Ámame si te atreves, jefe

By SraDeTaker

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Libro #1 Saga Rusos. La mayoría de nosotros esperamos encontrar un trabajo que nos haga suspirar, que nos hag... More

Sinopsis
⚠AVISO⚠
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo Especial (I)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo Especial II
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 26 parte II
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo Especial III
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 11

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By SraDeTaker

Siento un cosquilleo por mi cuello y una respiración que desciende hasta mi pecho. Unas manos acarician mi abdomen de manera pausada provocando que se me escapen varios suspiros, una mano grande y experimentada toma uno de mis pechos acariciándolo. Abro mis ojos al sentir la lengua de él en mi seno libre y su mano bajando hacia mi pelvis.

Mete su mano en mis bragas y empieza a acariciarme suavemente.

Un gemido se escapa de mi boca haciéndolo gruñir de satisfacción. Saca su miembro y lo coloca en la entrada de mi parte íntima. Ansiosa y ya bastante mojada comienzo a moverme haciéndolo entrar lentamente y miles de sensaciones inexplicables hacen temblar a mi cuerpo.

—Daphne... —me llaman a lo lejos—, despierta, ¿qué haces ahí? Estuviste enferma hace unos días y no quiero que te vuelva a pasar —me pide una voz familiar.

Incómoda y bastante frustrada, abro mis ojos tratando de adaptarme a la luz del ascensor.

¿Eso quiere decir que soñé todo lo que sucedió?

«No deberías enojarte, ¿quién te mandó a tener sueños deliciosos? Por lo menos sabemos quién fue el protagonista de tu película para adultos», me río ante esos pensamientos.

Esto es indignante.

Se supone que no debería tener estos pensamientos y mucho menos imaginar que la persona que odio, está teniendo relaciones con mi esposo ausente.

¡Qué divertida es la situación que me estoy llevando por culpa de ese hombre!

—Venga, ¿por qué estás parada como una estatua en el ascensor? —me pregunta Günther, extendiendo su mano para tomar las bolsas en las que traía la comida—. ¿No tenías otro juego de llaves? Tenías que haberme dicho y no te dejaba sin llaves.

—De verdad que no entiendo lo que está pasando —él me mira extrañado, sin entender lo que pasaba—. ¿No estás teniendo una noche de pasión con la mujer que te estaba acariciando en la oficina? —pregunto molesta.

«Pues te valió que yo no tuviera llaves, para venir a tener sexo con otra mujer en mi casa», suspiro exasperada ante mis pensamientos.

—¿Noche de pasión? Pues no, vine en el otro ascensor que me dejó dos pisos más abajo porque no sabía cuál era tu departamento —cuestiona socarrón, lo miro mal mientras empiezo a caminar fuera del ascensor—. No me mires así, de verdad que acabo de llegar. Puedes verme ahora mismo como estoy vestido —se señala, hago una mueca, al verlo con su traje y maletín del trabajo.

Que rabia.

—¿Entonces quien está teniendo sexo en mi casa? —alza una ceja incrédulo—. Para mí eras tú con la mujer que quiso que fuera su secretaria. —me quejo.

—Bueno, te puedo asegurar que no soy yo porque acabo de llegar —alza las manos en son de paz, nos empezamos a reír y nos paramos frente a la puerta de mi departamento.

Me golpeo la frente, al descubrir algo, cuando miro el número en la puerta.

—No es mi casa —lo miro avergonzada—. Es la puerta del final, no está de aquí.

Señalo al fondo, él me ve con picardía, cosa que me hace odiarlo.

—Ya sé que si tienes un sueño en donde yo estoy haciendo algo, me ganaré un problema en la vida real —empieza a caminar—. ¿Vamos o quieres ser la tercera en esa casa?

—Eres un idiota.

—Y tú eres ciega.

Me enoja haber hecho el ridículo, pero a la vez me siento aliviada al saber que todo estuvo en mi imaginación. Bueno, no la parte del sexo, pero en donde no fuera él, el protagonista.

No parece una mala persona si lo veo bien, pero no quiero hacerme ilusiones efímeras con este hombre. Mi esposo ausente parece una persona que te dice que debes irte, si te acercas demasiado a él.

[...]

Después de un rato, le enseñé el departamento, que gracias a que vino una persona a limpiarlo, ahora se encontraba completamente ordenado. Me sentía cómoda al verlo tan arreglado y olía tan bien, que me sentía en las nubes.

No es que mi casa no estuviera limpia o no tuviese ningún tipo de olor, pero debido a la cantidad de cosas que vinieron apareciendo estos últimos días, el olor terminó por ser a cajas y polvo. Claramente eso ya no dejaría que el olor a playa del desinfectante, había desaparecido por completo.

También era un poco extraño tener a alguien en casa, he vivido sola desde hace años y no estaba acostumbrada a hablar con alguien, pero no parece tan mala idea tener un compañero de piso.

Sí, él es un compañero de piso. Es preferible decirle así, en vez de esposo. Por lo menos aquí en casa, no será mi esposo ausente, será mi inquilino.

—Aunque es obvio que mi casa no es tan grande como la tuya, tengo todo lo necesario aquí. Hay dos habitaciones, la principal será mía, que tiene su propio baño, así que no tendrás problema en usar la tuya, solo que el baño si es afuera. No recibo muchas visitas, así que es tuyo, durante tu estadía aquí —le comento, mientras iba mostrándole la casa—. La cocina está remodelada, así que no es muy grande, pero es perfecta, ahí están los estantes y guardo los platos, vasos o cubiertos —señalo el estante de arriba—. El microondas ahí y en la otra esquina, mi nevera de dos puertas.

—Es igual a la mía...

—Tengo gustos caros si se trata de refrigerar mi comida —agrego, mientras le enseño la sala—. Quería poner un comedor, pero como la visita en casa siempre es de dos personas, quise que la encimera fuera mi comedor. Es práctico y no ocupa espacio —alza una ceja—. Ahí está el sofá, no hay sillones porque quería todo diferente, el equipo de sonido por allá y las luces son automáticas... eso sería todo.

Lo miro con vergüenza.

—¿Por qué pones esa cara? La casa está muy bonita y fue hecha a tu gusto... ¿En dónde se ve la televisión? No puedo dormir sin antes ver mi serie —me cruzo de brazos ante su respuesta—. ¿Qué? No soy exigente, solo pregunto por un electrodoméstico.

—Estoy ahorrando, pero detuve todo porque en unos días es mi graduación —asiente, mirando una pared con un cuadro abstracto—. ¿Qué serie ves y qué estás pensando ahora mismo?

—Viviendo con el enemigo... casos de asesinatos. No puedo dormir sin antes ver un caso y relajarme —me río—. En mi habitación tampoco hay televisión. Por la hora no puedo encargar uno, pero probablemente para mañana vengan dos televisores. Uno para mí y otro ahí, además, podemos quitar ese sofá en forma de L, de la pared y ponerlo enfrente de la TV, para que sea más cómodo para ti poder ver algo.

—Pero mi cuadro abstracto es una belleza y mi sofá se ve hermoso desde la pared —me siento en el sofá, haciéndolo reír—. La televisión no es necesario, puedes tenerla en tu habitación —se sienta en la mesita de café, después de quitarse el saco y ponerlo en la esquina del sofá. Estoy amueblando poco a poco, pero no es necesario que compres cosas que no podré pagar después. Se verá feo una televisión aquí en la sala...

—Es mover un cuadro de un lado a otro y seguirá siendo abstracto. Además, si mi padre viene y no ve que hay televisores, se dará cuenta de que no estoy aportando nada en esta casa, con respecto a mis gustos —rio por lo que dice—. Es normal sentir que estoy invadiendo tu vida, pero es necesario que también tenga cosas aquí. No tengo malos gustos y también tengo una diseñadora de interiores, que se encarga de decorar todo lo que me gusta —miro hacia el cuadro, con tristeza—. ¿Dije algo malo? No quiero incomodarte, pero es necesario que tenga presencia en este lugar, para yo también sentirme cómodo.

—Es que esperé mucho tiempo por tener mi casa lista y ahora resulta que tengo que compartirla con el hombre que me casé —suspiro desanimada—. Todo ha sido comprado con esfuerzo y por eso quisiera mantener todo como está...

—Es suficiente con odiarnos en la oficina —dice, lo vuelvo a ver—. La casa no debe ser un campo de guerra. Prometo que si ayudo a comprar cualquier cosa aquí, no te lo cobraré. Digamos que será un pago por haberme acompañado a la casa de mi padre.

—Bueno, está bien. Aunque no quiero que me pagues nada y los cambios no deben ser muy costosos o grandes. De verdad que me gusta mucho la forma de mi casa así —admito.

—Fue un vistazo rápido, pero la casa tendrá aire acondicionado completamente, también tu habitación tendrá una televisión y la mía un closet más grande, me gustan las ventanas con persianas y el suelo tendrá una mota gris —me guiña su ojo.

—Eso es demasiado, Günther —me levanto del sofá—. No saldré de casa y no puedo esperar a que ellos terminen cuando les dé la gana.

—Cuando lleguemos del trabajo estará todo listo —voy hacia la cocina, sintiendo sus pasos detrás de mí—. No tendrás que salir a ningún lado porque mi gente es bastante eficiente para hacer su trabajo.

Veo la hora en el reloj de la cocina, es hora de irme a dormir, no tengo apetito por la visita ahora mismo, voy a la nevera y saco una botella de agua, él me ve y alzando una ceja, se acerca a la cocina.

—¿Qué? Es agua mineral —señala el reloj—. ¿Qué tiene? Es un chef hermoso.

—Pero en esta casa no comes —me repasa y abre la nevera—. Tantas cosas que puedes hacer y decides tomar agua. Es importante comer y no saltarse las comidas, Daphne. Te vi ese día y estuviste mal porque te falta vitamina y una buena nutrición.

Ay, no...

—Günther...

—Yo hago ejercicios todos los días, pero eso no quiere decir que tú debas hacerlo. Lo único que sí harás es tener una buena nutrición, para evitar que tengas cólicos o un sangrado más fuerte —busca preparar un sandwich.

Suelto una carcajada.

—Günther, aunque tenga una buena alimentación, los cólicos me siguen dando y el sangrado excesivo nunca sucedió. Tengo 5 días de sangrado normal. Es la conversación más random que tengo con mi jefe.

—Soy tu esposo —me corrige—. Bueno, solo quiero que cuides tu salud un poco más —deja el pan, tomate, lechuga y mayonesa—. Es comer lo que quieras, pero nunca permitirte caer enferma, ¿me entiendes?

Se me hizo un nudo en la garganta por pensar que a él la pasó mal cuando sucedió lo de Hope, me hago de la vista gorda y empiezo hacerme la interesante hasta hacerlo sonreír de nuevo. Podremos tener diferencias, pero no me gusta ver a las personas estar tristes o que recuerden algo de su vida que los marcó por completo.

—¿Cocinarás para mí? —frunce el ceño al ver el pan—. Ya, está bien. Entendí que solo es pan y no necesitas cocinar si harás un sandwich —alza una ceja divertido—. Eres tonto, me caes mal.

—Eres tonta, me caes mal...

Soltamos una carcajada, mi corazón me da un latido que no me parece.

No estamos jugando a ser esposos de verdad, es solo una convivencia sana...

Recuerda eso, Daphne.

—Yo haré mi propia comida —le doy un caderazo, moviéndolo un poco, él se ríe.

—Va, pero que sepas que cocino como un chef.

—Yo también —lo miro con soberbia.

Después de unas largas charlas divertidas, descubrí que, efectivamente, mi esposo ausente no es tan mala persona. Podría decir que es agradable... mucho. Mi corazón me dio un latido que no era necesario, por un momento me asusté, pero no era necesario sufrir por eso.

Personas cálidas no he tenido por mucho tiempo.

[...]

Tomé una ducha después de cenar, estaba cansada, pero entendí lo que Günther había dicho del aire acondicionado. Esta semana iba a comprar uno y probablemente lo instalarían en unos días. No tenemos más, que unas ventanas que nos refrescan la habitación.

Iba a comentarle algo de la oficina, cuando vi su puerta abierta y lo escuche hablando por el celular bastante alterado.

—¡Pero te he dicho que no es necesario, Anton! Que tú quieras tener nietos, no quiere decir que voy a obligarla a tener relaciones conmigo —espeta molesto—. Nos obligaste a vivir juntos por ese contrato y no te importó que yo fuera un desconocido para ella. No le haré nada, pero le ofreciste a una mujer que conviva con un extraño, por tus egoístas deseos —sonrío, al escucharlo hablar—. Claro, todo lo arreglas con que soy tu hijo y estás preocupado. No necesito una mujer en casa para tener sexo y no necesitabas pedirle a Daphne nada, para obligarla a estar conmigo.

Y así terminó su llamada y yo me fui a la habitación con una enorme sonrisa. Por fin alguien ponía en su lugar al señor Anton, y si mañana lo veo, me toca a mí ponerlo en su sitio, por lo que sea que le haya pedido a mi esposo ausente.

No es tan malo tener a una persona que cuida de ti.

[...]

\o/

Todo está tomando ritmo y nos va a dirigir al camino de la verdad.

Nota importante: Mañana (05/07/) me convierto en tía. ¡Tendré a mi primera sobrina! 🎉🎉🎉

Que tengan bonita noche ʕʘ̅͜ʘ̅ʔ

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