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Narra Álvaro

Espero impaciente su respuesta, pero ésta nunca llega. Se separa completamente de mí y nada hasta las escaleras más cercanas para después salir de la piscina. Corre hacia la toalla y yo lo sigo, con la esperanza de que no le desvele nada a su madre. Tengo la sensación de que me he pasado. Hace tres años que no sé nada de su madre y él los va a cumplir. O Lucía se recuperó pronto de la ruptura o mi madre y ella me han mentido al preguntar. Observo a Hugo desde mi posición y comienzo a marearme de la impresión. ¿Será mi hijo?

"—Si todo va bien, tengo que contarte algo en una semana.

—¿Y no me lo puedes decir ahora? —Hago un puchero y ella se ríe de mí.

—La espera merecerá la pena, cariño. —Me da un beso corto en los labios y se va."

La misma semana en la que tomé la decisión de irme, de dejarla. Empiezo a comerme la cabeza de nuevo. ¿La noticia sería que estaba embarazada? Me acerco con decisión a ella y la llevo lejos bajo la atenta mirada del resto.

—¿Qué crees que estás haciendo? —Pregunta cabreada.

—¿Recuerdas cuando me dijiste hace tres años que tenías que contarme algo? ¿Qué era? —Veo como traga saliva.

—¿Por qué quieres saber eso ahora? Ya no tiene importancia.

—Sí que la tiene. Necesito saber si me has mentido todo este tiempo.

—No te he mentido en nada, Álvaro. —Veo como varias personas a nuestro alrededor nos observan.

—¿Y por qué me has ocultado que Hugo es mi hijo?

—No es tu hijo. —Responde cortante y se va.

Yo ya no sé qué pensar. Es todo demasiado confuso. Vuelvo a la toalla y veo como Hugo está llorando y diciendo que "no" a algo.

—Hugo, te he dicho que nos vamos ya.

—Déjalo, ya me voy yo. —El niño no tiene la culpa de nada. Sin embargo, ella me ignora y se lleva a Hugo casi a rastras.

Espero un poco antes de irme yo también. No tengo ganas de seguir aquí. Me despido de David y de María y pongo rumbo a casa de mi madre, pero cuando llego no está. Mi hermana abre la puerta y me lanzo a sus brazos llorando como un niño. Me lleva hasta el salón y, con grandes esfuerzos, logra consolarme y sacarme el motivo de por qué estoy así.

—Álv, lo siento, pero Hugo no es tu hijo.

—¿Estás segura de ello? Fanny no me mientas, por favor. Cada día que pasa le encuentro más parecidos a mí.

—Confía en mí. —Asiento a pesar de que no acabo de creerme sus palabras.

Me despido de mi hermana y salgo de allí.


Narra Lucía

Hugo no me ha dirigido la palabra en todo el camino. Me dispongo a hablar con él, pero mi móvil suena. Decido mirar quién es antes de ignorarlo: Fanny.

—¿Fanny? ¿Ha pasado algo? —Pregunto asustada.

—Eso debería decírtelo yo a ti. Ha venido Álvaro preguntándome que si Hugo es su hijo. Lucía, o se lo cuentas ya o tarde o temprano te va a explotar todo en la cara. —Me dice enfadada.

—Lo siento Fanny, pero de momento no le voy a decir nada. No se lo merece. —Cuelgo y me dirijo a mi hijo.

—¿Qué me miras? —Me dice enfadado.

—Hugo, no te puedes enfadar por esto. Álvaro se ha portado mal conmigo y... no quiero que lo veas en unos días. —Digo seria.

—Pero yo lo quiero. Se ha portado conmigo como si fuera mi padre. —Me dice medio llorando ¿Cómo puede ser que con casi tres años hable así?

—Ya hemos hablado de tu padre. Nos abandonó. —Por muy pequeño que sea tiene que saber la verdad.

—¡Pues yo quiero a Álvaro! —Sale corriendo a su habitación llorando completamente.

Me empiezo a sentir mal yo también. ¿Será el orgullo el que no me permite que Hugo disfrute de su padre? Entre pensamientos suena el timbre. Voy a abrir.

—¿Qué haces aquí? —Digo impresionada al ver a Samu.

—Estaba preocupado, llevo sin saber nada de ti desde ayer... —Me dice. Lo dejo pasar y nos sentamos en el sofá.

—¿Y Hugo? —Pregunta curioso.

—En su habitación. Está enfadado porque no quiero que vea a Álvaro. —Le digo con voz triste.

—Él no se merece nada, no le deberías ni contar que es su hijo. Te hizo daño, solo se merece sufrir como tú lo hiciste. —Me suelta de golpe como si fuera lo más normal del mundo.

Me quedo de piedra. ¿Cómo puede decir eso? Llevo días pensando que, desde que volvió Álvaro, está muy a la defensiva y me quiere poner en su contra.

—Aunque sea un cabrón, es su padre Samuel. —Contesto enfadada.

—¿Y yo qué soy? No has contado conmigo para nada desde que llegó él. —Me quedo impresionada con sus palabras.

—Mi mejor amigo Samuel. —Lo llamo por su nombre como cada vez que nos enfadamos, aunque esta vez sea mucho más serio. —O eso creía, pero me estas demostrando todo lo contrario. Vete de mi casa. —Digo abriéndole la puerta.

Samu sale sin decir nada y yo cierro la puerta enfadada. Subo hasta la habitación de Hugo y lo veo dormido con la ropa puesta. La almohada está empapada.


Narra Álvaro

Después de irme de casa de mi madre, conduzco hasta el bloque de edificios de Lucía y aparco justo en frente. Tengo que hablar con ella. Antes de bajarme del coche, veo como un chico sale de su edificio. Me suena de algo y no sé de que. Me pongo a pensar. ¡El chico con el que trabaja en el teatro! No le habré visto la cara, pero lo reconozco perfectamente. Igual es él el padre de Hugo y yo me estoy ilusionando para nada. Vuelvo a cerrar la puerta del coche y me voy de allí. Llego a casa y me tumbo en la cama sin ni siquiera quitarme la ropa. El cansancio y las lágrimas pueden conmigo y acabo durmiéndome.

Me despierto al día siguiente y miro el reloj. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Me he quedado dormido y entro a grabar en menos de media hora. Encima hoy viene Lucía y después de todo no sé cómo reaccionará. Me ducho lo más rápido que puedo y salgo de allí.

Gracias a Dios, solo llego cinco minutos tarde y faltan actores todavía por llegar. Suspiro y veo a Lucía hablando con el director. Este me ve y me hace una seña para que me acerque. Empieza bien el día. Vuelvo a suspirar y le hago caso.

—¿Qué pasa? —Pregunto.

—Me han hecho unas pruebas y me han cogido para la grabación de toda la película. —Me dice con una sonrisa bien fingida. Sé que no se alegra de verme, pero podría fingir mejor.

—Empezamos a grabar en cinco minutos. —Dice el director a la vez que se va.

—¿No vas a querer hablar de nada de lo de ayer? —Me pregunta.

—Cada vez que intento hacer algo la lio. ¿Qué tal está Hugo? —Pregunto intentando cambiar de tema.

—Cuando lo he dejado con María y David seguía enfadado. No soporta no poder verte...

—Ni yo a él. No sé... Le he cogido mucho cariño y aunque igual te enfadas... Me recuerda mucho a mi cuando era tan pequeño. Mi madre siempre me cuenta que era un niño muy alegre y espabilado, que todo lo que quería, lo conseguía. Es que se parece tanto a mí... —Suspiro.

—Álvaro, ¿por qué sigues dándole tantas vueltas al tema de Hugo?

—Porque aun mantengo la esperanza de que todos me estéis mintiendo y que sea mi hijo. —Sueno lo más sincero que puedo. Lucía se dispone a contestarme, pero alguien la interrumpe.

—¡Empezamos a grabar! —Grita el director. —¡Todos a sus puestos!

—Hablamos luego. —Me dice mientras se va. 

Desde que no estás | Álvaro GangoWhere stories live. Discover now