra a la oficina.
—¿Cómo entraste aquí? —lo mira asustada—. Vete o llamaré a seguridad para que te saquen de aquí.
—No, cariño. Aquí las órdenes las doy yo —cierra la puerta y me ve de arriba abajo—. Lo que uno hace por amor a las faldas.
—¿Qué haces aquí? —vuelve a preguntar, Leah camina hacia la puerta, la abre y dos sujetos la apuntan para que vuelva a entrar—. ¿Cómo me encontraste? Yo no me he metido con ninguno de ustedes, para que ahora vengas por mí —se voltea a verlo con ojos llenos de miedo.
—Fue sencillo dar contigo. Solo tecleé tu nombre en internet —le entrega un sobre—. Sangre por sangre, bonita. Yo también sé jugar muy sucio y con mi Daphne no te metas.
Ella pega un grito al ver unas fotos para luego tirarlas al piso.
—Tienes las horas contadas, disfruta tu maldad, Leah —se empieza a alejar y se detiene a verme—. Me llamo Sasha, no lo olvides. Puede que me toque matarte si te metes con Daphne.
Me guiña un ojo y sale de la oficina riéndose a carcajadas.
Leah cae al suelo arrodillada, me acerco y tomo las fotos del suelo. Pongo cara de pánico al ver a todos nuestros secuaces desmembrados y algunos amarrados de cabeza.
¿Leah se metió con la mafia? ¿Esa mujer está así de loca para jugarle bromas a esas personas?
—¡Maldito ruso, voy a matar a esa bastarda! —grita histérica—. ¡A mí nadie me amenaza!
Me quedo ahí inmóvil sin saber qué hacer. ¿Qué tipo de relación tuvo Daphne con él? Lo mejor que podré hacer será dejarla sola y no caer en todo esto.
Pediré ayuda y diré todo.
No quiero morir de una manera tan horrible.