Sola

By Sakart

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[En edición] [Los capítulos que solo se titulen con su número romano correspondiente son los que ya he actua... More

Nota
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Epílogo
→Nota
→ Agradecimientos

XVII

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By Sakart

Respiré con lentitud, el aire llegó a mí cargado con un característico olor a medicinas y pulcritud, estaba casi segura que me encontraba en una habitación de hospital.

No solía ir a esta clase de lugares, ya que mi padre me mandaba curarme en mi propia casa, la mayoría de heridas que surgían en mi cuerpo eran por culpa de sus supuestos entrenamientos, los que yo llamaba torturas, y las verdaderas torturas, a las que no podía encontrar nombre adecuado para describirlas.
No podía ir con esas heridas al hospital y tratar que no sospechasen nada. Danzo no se arriesgaría a formar un revuelo en Konoha ante la noticia de que su hija llegó moribunda al hospital por su culpa. Aunque, realmente, no creo que nadie fuese capaz de encararle por ello, posee demasiado poder sobre la aldea como para que alguien ose llevarle la contraria o juzgar sus actos.

A mi cabeza llegaron pequeñas imágenes aleatorias, eran los recuerdos de lo que había pasado anteriormente. Apreté los dientes con fuerza al recordar la debilidad que me había invadido. No podía permitir que ocurriese de nuevo.

Tras un rato pude recordar que me habían llevado al hospital y, cuando me encontraba en la camilla, intenté escapar de allí desesperadamente, lo que provocó que me sedasen a la fuerza.

Ahora entiendo que mis sentidos estén adormecidos, la anestesia aún está afectando a mi sistema.

Agudicé mis oídos y pude notar pequeños susurros, mi plan de escape acababa de quedar completamente frustrado. No podría escapar de quien quiera que esté en la habitación en mi estado actual, hasta un simple enfermero podría detenerme.

Unos minutos después me encontré con la suficiente fuerza para abrir los ojos, mis párpados pesaban debido a una mezcla entre la anestesia y el haber llorado. Pestañeé un par de veces y observé al frente sin moverme ni un ápice, uno de mis brazos se encontraba postrado fuera de las sábanas y un pequeño cable se conectaba a través de una aguja a mis venas.
Seguí el camino serpenteante de la vía transparente y pude observar como la bolsa que antes contenía algún tipo de líquido, seguramente calmante, se encontraba vacía. Volví mi vista al principio del cable de nuevo, justo a la parte de la aguja, en esa zona se encontraba una pequeña cantidad de sangre que fue levemente absorbida debido a la falta de sustancia que debía recorrer el camino de la vía hasta mí.

Poco después me di cuenta de que mis brazos se encontraban vendados, manchas escarlatas oscurecían el blanco de las gasas. El recuerdo de como me había realizado aquellas heridas recorrió mi mente y un leve gruñido se escapó de mi garganta. Había sido completamente patética.

El sonido grutural cruzó la habitación y los pequeños susurros que me rodeaban pararon al instante. Noté como todas las personas que se encontraban dentro del cuarto dirigían su vista hacia mí. Lancé un pequeño suspiro al aire, ojalá no hubiese hecho ningún ruido, no tenía fuerzas para hacer frente a sus palabras.

Giré la cabeza hasta ellos y allí, ante mis ojos, se encontraban Ino, Sai, Kakashi y Naruto.
Sus ojos me escrutaban y yo me removí incómoda en el sitio. La mirada del rubio atravesaba mi cuerpo, tenía profundas ojeras y la preocupación opacaba el azul de sus ojos. Sus hombros estaban decaídos y su cabellos se encontraba más despeinado de lo normal.

Desvié el rostro hacia la derecha evitando sus preguntas silenciosas.
Abrí la boca y la cerré. No sabía exactamente qué decir, tampoco es que pudiese, mi garganta se encontraba totalmente seca y me impedía hablar.

Miré a mi alrededor, no divisé ninguna gota de agua.
Tosí levemente y un vaso cristalino se extendió ante mí de manos de mi pálido compañero Sai, el cual portaba una amplia sonrisa en su rostro. Agarré el recipiente mientras un escalofrío recorría mi espalda, me incorporé y bebí el agua con lentitud.

Quería alargar lo máximo posible el tiempo en el que no me harían preguntas, me encontraba indefensa y no sé si sería capaz de aguantar su interrogatorio pero aquel vaso no me iba a salvar de esta situación.
Apoyé el recipiente encima de la mesa que se encontraba a mi lado y entrelacé los dedos de mis manos sobre mi regazo tratando de calmarme.

-Sakura...- la voz de Kakashi hizo que llevase la mirada hasta ellos.

-¿Sí?- susurré con lentitud.

Kakashi resopló y se peinó hacia atrás, ordenando las ideas que se encontraban en su cabeza.

-¿Qué te pasó? - dijo simplemente mientras apoyaba su nuca en la pared.

-Nada- musité con rapidez.

El silencio se instauró en la sala y observé como Ino jugaba con sus dedos, intranquila.

El que se suponía que era mi maestro me señaló y negó con la cabeza, dejando caer su brazo.

-Lo que te pasó no fue nada Sakura, fue mucho, fue demasiado- habló con un tono precavido. Sabía el transfondo de sus palabras, no se refería simplemente a mi ataque.

Mordí mi labio con nerviosismo y negué con la cabeza, comencé a pensar una respuesta posible, pero nada se cruzaba por mi mente. Pasaron un par de minutos y yo seguía tratando de saber qué decir sin romper ninguna de las reglas de mi padre. No podía responderle a eso.

-Sakura-chan, y-yo lo siento- su voz sonó débil y eso me rompió por dentro.
Dio un par de pasos hacia delante, quedándose cerca de la camilla- Yo... Nunca quise decir eso, no desearía a nada de lo que te dije, lo juro. No sé lo que es estar en tu situación pero sé que es pasar por la exclusión... - su mirada llegó hasta el suelo y su ceño se frunció con preocupación y dolor- Y sé que es completamente horrible... Horrible, doloroso...

-Naruto... Basta- dije a lo bajo, deseado que se callase. Sus palabras provocaban que mi interior se quejase. No podía seguir observando su dolor, no cuando se estaba torturando por algo que me había hecho.

-Sakura-chan, no era yo, la rabia me invadió... Sabes que tengo ese problema- llevó inconscientemente la mano hasta su barriga- No lo controlo aún del todo... Sólo te puedo pedir perdón, espero que puedas perdonarme. No tengo excusa para lo que te hice, lo siento- dejó caer su mano y alzó la mirada hasta mí, sus ojos se encontraban cristalizados y su voz entrecortada.

Mis planes se derrumbaron.

¿Cómo decirle que no le perdonaba?

¿Cómo hacerle tal clase de daño?

No podía, era demasiado...

No sería capaz.

Temblé con lentitud y apreté las sábanas con fuerza rindiéndome ante la situación. En mi estado no aguantaría destrozarle, no aguantaría herirle, no aguantaría verle llorar. Acabaría superándolo pero no sería yo la que le haría pasar por tal situación. ¡Él no era un monstruo!

-Naruto... -negué con lentitud y le miré- no pasa nada- las palabras brotaron de mí en un susurro derrotado pero decido, con un fondo dulce que permití, por una vez, que resonase al fondo de mi garganta.

Su mirada se iluminó y se lanzó hacia mí dándome un fuerte abrazo, respiré su aroma y hundí mi rostro en su pecho, sintiendo la tranquilidad que había añorado durante largo tiempo.
Después de un tiempo se separó e Ino se acercó a él, dándole un par de palmadas en la espalda con una pequeña sonrisa.

- Te lo dije- musitó en su oreja.

Ignoré su frase y noté como Kakashi y Sai se acercaban a nosotros.

-Me alegro de vuestra reconciliación pero, Sakura, ¿qué te ocurrió para estar así? - habló con preocupación el peliplata.

-Ataque de ansiedad - me encogí de hombros como si nada.

-¿Por? - inquirió Sai.

Abrí la boca para responder, pero el sonido de la puerta interrumpió mis palabras.
Allí se encontraba Danzo, su ropa se mecía a su alrededor y dos anbus a sus lados le custodiaban, a su derecha se encontraba una mujer con una máscara de lobo y, a su izquierda, se erguía solemnemente un hombre con una máscara de pájaro, las típicas vestimentas de la raíz se amoldan a sus cuerpos.

-Eso es información clasificada- dijo con autoridad- ¿A qué sí cariño?

- Sí padre- asentí mecánicamente mientras mi expresión perdía todo ápice de sentimientos.

Todos se apartaron un par de pasos de la camilla a la vez que mi padre se acercaba a mí, apoyando su mano libre en las sábanas, cerca de mi mano.

- ¿Estás bien pequeña? - su voz desprendía una falsa dulzura, se notaba que era forzada.

Su simple presencia me revolvió el estómago y tuve que reprimir la bilis que luchaba por subir por mi garganta. No haría un espectáculo tan lamentable.

-Está bien, Danzo, nosotros le cuidamos- dijo el peliplata.

Asintió con lentitud y me acarició la mejilla con su áspera mano.
Retuve las ganas de echar la cabeza hacia atrás para evitar su contacto y me mantuve firme. El temor se instaló en mi cuerpo, lo necesitaba lejos de mí.

-Nos vamos a casa, hace mucho que no estás y ya sabes que tenemos tareas pendientes. Hoy ni te vi por la mañana Sakura- habló con aparente calma.

Sabía que significaban esas palabras, mi cuerpo tembló y la palidez invadió mi rostro. Apreté mis labios con fuerza y asentí con un gesto de cabeza.

-No se puede ir hasta que la Hokage le de el alta. Es una pena que no puedas hacer lo que quieres- dijo Naruto con seriedad y una mal disimulada sorna.

En el cuarto se respiraba la incomodidad, ya lo hacía antes, pero la presencia de mi padre provocaba que fuese mucho peor. Ellos odiaban abiertamente a Danzo.

Mi padre se giró sobre sus talones y se acercó con rapidez hacia Naruto, encarándole. Mi compañero ni se inmutó mientras Danzo se quedaba a un escaso paso de él.

-¡¿Quién te crees para decirme lo que tengo que hacer?!- gritó con autoridad- Niñato, a mí me hablas con respeto. ¿Qué te crees? Sólo eres un simple monstruo. Jinchuriki insensato- escupió las palabras con asco y odio.

Observé como Naruto apretaba sus puños y fruncía el ceño con enfado.

Debía de parar esto antes de que fuera demasiado tarde.


Sai agarró el hombro de Naruto en un intento de tranquilizarle, mientras Kakashi le miraba fijamente.

-Padre... - dije con seriedad y le miré, a la vez que arrancaba la vía de mi brazo y me levantaba con lentitud.

Él llevó la vista hasta mí y me miró con una ceja alzada.

-¿Qué me vas a decir, Sakura? ¿Me vas a decir que no le hable así? - dijo con notable ironía y con una amenaza silenciosa en su voz. Iba a matarme.

Tragué con intranquilidad y, gracias al rollo donde guardaba mi ropa, me encontraba totalmente vestida en un abrir y cerrar de ojos. Dejé las prendas del hospital apoyadas en la camilla y le miré fijamente a los ojos.

-Solo vamos a casa, por favor- susurré insegura. Sus pupilas provocaban que mi cuerpo temblase. Tenía miedo.

-Solo quiero escuchar la respuesta del niño- dijo con seriedad y observó a Naruto con una pequeña sonrisa manchando su rostro.

-Se está pasando Danzo-sama - alegó el Hatake.

-Kakashi, cállate, sabes perfectamente que no se le puede faltar al respeto a los superiores y no haré una excepción porque sea un niñato- respondió con autoridad.

Naruto alzó la mirada y le observó de mala manera dispuesto a responder.

Mi corazón se detuvo un instante, esto acabaría mal.


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