Ámame si te atreves, jefe

By SraDeTaker

361K 25.7K 1.8K

Libro #1 Saga Rusos. La mayoría de nosotros esperamos encontrar un trabajo que nos haga suspirar, que nos hag... More

Sinopsis
⚠AVISO⚠
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo Especial (I)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo Especial II
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 26 parte II
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo Especial III
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 32

5.4K 410 31
By SraDeTaker

Fiesta de navidad.

Daphne.

Desde que tengo uso de razón he asistido a miles de eventos que han hecho en Alemania. Siempre asistí como la secretaria del mejor arquitecto del país. Nunca había asistido a otro evento importante, sin ningún calificativo. Hoy es la primera vez que estoy en un evento sin nada de eso. Hoy solo soy Daphne, una empleada más. Aunque sé que soy asistente y la esposa del hombre más influyente de Europa, eso no parece hoy.

Nunca me había sentido tan libre y tengo miedo de que tanta perfección en mi vida, se arruine.

Uno de mis compañeros me ofrece su brazo para seguir caminando al salón de fiesta. Me presentan algunos amigos y compañeros de trabajo, después nos fuimos a la mesa de la comida.

—Un minuto más y me muero de hambre —se queja el chico, comiendo algunos chocolates, me alejo un poco para ver el salón de fiesta.

—Se te nota feliz y me encanta verte así —la voz de Albert, llama mi atención.

—Estoy feliz aquí. Nunca me había sentido tan bien como hoy —me da una tierna mirada—. Es un día especial para la compañía y sabes muy bien lo mucho que amo la navidad.

—Lo sé. Te conozco y no sabes lo mucho que me alegra verte siendo tú —me mira con una sonrisa—. No quiero verte otra vez triste. Sientes las cosas diferentes porque cambiaste, pero para el resto de nosotros, todo sigue igual. Un poco más grandes, pero al final del día, seguimos siendo los mismos.

Lo acompaño a buscar una bebida, seguimos hablando y viendo a las personas bailar. Lo que más amaba de ser invitada a una fiesta era quedarme en la mesa de los bocadillos. Nunca pude sentarme a comer comida porque tenía que trabajar, incluso en navidad, pero trataba de disfrutar a escondidas y hacia mi trabajo de igual manera.

Albert es llamado para hablar con unas personas, ya que todos saben, qué él es asistente de Sasha. La última vez que lo vi, me había dicho que le pediría matrimonio a su chico, pero lamentablemente, las cosas no funcionaron bien, ya que llegó mi esposo ausente, y no pudimos terminar de practicar.

—Estás más hermosa que todos los días —el susurro en mi oído, de cierta voz, me eriza la piel—. Si tan solo me hubieses mostrado el vestido en casa, el daño en mi, hubiese sido peor —se colocó frente a mí y me dio un beso en la mejilla como saludo—. Te quitaría ese vestido que muere por estar en el suelo de mi habitación.

Río avergonzada y miro a todos lados. Mis compañeros nos veían con ojos curiosos, pero al parecer, a él no le importa.

—Sueñas con eso —toma mi mano, acariciando los anillos de mi dedo anular—. Solo piensas en sexo y no todo en la vida es eso —alza una ceja—. Además, al parecer tuviste un problema de crecimiento en eso. ¿No tomaste vitaminas, cariño?

Me mira sorprendido y poco a poco va frunciendo el ceño hasta poner cara de indignación.

—¿Problemas de crecimiento? —asiento, con mirada inocente—. Si no llegué a estar dentro de ti fue porque no quería lastimarte —me suelta, pero lo veo querer reír—. Pero tranquila, cariño. Siempre podemos jugar rudo. Te dejaría sin poder sentarte en la mañana fácilmente.

—Lo que digas, pitufo —acomodo las tiras de mi vestido—. Aunque no creciste correctamente, todavía tienes un efecto positivo en mí.

Mira el pequeño escote de mi pecho.

—En este juego te puedes quemar, cielo —me advierte, con voz ronca—. Algo con problemas de crecimiento, te va a dejar sin caminar por mucho tiempo.

Muerdo mi labio inferior y veo la respiración de mi esposo ausente, acelerarse. Iba a responder, pero llega su padre a saludarnos.

Tan oportuno como ayer. La cara de Günther fue un poema, ya que le desagradó su presencia... ahora.

—Tanto tiempo sin vernos, Daphne —estrechamos nuestras manos—. Es bueno volver a vernos. Se miran muy bien juntos —suspiro avergonzada—. Mi hijo tiene problemas serios conmigo. No me permite verte y eso es bastante triste.

Günther empezó a comer tantos bocadillos, que creo que terminará con indigestión.

—Bueno, no es por defenderlo, pero usted también tiene mi número de celular y puede acudir a mi si es necesario —explico amablemente.

—Justamente dije que no podía hacer contigo —interviene Günther, metiéndose un bocadillo en la boca.

—Günther, por favor... —le advierto.

—Gracias por entender, hija. Por eso estoy agradecido por el cambio que lograste en mi hijo —su mirada viaja a su hijo, lo mira Günther asqueado—. Comes como una bestia, Hijo. Solo espero que no estés así por unos antojos y tengas escondida a una mujer embarazada.

El padre de Günther suelta una sonora carcajada, mi esposo ausente casi se ahoga con una galleta y yo empiezo a toser por ahogarme con el aire.

Ese señor está loco.

—Papá, no hagas ese tipo de bromas aquí —Günther le pide con molestia, comiendo otra vez. Después de un día por recibir la puntita, nadie queda embarazada, Anton—. Como para controlar los instintos asesinos que siento por ti, padre —el señor Anton lo ve interesado—. Si dejaras de interrumpir cada momento que estoy con mi esposa, juro que podría reír un día entero.

—¿Quién es tu esposa? —pregunta alarmado, Günther, con su índice, me señala, la cara de pánico que puso su jefe me empezó a preocupar—. No, hijo. Con ella no. ¿Dónde quedaron tus reglas y la ética con tu profesión? —cuestiona burlón.

Por un momento sentí pánico.

—A veces creo que te caíste de pequeño, papá —ambos se miran mal—. Daphne es mi esposa. Mi vida personal y laboral están al margen. No he roto ninguna regla ni he perdido mi ética. Además, la empresa es mía y hoy haré el anuncio oficial de mi relación con ella.

—Nunca pensé que llegaría este día. Estoy muy orgulloso, hijo —su rostro mostraba mucha alegría.

—Señor Anton, ¿podemos hablar un minuto? —pregunto, sintiendo la mirada de Günther en mí, su padre asiente y nos alejamos hacia un balcón vacío.

—¿Qué sucede, hija? —me pregunta—. Por cierto, estas muy hermosa.

—Muchas gracias, señor Anton. Quería preguntarle algo. ¿Es posible que mi contrato de cinco años pueda terminarlo antes? —su mirada fue de terror, en cuestión de segundos.

—¿Qué sucedió? Creía que estaba todo bien con ustedes. No esperaba que esto sucediera tan rápido. Lo siento, pero no. No puedes terminar este contrato hasta que se cumplan los años correspondientes —dice tajante.

Si tan solo supiera que no quiero romper el contrato por esa razón.

—No es lo que usted piensa, señor Anton. Mire, lo que sucede es que me enamoré de su hijo. Simplemente ya no puedo seguir manteniendo mi relación con él, mientras seguimos así. No porque él no lo supiera, es que siento que me limita para poder ser feliz con él. Nuestros sentimientos al parecer están en la misma sintonía y de verdad que no quisiera que todo acabara cuando la fecha llegue —admito, por primera vez en voz alta.

Sentí un poco de frío, ya que mi vestido azul de tirantes y corte de corazón, tenía un hermoso escote, pero te mataba el frío de Alemania.

—¿No me estás engañando? Mira que mi hijo no me dice nada y por más qué intente comunicarme con él, no me da más que regaños por invadir su espacio —ambos sonreímos, porque sé perfectamente, que su hijo es así.

—Pero que demo... —entra mi esposo ausente. al vernos a los dos—. No, no, no. Otra vez no. Papá, ¿Por qué simplemente no lo dejas ya? No te reunas con Daphne en secreto —levanto la mirada y veo sus ojos llenos de preocupación—. Siempre es igual. Tratas de que las cosas estén bajo tu mando —me da un beso en la frente poniendo sus manos en mis mejillas frías—. A mi padre no tienes por qué decirle nada, cielo. Son nuestras intimidades y él no tiene porqué saber nada.

Me abraza con fuerza acariciando mi espalda en círculos, me da su abrigo, cosa que agradecí, porque sentía que en cualquier momento podía caer congelada.

Veo como el señor Anton sonríe ampliamente por lo que estaba viendo. Definitivamente, él es quién más disfruta de todo esto.

—Hijo, solo estaba hablando con ella. No tienes necesidad de hablarme así. Es complicado cuando te pones con ese plan imposible. No le hice nada malo. Preguntar por su relación, es normal —habla con firmeza—. Daphne es una niña a la que le tengo mucho aprecio, así que no te pongas así, hijo —el señor Anton, lo ve arrepentido—. Si es como dices que son las cosas, Daphne, entonces, puedes hacerlo. Vamos a ir por ese camino y ve tranquila en lo que quieres —le da una mirada fría a su hijo—. Todo estará bien, pero te falta tener un poco de empatía con el resto de las personas. No siempre conseguirás las cosas tan fácilmente, muchacho.

—Papá, yo... —alza una mano interrumpiendo la explicación que le iba a dar.

—No confías en mí y me tratas como si fuera un extraño, por pedir cosas normales para mi hijo. Daphne puede dar fe, de que no le dije nada extraño.

—No me tientes, papá. Tengo la paciencia a punto de reventar y no quieres saber de lo que soy capaz —me tomó de la mano y se le acercó de manera amenazante—. Es nuestra vida y realmente me cabrea que te metas de esa manera. Vamos a tratar de mantener los asuntos de nosotros, alejados de Daphne. Ella es mi vida privada y no hay necesidad de que tu sepas nuestros movimientos —hace énfasis en la última palabra—. Espero que disfrutes de la fiesta y que las cosas en la compañía, sigan marchando excelente.

Nos vamos de ahí dejando al pobre hombre tan pálido como papel. Un mesero que pasaba por el pasillo y que traía algunas copas, le ofreció una a mi marido.

—¿Por qué tienes tan mala relación con tu padre? No parece hacer las cosas de mala fe —asiente, tomando de un solo sorbo su vino—. No quiero que ninguno de ustedes tenga más problemas por mí —me suelto de su agarre y me ve furioso—. ¿Él te está cuidando por lo de Hope? Yo solo espero que las cosas vayan bien con ustedes y no sigan discutiendo por cosas que más adelante podrían suceder —miro al señor Anton, caminando hacia su esposa.

—Mis padres quieren lo mejor para mí, pero me asfixian y no se dan cuenta. Mis padres son agobiantes —lo miro indignada—. Estoy cansado de que él pregunte por nuestros hijos o por cosas que no tienen que importarle. Daph, eres mi mujer y no voy a estar regando por todos lados, cuando tenemos intimidad y cuando no. Además, suficiente locura tengo con Leah.

—El señor Anton, no te había visto y como de costumbre, nunca atiendes a sus llamadas. Siempre estás ocupado con tu vida o con cualquier cosa —lo defiendo—. No tienes que ventilar nuestra vida privada, pero es tu padre y no hace más que preocuparse por ti.

—¿Pedirte que le dieras un nieto porque así estaba en un contrato, es preocuparse por mí? —me mira molesto—. Daphne, son más los deseos egoístas de él, que lo que nosotros podamos sentir o querer y eso, tú mejor que nadie lo sabe.

—Tiene unas maneras muy extrañas de pedir las cosas, pero date cuenta, que no todo es malo —tensa su mandíbula—. Günther,estamos juntos. Como pareja de verdad o mentira, estamos juntos y nos va bien. Tenemos nuestras altas y bajas, pero al final del día seguimos aquí. Tenemos un gusto especial el uno por el otro y sí, podemos discutir, pero simplemente las cosas fluyeron a pesar de todo.

—Quisiera que mi padre viera lo maravillosa que eres y que te deje de pedir cosas que no debe. Pero es mi padre y no va a cambiar. No quiero que te agobie como lo hizo con Hope. Quiero protegerte de todo lo malo y que todo nos vaya bien, sin intromisiones y cada día, amándonos más.

—En esta vida cada uno carga con una cruz —besa mis manos, yo aguanto las ganas de llorar—. La mía fue salir a trabajar desde muy joven para poder hacer algunas cosas y vivir bien. No tuve el apoyo que siempre quise y tal vez, por esa razón no puedo ver como las acciones del señor Anton, sean malas. Dale una oportunidad de que se acerque a ti, pero solo eso. Una oportunidad. Sin pedirle más nada ni mucho menos, darle la oportunidad, de que sea partícipe de nuestra intimidad.

—Eres tan perfecta, que me duele pensar que pudiste sufrir, cuando era más joven —ve nuestros anillos—. Hoy será un día bastante especial para nosotros, cielo.

—Lo sé y eso me hace sentir muy bien —acarició sus mejillas—. He hablado cin tu padre para cancelar el contrato y me ha dicho que sí. Podemos simplemente ser felices sin nada que nos ate.

—Nos ata nuestra relación y un papel notariado que dice que eres mi esposa —besa mi frente y se va porque lo llamaron para dar una charla por ser el CEO de la compañía.

Seguí en la fiesta viendo lo felices que todos estaban. Aunque bailé con Günther algunas veces, estaba muy distraída por el anuncio que él quería dar.

—Es que se ve muy guapo, siendo un increíble e impresionante hombre de negocios. Mi corazón no aguanta el verlo tan apuesto. Odio amarte, Günther —murmuro por lo bajo.

Un toque en mi hombro me hace girar, sacándome de mi ensoñación.

—Creo que tu y yo tenemos una conversación pendiente —me dice Leah, con voz ronca y mirada fría—. No te quitaré mucho tiempo. Así que no hay que movernos de aquí, si te hace sentir más segura.

Tanto por resolver y aún se me suman más problemas.

Veremos qué pasará ahora con esta mujer y sus ganas de querer hundirme en una miseria que no me pertenece.

Continue Reading

You'll Also Like

7K 650 32
Katie Thompson vive bajo la vigilancia de Haruki Nakamura, miembro de la más grande y peligrosa banda criminal de Japón; la Yakuza. Un encuentro fort...
6.5K 611 37
¿Quién dice qué no se puede ser romántica y profesional a la vez? Eva es una secretaria jurídica, romántica a más no poder. Una mujer que no tiene mi...
3.8K 350 12
Mos y Bank tienen sexo sin ningún tipo de compromiso, pero luego de un año cuando Bank se encuentra nuevamente saludando a una de las novias de Mos...
46.1K 2.2K 29
Los años pasaron, la familia Hamil creció, llegaron nuevos integrantes y se formaron nuevas parejas. El momento más esperado por Ani y Thomas llegó...