Ámame si te atreves, jefe

By SraDeTaker

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Libro #1 Saga Rusos. La mayoría de nosotros esperamos encontrar un trabajo que nos haga suspirar, que nos hag... More

Sinopsis
⚠AVISO⚠
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo Especial (I)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo Especial II
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 26 parte II
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo Especial III
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo Final
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 8

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By SraDeTaker

Günther.

Pasé mi niñez, la mayor parte del tiempo estudiando o solo, viví en un internado en mi adolescencia porque mis padres estaban demasiado ocupados trabajando para hacer dinero. Tuve una nana que era todo para mí. Ella era quien me esperaba cada vez que yo regresaba del instituto por vacaciones. Ella prometió estar conmigo y me amó hasta el final de sus días. La última navidad que pasamos juntos, fue en el verano de mis 22.

Después de eso, jamás volvió a mi vida.

El trabajo para mis padres siempre ha sido el tema del año. Nunca se descansa si hay oportunidad de adelantar, discutir o reorganizar algo pendiente. Puedo decir que sí, tuve muchísimo amor de parte de ellos, pero su presencia me hacía falta. Me llenaron de cosas innecesarias, enviaron a mi nana cuando las reuniones en el instituto les llegaban y así fui creciendo.

Crecí con un amor a medias, pero lo hice bien.

Conocí a Hope, cuando estaba en el instituto de Gales. Cuando estaba en clases, la mayoría de las veces me iba para su casa. Éramos los mejores amigos que todos envidiaban. Siempre nos defendimos y sí, Hope era rubia o eso creí. De hecho, yo en todas las mujeres buscaba que ella apareciera.

Quería volver a encontrarla en todos lados.

A los 18 me enamoré, a los 20 empecé a salir con Hope y creé la empresa de seguros, a los 22 me gradué de economista y a los 27 terminó mi relación definitivamente porque había muerto.

He sufrido en silencio por la ausencia de la mujer que yo más he amado en esta tierra. Siempre he sido un hombre serio y por razones de la vida, decidí tener muchas mujeres, sin mezclar sentimientos innecesarios. Quería casarme con ella y no tener un final feliz, quería un comienzo diariamente. Que nuestra vida de casados fuera una aventura llena de mucho amor... no un final trágico como el que nos tocó.

¿Otro bastardo? Mi padre. Él buscaba desde hace años casarme con alguien, solo que nunca le di la oportunidad de hablar de ese tema. En uno de los cumpleaños de mi madre, por seguirle el juego, hoy me encuentro casado con la mujer que es mi esposa.

No creí que se lo tomara tan en serio.

—Vamos, hijo. Dale la oportunidad a la joven que te estoy diciendo. Ella no es una mala mujer y mucho menos es interesada. Eso te lo puedo asegurar —le brillaban los ojos, solo podía reírme porque era la primera vez que mi padre me pedía algo —. Por favor, Günther, necesito que hagas esto. Prometo que si lo haces te daré mi empresa y tendrás tu herencia antes de que tu madre o yo, dejemos esta tierra —ruega con ojos de cachorro.

No quiero que mueran y mucho menos me importa lo que me está ofreciendo.

—Anton, querido padre, ¿dejarás a mamá sin herencia con tal de que yo me case con una mujer que no conozco? —le pregunto serio, él me ve molesto, pero igualmente asiente—. Bien, pero no los dejaré en la calle. La única manera que acepte todo esto, es mediante un contrato.

Una separación de bienes me parece la mejor idea. No confío en nadie y es mejor que lo mío, siga siendo mío después del matrimonio.

—Bien, pero el matrimonio debe durar 5 años como mínimo. Debes convivir con ella en la misma casa, se deben casar frente a todos después de cierto tiempo y lo más importante, debe haber un sentimiento de cariño o compañerismo. Quiero nietos, pero no los quiero en un mundo donde no fueron ni deseados ni serán queridos por sus padres—alzo una ceja cruzándome de brazos—. Te daré lo que prometí, así que por favor, no dañes a la joven.

El dinero no me hace falta, pero verlo así para que me case, a tal punto de no importarle nada y rogarme, fue prácticamente por eso que decidí aceptar casarme. Pero debo aclarar que no consideré la petición de mi padre.

Quiero decir, creí que era una separación de bienes, no que era un matrimonio por contrato.

No me voy a sentir cómodo viviendo con ella. Por muchos años he vivido solo, nunca he estado acompañado por alguien más. De hecho, ni siquiera con Hope pude hacerlo. Daphne es extraña, sonríe si le hablo mal, no me obedece como su jefe, aunque igualmente hace el trabajo. Me parece una mujer bastante fuerte y hermosa para su corta edad.

Es atractiva también y eso no lo puedo negar.

Pero...

No confío en ella, algo me dice que se trae algo entre manos. Es trabajadora, no sé si le parezco atractivo porque lo único que hace es demostrar odio hacia mi persona. Sí, es inocente del mundo que la rodea, es muy terca y desde un tiempo para acá, me gusta la idea de molestarla. Cuando está nerviosa frunce el ceño y me parece extraño y atractivo. Pero también puede ver que tiene algunos problemas en su mano derecha.

¿Esas son cosas que me hacen preguntarme qué le pasó?

—Llamando a tierra al bombón castaño —la voz de Ivan, me saca de mis pensamientos—. Últimamente te encuentras bastante extraño... más de lo normal. ¿Me puedes decir que te sucede? —pregunta, curioso.

Estábamos haciendo nuestra rutina matutina. Nuestro momento de botar estrés en el gimnasio.

—Ivan, no continuemos con esa conversación, que no nos va a llevar a ningún lugar —suelta una carcajada, a veces creo que ser tonto es su segundo pasatiempo—. Tampoco voy a preguntar de qué te ríes. También sería muy bueno que dejes de llamarme bombón castaño —estiro mis piernas mientras coloco mis brazos a los lados.

—En la mañana amaneces más adorable. Qué bonito eres, bombón —habla con sarcasmo—. ¿Por qué decidiste volver a tu color de cabello natural y sacarte los lentes de contacto? —hago una mueca de desagrado, porque es la quinta vez que me pregunta lo mismo—. No te molestes, Günther, solo es una pregunta. ¿Te está gustando la pelirroja? —parpadea inocentemente.

De inocente solo le quedan las pestañas.

—Desde que te dejas someter por Tina —se le borra su sonrisa y yo sonrío satisfecho—. Solo decidí dejar atrás lo que sucedió con Hope. Seguir buscando cambiar físicamente para estar bien, solo me deprimía más —asiente, mirándome obvio—. Había olvidado que tenía una esposa, para empezar por ahí, pero no lo sé y estoy siendo honesto. Me molesta saber que mi padre le ofreció dinero para estar en este matrimonio, pero me juró que ella no era una interesada.

—¿Cuál es la diferencia entre Daphne y tú, Günther? A ella le dieron dinero, cosa que se acaba muy rápido, pero a ti tu padre te dio la herencia de su familia y la empresa de arquitectura —me mira obvio, aparto la mirada, intentando olvidar eso último que dijo—. No hay diferencia... Bueno, sí. En este caso tú tendrás más dinero que ella para siempre. Ella a final de mes tiene su acto de graduación y es una jovencita que tenía deudas, así que no creo que estuviese mal ese dinero. Te recuerdo que su sueldo es el de una practicante por no tener el título que pedía el cargo de asistente.

—Era secretaria con mi padre...

—Y ahora es una asistente con un pago de practicante. Günther, solo vio una oportunidad laboral mientras espera seguir ascendiendo con sudor y te apuesto que lágrimas también. Recibes dinero, arreglas lo que te faltaba y compras lo necesario. El resto lo donó o regresó... no sé. No le busques excusas o algo malo a Daphne, para no admitir que te está atrayendo alguien completamente diferente a Hope.

No soy un tonto y sé lo qué me pasa con ella y no es que me guste, pero me cabrean algunas cosas. Mejor dicho, si me gusta por como es y físicamente esa pequeña pelirroja es jodidamente atractiva, pero no sé en qué parte de su mundo vengo a entrar yo, ya que siente más odio que gusto por mí.

Me gusta, es una mujer hermosa y me cabrea que el interés sea lo que nos vaya a manejar en este matrimonio por contrato.

[...]

Encontrar la casa con las luces apagadas es el pan nuestro de cada día en mi casa. Si ella y yo viviéramos juntos como pide mi padre, probablemente ella se sienta sola, pero no veo problema si me mudo con ella. Tal vez si me voy a vivir con ella, puede que me acostumbre y no sea todo tan silencioso como ahora y la casa huela a hogar.

Tomo una ducha fría para apartar estos extraños, pero muy significativos pensamientos. Además de que la hora para ir a casa de mi padre se acercaba.

Me pongo un pantalón deportivo color negro, una sudadera beige y unos zapatos deportivos negros con beige. Iría a casa de mi padre, pero no era una comida formal, así que no es necesario tener una ropa de gala para esto. Me miro al espejo mientras me pongo mi Rolex y termino de arreglar.

Iré a un lugar que si llego solo, probablemente mi padre enloquezca.

El timbre de mi departamento suena, haciendo que regrese a mi realidad, me llevo la botella de perfume para ponérmelo mientras camino a la puerta de la casa. No es un lugar pequeño, pero como no espero a nadie...

Dejo el perfume en la mesa que estaba al lado de la puerta, que al abrirla, me sorprende verla frente a mi casa.

—¿Cómo sabes mi dirección? —es lo primero que le digo al verla, ella me ve asustada, haciéndome tragar grueso—. La quincena aún no llega, pero no sabía que podrías venir al otro lado de la ciudad para cobrarme.

Soy un tonto, lo sé, pero es que necesito molestarla.

—¿Crees que vine por la quincena? —su fina y dulce voz, me hacen acelerar el corazón—. Soy una pasante, créeme que mi quincena no me alcanza para poder comprarme eso —señala mi reloj, miro sus ojos, que me esquivan con toda la intención del mundo.

Es extraña, según no quería ir a lo de mi padre...

Ahora que la miro bien, estoy seguro de que ella es la mujer que me hizo pasar un mal rato cuando venía de Rusia hace unos años.

Tengo pruebas y cero dudas.

Le hago señas para que pase y está muy hermosa con un pantalón negro, una camisa blanca de rayas negras, un abrigo beige y unos botines del mismo color.

Hermosa.

—Supongo que debo estar presentable para su familia porque no deja de verme —cierro la puerta después de un rato, y mi vista viaja hacia su rostro, que tenía una cara de burla—. Anton me envió la dirección de tu pequeño hogar, así que vine, para evitar que la persona que me persigue, le diga a tu padre que nunca fuiste por mí —me repasa con la mirada, sin ningún tipo de discreción—. Parece que fueras al gimnasio vestido así.

—Pareciera que fueras al gimnasio vestido así —imito su voz, de manera chillona—. Podías haberme avisado que si iríamos a casa de mi familia —río secamente—, pero sí, estás vestida muy hermosa.

Se queda callada unos segundos antes de volver a hablar.

—Ay, sabes decir cosas bonitas de esa boca malvada —hace una mueca de desagrado.

—Puedo hacer muchas cosas con esta boca —sonrío, haciéndola enojar—. No todo el tiempo soy el CEO dueño de una empresa. Hoy quise jugar a ser esposos contigo.

—¿Vamos o tenemos que hablar aquí? —ignora lo que le digo.

—Vamos a jugar un rato con la familia —voy al mesón de la cocina a buscar las llaves y mi celular, para poder irnos de aquí—. No viven muy lejos, así qué...

Fui interrumpido por el sonido de mi celular, que al verlo, sonrío porque es mi padre.

Llamada entrante:

—Caray, ¿estabas esperando a que tomara el celular para llamarme? Anton, ¿acaso me estás vigilando? —pregunto, al responder el celular.

—Es que quería saber si ya estaban camino a casa. Porque están camino a casa, ¿verdad, Günther?

Pongo en duda de que me está preguntando.

—Es fin de semana, papá. Daphne está cansada y le gusta dormir los sábados. ¿Por qué quieres interrumpir su paz mental? —replico, caminando hacia la salida, ella viene detrás de mí molesta.

¿Ahora qué hice?

Ella me pasa por el lado para que cierre la puerta y deja su delicioso aroma a vainilla a su paso.

Oler a vainilla es lo más cliché del mundo, pero a ella le queda increíble.

—Pues deben venir a ver el partido. Ya tienen un mes de estar compartiendo como una pareja casada. No hemos compartido nunca como una familia de 4. Nos vemos en unas horas, Gun —cortó la llamada sin esperar mi respuesta.

Él sabe que odio que me diga Gun...

—¿Problemas en el paraíso? —pregunta con burla.

—Ya verás quien ríe mejor en todo esto —respondo, molesto—. Eres hermosa cuando no peleas, Daph.

—Tan casual para cambiar el tema.

No me molestaría compartir mis fines de semana contigo, pero por ahora, lo mantendré en secreto y te haré la vida un poco complicada.

Tengo miedo de enamorarme y terminar lastimado como cuando estaba con Hope.

El amor daña...

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