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Narra Álvaro

Llevamos casi dos horas esperando y ni un solo médico ha salido a decirnos nada sobre que tal va la operación. Lucía sigue entre mis brazos, sin parar de llorar y yo me tengo que contener todas las lágrimas. Me pongo a pensar en Hugo, en el día en que nos conocimos y lo que me recordó a mi cuando tenía su edad. Siempre tan alegre con todo el mundo... Ale, por otro lado, sé que se sigue comiendo la cabeza. Nuestras familias no saben nada todavía y no sé de dónde vamos a sacar las fuerzas para contárselo.

—Lucía, tranquilízate. Todo va a salir bien. —Le digo evitando varias lágrimas. Si me ve llorar aún se va a derrumbar más. Ni yo mismo lo sé, pero tengo toda la esperanza de que así sea.

—Álvaro, llevamos esperando dos horas y no viene nadie. —Dice entrecortada. Le doy un beso en la frente y solo me limito a abrazarla. Vemos que un médico se acerca hacia nosotros y nos levantamos enseguida.

—¿Padres de Hugo? —Asentimos a la vez. —Veréis, ha habido una pequeña complicación. —Empieza hablando el doctor —El problema ha sido más grave de lo que nos pensábamos y el niño ha quedado en coma. —Consigo coger a Lucía a tiempo ya que ha perdido el equilibrio y la siento de nuevo en la silla y me dirijo al doctor.

—¿Un coma temporal?

—Probablemente sí. Lo llevaremos a la habitación y a lo largo de la semana, las pruebas que le hagamos nos irán dando indicaciones. —Ni siquiera le contesto.

Me siento al lado de Ale y Lucía se lanza a abrazarla. Se separa y me vuelve a mirar.

—Lucía cariño, Hugo se va a despertar y vamos a...

—Álvaro, le prometí que cuando despertara le diría quien es su padre. Como no salga de esta me voy a arrepentir toda mi vida. Tenías razón, deberíamos habérselo dicho hace tiempo. Si se muere sin saberlo yo... —Habla con desesperación y antes de que pueda contestarle, un médico nos avisa de que ya podemos pasar a la habitación. Nos levantamos y Lucía se dirige a Ale.

—De verdad que lo siento Lucía. Nunca me hubiera imaginado que esto llegara a pasar. Él estaba jugando tan tranquilo y... —Rompe a llorar a la vez que nos lo explica por tercera vez.

—Ale, vete a casa. Necesitas descansar. No es tu culpa. —Contesta Lucía aguantando las lágrimas.

—Pero... —Se queja nuestra amiga.

—Si los médicos dicen algo te informaré. No te tortures más. Ahora solo deseo que Hugo se despierte. —Ale asiente y abraza a Lucía, se despide de mí y se va.

Cojo a Lucía de la mano y nos dirigimos a la habitación. Nada más verlo todas las lágrimas acumuladas hasta ese momento salen de mis ojos. Nos ponemos cada uno a un lado de la cama y cogemos una de sus manos sin darnos cuenta de que el médico está allí.

—Pueden hablarle todo lo que quieran, hay estudios que afirman que las personas cuando están en coma oyen más de lo que uno mismo puede llegar a imaginar. —Nos sonríe y sale de allí para dejarnos intimidad.

—Hugo cariño, soy mamá. Te preguntaras tantas cosas ahora mismo. Te vas a poner bien, te lo prometo. —Vuelve a llorar.

—Campeón, yo sé que eres fuerte y vas a salir de esta. Ya sé que mamá prometió decirte quien era tu papá cuando te despertaras, pero...

—Queremos decírtelo ya. Cariño, Álvaro es tu padre.

—Y no sabes lo feliz que soy de serlo. —Me agacho y le doy un beso en la frente con cuidado de no tocar las pequeñas heridas que tiene a lo largo de su cara.

Desde que no estás | Álvaro GangoWhere stories live. Discover now