Edwards Collins.
—¿Qué estoy haciendo? — me pregunté a mi mismo después que Annabell saliera del restaurant, —¿Por qué me había quedado petrificado cuando ella me pidió que fuera solo para ella? ya soy solo de ella ¿por qué no puede entender eso?, yo la amo solo a ella, ¿Por qué no puede ser suficiente?
Bebí unos cuantos tragos más — ¿Qué hago aquí perdiendo el tiempo? Me reprocho a mi mismo —Me he ganado el premio al mayor idiota del mundo y toda la galaxia, Annabell estaba dispuesta a perdonarme y yo lo tire todo por el retrete, ¡no puedo ser mas imbécil!
Salgo del restaurant y me voy a mi coche rápidamente dándome golpes en la cabeza por lo estúpido que he sido.
Llego a su casa y veo que todas las luces están apagada —¿Estará durmiendo? —Me preguntó y llamo a su celular, no contesta, llamo a la casa y tampoco contesta —¿Dónde estará?
Subo al auto y decido esperarla porque claramente no está en casa.
Pasaron varias horas y me quedé dormido dentro del auto, escucho un auto llegar, no es el de Annabell pero se parquea frente a la casa, veo que un hombre se desmonta y va hacia la puerta del copiloto y la abre, de allí sale una mujer, miro bien y es ¡Annabell! Por impulso abro la puerta, pero recapacito y vuelvo a entrar, ultimadamente la he cagado por impulsivo y esta vez no lo quiero arruinar.
—¿Quién será este tipo? —me pregunto, miro bien y no lo reconozco pero siento que su rostro me he conocido, él la acompaña hasta la puerta de la casa y…
Mis ojos no dan crédito a lo que ven, este tipo se ha atrevido a besar a Annabell, a mí Annabell. Abro la puerta del auto, vuelvo y la cierro, —respira Edwards, respira —trato de tranquilizarme, —¿pero quien se cree el pendejo este para besar a mí mujer? —aprieto el volante hasta que los nudillos se me ponen blanco de la fuerza que hago, lo observo volver al auto y lo sigo con la mirada y logro verle el rostro y lleva una estúpida sonrisa.
¡Pero si es el doctor que estaba atendiendo su madre! debí de imaginármelo el día que lo encontré en la cafetería. Lo vi marcharse y me quedé un largo rato en el auto para tranquilizarme, no quiero volver a estropear las cosas.
Veo a través de los ventanales que ya Annabell se había bañado y estaba en pijama, cuando salió a la sala a apagar las luces supe que era mi momento.
Voy tocar pero escucho a Annabell tararear una canción, la observo por la ventana sin que ella se de cuenta, tenía algo en su cara que hacía mucho no veía y que tanto me gustaba: tenía una gran sonrisa en su rostro y yo, no era el motivo de ella algo dentro de mi se quebró y en ese momento decidí marcharme, por lo menos en ese momentos.
[…]
Me siento como un puberto tímido que le pedirá a la chica que le gusta ir al baile con él, no tengo porque estar tan nervioso soy un adulto.
—Puedo pasar —pregunto asomando la cabeza.
—Claro pasa —me contesta Annabell
—¿Cómo estás? —pregunto nervioso
—Bien gracias —me contesta y hace un ademán con sus manos para que me siente.
Diablos estoy tan nervioso que apenas puedo disimularlo, me siento y adoptó una falsa seguridad que no siento, no puedo evitar quedar observándola, sus ojos grandes y azules, con unas largas y negras pestaña, su piel blanca como muñeca de porcelana, su pelo negro como la noche lo llevaba recogido en un moño al descuido, por Dios es hermosa. De pronto mi mirada se va a algo detrás de ella y mi corazón se alegra.
—¿Te puedo ayudar en algo? —me pregunta sacándome de mis pensamientos.
—Eh... Si… Solo vine a avisarte que tendremos que viajar a NewYork tengo que cerrar unos negocios allá y además es el aniversario de una de las empresas que es de las mayores colaboradoras nuestra —veo que se mueve incomoda en su asiento claramente no le hace gracia lo que le acabo de decir —se que no te agrada la idea de acompañarme, pero te aseguro que si no fuera necesario no te lo pediría, todos están esperando que valla acompañado
—No te preocupes, ya te había dicho que te acompañaría en lo necesario.
—Veo que no votas las flores que te envío —le digo, ya sabía que no las tiraba, Jonathan se había convertido en mi espía, aunque a veces me costaba trabajo sacarle información porque el decía que no era ético espiar.
—Tú más que nadie conoce mi debilidad por las flores, sería incapaz de tirarla —me dice con un tono indiferente mas falso que mi seguridad en estos momentos.
—Bueno salimos mañana a las seis de la mañana, ¿Paso a buscarte por la casa o prefieres quedarte en nuestro departamento? Nuestra, digo tu habitación esta lista para cuando quieras volver —digo nervioso y se me nota mas de lo que quiero, también noto como ella se sonroja y se pone nerviosa.
—Eh… Te espero en casa de mis padres, creo que es lo mejor.
—Esta bien, como decidas —Me levanto del asiento y me despido —hasta mañana entonces —digo y salgo de su oficina con una sonrisa de oreja a oreja.
Me voy directo a la oficina de Jonathan y sin tocar la puerta entro
—O si claro puedes pasar, gracias por tocar —me dice Jonathan con tono irónico.
Pongo los ojos en blanco —Ay por Dios y que puedes estar asiendo ¿Masturbándote? —le digo en broma, Jonathan es mi mejor amigo desde jardín de infantes, es de las personas que mejor me conoce, es mi consejero y quién me pone los pies sobre la tierra cada vez que pierdo la órbita.
—Muy gracioso Edwards, ¿A ver qué pasó, por qué tienes esa sonrisa tan ridícula en tu rostro? —me dice y abro la boca para contestarle pero el me interrumpe —No, no me digas nada, esa cara de tonto solo te la saca una persona y está en la oficina del lado.
—Me conoces hermano —le digo con mi sonrisa boba y tomo asiento
Él se levanta de su asiento, se coloca al lado de mi y pone una mano sobre mi hombro —nunca pensé vivir tanto para ver al gran Edwards Collins enamorando y sufriendo por amor —me dice y se ríe a carcajadas.
—No te burles imbécil.
—Me quito el sombrero frente a Annabell, ha logrado lo que muchas intentaron por año y no lograron —me dice mientras vuelve a su sillón y se sienta apoyando los codos en su escritorio y entrelazando los dedos, disfrutando de la escena.
—Veo que estas disfrutando de la situación bastardo
—Aunque estoy del lado de Annabell, te voy a ayudar, ver a mi hermano sufrir es algo que aunque no creas me rompe el corazón —me dice haciendo con las manos ademanes exagerado.
—No seas gay Jonathan y dime lo que sabés.
—Puedo parecer gay, pero no ando lloriqueando por los rincones por a ver sido un idiota. Pero para que veas que soy un excelente amigo te voy a ayudar, porque hermano mío te tengo una mala noticia, te están comiendo el mandado. El doctor no pierde tiempo, la llama todos los días por lo que he podido ver esta dispuesto a conquistarla y lo está logrando, tienes que ver la sonrisa que le sale cada vez que lee uno de sus mensajes
—Ese medicucho me tiene sin cuidado Annabell me ama y eso no ha cambiado
—Yo no estaría tan seguro
—¿Por qué lo dices? —pregunto, ya me empezaba a preocupar.
—Últimamente la veo hablando mas seguido y a ella le agrada, eso se nota así que no te duermas y aprovecha este viaje para volver a enamorarla, te lo digo en serio mi hermano tienes que ponerte las pilas porque estas a punto de perderla —me dice con tono serio.
Jonathan no es una persona que se lleve de chisme, ni hable solo por hablar, por algo el me dice y eso empezó a preocuparme aún más.
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¡¡¡Gracias por leer!!! Un 😘😘😘
Discúlpeme la tardanza, gracias por sus votos y comentarios son un sol 😍
Ví esta imágen y me acordó a mi Edwards ¿Que opinan?