Desde que no estás | Álvaro G...

By VocalsAlvaroG

7.4K 631 83

¿Qué pasaría si de la noche a la mañana vuelve a tu vida aquella persona con la que pasaste los mejores años... More

Sinopsis
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28

29

317 19 5
By VocalsAlvaroG


Narra Álvaro

Catorce de junio.

Mientras Lucía intenta cerrar su maleta yo me dedico a comprobar que no se nos olvida nada a la par que intento convencer a Hugo de que volveremos antes de lo que él se imagina.

—Pero yo quiero irme con vosotros. —Responde enfadado.

—Cariño, ya te lo he explicado, a este viaje solo pueden ir mamá y papá. —Le digo sonando lo más dulce posible.

—¿Pero volveréis pronto? ¿No os vais porque no me queréis? —Me mira con los ojos muy abiertos y muy serio. Es tan terco como su madre cuando quiere. Me agacho a su altura.

—Claro que no, a ti te queremos más que a nada en este mundo. —Se lanza a mis brazos y me abraza.

—Os voy a echar mucho de menos. —Su mirada es triste.

—Y nosotros a ti, campeón.

Intentamos hacerle ver a Hugo que no es para tanto y acabamos prometiéndole que vamos a traerle algún regalo. Su cara cambia finalmente y pone una sonrisa en ella.

Por otro lado, está la madre de Lucía, quien no tarda mucho más en llegar para llevarnos al aeropuerto.

—Y pórtate bien con la abuela y hazle caso en todo lo que te diga. —Le repite por tercera vez Lucía.

—Vale mami. —Repite después de resoplar para después abrazarla.

—Te quiero mucho peque. —Le dice Lucía.

Por megafonía suena el último aviso de varios vuelos, entre ellos el nuestro y, tras abrazar a Hugo y a mi suegra por última vez, Lucía y yo nos dirigimos hacia el avión.

—Espera. —Le digo.

—¿Qué pasa?

—No puedes saber dónde vamos a viajar, recuerda que es sorpresa. —Saco un pañuelo de mi bolsillo.

—Ni de coña voy a ir con eso puesto. —Bufa.

—O te lo pones o no vamos. —Se gira haciendo el amago de irse por donde ha venido. Tiro de su mano y la atraigo hacia mí. Pongo la venda en sus ojos y sus manos van directas a mi pecho para dejar en él un puñetazo.

—A ver si eres así de agresiva por la noche. —Intenta responder, pero la corto de cuajo. —No estropees el momento, anda.

La empujo levemente hacia el interior del avión y en cuanto entramos le quito el pañuelo de los ojos.

—¿Cuándo voy a saber dónde vamos?

—Cuando lleguemos. —Le sonrío a pesar de su intento de asesinarme con la mirada. —Relájate, tenemos una semana para nosotros solos. —La beso antes de acomodarme por fin en el asiento.

Tras un par de horas de vuelo, la megafonía del avión avisa de que está a punto de aterrizar. "Atención a todos los pasajeros, se les informa de que el avión está a punto de aterrizar en Venecia. Gracias". Miro a Lucía que me está mirando sorprendida.

—¿Me has traído a Venecia? —Asiento con la cabeza.

—Y los tres últimos días los pasaremos en Roma. —Se acerca a mi y me besa.

—Madre mía, tengo que quererte. —Suelto una carcajada.

El avión aterriza definitivamente y bajamos del avión.

—Oye, ¿y este viaje es por algo en especial? —Me pregunta de repente.

—Es para celebrar muchas cosas. —Rodeo su cintura con mis brazos y la beso.

—Estás tú muy cariñoso.

—Es que, si venimos a Venecia y no me das amor, me voy. —Ahora el que se ríe soy yo.

Salimos del aeropuerto y nos subimos a un autobús hasta la Piazzale Roma. No es de interés turístico, pero desde aquí podremos coger un vaporetto que nos lleven hasta el hotel. Voy a conseguir que Lucía ame tanto esta ciudad como lo hice yo en su día.

Una vez en la Piazzale Roma compramos los billetes y disfrutamos del recorrido por el Gran Canal subidos al vaporetto. Mi chica no para de observar todo lo que ve en su primer contacto con la ciudad y yo no paro de observarla a ella. El vaporetto hace su parada y nos bajamos de él. Nos ha dejado bastante cerca del hotel. Dejamos las maletas y salimos de este. Le doy la mano a mi chica y recorremos juntos las calles de Venecia hasta llegar a nuestro primer destino: La Plaza de San Marcos.

Entramos en la Basílica de San Marcos y, después de dejar nuestras mochilas en una taquilla, conseguimos verla y recorrer su interior. Una vez vista salimos y entramos en el Palacio Ducal en el cual cruzamos el famoso Puente de los Suspiros.

Antes de cenar en algún lugar cercano a la Plaza, subimos al Campanile. Tenemos Venecia a nuestros pies.

—Todavía no soy consciente de que estemos aquí. —Lucía habla apoyada en uno de los arcos del lugar. La abrazo por la espalda y coloco mi cabeza en el hueco de su cuello.

—Pues créetelo. —Consigo que se gire y junto nuestros labios en un beso romántico.

—Perfetta! —Una voz a nuestras espaldas nos hace despegarnos.

Un hombre nos apunta con su cámara y nos sonríe. Hago mano del inglés y me aventuro a preguntarle qué si nos la puede pasar de alguna forma. El hombre sonríe y, desde su cámara, consigue enviármela al correo.

Cenamos en el primer restaurante que pillamos y agotados por el primer día, nos vamos al hotel a reponer fuerzas. Nos esperan unos días bastante largos. Los siguientes días recorremos las calles de nuevo y vemos todos los lugares que nos quedan de esta preciosa ciudad, desde el Puente

Rialto hasta la Isla de Torcello entre otros lugares. Disfrutamos de los días y de las noches, disfrutándonos mutuamente.

—¿Eres consciente de que no hemos hecho algo todavía? —Me pregunta sonriendo.

—Estaba esperando a que llegase hoy. Qué mejor forma de despedirnos de la ciudad que esa.

Esperamos a la hora exacta y nos subimos en la góndola. Noto a Lucía muy emocionada y eso me llena de alegría. El paseo de media hora comienza y el gondolieri comienza a tocar sus canciones. Llueven los arrumacos, tantos que si lo viese desde fuera me darían arcadas. El ambiente empieza a caldearse y creo que debo cortarlo antes de que vaya a más. No por mí, sino por el señor que está delante. Me decanto por hacerle cosquillas y acabo encima de ella por inercia.

—Creo que estamos dando el espectáculo del siglo.

—El espectáculo lo vas a dar tú y tus pantalones como no te calmes. —Se ríe en mi cara.

El paseo en góndola finaliza, así como nuestro viaje por Venecia. Al día siguiente nos dirigimos a Pisa y nos sacamos fotos las típicas fotos con la Torre. En realidad, Pisa en un pueblo tan pequeño y tiene tan poco que ver que nos lo recorremos en un solo día.

Llegan los tres últimos días de nuestro viaje. Nuestra parada es Roma. Llegamos al hotel con ganas de explorar la ciudad, pero a la vez con unas ganas impresionante de descansar.

—¿Ya habías venido a Italia alguna vez? —Me pregunta de repente. Yo asiento con la cabeza.

—Cuando me fui... —Empiezo a decir sabiendo que ese tema nos duele a los dos. —Poco después de irme me vine aquí una semana y cuando me fui me prometí a mi mismo que la próxima vez que volviera iba a ser contigo. Siempre tuve esperanzas de que, si alguna vez volvía, tú me ibas a perdonar. —Suspiro.

—Y lo has conseguido. —Me sonríe con dulzura.

Salimos del hotel y nos dedicamos a ver los lugares más emblemáticos: Vaticano, el Foro Romano y el Panteón de Agripa.

—Ahora hazme una foto aquí. —Me repite. Solo en media tarde le he podido hacer más de cien fotos para que luego borre la mitad.

—La última que nos tenemos que ir al hotel para ir a cenar. —Le sonrío. Ni yo mismo me imagino como va a ser esta noche de especial.

Cuando le saco la última foto en el Panteón, le cojo la mano y vamos andando hasta el hotel.

—¿Y ese traje? —Me pregunta cuando sale del baño y me ve.

—Ya te lo he dicho, es sorpresa. Vístete. —Digo cuando me percato de que está en ropa interior.

—¿Seguro? —Me pregunta pícara mientras levanta una ceja y se acerca a mí.

—Lu... —Digo a punto de rendirme y suspender la cena.

—Como quieras. —Responde poniendo las manos en alto como si la estuviera amenazando con una pistola. Se da la vuelta para ponerse el vestido dejando a la vista su tanga negro.

(...)

—¿Champán? —Pregunta impresionada.

—Hoy hay tanto que celebrar... —Sirvo en ambas copas y alzo la mía. Ella hace lo mismo. —Por toda una vida a tu lado. —Pongo mi mano encima de la suya y juntamos nuestras copas haciendo que un "clin" suene en el restaurante. Pegamos un sorbo y continuamos cenando.

Una vez que hemos terminado de cenar salimos de allí y empezamos a andar.

—¿No vamos al hotel? —Me pregunta cuando se da cuenta de que vamos en dirección contraria. La beso como respuesta y vuelvo a vendarle los ojos.

—Que manía le estas cogiendo a esto. —Se queja.

—Luego lo volveré a hacer si me dejas. —Le susurro en el oído haciendo que se ruborice. Pongo mis manos en su cintura y la guío hasta el lugar que quiero.

Le quito la venda dejándole ver que estamos en la Fontana di Trevi que iluminada de noche es mucho más bonita y romántica. La beso y cuando me dispongo a hacer lo que llevo pensando semanas, una señora mayor nos interrumpe.

—¿Nos podéis sacar una foto? —Nos pregunta en perfecto castellano. Asiento y ella y su marido se colocan al lado de la Fontana. Les saco la foto y le devuelvo a la señora su cámara.

—En la fuente voy a pedirte a ti. Hombres tan apañados no se encuentran todos los días.

—¿Gracias? —Pregunto más que respondo y ella se ríe de mí.

Nos dejan solos y aprovecho para hacer lo que tenía planeado.

—¿Pedimos un deseo? —Le pregunto.

—Vale. —Cogemos una moneda cada uno y la tiramos en la fuente. —¿Qué has pedido? —Pregunta curiosa.

—Si se cumple te lo digo. —Le guiño el ojo. Sonríe y creo que ha llegado el momento. —Lu. —Le digo después de unos segundos en silencio.

—Dime. —Me pongo en frente de ella y le cojo las dos manos.

—Que lo he estado pensando mucho. —Empiezo a ponerme nervioso. —Que desde hace mucho tiempo tengo claro que quiero pasar el resto de mi vida contigo, estar juntos en las buenas y en las malas, pasar los fines de semana juntos, en familia y... —Suelto sus manos para meter una en mi bolsillo y sacar una cajita de terciopelo, a la vez que me arrodillo. —y lo que más tengo claro es que te quiero y por eso quiero pedirte que... —trago saliva. —¿Quieres casarte conmigo? —Abro la cajita y le enseño el anillo. Su silencio me hace dudar y cuando me doy por vencido del todo, Lucía se lanza a mí y me besa.

—¿Eso es un sí? —Pregunto entre beso y beso.

—Por supuesto que es un sí. —Me sonríe y volvemos a besarnos.

—¿Sabes qué?

—¿Qué?

—Que mi deseo se ha cumplido. —Cojo su mano y coloco el anillo en su dedo anular y la vuelvo a besar.

Llegamos al hotel intentando no hacer mucho ruido, pero para nosotros resulta imposible. Estoy agarrando a Lucía por la cintura a la vez que le hago cosquillas y la beso en el cuello. Por suerte conseguimos llegar hasta la puerta de nuestra habitación sin que nos echen de allí. Abro la puerta y tiro del brazo de mi futura mujer hacia la habitación. Cierro la puerta y apoyo su espalda contra esta para, seguidamente unir de nuevo mis labios con los suyos. La noche pasa entre las sábanas, tocándonos y dándonos todo el amor del mundo.

Abro los ojos lentamente y me encuentro a mi prometida sobre mi pecho. Me estiro hasta llegar al teléfono de la habitación, intentando no despertarla, y llamo al servicio de habitaciones para pedir una botella de champán y dos copas. Ni siquiera hemos desayunado, pero mi cuerpo me pide que lo celebremos también de este modo. Llaman a la puerta, me pongo el albornoz y abro la puerta para coger la botella y las copas.

—¿Qué haces? —Pregunta una somnolienta Lucía.

—Tenemos un brindis que hacer. —Me sonríe y coge una copa que relleno después de descorchar la botella. —Por mi futura mujer.

—Por mi futuro marido.

Nuestras copas chocan y, después de pegarle un sorbo, Lucía me mira con cara de pícara.

—¿Y si te la tiro encima y te mojo?

—Eso será si me coges. —Salgo corriendo y me meto en el baño. Viene detrás y, muy a mi pesar, me tira la copa encima. Me quito el albornoz y la miro. —Ahora me lo tienes que quitar.

Deja la copa en el lavabo y se mete en la ducha. Entro detrás de ella y cierro la mampara.


Este es el capítulo final de la historia (aun queda el epílogo) y esperamos que lo disfrutéis. Si queréis que en el epílogo pase algo en especial, no dudéis en comentarlo. Gracias por seguir leyéndonos.


Continue Reading

You'll Also Like

185K 14.8K 38
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
190K 10K 91
Segunda parte de One Shots - Selección Mexicana La primera parte se encuentra en mi perfil más de 100 One Shots Pequeñas historia de tus futbolistas...
42.9K 6.5K 16
Max Verstappen es el dueño del mundo, es el jefe de una de las mafias más poderosas, lo controla todo, es rey, el amo y señor, tiene a todos a sus pi...
569K 76.7K 45
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!