Ámame si te atreves, jefe

By SraDeTaker

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Libro #1 Saga Rusos. La mayoría de nosotros esperamos encontrar un trabajo que nos haga suspirar, que nos hag... More

Sinopsis
⚠AVISO⚠
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo Especial (I)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo Especial II
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 26 parte II
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo Especial III
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 12

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By SraDeTaker

Hay días que uno amanece feliz sin importar que el clima en Alemania no sea el adecuado. Por ejemplo, ese es mi caso hoy, el cielo está nublado, bastante oscuro y los pájaros no cantan porque está cayendo un tremendo aguacero. Hace el peor de los fríos y no tengo idea de dónde está mi sombrilla, pero nada que un delicioso chocolatito caliente, no pueda quitar para aliviar el torrente de hielo que es la calle.

¡Pero eso no me importa porque hoy recibo mi primer sueldo en la compañía!

Es una hermosa mañana lluviosa, en donde no se puede salir a trabajar, eso creía yo, pero mágicamente antes de que los pequeños vientos y la leve lluvia cayera, hacía un sol que te derretía. Tina llegó un poquito mojada, y es extraño porque ella es la persona más cuidadosa de todo Berlín.

Y eso que la chica del tiempo dijo que no llovería. Sé qué nadie les cree, pero por primera vez en la vida, quise creerle nada más porque hoy me pagaban.

Y aquí estoy en la oficina, un martes por la mañana, día de cobro y con muchas ganas de salir a pagar el alquiler de la toga y el birrete. Tenía chance de pagarlo hasta esta semana porque el próximo viernes es mi acto de graduación.

—Leah apareció esta mañana echando espuma por la boca. Tuvo un accidente de popó de paloma —Tina y yo nos vemos las caras asqueadas por lo que nos decía Gaby—. Le he dicho muchas veces a Günther que termine las negociaciones con ella porque no deja ninguna ganancia a la empresa, pero él piensa firmemente en que ella lo busca por trabajo... La mujer prácticamente se derrite por él...  —empezamos a reír a carcajadas.

Esto es tan simple que me encanta. 

Hablar con dos personas acerca de todo y nada, reír mientras nos contamos chismes sobre la compañía, me encanta.

Las miradas de todos caen en nosotras, haciéndonos sentir extrañas, Gaby me señala la puerta de Günther y al girarme a verlo, él estaba con mala cara observándonos, hizo un pequeño movimiento de cabeza para que fueran a su oficina. 

Sinceramente no sabía si era a mí a la que llamaban y se me ocurrió la brillante idea de señalarme, cosa que lo hizo molestar y dejar la puerta abierta, para desaparecer dentro de ese tenebroso lugar.

—Nos vemos después, chicas —me despido, levantándome de la silla y tomando mi agenda para ir a mi destino final.

—¡Suerte! —dicen las dos al unísono.

La necesito... El buen momento de ayer ya no existe hoy.

Mi felicidad de la quincena...

Llego resignada a la oficina y cierro la puerta en total silencio, él no dijo nada y yo me quedé parada frente a su escritorio, esperando a que me hablara.

—¿Por qué te demoraste tanto en venir aquí? —pregunta mi esposo ausente, molesto. 

Qué raro, en la oficina parece un ogro molesto e histérico, pero en casa parece cordero buenorro.

Vaya sorpresa.

—Buenos días, señor Schwarzgruber, yo también amanecí bien. Espero que su desayuno esta vez sí fuera de su agrado —respondo, sarcásticamente, haciendo que me lancé dagas con sus ojos—. Sinceramente no sé qué le pasa, señor. El desayuno estuvo a la hora, su agenda está llena hasta después de las 4 y su padre llamó en la mañana para decirle que quería almorzar con usted.

Me ignora por completo y por arte de magia, el señor Müller entra a la oficina molesto también.

¿Es que nadie se alegra de recibir su sueldo? Perdón, por ser tan necesitada. 

—¡Günther, no tenías que hablarme así por teléfono! —la puerta es cerrada con fuerza, asustándome, él se pasa las manos por su rostro, al ver a su padre en su oficina—. ¿No te conformaste con gritarme anoche? ¡¿Acaso olvidaste que yo soy tu padre y merezco respeto?!

Creo que es mejor que me retire.

—¡No, Daphne! —la voz de Günther, me detiene, él se levanta de la silla para ponerse a mi lado—. Te dije que no iba a jugar a la familia con ella. Te dije que debías calmar tus impulsos egoístas porque no iba a tocarla —sus fríos ojos, se posan en su padre—. Me diste una esposa, no un objeto para satisfacer tus deseos. Te lo dije, no te voy a dar ningún nieto porque solo es tu decisión.

—Daphne firmó un contrato y en eso entra el tener hijos —responde con frialdad—. No lo estoy pidiendo ahora, estoy diciendo que todo lo que yo estoy diciendo, fue leído, aprobado y firmado por ella. No hay ningún margen de error por mi parte. 

Él se gira a verme, haciéndome sentir nerviosa, aparto la mirada.  

—No creí que conocería al señor Schwarzgruber. Por eso he accedido y firmado el contrato —admito con vergüenza.

—Necesito hablar con ella. Anton, vete.

—Hijo...

—Hablaré contigo en el almuerzo, ahora vete —le ordenó con enojo. 

No me atrevo a mirarle la cara en estos momentos porque estoy avergonzada. No recordaba que tanto tenía que cumplir y simplemente accedí a todo para poder ayudar a la empresa. 

Siento que he cometido un error...

—¿Tanto necesitas el dinero que ni siquiera te tomaste la delicadeza de leer el contrato? —me toca el brazo para que lo vea, iba a decir algo, pero me interrumpe—. No he terminado de hablar, espera tu turno o que yo te diga.

Me empiezo a reír porque ahora sí va a actuar como jefe y me va a hacer callar.

¿Quién se cree que es? Ah, mi jefe, pero eso es todo. No tiene por qué hablarme así. 

—¿Por qué de todas las mujeres que hay en el mundo, tenías que ser tú? No leíste las letras pequeñas y ahora debes cumplir obligaciones que no eran necesarias —dejó de reír y me cruzo de brazos, mirándolo mal—. Estamos en la compañía, no me hagas esas malas caras porque sigo siendo tu jefe y el dueño de todo esto. Te estoy haciendo preguntas normales —parpadeo varias veces y lo veo exasperarse—. Ah, es que no se puede tener una conversación normal contigo.

Decido dar por terminada la conversación porque esto no llevará a ningún lado. Empiezo a caminar hacia la puerta, ya que no es un tema que se deba hablar aquí.

—¡No me ignores que te estoy hablando! —se acerca hasta bloquearme el paso y no poder salir—. Daphne, te estoy hablando. ¿Por favor puedes responderme? —murmura, estaba tan cerca que me causó escalofríos.

Suspiro tratando de calmar mis nervios y lo enfrento, pero verlo es peor de lo que yo esperaba. 

Está tan cerca que me da miedo lo que pueda pasar.

—Primero, me dijo que tenía que esperar mi turno para hablar, eso estoy haciendo porque usted está animado teniendo su monólogo —lo señalo con mi índice—. ¿Será que mi jefe me otorgará la dicha de poder dirigirle la palabra? Segundo, está invadiendo mi espacio personal y nos encontramos en la compañía —tensa la mandíbula y se aleja más enojado que antes—. Tercero, si leí el contrato, pero no le di importancia porque no pensé que nos veríamos en los próximos 5 años, que duraría. El señor Müller nunca me dijo que usted sería mi jefe, 2 años después —me lanza una mirada de odio y se vuelve a acercar—. Claro que necesitaba el dinero y por esa razón accedí a todo lo que pedía su padre, pero como dije, no recordaba nada, ya que las probabilidades de vernos eran nulas.

—Entonces, el día de mañana te hago un contrato para que lo firmes porque hay dinero de por medio, ¿lo harías? —suelto una carcajada, él se pone serio—. No le veo la gracia a nada de esto, Daphne. ¿Sabes lo mal que se siente tener que acceder a todo lo que dice Anton porque está en un contrato? —pregunta indignado.

—No, porque no necesito el dinero. Es simple. ¿Cuándo fue que se empezó a sentir mal, señor Schwarzgruber? ¿Antes o después de conocerme? Porque usted también leyó y firmó lo que se le pedía hacer durante todo este tiempo. No me haga la mala de esta historia cuando usted estuvo de acuerdo en todo también —me mira sorprendido y una sonrisa maliciosa se le escapa.

Camina rápidamente hasta quedar a centímetros de mí. Me sorprendo cuando mi espalda choca con la pared y los nervios me aceleran el corazón. El olor de su perfume invade mi nariz, la agenda se me cae de las manos, siendo el único sonido fuerte que se escuchó.

—¿Nerviosa? —acerca su boca a mi mejilla y empieza a susurrar en mi oído—. Tranquila, no haré nada que no quieras —se aleja y yo trato de recuperar mi respiración.

—No vuelvas a acercarte así. ¡No creas que soy una zorra como las que sueles conseguir y le permites todo! —le grito molesta. 

Günther se vuelve a reír y veo sus ojos oscurecer.

—A ti te vale verga como yo me siento por todo esto. Tú me importas, aunque no lo creas —se acerca nuevamente, dándome una mirada tierna—. No quiero que me odies más, no sé qué hacer contigo. Me estás empezando a volver loco, Daph —susurra, su voz era ronca, cosa que hizo que se me erizara la piel.

—Aléjate de mí, por favor... —pido nerviosa—. Estamos en la compañía y no quiero que se malinterprete nuestra relación.

—No me importa lo que piensen los demás. Mi empresa, mis reglas, mi mujer —y sin esperar más me besó.

¡Mi esposo ausente me besó!

[...]

\o/

Esto es todo amigos :3

Nota importante: ¡Ya nació mi sobrina! 🎉🎉. Por ella empecé a escribir esta novela👑.

Que tengan bonito fin de semana ʕʘ̅͜ʘ̅ʔ

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Nos leemos pronto ✌👋👋

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