7

224 24 1
                                    

Narra Lucía

Me despierta el balanceo de unas manos pequeñas. Abro los ojos y veo a Hugo.

—Buenos días cariño. —Le digo. —¿Has dormido bien? —Sonrío.

—Sí, el cuento de Álvaro mola mucho, pero no lo acabó de contar. —Arruga la nariz indignado.

—Anda, vamos a desayunar que hoy te voy a llevar con la abuela Sofía y el abuelo Lucas.

—¡Bien! —Sale corriendo a la cocina y yo voy detrás.

Desayunamos, nos vestimos y vamos a casa de mis padres. Cuando llegamos, Hugo sale corriendo a abrazar a mi madre.

—¡Hola cariño! —Le dice.

—Hola abuela. —Dice sonriente.

—Hugo, ¿por qué no vas a ver al abuelo y me dejas hablar unos minutos a solas con la abuela? —Le digo. Sin contestar, se deshace de los brazos de mi madre y se va corriendo.

—¿Qué pasa? —Pregunta preocupada.

—Ha vuelto. —No hace falta ni que pronuncie su nombre para que mi madre sepa de quien estoy hablando. Le empiezo a contar todo lo que ha pasado en estos dos últimos días.

—No me puedo creer que ese sinvergüenza lo quiera arreglar como si no hubiera pasado nada. —Me dice enfadada, no conmigo, sino con él. —Como me lo encuentre por la calle... y ya no quiero imaginar si se lo encuentra tu padre.

—A papa ya se lo contaré. ¿Pero yo qué hago? Hugo lo quiere mucho y no le voy a poder ocultar mucho más la verdad. El niño es un clon suyo desde que era un bebé, todavía no sé cómo está tan ciego como para no verlo. Su madre le ha mentido por mí.

—Aunque te parezca mal, y yo esté totalmente en contra, tiene que saber que es su hijo Lucía. Hugo necesita a su padre.

—Ayer me dijo que estaba dispuesto a dejar su carrera por mí. Me dice que sigue enamorado, se porta genial con Hugo, le cuenta cuentos, lo cuidó cuando tuvo fiebre... Si no me hubiera hecho tanto daño, sería el padre perfecto. —Suspiro. —Ayer me besó y todos los últimos recuerdos de cuando me dejó se me vinieron a la cabeza. No puedo perdonarle, por mucho que lo desee. —Rompo a llorar otra vez y mi madre me abraza.

—Lo que tenga que pasar pasará. Sólo date tiempo. —Me dice tranquila.

—Ayer sonaba tan dolido y sincero... pero son muchas cosas... no puedo perdonarle. —Suspiro.

—Igual la película esa que va a grabar os sirve para empezar de cero. Mira Lucía, sabes que en cuanto me enteré de que Álvaro te había hecho eso sólo quería matarlo, arrancarle la cabeza. Pero también sabes, al igual que yo, que es el hombre que más feliz te ha hecho y gracias a él tenemos a ese pequeño renacuajo dando vueltas como un saltamontes. Nos ha dado lo más bonito, Hugo es tu vida y también la mía. Piensa. Si Álvaro no se hubiese ido, ¿serías feliz ahora mismo? Los errores están para resolverlos cariño, ¿por qué no darle una última oportunidad? Depende de ti, ya sabes que yo siempre te voy a apoyar en tus decisiones. —Me dice lo más sincera posible y yo la abrazo durante un buen rato.

—Me tengo que ir a trabajar, cuando salga vengo a por Hugo. —Digo.

—No te preocupes, déjalo aquí todo el día. Queda con tus amigos, que seguro que hace mucho que no los ves. —Me dice sonriendo.

—¿No os importa?

—Claro que no, así disfruto un poco de mi nieto. —Dice feliz.

—Bueno... pues cuando vaya a venir te aviso.

Desde que no estás | Álvaro GangoWhere stories live. Discover now