DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proc...

By IsabeleGPedroso

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Dieciséis años, hermosa y con ciertas habilidades especiales, inexplicables para ella misma. Ella, la cual nu... More

Bilogía de Megana
L'inizio
Viaggio a Londra
Mia suocera e i suoi pensieri
I
II
III
Dieciseis primaveras
I
Decisioni sbagliate
I
II
III
IV
V
VI
Piacere...
I
II
III
IV
V
Benvenuta
I
II
III
IV
Ciao
I
Il mio strambo
I
¡Bambina insolente!
I
II
¿Cosa rispondi?
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Per te mi sposerò
I
II
III
IV
V
Ricordi del passato e piani futuri
I
II
III
IV
V
Inizia il conto alla rovescia
Dieci
I
II
III
IV
V
Nove
I
II
III
IV
V
Otto
I
II
III
Sette
I
II
III
Sei
Cinque
Quattro
Tre
Due
I
II
Uno
Uno e settantacinque
Uno e mezzo
0!! Mi sa che sei in anticipo
La forza dell'amore
I
II
III
IV
Philip è assente
I
II Jissella
IV
V
VI
Insieme per sempre
I
II
Per sempre

III

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By IsabeleGPedroso

Pocos días después organizamos una cena con casi todos nuestros amigos y familiares. Le quise devolver la sorpresa a Philip y preparé un viaje de fin de semana para Alexandro y Alice.

-Muchas gracias Meg, tengo muchas ganas de veros-me había dicho Alice por teléfono.

-Cómo va todo?-me preguntó su padre.

-Cada vez tu hijo pasa menos tiempo en casa, pero bueno, eso significa que no le falta el trabajo.

-Marcello es bueno de más en su trabajo como manager-dijo.

-Eso estoy comprobando-rio.

Tres días antes de la cena, Philip tuvo que ir a un nuevo viaje, pero no lo dejé irse sin antes hacerme la promesa de que estaría de vuelta a tiempo.

El día de la cena, Lupe y yo nos ocupamos de todo. Pasamos cerca de siete horas en la cocina, pero sin duda mereció la pena, porque todo nos quedó de rechupete.

Alexandro y Alice llegaron antes de lo esperado. Tras abrazarnos, besarnos, saludarnos, colocar sus cosas mientras nos contaban novedades, etc., nos ayudaron a colocar la mesa.

-Tengo ganas de ver al tonto de mi hermano-dijo Alice mientras hacía grullas con servilletas. Había aprendido recientemente y cualquiera le quitaba la ilusión.

-Su avión salía a las seis, así que dentro de una hora como mucho estará aquí-dije yo mientras ponía los cubiertos.

Todos comenzaron a llegar: Alex y Carlos con Linda, Luis, Frany y Sergio, mi padre, mi madre y Luciano, Roberto y su familia... El único que faltaba, era mi marido.

Estaba en la cocina ayudando a Lupe a emplatar, cuando de repente sonó el teléfono.

-Dime Philip-dije desganada temiéndome sus palabras.

-Lo siento.

-Más te vale estar buscando a mis hermanos esta vez, sino no entiendo qué haces que aún no has llegado? Te esperamos desde hace dos horas. Qué ha pasado?

-Me han retrasado el vuelo porque mañana necesitan que haga una promo, pero mañana sí o sí estoy de vuelta.

-Ya... igual que prometiste estar hoy aquí a tiempo, no?-se quedó en silencio por unos segundos. Lupe me miraba temiéndose que mi reacción fuera a peor. Lo que últimamente no era raro en mí, pero no era culpa mía, solo a él se le ocurría enfadar a una embarazada.

-Lo siento-se volvió a disculpar-De verdad. Pero si se quedan en casa, mañana podré verlos a todos.

-Nos vemos mañana Philip-dije antes de cortar la llamada. Llamó al segundo siguiente-Qué?

-No te enfades por favor.

-Tarde para eso Philip, no prometas algo que no sabes si vas a poder cumplir.

-Nena esto ha surgido de repente, me lo han pedido como un favor de última hora... No es por capricho, es trabajo.

-Ya... Da igual.

-No... No da igual porque estás enfadada-su voz me recordaba a la de un niño asustado.

-Creo yo que es lógico-dije intentando tranquilizarme.

-Nena, mañana por la tarde estoy allí.

-Vale, no pasa nada. Te dejo, estoy ayudando a Lupe con los platos.

-Nena-me llamó como sabiendo que le colgaría.

-Qué-dije cansada.

-Que te quiero-no pude evitar sonreír.

-Y yo a ti-dije suavizando el tono-Hasta mañana-colgué antes de que me siguiera ablandando.

-No pasa nada mi niña, no te enfades con él.

-Cada vez pasa menos tiempo en casa Lupe-me quejé-Se pasa una semana fuera y aquí solamente dos días... Comprendo que es trabajo, pero un trabajo que él acepta. No tiene un contrato fijo, por lo tanto, qué mínimo que esté ahí cuando su familia lo quiere ver y le ha prometido a su mujer que llegaría a tiempo.

-Ya, mi niña-me dio la razón acariciando mi mejilla.

Me disculpé con todos por la ausencia de Philip.

-Todo va bien con Philip?-me preguntó Alex, quién se sentaba a mi lado.

-Pues no sabría decirte Alex, no sé si son las hormonas o el qué, pero últimamente lo tiene muy fácil para enfadarme-respondí haciéndola reír, lo que me hizo mirarla.

-Ya lo veo, fierecilla-señaló la carne de mi plato, la cual estaba cortando con rabia-Son épocas vale? Además, ahora mismo eres una bolsa gigante de hormonas revolucionadas.

-Vaya, gracias por lo de gigante-rio.

-Tú me entiendes.

Aquella noche Carlos y yo fuimos los únicos que quedamos en pie.
Las gemelas, Alice y Becky dormían en mi habitación; Lupe en la suya; Roberto y Adele en otra y los hombres restantes, se repartieron como quisieron en las sobrantes.
Mi madre y Luciano se fueron a su casa.

-Cómo va todo?

-Podéis no seguir preguntándome lo mismo?-un segundo después de responder de aquella manera, miré a Carlos viendo su cara de sorpresa-Lo siento.

Estábamos en el jardín sentados, a la luz de los farolillos.

-Qué te pasa?-preguntó con prudencia.

-Todo y nada, es igual.

-Recuerdas lo que me dijiste de que si necesitaba hablar con alguien podría contar contigo?-asentí-Pues es mutuo.

-Estoy bien Carlos, solo muy cansada-lo miré-Además-me acomodé en mi silla para mirarlo a los ojos-Tú aún no me has dicho que te ocurría o cómo va tu situación.

-Regular-dijo directamente.

-Y eso?

-Alex es un amor... Pero todo va demasiado deprisa. Espera de mí algo que todavía no estoy dispuesto a dar y encima la situación de estar viviendo con ella y su familia no ayuda mucho-respondió jugueteando con su vaso de agua.

-Qué planes de futuro tienes?

-Qué futuro? El más inmediato o a largo plazo?

-Empecemos por el inmediato-hizo una mueca de desagrado.

-Pues lo cierto es que no lo sé.

-Búscate algo en Roma, a lo mejor la distancia hace que se reavive la llama-rio ante mi modo de decirlo.

-No te creas que no lo he pensado-suspiró con cansancio.

-Pues deja de pensarlo y hazlo.

Al final solo quedé yo en pie en compañía de Draco.
Me eché en el sofá a leer y en algún momento me quedé dormida.

A la mañana siguiente me despertó Alice abrazándose a mí.

-Buenos días-dije riendo. Se acomodó contra mi cuerpo.

-Mmm-pareció ronronear haciéndome reír una vez más.

La segunda vez que desperté, fue por el olor del café. Mi padre nos tenía en frente una bandeja con el desayuno preparado.
Alice seguía durmiendo como un tronco.

-Buenos días pequeña-besó mi frente tras dejar la bandeja sobre la mesita de cristal.

-Buenos días papá-no me podía mover o despertaría a Alice, por lo que yo aún seguía con la cabeza pegada al cojín-Que bien huele todo-una mezcla de pan caliente, café tostado, aceite de oliva...

La pequeña se movió antes de despertarse.

-Menos mal-se burló mi padre-Como tardaras más, tu cuñada se iba a morir de hambre-y aquella fue la primera risa que nos dedicó Alice aquel día.

Hacía un día precioso y supimos aprovecharlo. Música a todo volumen, piscina, volleyball en el jardín, picnic de picoteo...

Alex, Frany y yo bailábamos entre nosotras haciendo el tonto, cuando de repente...

-Philip!-gritó Alice echando a correr en dirección a su hermano, que tuvo que soltar la bolsa y la mochila para poder cogerla en el aire.

-Qué hacéis vosotros dos aquí?-preguntó sorprendido entre risas, mientras su hermana se lo comía a besos.

-Eso la suerte que tienes por mujer. Va, te prepara la sorpresa de traerte a tu familia y tú ni apareces-replicó Frany provocando la risa floja, mía y de Alex, mientras la mirábamos. Miré a Philip con gesto neutro, comprobando que me observaba. Dejó a su hermana en el suelo y se acercó. Alex y Frany desaparecieron haciéndome sentir pequeñita ante aquella mirada.

-Lo siento-se disculpó tomando mi rostro entre sus manos, antes de besarme con dulzura.

-Iros a un motel!-se quejó Alex escondiéndose tras su hermana.

Disfruté de aquella tarde como una enana.

Tras comer, en casa solo nos quedamos Philip, Lupe, Alice, Alexandro, Draco y yo.

Philip y Alexandro hablaron durante horas sin cansarse, contándose nuevas noticias, poniéndose al día, cotilleando como solo un padre puede cotillear con su hijo. Alice y yo parte del tiempo hicimos igual y la otra parte nos entretuvimos con películas ñoñas que veíamos a saltos.

-Por cierto, tu madre te manda saludos-señaló a Philip-Y a ti las gracias y su disculpa por no haber podido venir-Philip y yo nos miramos al mismo tiempo. Él no sabía que yo había invitado a su madre.

Alice y yo hicimos de reposteras. A Lupe la castigamos sin poder acercarse a la cocina, pero vaya, quien dice castigo, dice Lupe sentada en el sofá, con los pies en alto y una copa de vino en mano.

Estábamos concentradas en lo nuestro, por lo que no sabíamos ni siquiera lo que podían estar haciendo Philip y Alexandro.

-La última vez que intenté hacer un bizcocho fue con mamá y casi quemamos la casa-me contaba Alice mientras removía el chocolate. Yo tamizaba la harina-Feo-saludó Alice a su hermano, quien entró a la cocina sin siquiera mirarla porque su mirada estaba demasiado centrada en mí, como si pudiera matarme con ella. Cargaba con él el portátil, al cual le dio la vuelta en cuanto llegó a mi lado, para enseñarme la pantalla.

Yo desmayada y el tiempo corriendo.

-Con que no era para ponerme así-parecía estar a punto de llorar, pero era mayor la rabia. Alexandro entró a la cocina.

-Philip-lo llamó su padre con voz tranquilizadora, pero no le prestó la más mínima atención.

-Megana que tienes un puto embarazo de riesgo joder, que con éstas tonterías me haces recordar que tienes dieciséis años-sentí como el pecho se me encogía. Yo con lo inesperado de la situación, siquiera había soltado el colador y el paquete de harina, por lo que fue justo lo que hice para poder mirarlo de frente.

-Perdona, de verdad, pero es que no contaba con que al decidir darte el gusto y seguir adelante con el embarazo, mi embarazo iba a ser un embarazo de mierda y encima iba a pasarlo la gran mayoría sola-dije con rabia quitándome el delantal antes de estampárselo contra el pecho.

-La has liado-soltó por lo bajo Alice, estando a punto de hacerme reír por su tono. Salí de la cocina y me dirigí a la habitación.

-Meg-apresuré el paso para escapar de él y llegar antes a la habitación. A punto estuve de tropezar en el último tramo de escaleras-Megana-me llamó ya arriba, mientras yo rodeaba la cama.

-Siento lo que he dicho-dije mirándolo-Pero no tienes por qué hablarme así. No, quédate ahí-le ordené cuando hizo por acercarse-Me quedé sola y no por voluntad propia. Confiaba en que todo iría bien, no fue así, okay, pero es algo que no elijo yo, no es voluntario, no me levanto deseando ojalá hoy me desmaye, que no se te olvide. Así que perdona porque me pase cuando me quedo sola y no durante el poco tiempo que pasas aquí.

-Megan es trabajo, lo dices como si te dejara sola por irme de fiesta-dijo como agotado.

-El trabajo antes que la familia, no Philip?

-Sabes que no-echó a andar hacia mí.

-Que te quedes ahí!-le ordené nuevamente.

-Que pares! Que no!-ambos habíamos subido el volumen sin querer llegar a gritar. Me atrapó entre sus brazos cuando intenté esquivarlo-Nena-casi susurro-Siento lo de ayer, vale? Mírame por favor.

-No tienes ni un contrato de exclusividad, ni un horario fijo, tú eliges cuándo, cómo y para quién trabajas... Y ayer elegiste no venir a casa-negó levemente con la cabeza. Su expresión básicamente pedía clemencia.

-No es que no me importe nuestra familia, en la que obviamente incluyo a nuestros amigos, solo no le di la importancia que a lo mejor debía darle... Porque que yo supiera era solo una simple cena, no sabía que vendría mi hermana y mi padre y mucho menos que habías invitado a mi madre... Solo no pensé que tendría tanta importancia... Al fin y al cabo era por trabajo.

-Creo que no lo comprendes. No es solo que cada vez pases menos tiempo aquí, no es solo que de haber venido tu madre y no encontrarte aquí, yo te habría estrangulado con el cordón umbilical de tu hijo, no es que no le dieras importancia a una cena, aunque fuera una cena familiar, no es solamente todo eso, todo eso, aunque importante, para mí es secundario... El problema es que no me diste importancia a mí, no le diste importancia a que me lo habías prometido.

-Lo siento-dijo tras quedarse callado durante unos segundos, mirándome fijamente a los ojos-No sé cómo se te ocurre que no me importas-liberó mi cintura-Sabes que no está en mí negarme a un favor y no, no le di importancia a la promesa porque sin duda no se la di a la cena... No porque no te diera importancia a ti. Si hay una única cosa a la que siempre se la de, esa eres precisamente tú.

-Yo con el beso que me diste al llegar, ya lo había olvidado todo-repliqué-Pero tal y como me has hablado por algo de lo que realmente no tengo culpa-tomó mi rostro entre sus manos.

-Porque no quiero que os pase nada. Meg si te pasa al...-me enganché a su cuello, tirando de él para besarlo.

-Estoy bien-dije apartándome lo justo para mirarlo a los ojos-Estamos bien-ahora quien me besó fue él, con una necesidad y una pasión desesperadas. Me cargó provocando mi risa, mientras avanzaba para hacerme apoyar la espalda contra la pared.

-Philip-gemí en cuanto sus labios besaron mi cuello-Tu hermana puede subir en cualquier momento-susurré aguantando la risa y provocando la suya, que no fue motivo para que dejara de morderme el lóbulo de la oreja.

-Aprendizaje de choque creo que lo llaman-bromeó antes de besarme comenzando a librarse de mi vestido.

-Philip, hablo en serio-dije riendo.

-Ya lo veo-dijo con tono divertido.

-Phil...

-Sssh...

Bajó él antes que yo. Quería darme un largo baño.
Llevaba menos de cinco minutos metida en el agua y ya me encontraba arrugada como una pasa.

-Adelante-reconocí esos pequeños toquecitos a la puerta.

-Hola-me saludó Alice asomando la cabeza.

-Qué pasa pequeña?

-Cómo estás?

-Muy bien nena, no te preocupes. Entra si quieres-la invité.
Me acompañó durante el baño, contándome anécdotas de su cole o contándome cómo Andrea seguía frustrado intentando domar a Furia.

-Si quieres me salgo-me dijo ella acercándome la toalla y dejándola en el banquito de madera, que tenía colocado junto a la bañera.

-No verás nada que dentro de unos años no vayas a tener tú-dije levantándome con cuidado.

-Ojalá yo tenga tu cuerpo cuando me quede embarazada-dijo haciéndome reír. Se me quedó mirando la barriga.

-Quieres tocarla?-sonrió poniéndose en pie. Tocó mi vientre con miedo, como si por su tacto pudiera romperse.

-Tiene que ser muy bonito.

-Alice... ni se te ocurra hacer lo que yo. Tu hermano y yo no tuvimos precaución. Es bonito, pero la edad que tengo yo ahora, no es para tener niños-recordé la carta de mi madre biológica, pensando en qué habría sido de mí, de haber recibido esa carta antes.

-Ya-dijo como compadeciéndose de mí, lo que me hizo reír.

El vuelo de Alice y Alexandro salía al día siguiente a las dos de la tarde, por lo que nos tomamos la libertad de estar hasta las tantas viendo películas... Tal y como dijo Alexandro...

-Ya tendremos tiempo de dormir en el avión.

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