Somos una mentira | Min Yoon...

Door BaeHyunLee

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Abril era una completa mentira, lo único real era su sonrisa y la forma en que lo miraba. Min Yoon Gi era dif... Meer

Prólogo
T1 | Capítulo 1
T1 | Capítulo 2
T1 | Capítulo 3
T1 | Capítulo 4
T1 | Capítulo 5
T1 | Capítulo 6
T1 | Capítulo 7
T1 | Capítulo 8
T1 | Capítulo 9
T1 | Capítulo 10
T1 | Capítulo 11
T1 | Capítulo 13
T1 | Capítulo 14
T1 | Capítulo 15
T1 | Capítulo 16
T1 | Capítulo 17
T1 | Capítulo 18
T1 | Capítulo 19
T1 | Capítulo 20
T1 | Capítulo 21
T1 | Capítulo 22
T1 | Capítulo 23
T1 | Capítulo 24
T1 | Capítulo 25
T1 | Capítulo 26
T1 | Capítulo 27
T1 | Capítulo 28
T1 | Capítulo 29
T1 | Capítulo 30
T1 | Capítulo 31
T2 | Capítulo 32
T2 | Capítulo 33
T2 | Capitulo 34
El regreso...

T1 | Capítulo 12

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Door BaeHyunLee


El sonido de la bocina de un auto transitando en la vía me sacó de mis pensamientos. Yoon Gi y yo caminábamos por la acera junto a una de las vías principales. Los locales a un lado aún seguían iluminados, las personas salían y entraban con grandes sonrisas ajenas a lo que sucedía a nuestro alrededor. Conocía el camino perfectamente pues era el que siempre tomaba para regresar a casa pero esa vez era diferente, primero, porque Yoon Gi era quien guiaba en el camino, y segundo, no había podido apartar la mirada de nuestras manos entrelazadas en todo momento.

— Yoon Gi. —Él solo emitió un leve sonido para hacerme saber que me estaba escuchando, a pesar de estar más concentrado en las direcciones que en cualquier otra cosa. — ¿A dónde vamos?

— A tu casa... —Respondió haciendo esa famosa sonrisa suya, curvando apenas la comisura de sus labios. — Te lo dije, te llevaría a casa.

— Si, eso lo sé pero... ¿Cómo es que sabes dónde queda mi casa? —Pregunté haciendo que el chico se detuviera en seco. Se giró para mirarme y rascó su nuca, lucía adorablemente apenado.

— Ah. Leí tu hoja de vida. —Seguramente fue mi expresión de póker lo que lo hizo reír. — ¿Qué, esperabas que no lo hiciera? Eras la mujer que iba a pasar la mayor parte del día detrás de mí ofreciéndome café, es demasiado obvio que leería tu hoja de vida para asegurarme de que no fueras alguna extraña, loca... ¿Quién sabe? —Agregó encogiéndose de hombros.

— Si, lo entiendo... Pero no tenías que memorizarla. — Estaba perpleja. — Además, no necesitas leer mi hoja de vida para ver si soy una loca o algo parecido, eso no lo dice.

— Claro que no, de eso me di cuenta yo solo... —Dijo con suficiencia, claramente se estaba burlando de mí. — Pero tranquila, no me burlare ahora que sé que tus calificaciones en la escuela no fueron tan buenas... — ¡Maldición! No podía con esa sonrisa en su rostro.

— ¡Ya! —Me quejé frunciendo el ceño. — Puedo apostar cualquier cosa, de que tus calificaciones no eran mejores que las mías. —Esta vez fui yo la que soltó su mano solo para cruzarme de brazos.

— Mmm... ¿Estás segura? ¿Quieres apostar? —Me retó.

— Claro que no. Tú ya has visto mis calificaciones, sería una tonta que apostará contigo. —Me excusé, parecía divertirse con cada una de mis reacciones.

— Acabas de decir que estabas segura de que las mías eran peores. —Continuó, haciéndome una seña para que siguiera caminando a su lado. — Me sorprendes Abril, ¿No eres capaz con una simple apuesta? Vamos... Si estas tan segura, hazlo. Te daré lo que quieras.

— ¿Lo que quiera? —Mis ojos se iluminaron a pesar de que sabía que era una trampa. Yoon Gi no apostaría de saber que no ganaría. Con esta apuesta estaba cavando mi propia tumba.

— Lo que quieras, te lo daré si me ganas... —Su sonrisa era perfecta — Pero te juro que te mataré si me pides un apartamento o algo parecido. Él mocoso de Jungkook ya le hizo esto a Jimin.

— Quiero la contraseña del "Genius Lab" —Dije sin pensarlo. Él me miró sorprendido pero su mirada no se borró en ningún momento.

— Muy bien... — Mierda... Que aceptara tan fácilmente significaba que ya había perdido. — Y yo quiero un pase libre de masajes, cuando yo quiera. —Ahí estaba de nuevo mi cara de póker.

— ¿Qué?

— Si, masajes... Me darás un cupo de seis masajes. Te recomiendo que lleves contigo crema humectante todo el tiempo. Porque podría pedírlo en cualquier momento.

— Debes estar bromeando. ¿Por qué? Tienes una silla que hace masajes y estoy segura de que es costosa ya que la busqué en internet. —Eso lo hizo reír de nuevo. Me gustaba verlo de esa manera, tranquilo y divirtiéndose, conmigo.

— Lo sé, lo sé... Pero no es lo mismo que un masaje en la espalda con las manos de alguien. —Dijo encogiéndose de hombros. Esto había sido una muy mala idea.

— Que sean dos... —Dije rindiéndome, sabía que iba a perder, mis notas eran muy malas.

— Tres... —Yo entrecerré los ojos. — Te vez decepcionada ¿Ya no estas segura de que mis notas son peores que las tuyas? —En definitiva, ya no estaba segura.

— Deja de burlarte de mí. Ya sé que voy a tener que darte masajes. Eres muy tramposo, sé que nunca me darás la contraseña de tu estudio. —Repuse.

— Puede que ganes... Mañana te mostraré mis notas y lo sabremos. —Me asombraba como podía lucir tan relajado y confiado hasta el punto de molestarme. ¡Este chico!

Continuamos nuestro camino mientras que Yoon Gi mantenía esa radiante y extraña sonrisa en sus labios, parecía incluso un niño pequeño que disfrutaba de una travesura, y de seguro era eso, pues la apuesta que acabamos de hacer, estaba completamente perdida para mí. Un par de metros más adelantes nos detuvimos frente al edificio residencial donde vivía, nada comparado con el edificio en el que vivían los chicos en uno de los mejores barrios de la ciudad.

— Gracias por acompañarme de regreso... —Murmuré buscando las llaves de la entrada en mi bolso, que como siempre, era un completo desastre. Yoon Gi esa vez no dijo nada, solo se quedó de pie a un lado esperando que yo pudiera dar con las llaves.

Cuando las conseguí, le regalé una sonrisa de agradecimiento para luego darle la espaldas y poder abrir la puerta de la entrada principal, le deseé buenas noches pero cuando estuve a punto de entrar, sentí un suave tirón sobre la manga de mi chaqueta. Una extraña sensación me recorrió cuando me giré lentamente para mirar su mano sujetándome para detenerme, su sonrisa se había borrado y ahora sus ojos estaban clavados en el suelo.

— Sobre lo que sucedió en el estudio... —Susurró sin mirarme. No, por favor...

— Lo siento. —Murmuré atrayendo su atención, ahora me miraba expectante. — Exageré. Me tomé atribuciones que no debía, solo soy una empleada. Me dejé llevar por un momento al dejar que me confundiera, es una tontería pensar que...

— Pero... —Dijo interrumpiéndome pero yo negué con la cabeza para que no dijera nada.

— Escúchame... —Ahora mi voz era más suave de lo normal — Estoy bien, de verdad. No voy a enojarme contigo, quiero que nos llevemos bien, tal vez podríamos ser amigos, así podremos hacer a un lado la miedosa idea de que podría enamorarme de ti, no tendremos que preocuparnos por eso. —Agregué. Él parecía sorprendido. — No volveré a confundirme ni a entrometerme.

— Pero si podrías enamorarte de Jin... —Murmuró, aunque sus palabras parecían más un reproche.

— Podría. ¿Por qué no? Pero no es el caso, no significa que voy a llevar más allá mi relación de trabajo, sé que podría irme en cualquier momento y lo que menos quiero es tener que sufrir en este momento. Prefiero que aclaremos estas cosas ahora antes de que se puedan malinterpretar nuestras acciones. —Dije, intentando parecer segura. Esta vez se mantuvo callado por un rato sin apartar la mirada de mi rostro. Odiaba no poder leer sus expresiones, era tan difícil para mí saber en qué estaba pensando.

— ¿Eso es lo que quieres? —Preguntó en voz baja después de un largo rato de silencio. — ¿Relación de trabajo y amistad?

— ¿No lo prefieres así? —Pregunté sin entender. — Antes dijiste que para ti era lo mejor.

— Mm... Lo sé, supongo que sí. —Él tampoco parecía seguro de sus palabras. ¿A qué estábamos jugando? — Dejaré que descansas, ha sido un día muy largo para ambos. —Agregó esta vez soltando la manga de mi chaqueta dispuesto a marcharse, el único problema ahora era que yo no quería que se fuera... no tan pronto.

— Min... —Era la primera vez que lo llamaba por su apellido. — ¿Quieres comer ramen? —Dije lo primero que se me ocurrió. Noté como la comisura de sus labios se curvó en una tímida sonrisa.

— Quiero... —Se limitó a decir encogiéndose de hombros.

Eso significaba... que se quedaría.

Subimos las escaleras lentamente mientras escuchaba a Yoon Gi decir una y otra vez que odiaba las escaleras, que para su mala suerte mi pequeño apartamento se encontraba en el cuarto piso. A pesar de eso, no podía evitar sentirme nerviosa, era la primera vez que entraría a mi casa, y a decir verdad, jamás pensé que algo así ocurriría.

Esperó detrás de mí cuando levanté la tapa de la cerradura para digitar la contraseña de ingreso, pero cuando abrí apenas un poco la puerta, mis ojos grises se abrieron como platos y prácticamente volví a cerrarla de un portazo haciendo que Yoon Gi golpeara con mi espalda al intentar avanzar. ¡Maldición! Lo había olvidado...

— ¿Qué ocurre contigo? —Gruñó.

— ¡Ah, espérame aquí! —Dije alterada, girándome para colocar mis manos sobre su pecho y empujarlo hacia un lado. — Solo un minuto, por favor, no entres.

— ¿Qué? No me importa que esté desordenado... —Comentó restándole importancia.

— A mí sí, no quiero que veas mi ropa interior por todo el lugar. —Mentí, fue lo único que se me ocurrió para hacer que se quedara afuera unos minutos afuera, pero mi plan no funcionó pues el chico arqueó una ceja y noté que estaba conteniendo una sonrisa.

— Como si ya no hubiera visto tus sostenes de encaje... —Murmuró y por poco terminó golpeándolo.

— ¡Yoon Gi! —Chille escandalizada, y sin esperar su respuesta entré al apartamento cerrando la puerta en su rostro.

Muy bien... Había mentido, mi ropa interior estaba guardada en el armario. Lo cierto era que la isla de la cocina, la mesa de noche y la cama estaban repletas de planos y maquetas, además de mis herramientas de trabajo. ¡Mierda, mierda! Literalmente corrí por todos lados recogiendo los papeles e intentando poner todo debajo de la cama y dentro del armario, lo último que necesitaba en ese momento era que el chico que esperaba del otro lado de mi puerta descubriera que no era psicóloga sino arquitecta.

Dos minutos después escuché unos leves golpes en la puerta y los murmullos inentendibles de Yoon Gi, lo único que sabía era que estaba molesto así que no tuve más opción que abrirle la puerta para que pudiera entrar después de que había logrado guardar todo lo relacionado a mi carrera real.

— ¿Tan desordenado estaba qué tardaste tanto? —Murmuró cruzándose de brazos mientras observaba todo el lugar, que en realidad no era mucho, todo se encontraba en una habitación, lo único que dividía la habitación de la cocina era una pequeña pared. — Con qué así luce tu habitación... —Agregó contemplando mi espacio desde la improvisada y pequeña casa.

— Si... Es un poco pequeño. —Comenté jugando con mis dedos, nerviosa.

— Es acogedor. —Reconoció regalándome otra de sus desarmadoras sonrisas.

Yo sonreí en modo de respuesta, tenía razón. Primero fui hasta la cocina, de la alacena saque dos paquetes de ramen, también saqué de la nevera el resto de ingredientes que necesitaba mientras que sentía la mirada de Yoon Gi puesta en mí todo el tiempo. Busque en la gaveta donde guardaba las ollas sacando la primera que encontré.

— Es muy grande... —Murmuró Yoon Gi a mis espaldas.

Rodé los ojos y rápidamente cambié la olla por una un poco más pequeña. Fui hasta el lavaplatos para llenarla de agua. De un momento a otro, el chico se encontraba a mi lado supervisando.

— Es demasiada agua... —Continuó con sus indicaciones.

— No te quejes, soy yo la que está cocinado. —Dije mirándolo de mala manera, él sonrió.

— No lo estás haciendo bien.

— ¡Entonces hazlo tú! —Solté, y él no se detuvo al momento de quitarme la olla de las manos para sacar la mitad del agua. — No soportas que los demás no hagan las cosas como quieres.

— Tienes razón. —Comentó sin mirarme.

Me crucé de brazos ya que ni picar las verduras me dejó. Él sólo preparó el resto de ingredientes mientras esperábamos que el agua hirviera para poner el ramen a calentar. No tuve más remedio que sentarme en el mesón de la cocina mientras él hacía todo. Me quedé en silencio todo ese tiempo, en secreto disfruté de aquella escena. Incluso Yoon Gi levantó las mangas de la sudadera, dejando ver la piel pálida de sus brazos, para que no le estorbaran mientras cocinaba. Era atractivo de cualquier manera, ya fuera que estuviera enojado o sonriendo como un tonto, incluso cuando me hacía la vida imposible... Mentiría si dijera que no me gustaba la manera en que su cabello caía sobre su frente tocando sutilmente sus pestañas.

— Se suponía que yo haría el Ramen... —Repuse cruzando mis piernas.

— Ya tendremos otra oportunidad para que lo hagas, cuando aprendas. —Repuso, siendo tan adorablemente frustrante como siempre.

— No dejas que mi trabajo sea fácil. —Me quejé, a pesar de tener una sonrisa en los labios.

— Si no hago eso... ¿Cómo creer que voy a divertirme? —Se estaba burlando de nuevo.

Faltaba poco para que el ramen estuviera listo. De pronto, Yoon Gi dejó a un lado los palillos con los revolvía la comida para luego pararse delante de mí, dejándome sin palabras. Sus manos reposaban tranquilamente sobre el mesón a cada lado de mi cuerpo. Esto no sería tan fácil... Mucho menos cuando mi corazón reaccionaba como loco cuando él estaba cerca.

— ¿Qué? —Pregunté en voz baja, nerviosa.

— Platos... —Murmuró con cierta diversión en su voz señalando la alacena que estaba sobre mi cabeza, era muy claro que notaba lo nerviosa que estaba.

— Ah... —Emití mirando de reojo hacia la alacena sintiéndome instantáneamente avergonzada. ¿En qué estaba pensando?

Y claro... No pensaba en ese momento pues apoyé también mis manos sobre el mesón para sostenerme al momento de bajarme, más no conté con que no le di tiempo a Yoon Gi de reaccionar, así que terminé saltando frente a él, cortando cualquier distancia que nos separaba, incluso me vi obligada a sujetarme de sus antebrazos cuando tambalee.

Otro momento de silencio en el que mi corazón latió acelerado...

Las orejas de Yoon Gi se colocaron rojas en cuestión de segundos...

De pronto se apartó con brusquedad cubriéndose la boca con una de sus manos. Me dio la espalda por un momento, no tenía que ser adivina para saber que su rostro seguramente estaba rojo también. Al menos podía notar que no era la única que reaccionaba ante esos acercamientos.

— Maldición... —Lo escuché decir. Él aún seguía sin mirarme. — Tendremos que poner unas cuantas reglas.

— ¿Reglas? ¿Porque? —Pregunté conteniendo la risa.

— Reglas para evitar estas cosas... —Dijo apenado. Y ya no pude contenerme más, comencé a reír.

— ¿A qué te refieres? —Figuí inocencia.

— Aish... —Exclamó poniendo los ojos en blanco. — Hazte a un lado. —Agregó cuando me vio con las intenciones de revisar el ramen.

Olvidamos el asunto de los platos porque Yoon Gi estaba más entusiasmado en que consiguiera una hoja de papel junto a lapiceros de colores, para mi suerte, tenía todo eso. Me encontraba en mi habitación buscando entre las cosas que había escondido, encontrado un blog de hojas blancas y mi estuche de lapiceros mientras que él organizaba la isla con la comida ya que la mesa del comedor no existía en mi departamento, si... tendríamos que comer en la cocina.

— ¿De verdad quieres hacer esto? —Pregunté cuando regresé junto a él.

— Por supuesto, tómalo como un contrato entre nosotros. —Dijo él tomando asiento a mi lado.

— Me encanta tu originalidad... —Dije sarcásticamente mientras dejaba el papel sobre la isla.

— Si, si... como sea. Pero tú escribirás, mi escritura es horrible. —Él ya había empezado a comer.

— Lo que si no me encanta es tu pereza, también quiero comer.

— Tú escribe, yo te daré de comer. —Dijo. Maldición...

Yoon Gi usó sus palillos para revolver el ramen y darme de probar, mientras que yo escribía la fecha y su nombre junto al mío.

— ¿Qué debo escribir?

— Escribe todo lo que te diga. —Dijo con la boca llena, no se le entendía nada. — Mediante el presente contrato hecho por Min Yoon Gi y Abril Bordonaba, se dejará estipulado el listado de reglas a tener en cuenta durante el periodo de trabajo...

— ¿Por qué mi nombre va después del tuyo?

— ¡Ya! No me interrumpas. —Se quejó y yo sonreí. — Esto, con el fin de lograr la armonía y la salud mental del señor Min y que la señorita Bordonaba no sea despedida antes de tiempo. —Continuó. No pude evitar rodar los ojos mientras escribía. — Ahora, diré primero mis reglas, después agregaremos las tuyas. ¿De acuerdo? —Yo asentí.

REGLAS DE MIN YOON GI PARA ABRIL

1. No holgazanear durante el trabajo.
2. No despertarme temprano si estuve trabajando toda la noche.
3. No escuchar detrás de las puertas o armarios. 
4. No salir con Jin Hyung.

— ¡Espera! ¿Qué es eso? —Lo interrumpí — No puedes pedirme no salir con Jin, eso se trata del trabajo, si salgo con Jin no es de tu incumbencia.

— Muy bien, muy bien... lo tacharé.

4. No salir con Jin Hyung.
5. No acosarme por mensajes.
6. Nada de contacto corporal.

— ¡Ja! ¿Por qué te tocaría? —Me quejé, sus reglas eran ridículas.

— ¡Lo haces todo el tiempo! Siempre estas tocándome, nunca sé cómo vas a actuar y tampoco sé cuándo vas a tocarme, siempre me tomas desprevenido, te acercas, acaricias mi cabello y lo secas cuando está mojado. ¿Te parece poco? —Dijo alterado, eso me hizo reír.

— Me haces ver como una pervertida.

— Eso eres... —Se defendió.

— Entonces... ¿Nada de contacto corporal? —Necesitaba burlarme de él, así que con un poco de impulso rodé mi silla para acercarme lo suficiente a él, sorprendiéndolo. Me incliné hacia delante cortando la distancia que nos separaba. Noté como su respiración se detuvo, incluso su cuerpo tembló ante mi contacto cuando me atreví a levantar una de mis manos para acariciar su cabello en la parte de atrás de su cuello. — ¿A esto te refieres con contacto corporal?

— Si... —Su voz apenas se podía escuchar, así que con una sonrisa me alejé. Rápidamente, Yoon Gi soltó la respiración que había contenido. — A eso me refiero, tendré que ser más específico.

7. No tocar mi cabello ni mi rostro.
8. No acercarse sin previo aviso.
9. Venir cada vez que te llame, sin importar que haces.
10. Cuidarme cuando esté enfermo aunque me niegue.
11. No dejarme beber más de dos botellas de soju.
12. No usar sostenes de encaje negro.

— Yoon Gi ¡Deja de jugar! — Lo regañé.

— Es broma, eso me agrada. —Dijo curvando sus labios en una sonrisa. ¡Pervertido!

12. No usar sostenes negros.
13. No interferir en mis decisiones.
14. No decir mentiras.
15. No usar mis cosas: ropa y cepillo de dientes.
(Lista sujeta a cambios)

Yoon Gi me regaló una sonrisa divertida cuando me regresó el papel para que continuara escribiendo. Realmente no podía creer que a esto se refiriera cuando decía "reglas" era una tontería, y sabía que no podríamos cumplir ni el 50% de lo que decía ese papel. Aun así estaba dispuesta a seguir con el juego para su tranquilidad.

REGLAS DE ABRIL PARA MIN YOON GI

1. Dejarme entrar al Genius Lab.

2. Comer cuando te lo pida.

3. Abrigarse cuando te lo pida.

4. Dejarme cuidarte como crea que es mejor.

(Incluye medicamento)

5. Nada de contacto corporal.

— ¿Tú también? —Me interrumpió curvando la comisura de sus labios en una sonrisa. — ¿Cuándo te he tocado? Debes ser más específica.

— ¿Debería hacer una lista de todas las veces que lo haces? —Él negó con la cabeza manteniendo la sonrisa en sus labios — Seré más específica si eso quieres.

— Si, si... —Dijo restándole importancia. — Come... —Agregó tomando un poco de kimchi para llevarlo a mi boca, manteniendo su mano por debajo de mi barbilla cuidando de que no cayera.

5. Nada de contacto corporal.
6. No cargarme ni sujetarme por la cintura.
7. No tomar mis manos.
8. Prohibido dormir en mis piernas.
9. No gritar ni enojarse sin justa causa.
10. No ignorar mis mensajes.
11. Cuidar de tus palabras
.
(Lista sujeta a cambios)

— Realmente no sé qué más escribir. Esto sigue siendo una tontería. —Me quejé cuando me quedé sin ideas, pero Yoon Gi interrumpió mis palabras dándome de comer.

— Con lo que escribiste está bien, siempre podemos agregar más cosas a la lista. —Comentó comiendo lo último que quedaba de ramen en la olla. — Estaba delicioso... Estoy lleno.

— ¡Claro que estás lleno! Prácticamente te lo comiste todo. —Me quejé rodando los ojos — Solo me diste una vez.

— Lo siento... —Dijo encogiéndose de hombros, claramente no lo sentía.

En ese momento noté una pequeña línea de salsa de kimchi junto a la comisura de sus labios. Y sin previo aviso, como él siempre decía, me incliné hacia delante haciendo que Yoon Gi me mirara a la expectativa, con esa expresión de sorpresa en su rostro. Sin preguntarle, con cuidado limpie la comisura de sus labios con mi dedo índice. Su cuerpo se tensó más yo no lo noté, estaba más concentrada en limpiar el sucio de comida de su rostro que en otra cosa.

— ¿Qué haces? —Susurró y yo sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo. Ahí fue que noté la cercanía entre nosotros, había cruzado la línea de nuevo.

— Limpiándote... —Susurré levantando la vista hacia él.

Fueron interminables los segundos de silencio para nosotros en los que solo nos mirábamos. Otra extraña sensación me invadió, y así entendí la razón por la que él quería que las reglas entre nosotros existieran. En ese momento quise apartar mi mano pero él la tomó en el aire, deteniéndome.

— ¿Para qué son las reglas? —Preguntó.

— Para romperlas... —Susurré y él sonrió negando con la cabeza.

— Estas no... —Dijo él en voz baja, sin apartarse ni apartarme. — Ahora firmaremos, a partir de ese momento, espero que no las vuelvas a romper como ahora... Ten un poco de piedad de mí.

— Tendré cuidado de ahora en adelante, no lo olvidaré. —Dije intentado que él soltara mi mano más no lo hizo.

— Por favor...

— Lo haré... —Prometí. — ¿Por qué es tan importante para ti?

— Tengo mis razones para hacerlo... No quiero tener que arrepentirme luego, las cosas que te pedí que no hicieras... —Hizo una pausa en la que soltó mi mano — Pueden llevarme a cometer un error. Después de todo... Sigo siendo un hombre. —Aquella última frase me hizo sonreír.

— ¿Tan difícil sería para ti si sigo haciendo esas cosas? —Pregunté mordiendo mi labio inferior, solo quería probarlo aunque fuera una sola vez. Él suspiró profundamente antes de responderme.

— Muy difícil...

— ¿Por qué? —Lo presioné, a lo que él sonrió curvando apenas la comisura de sus labios.

— Porque eres una mujer peligrosa, Abril.


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