15

273 21 2
                                    

Narra Álvaro

"Acabo de ir al teatro después de la reunión con las revistas. Espero que todo salga bien. Deséame suerte, Dani."

"No la cagues y no necesitarás suerte. Yo solo espero que os arregléis de una vez. Suerte esta noche."

"Gracias, oye. Con mi suerte igual piensa que la fiesta de despedida se la hace su querido Samuel"

"¿Y tú eras el positivo del grupo?"

Dejo de hablar con Dani y me empiezo a preparar. No de atuendo, sino de mentalidad. La música, a parte del teatro, siempre ha sabido cómo relajarme en los momentos más complicados de mi vida. Entro en mi Spotify y pongo el modo aleatorio.

—Esta canción no. —Me quejo en voz alta, como si con eso la letra de la canción me doliese menos.

Dejo que la canción avance y, sin querer, canturreo esas frases que me describen tan bien.

Y ahora estoy solo, solo en este mundo sin ti

Por pensar como un idiota lo perdí todo, todo

Tanto me arrepentí; sin tu boca ya no sé cómo vivir

No, no.... idiota

Me vengo abajo enseguida y cambio de canción. Al menos esta vez he tenido un poco más de suerte. Consigo levantarme el ánimo poco a poco, justo a tiempo para cuando suena el timbre. Me extraño. No espero a nadie. Me levanto del sofá y miro a través de la mirilla de la puerta.

—Dani, ¿qué haces aquí? —Pregunto abriendo la puerta y encontrándome de pleno al resto de los chicos.

—A mí no me mires, solo vengo a robarte chocolate. —Habla Carlos con una sonrisa. —Como en los viejos tiempos. —Suelto una carcajada y dejo que pasen.

—¿Has pensado en cómo vas a conseguir que te perdone, dandy? Lo tienes jodido.

—¡David! —Lo regaña Blas. —Tenemos que animarlo, no hundirlo.

—Pero si tiene razón. —Afirmo. —De todos modos, gracias por venir, aunque en el fondo me odiéis por desaparecer sin más.

—Creo que hablo en nombre de todos. —Empieza Blas. —Nos ha dolido como al que más, pero no podemos estar enfadados contigo toda la vida.

—Eso sí, como te vuelvas a ir sin avisar. —Carlos hace el gesto de unas tijeras.

—Y no habrá chocolate en el mundo que lo pueda parar. —Apunta David entre risas.

—Yo no me reiría tanto, que el rubio va en serio. —Apostilla Dani. —Los rubios nos entendemos sin palabras. Tenemos rubipatía.

—Por lo que veo la tontería también se pega. —Me llevo una colleja de Carlos.

Me ayudan a olvidar por un par de horas mi vida hasta que llega el momento de la verdad. Salimos todos de mi casa en amor y compañía y se despiden de mí.

—Suerte, imbécil. —Dice Dani por todos. Ellos solo se ríen de mi desgracia.

—Si todo sale bien, os llamo mañana.

—Te tomamos la palabra. —Hablan a la vez.

Voy andando al teatro, al fin de cuentas, no vivo tan lejos, aunque la pereza me ganase la mayoría de días años atrás. Llego y ayudo a colocar algunos platos y comida en las mesas. Alguien pone una mano en mi hombro y me giro.

—Hola, soy Samuel. —Por fin te tengo delante idiota. Álvaro relájate, me digo.

—Yo soy Álvaro. —Ni encantado ni nada.

Desde que no estás | Álvaro GangoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora