– ¡Buenas tardes! ¿Que les gustaría ordenar?– habló una chica muy linda que estaba mirando mucho al orejon, demasiado en mi opinión.
– quiero una limonada rosa con dos de esas pelotitas de chocolate ¿cake pops? Así creo que se llaman– hablé yo mirándola con superioridad, porque soy más importante ya que según su olor, es una beta.
– ¡S-Si! ¿Y tú?– miro nuevamente a chanyeol. ¿Desde cuándo tiene derecho a tutearlo?
– quiero un café cargado– habló frío, y mirándola ¿por que hace eso?
– Channie, tienes algo ahí – me acerqué a él y fingí limpiarle el labio con mi dedo, ganándome la mirada de la chica celosa y enojada— ¡listo! Oh lo siento, podrías apurarte con nuestro pedido ¿por favor? – me miro indignada. Fingiendo una sonrisa y se fue.
– ¿Por qué hiciste eso? ¿Channie, enserio? – me miro sonriendo.
– Yo protejo lo que me importa, además esa niña te estaba mirando mucho –
– Pero no somos nada – me miro serio y juro que me iba a poner a reír, es tan lindo, no sabe lo que dijo.
– lo se ¿cuál es el problema?–nos miramos un segundo y entendí que lo que chanyeol acababa de decir nos dolió a ambos, somos conocidos que se besan mucho y aveces tienen sexo.
– Nada, olvídalo – respondió un poco avergonzado de lo que dijo.
–bueno, ya estoy acostumbrado a tus comentarios fríos– lo dije con humor pero no funcionó. –en fin, tenemos una conversación pendiente ¿te acuerdas?–
– ¡Ah si! ¿Qué te había dicho exactamente?–
– dijiste que- – llegó la joven camarera con los pedidos e interrumpió a Baekhyun.
– ¡Su orden esta lista! – llegó y sonrió. – me retiro, si quieres algo más, solo llámame– lo último se lo dijo a chanyeol y sabíamos perfectamente que no se refería a nada de su trabajo.
–Chanyeol... – lo mire y estoy seguro que notó que no estaba feliz con lo que acababa de pasar.
– ¿Sabes que? Muchas gracias por tu facilidad, pero no te llamaré para nada más que pedirte la cuenta luego, ahora puedes retirarte. – hablo chanyeol, la chica quedó sorprendida y se fue sin decir nada. – ¿Feliz? No sabes disimular, tu aroma te delata.–
–lo siento por ser tan obvio– le saque una pequeña sonrisa– en fin puedes contestarme, cuando estábamos hablando en la escuela, dijiste que no creías en el amor pero que cuando estás conmigo sientes unas ganas tremendas de... llegaste hasta ahí – lo mire mientras tomaba mi limonada, esperando su respuesta.
– Si, me produces unas ganas tremendas de .... –