¿Primos? (Manu Ríos)

By Guadalupe_Garcia

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La familia Ríos Fernández. La familia Mendes Espinosa. Aunque no lo crean son familia. Dos primas algo mayor... More

Presentación
Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Aviso.
Capitulo 18
Capitulo 19
¡Hola!
Capitulo 20 I
Capitulo 20 II
Capitulo 21
Capitulo 22
Lo siento.
Capitulo 23
Capitulo 24
¡Feliz Navidad!
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31

Capitulo 27

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By Guadalupe_Garcia


Narra Manu ¶-¶

Sentía que pronto podría darme un taque al corazón, incluso quería conectarme una de esas máquinas para saber que tan rápido iba. ¿Era saludable? Sin embargo, por más que me estuviera quejando o incluso preocupado en estos momentos, siento un extraño sentimiento. Puede que sea alivio, una carga menos e incluso me siento liviano, pero es tan extraño de expresar que incluso parece irreal de sentir.

Pero de algo estaba seguro, no sentí eso cuando vi a Ana a punto de morir. Ni siquiera quiero volver a recordar aquel momento, pensar que la perdería hizo que mis instintos se activarán, lo que menos debía de hacer era tener un ataque de ansiedad. No respondía, mi fuerza se acababa mentalmente, quería largarme a llorar ahí mismo, no lo permití y seguí, una y otra vez, cuanto fuera necesario para ella.

Y ahora, con los pies descalzos, la ventana abierta, el suero conectado a mi vena con un gran marca morada acompañada de un punzante dolor, sabía lo que había hecho. Me sentía bien, había salvado una vida, una vida que me importó más en ese instante que cualquier otra, incluso la mía. Porque una parte de mi se fue en ese instante.

Podía sentir el frío en los pies y el sofocante aire golpear contra mi rostro, así mismo me sentía dentro de mi, sin un sentimiento claro, estaba completamente perdido. Solté un suspiro que parecía quererse llevar mi último aliento. Lo que sí lo hizo por unos segundos fue la figura reflejada en el cristal.

-Creo que es tiempo de que hablemos. -lo dijo con los ojos puestos en la ventana.

Me giré y asentí con nerviosismo. Podía sentir el temblor en mis dedos, la respiración acelerada, el constante sonido de las hojas al ser movidas por el viento. Todo tomando una sincronía que me hacía querer apagarlos y descansar un poco, los ojos me ardían pidiendo ser cerrados. Mi cuerpo suplicaba descanso y mi mente quería seguir, más y más, hasta que se sintiera satisfecha de resolver las dudas impuestas.

-¿Qué pasó en ese fiesta? -pregunté con los ojos puestos en esos orbes azules, los cuales me miraban con confusión y tristeza.

Cortamos la distancia y recargado la espalda contra la pared, fuimos cayendo lentamente al mismo tiempo, esperando encontrar las palabras para hablar, no sabíamos por dónde empezar, ni siquiera terminábamos de asimilar que hacíamos ahí, con más preguntas que respuestas, lagunas mentales que parecían grandes ríos y nudos en la garganta, ni llorar era bueno ante la confusión en nuestras mentes y sentimientos.

-Desperté en tu casa, con Hope a mi lado. -comenzó a narrar y sus cabellos rubios se movieron por sus dedos en ellos- Tenía unas horribles ganas de devolver, incluso el estomago quería salir ahí. -soltó una risa sarcástica y sonreí de lado con ella- Estábamos conversando, a su modo de ella, luego llegaste tú. -tragó saliva e inhale fuerte- Con Ana entre tus brazos, sangrando y no quiero volver a experimentarlo nunca más, fue horrible.

Tome su manos que se mantenía en el suelo, haciendo contantes sonidos, subiendo y bajando los dedos, con las uñas golpeando el azulejo, generando un constante tintineo. La apreté con bastante fuerza. Preparándome para hablar, temiendo tener un vomito verbal y comenzando a divagar, sin llegar a ninguna parte, sin resolver nada. Cuando finalmente las palabras parecían tener sentido y formar oraciones coherentes, comencé.

-No tengo idea cómo llegamos a casa. De un momento a otro perdí a Ana, me volví completamente loco, pensando en que algo terrible le podía pasar. -el silencio lleno la sala- Hay una gran espacio, son bastantes horas-reí con ironía- solo sé que ya estaba en una cama. Nadie estaba a mi lado, me alegre de estar completo y en condiciones. Me sentía débil, pero agudice mi oído al escuchar sonidos de baño. -me calme un segundo, intentando no volver a esa escena- Ana estaba ahí, en el piso, los azulejos manchados de sangre, ella se encontraba mal. Me sentí la peor persona por abandonarla.

El nudo en mi garganta se hacía más grande y mis ojos querían soltar lágrimas, más lágrimas. Cuando sentí un ligero apretón en mi mano fue cuando mis ojos vieron los suyos.

-No la abandonaste. -me reprochó- la salvaste, ¿Okay? Le salvaste la vida a Ana.

"Le salvaste la vida a Ana" fueron palabras que hicieron eco en mis pensamientos; porque mi mente me jugaba una mala pasada, creando escenarios en los que ella no salía viva... solo me atormentaban una y otra vez.

-Deja de pensar en el "hubiera". -escuche a Denisse- Deja de atormentarte y mejor piensa en lo que vas a hacer ahora.

-¿Lo que voy a hacer ahora? -pregunté confundido.

-Te lo diré primero a ti. -Suspiró- se lo que está sucediendo aquí. Todos lo sabemos, es ciego aquel que no lo quiera ver. Los ciegos aquí son ustedes.

-¿Nosotros? -pregunté- Explícate, Denisse.

Ella tomó aire y luego me vio con aquellos ojos, aquellos que me dijeron que había hecho mal al quedar como un "tal vez" con Megan, nuevamente había vuelto esa mirada y tenía miedo, porque ella sabía más de lo que yo comprendía.

-La quieres, Manu. -fue breve y aterrador al mismo tiempo- Más de lo que se quiere a un familiar, la quieres como una chica, aquella que puedes llenar de abrazos, besos a escondidas, consejos, risas; la quieres como mujer, no como prima.

La respiración se me corto y mi mirada bajo, aquello era algo que hace poco había aceptado, sabía que había muchas cosas que quería hacer con Ana, tomarla de la mano hasta que la mía sudara por los nervios, abrazarla hasta que cayera dormida, verla en sus mejores momentos y peores, quería verla después de que esto pasara sonreír con ella, pasar tardes juntos, la quería y no como una prima.

Aceptar eso fue tan complicado, que al tiempo de pensar en perderla quise decirle todo, ahí, en directo, esperando que me escuchara y no irme con ese sentimiento, no decírselo nunca y perderla de la peor forma posible, cuando mis pensamientos se aclararon y deje que mis sentimientos flotaran y fueran libres finalmente, me di cuenta de un recuerdo.

Muchas situaciones comenzaron a entrelazarse, el primer día que llegamos a Los Ángeles y las burlas de Josemy, las peleas con Jack y algo que yo no recordaba por ser un niño que lo único que pensaba era en jugar, pero también pensaba en ella, en aquella niña que el verano pasado había dejado de utilizar coletas desde aquel suceso.

No quería dejarla nunca sola, con Josemy lograba soportarlo más, pero odiaba que estuviera con Jack, porque ella reía de la misma forma con él y conmigo. Quería ser especial para ella, un recuerdo, a esa edad lo pensaba como una imagen o una película que se repitiera constantemente en sus pensamientos, pero cómo podría ser yo especial para ella. ¿Era alguien único en su vida? ¿O solo un niño más? Un primo más que veía en vacaciones, no quería ser eso.

-La quiero. -repetí y ella me vio con los ojos abiertos- Tienes razón, sé que la quiero porque en aquella habitación- señale el pasillo- sentí que me faltaba la respiración mientras no sentí su corazón latir, la quiero más de lo que debería y no puedo, sé que es incluso inmoral, pero no puedo dejar de quererla.

Finalizando con aquellas palabras que calaban en mi corazón y que al pronunciarlas y atreverme a decirlas se sintió como un peso menos en mi espalda, me sentía más liviano, como una pluma y quería ir y decírselo a ella, pero no podía, había aceptado que la quería, pero no podía decírselo, no podía, no tan rápido.

-Ahora ve y dile eso a ella. -negué y me acosté en su regazo, mi cabeza descansando en sus piernas- Ya ha pasado tiempo, Manu. Tienes que decirle lo que sientes, porque lamento decirte que tienen un contrincante.

Lo ultimo lo dijo en un susurro y con lastima que me alarmo e hizo que me levantara, en ese instante por el pasillo entraba un par de hermanos que posaron su vista en Denisse, voltee a verla y ella se mantenía con los labios apretados, lo veía a él, Thomas era la persona que sentía algo por Ana.

Eso me alarmó, pensé que ella estaría siempre libre, pero incluso yo no lo estuve, salí con su mejor amiga, todo por ocultar lo que sentir por ella, algo estupido desde mi punto de vista y eso multiplicado por dos desde mi rubia amiga.

Me levante y le extendí mi manos par ayudarla a ella, la tomo y sonriéndole le di un abrazo, me había ayudado a decirlo enfrente de alguien lo que sentía, algo que no pensé hacer nunca. Mientras la tenía todavía entre mis brazos le susurre al oído un sincero: "Gracias".

Separándome de ella y corriendo a la habitación de Ana, alcance a ver las intenciones del pelinegro, por lo que viendo ya todo libre y sin ninguna persona dentro, cerré la puerta, para que entendiera que no podía entrar, me senté a su lado y sostuve su mano.

Por primera vez lo hice con seguridad, mis manos temblaban entre las suyas e intente relajarme, pero esto era un gran paso, ¿iré muy rápido? Hace menos de 2 minutos le confesé a mi mejor amiga que siento algo por mi prima, aquello es irreal pero sucedió.

Esperaba encontrar sus ojos abiertos, pero al parecer estaba dormida, quería que despertara para poder hablar con ella, no sabía si sentía lo mismo, si en algún punto fui especial para ella como yo quería serlo siempre, no quería perderla por lo que sentía, pero si no lo decía nunca sabré si fui o soy especial para ella.

-Es tiempo de que hablemos, princesa. -incluso sentí un cosquilleo en el estomago ante la última palabra- No te vayas, todavía necesito contarte muchas cosas y te aseguro que un recuerdo nos vendrá bien a los dos.

Mis voz se quebraba, pero no para decir lo último.

-Recupérate, para decirle lo mucho que te quiero.

Apreté con poco su mano, y levante la mirada a su rostro, el cual tenía los ojos abiertos, eso me sorprendió e hizo que saltara por la sorpresa, si tuviera una de esas maquinas conectada se notaría lo rápido  que late mi corazón, hasta había olvidado el tubo intravenosa en mi muñeca.

-Yo también tengo que confesarte algo... -hablo con voz muy bajita, se veía cansada, su piel pálida, pero sus ojos brillaban, como dos estrellas.

Nos vimos y en ese instante lo volví a reconocer, la quería y odiaba con todo mi ser el lazo de sangre que nos unía, pero en mi corazón sabía que tenía una oportunidad, no importa que fuéramos primos...

Narrador Omnisciente

En la oficina del Director del hospital, el señor Roberto, se mantenía finalmente con una sonrisa en el rostro, aquellos estudios habían revelado lo que tanto añoraba desde que volvió a ver el rostro de las dos personas que tanto amaba en el mundo. La respuesta estaba ya ante sus ojos y los conocimientos previos.

-¿Para qué me llamaste?- se podía notar el claro aliviado y tristeza en la voz de Ana, la madre de aquella chica que toco con sus dedos la muerte.

-Es algo que me alegra tanto. -sonrío con sus arrugas tan notorias- Ya se lo que tiene Ana y como curarla, pero necesitas hablar con ella. -su voz cambio de alegría a tristeza.

La joven en aquel espacio se levanto con rapidez de su lugar, rodeó el escritorio y abrazó a su padre, las lágrimas brotaban de sus ojos y los temblores que atravesaban su cuerpo no eran nada comparado con el regocijo de saber finalmente lo que hacía que su hija no fuera la misma de antes, el peso en sus hombros disminuyó y se llenó su corazón de gozo.

-Hija. -aquella palabra se sintió bien en la boca de Roberto- Ana tiene que descansar. -separándose del abrazo para comenzar a explicarle lo sucedido.

-¿Y qué es lo que tiene? ¿Cuánto durará en salir de aquí? -sonrío, parecía que sus músculos se entumecerían.

-Anemia, lo cual te explicaré el porqué y una enfermedad parecida a la pulmonía, pero no es tan grave, aún así lo más grave son sus defensas, está tan débil que tememos dañarla con los medicamentos que requiere, podemos dañar su hígado.

-Buscaremos una solución, Ana volverá a ser la misma. -sonrío, sentía más emociones, pero salvaría a su pequeña.

Así sin más, Roberto comenzó a explicarle a su hija el como tendría que tratarla y las consecuencias de aquel tratamiento, las lágrimas inundaron los ojos de su hija y la estrecho en sus brazos, con sollozos lastimeros y consolándola, cuando él también quería soltar las lágrimas.

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*Se esconde detrás de su mami* ¡Hola! ¡LAMENTO MUCHO MIS PROMESAS FALSAS! Pero aquí tengo mis razones, número 1: el semestre pasado, ósea el II, fue un poco difícil, por lo que no actualice, sin embargo este pasado, el III, me dio unas buenas cachetadas. Aparte ya sabían que estaba enferma de muchas cosas... ¡wuuu! Xdd, me callo.
Aquí está el capítulo y ¡YA SOMOS 68K! NO PUEOD CREERLO Y AMO LEER SUS COMENTARIOS UNOS DE RECLAMOS PERO SON UNOS AMORES. Xdd
Pasando de tema, ¿qué les pareció el capítulo? A mí me encanto, hacía mucho que no escribía y sentí nuevamente esa felicidad y el tiempo se le fue volando, sigo en pijama y son las 2:00 de la tarde. :O
•Lo siento por errores o faltas de ortografía, I'm not perfect. :3
¡Ya es Navidad! Me puse a pensar en el tiempo que escribí esta novela y fue hace ufff... pero ¿cómo están ustedes? ¿Algo nuevo?
Lamento la tardanza y gracias a todas aquellas personas que votan y comentan, leo incluso sus interacciones, re chismosa yo.
Pronto volveré con otro capítulo, no lo prometo, pero lo tengo como algo en mi corazón...
¡LAS AMO Y GRACIAS POR TODO!
Bye. :3
🎄☃️🎄☃️🎄☃️🎄☃️

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