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Narra Lucía

Sigo tumbada en la toalla a la espera de que Álvaro y Hugo vuelvan. Las palabras de mi pequeño me han dejado bastante tocada. Unos minutos después los veo aparecer alegres, como si esa conversación no hubiese existido. No obstante, pienso hablar con mi hijo sobre ella.

Cojo a Hugo en brazos y me lo llevo al mar. No quiero estar cerca de Álvaro, no es bueno para ninguno de los dos. Él sufre queriendo recuperarme y yo sufro porque ya no sé cómo evitar que se acerque. A día de hoy me sigo comiendo la cabeza. No sé si fue buena idea contarle que es padre o si he esperado demasiado. ¿Cómo hubiesen sido nuestras vidas si él no se hubiera ido?

—Mami, ¿por qué el tito se ha quedado en la toalla? ¿No quieres estar con él?

—No es eso cariño. —Ya no se ni que excusa inventar.

—¿Entonces? —Pregunta confundido.

—Eres muy pequeño para entenderlo. Además, ¿por qué eres tan preguntón?

—Me parezco a ti. —Me saca la lengua y me acerco a él para hacerle cosquillas.

Al rato salimos del agua y volvemos a las toallas donde, como no, Álvaro se encuentra tumbado y con los ojos cerrados. Hugo se lanza en plancha sobre él empapándolo entero.

—Estás muy rojo. —Álvaro lo mira con un solo ojo abierto. Hugo se levanta y saca de mi bolsa de la playa el bote de crema. —¿Puedo echarte crema?

—Que remedio. —Me compadezco de ti, pienso.

Hugo abre el bote y se lo echa a chorro sobre su pecho, al igual que hizo con él mismo horas antes. Comienza a extendérsela sin ningún resultado.

—Mamá, ayúdame. —Pide poniéndome ojitos. Me niego.

—Tú has empezado, tú acabas. —Miro a mi hijo intentando resistirme a esa mirada.

—¡Pues así te quedas! —Hugo cierra el bote y se sienta en su toalla indignado. La cara de Álvaro es un poema.

No pasa ni una hora cuando Hugo se pone bruto para que volvamos al hotel. Una vez en el pasillo, que resulta ser el mismo para ambos, meto a Hugo en la habitación y me encaro a mi ex.

—No quiero volver a verte y esta vez lo digo en serio. Ya has tenido tu día familiar. Ni siquiera sé cómo te las has apañado para conseguir una habitación justo al lado.

—Respóndeme a algo Lucía. —Clava su mirada en la mía, evitando mi último comentario. —Si yo hubiera sabido que estabas embarazada, ¿en serio crees que hubiera salido huyendo? Estaba acojonado por no saber si era la decisión correcta irme. —Me mira esperando una respuesta. Se perfectamente que no lo hubiera hecho.

—Pero lo hiciste Álvaro, lo hiciste.

—Y me arrepiento.

—Aunque, ¿de qué me serviría que te quedases conmigo solo por Hugo? Está claro que solo el hecho de quererme no era suficiente. —Trago saliva. —Bueno, si es que me querías. Empiezo a dudarlo. De ser así no te habrías ido como un ladrón.

—Me habría quedado por ambos.

—¿Sabes que pasa? Que ya no te creo.

"Me acurruco en su pecho desnudo como tantas otras veces después de acostarnos. Su brazo rodea mi cuello dejando su boca al lado de mi oído.

—Pagaría por estar siempre así. —Levanto la cabeza para mirarlo y pronuncio estas palabras.

—Te prometo que siempre lo estaremos. No me voy a ir."

Desde que no estás | Álvaro GangoWhere stories live. Discover now