13 Pisos

By MPMUniverse

20.7K 3.2K 3.4K

Un lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atro... More

Prólogo
Capítulo 1: Piso 12
Capítulo 2: Un cambio en las reglas
Capítulo 3: Piso 11
Capítulo 4: Salón de clases
Capítulo 5: Prodigio, no te equivoques
Capítulo 7: Piso 10
Capítulo 8: Zona industrial
Capítulo 9: Acorralados
Capítulo 10: piso 9
Capítulo 11: El piso de los sacrificios
Capítulo 12: ¿Ángel o Demonio?
capítulo 13: Jaque Mate
Capítulo 14: La balanza no distingue entre el oro o el plomo
Capítulo 15: Piso 8
Capítulo 16: Parque de diversiones
Capítulo 17: Jugando según las reglas
Capítulo 18: Las reglas son para romperse
Capítulo 19: En la guerra la moral es relativa
Capítulo 20: Charlotte Evergarden
Capítulo 21: Piso 7
Capítulo 22: Restauran de carne
Capítulo 23: Sed de sangre
Capítulo 24: No soy capaz de matarte
Capítulo 25: La motivación viene de lugares inesperados
Capítulo 26: piso 6, casa de muñecas
Capítulo 27: Sólo uno
Capítulo 28: ¿Vas a luchar o a huir?
Capítulo 29: Elías
Capítulo 30: Luz y oscuridad
Capítulo 31: Bienvenida
Capítulo 32: Adiós, Charlotte Evergarden
Capítulo 33: Piso 3, Prostíbulo
Capítulo 34: Monstruo vs Demonio
Capítulo 35: Inocencia
Capítulo 36: Capaz de todo
Capítulo 37: Decisiones
Capítulo 38: Lo que no se pudo decir
Capítulo 39: Fin del juego
Epílogo
Agradecimientos
¿Y ahora qué?
One shot <3
One Shot parte 2
One Shot final
ES IMPORTANTE

Capítulo 6: Si juegas con fuego te quemas

490 75 42
By MPMUniverse

El silencio se había hecho sepulcral en aquel salón, en donde solo se podía oír el reloj de la pantalla que les restaba los segundos, acercándolos cada vez más a la derrota, y por ende, a su muerte, Cathleya los había engañado, su maniática obsesión por poseer a Charlotte la había llevado a jugar al borde de las reglas. Arriesgándose incluso a romperlas solo para obtener lo que deseaba, una mujer perfeccionista y meticulosa se había dejado llevar por un impulso básico, un capricho que la hacía sentir el más profundo placer, uno que hacía mucho no sentía.

Por otro lado la joven rubia apuñaba las manos contra sus rodillas desnudas, había fallado, no había sido capaz de predecir lo que pasaría, se había centrado tanto en responder correctamente que nunca imagino que podría pasar algo como esto, y aunque le doliera no era trampa, en ningún momento se acordó que debían jugar con el mismo idioma, Cathleya había sido más lista que ellos. La chica se maldecía por lo bajo por haber sido tan ingenua, su imprudencia estaba a punto de matar a Elías y solo dios sabía que sucedería con ella cuando aquella mujer de voluptuoso cuerpo, la atrapase, no había forma de que ella pudiese defenderse en un edificio lleno de asesinos. 

-Maldita cuatro ojos, hija de la gran puta ¡Eso es jugar sucio! – Le grita un furioso Elías a una pantalla que sigue mostrando la pregunta - ¡Hey, mocosa! ¿En serio no hay  nada que puedas hacer?

-No puedo responder algo que no puedo leer – murmura por lo bajo.
-¡Joder! No tengo intenciones de morir en esta pocilga.

La joven solo se limitaba a mirar sus nudillos con frustración ¿para qué había sido todo esto? Esforzarse por contestar todo, abrir los cerrojos, solo para que al final no haya una salida. Charlotte observa de reojo una puerta que parecía que jamás se volvería a abrir, un cerrojo que parecía burlarse de ellos mientras que todos los otros habían sido retirados exitosamente apenas acertaba.

-Se abrieron de inmediato – balbucea por lo bajo frunciendo el ceño – eran como las preguntas ¿Por qué las ponía como correctas tan rápido? Si su objetivo era asesinarnos, hubiese sido más sencillo darnos poco tiempo o errar las respuestas, después de todo no hubiésemos podido alegar sobre eso, teniendo en cuenta de que Cathleya lo controla todo ¿Qué es lo que había dicho, dar un buen espectáculo? – la joven rápidamente recorre toda la sala con la mirada hasta encontrar las distintas cámaras que los enfocaban, 8 en total – así que ella no lo controla…

-¿Qué es lo que tanto balbuceas?

-Solo una cosa de la que no me había dado cuenta antes, de que se podía salir de aquí incluso haciendo trampa…

-¡¿Y por qué mierda no lo dijiste  antes?!

-Porque hacer trampa significaba… que tú tendrías que morir.

-Tks. No es mucha diferencia a la situación actual, de todas formas terminare convirtiéndome en una anguila eléctrica.

-Eso… es casi un hecho – murmura sin ánimos – pero aun así no tengo forma de responder esta vez.

Elías suspira de forma exagerada inclinando la cabeza hacia atrás.

-Hey mocosa ¿de verdad las personas mueren con esa descarga?
Ella asiente.

-Son 200 voltios podría matarte ya que de 230 a 250 ya se considera letal.

-Ya veo, pero si respondes la pregunta, aunque sea con trampa ¿la puerta se abrirá? – Ella vuelve a asentir – vale, supongo que no hay de otra, no tengo ni idea de cuál es la respuesta de eso, pero si lo leo, supongo que tú la sabrás.

Charlotte abre los ojos con una mezcla de asombro e incertidumbre.

-Pero… si haces eso…

-¡Cállate! ¡Tu voz me molesta! ¡Solo estas suponiendo que podría morir, no que necesariamente vaya a hacerlo! – Hace una mueca y observa fijamente la pantalla – “escritor alemán reconocido por sus grandes obras, entre ella una de las más reconocidas El Fausto”. Raro, ese nombre me suena de algo.

Un pequeño “clic” suena dentro de la cabeza de la joven, quien se apresura en responder.

-¡Es Johan Wolfgang Von Goethe!

Con solo un segundo en el reloj, la pantalla se torna verde y el último cerrojo de la puerta se abre. Charlotte respira aliviada hasta que Cathleya vuelve a mostrarse.

-¡Felicidades mis niños! Han logrado aprobar su examen y por ende, el código de acceso del ascensor que los llevara al siguiente piso – de la nada su amable sonrisa se trasforma en una siniestra y hace resonar la fusta en su mano – pero hicieron trampa y eso es algo que no tolero, fuiste advertido Elías, sabias lo que pasaría si tu interferías.

-Deja de parlotear y hazlo de una vez.

-¡Espera, no lo hagas, él no lo resistirá! – interrumpe la rubia por impulso.

-Esa es la idea querida.

Se escucha un ligero zumbido antes de ser reemplazado por el grito de dolor de Elías cuando 200 voltios atraviesan su cuerpo. Pero rápidamente guarda silencio apretando los dientes y los puños, conteniendo toda esa agonía. Cada musculo se contraía de forma intensa mientras el tiempo se hacía eterno. Las luces del lugar parpadeaban de forma errática y varios de los focos estallaban liberando una lluvia de cristal. Aquel muchacho se mantenía en silencio con la cabeza agachada soportando el castigo. Llega un punto en que la misma pantalla deja de funcionar, mientras que Charlotte observaba toda escena sin ser capaz de hacer algo, más que esperar a que todo acabase, lo que sucede cuando los grilletes metálicos se abren y la cabeza de Elías cae de lleno sobre la mesa, no hay ningún sonido ni movimiento que indique algún indicio de vida.

-¿E…Elías? – murmura por lo bajo 
Pero no hay respuesta alguna. Traga saliva y lentamente baja del escritorio, que fue lo único que había evitado que ella tuviese el mismo destino. Se acerca a paso lento y titubeante, el agua seguía igual de fría, pero eso era lo de menos.

Los brazos de Elías colgaban como peso muerto,  lo cual no era buena señal haciendo que un nudo se le formara en el estómago ¿realmente había muerto? Lo raro habría sido que no lo hubiese hecho. Estira su mano y por instinto la retira al rozar con el escritorio metálico.

-¡Auch! Esta caliente – un mal estar comienza a invadirla - ¿Elías?

Toca el hombro del joven empujándolo ligeramente, hasta que de la nada su muñeca es aprisionada con extrema fuerza, tanto así que sus huesos crujen, ella muerde su labio para evitar gritar por el dolor.

-Maldita… sea – Elías levanta la cabeza – ¡Esa mierda dolió un montón! – grita furioso.

Charlotte cae de rodillas sobre el agua, su cara muestra un total desconcierto y asombro al mismo tiempo, tanto que poco le importa que su muñeca siga siendo aplastada.

-Estas… vivo – balbucea incrédula.

-¡¿Eh?! ¡Eso es más que obvio! – la suelta y se pone de pie – mierda, tengo el cuerpo entumecido y me duele todo, vaya día de mierda que he tenido – observa de reojo a la chica arrodillada a su lado - ¿Qué mierda es lo que miras mocosa? Ya vámonos.

La joven suspira.

-Solo me alegro de que sigas con vida, si hubieses muerto no sabría qué hacer.

Elías la mira por sobre su hombro un instante para luego ignorarla.

-Vaya mocosa más rara eres, deja de decir tonterías y mueve el culo, aún queda mucho por recorrer.

-Claro.

Charlotte se pone de pie y sigue a Elías, quien abre la pesada puerta blindada dejando que la joven pase primero, quien para su sorpresa se encuentra un extraño papel en el suelo, no era más grande que una tarjeta presentación blanca, que al darla vuelta observa los números escritos en impecable caligrafía : 9351 . Era el código del ascensor y a su lado decía: salón 108.

-¿Qué es eso?

- nos dice a donde está la salida.

-¿Tanta mierda solo para esto?

La joven baja la mirada.

-Lamento que hayas tenido que soportar eso.

-Da igual, ahora me siento más despierto y motivado para ir a matar a esa maldita perra.

-Espera ¿Qué? ¿Enserio iras a buscarla? – murmura.

-¡Por supuesto! ¡Esa maldita me las va a pagar!

-Pero… ya sabemos dónde está la salida… es mejor continuar y olvidarlo…

-¡A la mierda! – Le grita - ¡lárgate tú, si es lo que quieres! – su mirada parecía estar hirviendo – asesinare a esa perra de una vez por todas.

Sin decir otra palabra, el joven de cabello oscuro se marcha sin titubeo por el pasillo, dejando atrás a la joven que se queda con más dudas que respuestas ¿Cuál era el afán de ir tras Cathleya? Ya tenían todo para abandonar ese piso, y aun así él prefería el ir a matar. Charlotte observa el papel entre sus dedos y suspira. No había forma de avanzar por su cuenta, pero tampoco se podía dialogar con alguien como Elías, él simplemente no pensaba las cosas y actuaba por impulso, cuando algo se le metía en la cabeza, no había forma  de convencerlo de lo contrario por lo que la rubia, bien podía seguirlo o quedarse ahí a esperarlo, ninguna parecía una buena opción para ella, apenas si conocía el temperamento de ese sujeto y lo que menos quería era estar en su radio de ataque cuando se topara con Cathleya ¿y quedarse a merced de los asesinos era mejor? Llego a un punto muerto, en donde ya no sabía qué hacer, el ascensor no se encontraba muy lejos, pero aquel trayecto podía estar lleno de peligro, más si estaba sola. Cuando volvió a mirar por el pasillo, Elías ya había desaparecido por completo, y ni idea de hacia dónde había doblado.

Apoya la espalda contra la pared y se desliza hasta quedar de cuclillas ¿Qué tanto podía tardarse en encontrar a Cathleya? Suspira. Seguramente estarán aquí hasta el final de los tiempos y por lo visto, aquel muchacho ni cuenta se había dado de que su acompañante se había quedado atrás y si lo sabía poco le importaba, en su mente solo estaba la idea de acabar de una vez por todas con Cathleya.

El sonido de una perta abriéndose hace que la piel de Charlotte se erice y se ponga en alerta, unos pasos comienzan a resonar de forma pesada. El pánico dentro de su delgado cuerpo no se hace esperar y el instinto la obliga a ponerse de pie. Bien o mal, Elías era lo más seguro que tenía, por lo que su primera respuesta fue ir tras él, pero el problema es que ya había alguien más con ella. Era una mujer de cabello corto, joven y vestido con un traje de tres piezas. Un escalofrió le recorrió la espalda al ver sus manos bañadas en sangre.

-¿De qué salón te escapaste, pequeña? – una falsa sonrisa se dibuja en sus labios – esta no es la hora del recreo, los alumnos que no respetan las reglas deben ser castigados.

Su mano teñida de un rojo chorreante se acerca peligrosamente hacia ella, quien de forma instintiva retrocede un paso. Su mirada se mantiene fija en aquella mujer de extraña expresión que hacía que sus piernas se congelaran. Parecía ser una broma de mal gusto, apenas acababa de salir de un infierno para ahora entrar a uno nuevo.

Pero a pesar de aquella amenaza nada sucedió, la mujer mantuvo una mirada fija en la joven por algunos segundos y se notaba que algo no andaba bien. Charlotte no comprendía que era lo que estaba sucediendo, todo aquello estaba fuera de su razón, sobre todo cuando la extraña puso los ojos en blanco y cayo como roca frente a sus pies.

Un cuchillo incrustado profundamente en su cráneo, había sido responsable de aquel suceso. Charlotte retrocede evitando que el charco de sangre le alcance.

-¿Elías? – murmura observando al chico que se acerca tranquilamente.
Pero su expresión no era de las más amigables, por lo que la joven decide no hacer ningún comentario al respecto.

-Vaya fracaso – murmura retirando el cuchillo de un solo tirón y guardándolo en la parte trasera del cinturón.

-¿No la encontraste?

-No preguntes cosas obvias – le responde molesto – recorrí todo esa maldita área y ni rastro de esa maldita.

-¿Anduviste por toda la zona éste, tan rápido?

-Lo hice corriendo ¿algún problema?

-No realmente – murmura.

La joven se preguntaba ¿Qué tan rápido podía correr Elías?

-¿Qué rayos pasa con estas personas? – dice observando el cadáver de la mujer.

-Son jugadores de este piso, cada uno se encuentra dentro de un salón, posiblemente haciendo cosas muy parecidas a las que hacia Cathleya.

-Vaya mierda – le da una patada – realmente los detesto, y aun no logro dar con esa perra orgásmica.

Charlotte lo observa por un instante para luego suspirar dejando caer los hombros.

-Si te ayudo a encontrarla – balbucea – si tú por fin matas a Cathleya ¿podríamos bajar al siguiente piso?

-Sí.

Ella vuelve a suspirar.

-De acuerdo, vamos donde Cathleya.

Elías frunce ligeramente el ceño.

-¿Y sabes dónde está?

-Tengo más o menos una idea.

La observa incrédulo por un momento, aquella niña no parecía estar mintiendo, pero aquel cambio de actitud fue muy repentino. Hace una mueca. Aunque no tenía que preocuparse, si se le volvía un problema fácilmente podría acabarla sin necesidad de usar un arma, su cuello era tan delgado que se rompería con la más mínima presión, aquella chica no era ninguna amenaza solo era otro juguete que fue llevada a ese lugar, un juguete que no dudaría en destrozar si era requerido.

Sin cruzarse palabras se encontraban nuevamente caminando juntos, y esta vez la rubia se mantenía un poco más cerca para evitar ser sorprendida nuevamente, aunque tal parecía que eso no iba volver a pasar. Las puertas de los salones se mantenían cerradas, pero no hacía que el ambiente fuese menos incomodo, el pasillo de aquel colegio provocaba escalofríos, un horrenda entrada para todas las víctimas que hayan tenido la desgracia de haber llegado aquí, y lo que era peor, nunca pudieron salir. Los gritos y lamento se podían oír claramente, pedían ayuda de forma desesperada, tanto que helaba la sangre.

-¿Segura de que sabes a dónde vas?

Ella asiente.

-Por lógica debería de estar por aquí – Charlotte lo mira de reojo – te ves molesto.

-¡Por supuesto que estoy molesto! ¡Esa maldita cabrona me estuvo jodiendo por un buen rato! ¡Ser electrocutado duele más que una patada en las bolas! ¡Le arrancare la puta cabeza y meteré cosas en ella!

-¿Qué tipo de cosas?

-¡No lo sé! ¡Tal vez mierda! Aun no lo decido.

Charlotte hace una mueca sintiendo que no fue buena idea haberle preguntado al respecto.

-Es aquí -  murmura frente a una puerta.

-¿Segura?

-Probablemente.

-Como sea, mejor te quedas aquí.

La joven sin dudarlo toma cierta distancia cuando Elías desenfunda el cuchillo de su pierna, y abre la puerta con una sola patada rompiendo por completo el seguro, desde el interior se oye un disparo y se logra ver el pequeño flash luminoso. Pero fuera de estar lastimado Elías simplemente ingresa como si nada pasara.

Era una habitación completamente diferente al resto, era como estar en otro lugar, en un hotel de lujo por así decirlo, todo el interior era claro y poseía una gran decoración, pero toda esa belleza era opacada por hecho de que Cathleya sostenía una pistola frente a Elías. Sus rojizos labios se curvan en una perfecta sonrisa al ver a aquel joven que estaba mucho más que enojado.

-De verdad que eres un hueso duro de roer – se relame los labios – no me podía esperar algo menos de un problemático como tú.

-¡Deja de estar jodiendo!

-Adoro esa actitud de niño malcriado, casi siempre eran los que más suplicaban por clemencia, era tan excitante – aprieta sutilmente las piernas -  eran algo simplemente hermoso, verlos intentar algo imposible para ellos – su mirada se vuelve lasciva – quería oírte gritar Elías, no sabías lo feliz que estuve cuando fuiste castigado, pero… simplemente guardaste silencio y eso me enfureció, tu espectáculo fue deplorable.

-Que mal por ti – gira el cuchillo en su mano – Es bastante triste que necesites de esas cosas para poder mojarte.

-Muchachito insolente, solo eres una mancha en mi expediente que estoy a punto de borrar y cuando lo haga, por fin podre tener a Charlotte conmigo, una prodigio como ella necesita de la mejor educación.

-Vaya que estas enferma – sonríe de forma siniestra - ¿Y que dirías si te digo que la mate por accidente?
Una pequeña mueca se forma en su cara al oír eso.

-Ni tu eres tan idiota como para hacer eso.

-¿Me estas retando? – De la nada la mujer vuelve a disparar dos veces, haciendo que las balas impacten contra la pared – vaya puntería de mierda que tienes.

-Una dama siempre da el primer aviso.

-¿Y en donde carajos esta la dama?
Ante el comentario, Cathleya saca otra arma detrás de su espalda y comienza a disparar en ráfaga, las balas destrozan todo a su alcance, el ruido era ensordecedor y el olor a pólvora impregnaba el aire, era una lluvia letal que no parecía tener fin y con tanto polvo era difícil distinguir lo que acontecía, hasta que los cartuchos de las semiautomáticas se quedaron vacías.

La mujer estrechaba sus ojos intentando distinguir alguna silueta mientras recargaba las armas, pero nada parecía haber allí ¿le había dado? Era difícil saberlo, no se escuchaba nada más que el eco agonizante de las personas en las lejanas salas. Con un movimiento de su cabeza vuelve a acomodar su esponjado y brillante cabello marrón, mientras que sus tacones resonaban en el lustrado piso de cerámica. El movimiento de sus caderas era algo hipnótico al caminar cuando se acercaba a la puerta de la habitación. Hasta que un punzante dolor en su talón la obliga a detenerse y prácticamente caer de rodillas al suelo.

-¿Pero qué? – Se voltea lentamente solo para ver como su talón de Aquiles había sido completamente cortado y la sangre brotaba como manantial – esto… ¿Cómo? – murmura llena de dolor.

-Eso se llama tener buena puntería – murmura Elías sentado en el suelo contra la pared vaya inútil que resultaste ser – añade jugando con un cuchillo distinto.

La mirada de Cathleya se llena de odio.

-¿Cómo es posible… que no tengas ni una herida?

-No tengo ni idea, creía que tú eras la profesora – se pone de pie y comienza a caminar hacia ella, al tiempo que su cordura comienza a perderse – Diste muchos problemas ¿lo sabias? De verdad que me hiciste enojar y tal vez matarte no sea suficiente.

La impecable imagen de Cathleya comenzaba a desmoronarse poco a poco, mientras su mano temblorosa apuntaba hacia aquel hombre que no mostraba más que locura.

-Vaya estudiante más problemático eres – murmura una vez que Elías esta frente a ella – debí elegir mejor las preguntas… no… ella lo hubiese respondido de todas maneras.

-Eso no me interés lo que es yo, tengo algunas preguntas para ti – se agacha para quedar a su altura y toma el arma de su débil mano - ¿Qué duele más, que te disparen o te apuñalen?
Los ojos de la mujer se abren con horror cuando Elías entierra la afilada hoja en el hombro de la castaña, quien grita por el intenso dolor, el metal atraviesa la carne como si fuese mantequilla, ni siquiera parecía que hiciera fuerza para clavar la hoja hasta detenerse en el mismo hueso. Hay un vago intento de murmurar algo por parte de ella, pero solo salían gritos y sollozos ahogados que eran acompañados de una frenética risa de Elías.

-¡Vamos! ¡Aun no has respondido! ¡¿Qué clase de profesora eres tú?! – Arranca el cuchillo de tal manera, que hace que la salida sea peor que la entrada - ¿quieres otra demostración? – sin piedad alguna vuelve a  clavar el cuchillo en el otro hombro de la mujer quien grita de agonía – podría hacer esto todo el maldito día, pero no creo que tu dures tanto.

Se pone de pie con el último cuchillo en mano y en un solo movimiento la atraviesa por el cuello de la mujer, terminando de esa forma su sufrimiento, al decapitarla. Su cuerpo cae al piso mientras su cabeza rodaba  como una bola, mostrando en su rostro la última expresión de horror, las lágrimas de habían corrido todo el maquillaje  que dejaron un rastro de líneas negras por su cara.

La sangre derramada pintaba de un nuevo color el piso.

Elías recolectas sus armas, la que seguía en el hombro de la mujer y la que había quedado incrustada en la pared cuando la lanzo para cortar su talón.

Desde la puerta, tímidamente se asoma una joven de ojos azules, que aun esta indecisa se de entrar o no, aquel hombre de espalda parecía muy fuera de sí, incluso sin haber visto lo sucedido, la joven ya tenía bastante con el alboroto que hicieron, el lugar de la entrada estaba destrozado y las balas abundaban por todo el piso, sin ninguna haber llegado a su objetivo. La joven respira profundamente y decide ingresar, manteniendo una distancia prudente de aquel hombre. 

-Creí haberte dicho que te quedaras afuera – la mira por sobre su hombro.

-Quería entrar a investigar algo.

-¿Qué cosa?

-No lo sé, por eso vine a investigarlo – la joven mira con desagrado el cuerpo de Cathleya – realmente… le arrancaste la cabeza – añade con mal estar.

-Por supuesto,  siempre cumplo lo que digo – hace una pausa – lo que me recuerda que no le dispare ¡joder! Vaya fallo que tuve – se golpea la frente con la palma de la mano – pero que idiota.

-Y mucho.

-¡¿Qué dijiste?!

-Que mejor voy a ver que encuentro.

-¡Solo hazlo rápido!

-Si ayudaras sería más rápido.

-Meh. Yo paso de eso.

Elías guarda los cuchillos en su lugar y toma asiento en el sofá blanco con forma de L. Charlotte solo suspira y se adentra en aquella habitación. No era muy grande, pero si tenía de casi todo por si se quería pasar unos días, pero para la joven eso no tenía importancia, lo que ella quería era información sobre el lugar, pero no parecía haber mucho, solo unos papeles con los planos de este piso y una carpeta con algunos papeles dentro, sin otra cosa útil a la vista, comienza a leerlos de forma rápida, eran un montón de nombres que no conocía hasta que dio con uno en especial, una hoja de vida.

Cathleya Miller.
32 años / soltera.
Profesora titulada de la universidad privada de Columbia, doctorado en pedagogía, psicología, educación lingüística,  filosofía humanismo y  trascendencia.
Trabajo en la universidad de Columbia y profesora privada.
Tiempo establecido de seis años.

Charlotte toma la carpeta completa y la guarda dentro de su bolso.

-¿Encontraste algo?

-Eso creo, pero prefiero revisarlo en el ascensor.

-Vale, entonces vámonos, ya me quede a gusto.

Para sorpresa del joven, el ascensor se encontraba justo en frente de la habitación de Cathleya, todo eso parecía ser una broma.

-No me esperaba esto.

-Es bastante lógico, si alguien lograba escapar Cathleya los hubiese detenido de inmediato para evitar más inconvenientes.

-Que estupidez. En mi piso no era así. Por cierto ¿para que todos estos papeles? ¿Qué tienen de interesante?

-Pues… nombres de personas que han pagado por este piso y… otras cosa.

-¿Qué cosa?

-Parte de nuestra información personal.















Hola mis lectores, disculpen el retraso, no tengo solo escusa más que decirles que me puse a procrastinar toda la semana (si no saben lo que es, busquelo ) pero finalmente lo terminé y aquí se los dejo, espero que lo hayan disfrutado y ya saben que si les gusta pueden dejar su voto y un comentario, adoro responderles ya que siempre me inspiran mis musas, los adoro, no cambien nunca, y los estamos leyendo en la próxima actualización.

Pd: este capítulo esta dedicado a

MarSimian9 quien puso una de mis imágenes como portada en facebook, gracias <3 eres un amor

Continue Reading

You'll Also Like

22.5K 2.2K 72
Tras la muerte de su amiga, Aurora lucha por seguir con su vida a pesar de su doloroso duelo. Sedienta por vivir en la presencia de Dios; decide per...
1M 108K 43
«Las mentiras terminaron, pero las obsesiones se multiplican». Sinaí cree ser la reina del tablero, y perseguirá a su rey a donde haga falta, aunque...
50.3K 4.1K 30
El Submundo y la Superficie están separados por muchas razones, unas más fáciles de entender que otras, pero, al final del día, todas tienen que ver...
329K 5.2K 9
COMPLETA EN AMAZON. Segunda parte de "Entre las nubes y las estrellas" Ari lucha por recuperarse y estar bien de una vez por todas. Sin embargo, sus...