Ojos de gato Tentador [La ver...

Bởi mhazunaca

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Él es salvaje, pero no sabe ni lo que es un beso. Marien va a quedar fascinada por su naturaleza y va a quere... Xem Thêm

Sinopsis
Prefacio
Capítulo 1: Ojos verdes
Capítulo 2: Investigaciones
Capítulo 3: Fuera de la realidad
Capítulo 4: Ellos quieren la toxina
Capítulo 5: Leyendas y sospechas
Capítulo 6: Lo que realmente era
Capítulo 7: Conociéndote otra vez
Capítulo 8: Hacia la capital
Capítulo 9: Lecciones
Capitulo 10: Aventuras en la ciudad
Capítulo 11: Un lugar perdido
Capítulo 13: Cediendo a los impulsos
Capítulo 14: Confío en ti
Capítulo 15: Desolación
Capítulo 16: La luz
Capítulo 17: Confesiones
Capítulo 18: Compañía no grata
Capítulo 19: Lo que somos
Capítulo 20: Para siempre
Capítulo 21: Situaciones frágiles
Capítulo 22: Juego sucio
Capítulo 23: Rigor en la capital
Capítulo 24: Acoplándonos
Capítulo 25: Algo oculto
Capítulo 26: Nueva compañía
Capítulo 27: Sueños y promesas
Capítulo 28: Desafortunada intervención
Capítulo 29: Cita oficial
Capítulo 30: Amor ardiente
Capítulo 31: Mensaje encargado
Capítulo 32: La noche apenas empieza
Capítulo 33: Más problemas
Capítulo 34: Plan en marcha
Capítulo 35: Sirio mío...
Capítulo 36: Muerte interna
Capítulo 37: A entrenar
Capítulo 38: En su búsqueda
Capítulo 39: Fin del viaje
Capítulo 40: Los milagros existen
Capítulo 41: Revivir
Capítulo 42: Asuntos pendientes
Capítulo 43: Regreso
Capítulo 44: La batalla y la verdad
Capítulo 45: Nueva era
Epílogo
Capítulo especial 1: Un raro beso
Capítulo especial 2: Una noche única
Capítulo especial 3: Bienvenido
Mini extra: Un encuentro inesperado
Ojos de gato Saga
Especial Enif, madre de Sirio: Parte 1
Especial Enif: Parte 2
Especial Enif: Parte 3
Especial Enif: Parte 4 Final
Fan Arts
Ilustraciones
Videos
Ojos de gato en inglés

Capítulo 12: Debo ser fuerte

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Bởi mhazunaca

Los evolucionados aún nos observaban.

—Lo sentimos... —murmuró uno.

Les dediqué una fugaz mirada de odio a los tres y volví a mirar a Antonio. No había sido su culpa, pero no podía evitarlo. Los pobladores del lugar se acercaron. 

—¡Llevémoslo al hospital! —exclamó uno.

Le tomé el pulso y estaba débil. Me puse de pie, uno de los evolucionados que no estaba tan herido como los otros lo levantó y lo llevó, siendo guiado por los pobladores. Tragué saliva con dificultad y los seguí. No quería perder de vista a Antonio, no quería que se lo llevaran sin que yo me diera cuenta. Temí por otro segundo que fuera otra trampa.

El hospital era pequeño pero parecía tener lo necesario. Al llegar irrumpí en la habitación.

—Soy médico —dije mostrando mi identificación.

Antonio estaba en una camilla, con el torso desnudo, un médico anciano a su lado y dos jóvenes. Le habían conectado una vía.

—¿Cómo está? —pregunté tratando de quitar el tono de angustia de mi voz.

—Estable. Estos seres son fuertes, ha perdido sangre, sí. Le estamos por poner una unidad de sangre tipo O, es la única que nos sirve para ellos. No hay tiempo de examinar qué tipo de sangre es, así que recurrimos a esta. De todos modos no tenemos mucha.

—La mía es tipo O, tómela por favor —pedí sin dudar ni un segundo.

—Descuide, por ahora creo que está bien en cuanto a eso. Presenta mordeduras en la parte superior del cuerpo, sobre el eje sagital, zona dorsal... Le han arrancado algunas partes de músculos...

No prestaba mucha atención a lo que decía, solo lo suficiente. No podía quitarle la mirada de encima a Antonio. Me acerqué y acaricié su cabello, me puse guantes y empecé a desinfectar y cubrir sus heridas.

—Se regeneran rápido, mañana mismo estará en pie —agregó el doctor.

—Sí... lo sé, gracias...

—Lo lamento, esto sucede por aquí, aunque solo los duermen y se los llevan... Debo admitir que yo tampoco había visto a uno tan joven en mi vida. Usualmente pasan de los treinta años.

—Bueno, la verdad, yo también solo estudié cadáveres de evolucionados adultos —admití con tristeza.

Todo era porque había sido desterrado por haberle fallado a su sociedad. Los mandaban a morir, a su suerte, eran crueles también con los suyos.

—No podemos hacer nada, esos hombres del gobierno tienen evolucionados con ellos y ya sabe lo peligrosos que pueden llegar a ser.

Suspiré. Así parecía ser. Las historias eran ciertas, y esto era muy malo.


***

Me quedé con él toda la noche. Estaba sentada en una silla a su lado, con los brazos y mi cabeza sobre el colchón, mirando su rostro que estaba ladeado hacia mí, muy cerca. Acariciaba su cabello de vez en cuando, luego cerraba mis ojos y me dormía sin querer por unos minutos y otras veces por un par de horas. Me habían traído mi mochila.

Ya no quería verlo pelear más, era horrible.


Ya eran cerca de las cinco de la madrugada cuando abrí los ojos y me encontré con su fija mirada, dio un lento parpadeo y sus labios se curvaron en una leve sonrisa. Apreté los labios para evitar que mis ojos me traicionasen, pero igual lo hicieron, un par de lágrimas brotaron y rodaron por mis mejillas.

Me las limpié enseguida y suspiré.

—Estás bien —dije.

—¿Por qué lloras? —preguntó en susurro.

—¿Qué clase de pregunta es esa? Lloro por ti.

—¿Por qué?

Negué en silencio. Él no entendería. Sonreí y recosté mi rostro en el colchón. Acaricié su cabello y nos miramos por varios minutos. Bajé por su mejilla y acaricié su labio inferior con mi dedo pulgar. Él juntó las cejas con algo de confusión y suspiré. Si supiera las ganas que tenía de darle un beso.

No solo me gustaba, me estaba enamorando de él, y eso no era bueno...


***

Abrí los ojos, otra vez me había quedado dormida. Ya eran quizá las ocho de la mañana, y Antonio estaba mirando a los tres H.E. que se encontraban al costado de la cama. Me sobresalté.

—...Ya veo —respondió a algo que había estado diciendo el evolucionado.

—Como sea, nos iremos de aquí. Seguro los de esa asociación volverán buscando al hombre, así que más les vale que salgan ya ustedes también.

—Sí.

Los hombres me dedicaron una rápida mirada. Pude ver los distintos colores de sus ojos, de uno eran color ámbar, del otro celeste humo, el otro tenía el ojo derecho de color verde y el izquierdo de color gris, me sorprendí. Se retiraron sin decir más, me puse de pie y empecé a revisar las heridas de Antonio.

—Estaré bien, no era necesario que te preocuparas por mí...

—¡Ya deja de decir eso! —le respondí con algo de brusquedad—. Casi mueres, ¿Cómo crees que me siento? ¿Cómo se supone que debería sentirme?

Bajó la vista con frustración. No entendía por qué no le gustaba que me preocupara por él, no entendía por qué se ensañaba en decirme que estaría bien. Levanté la gasa de las mordidas que tenía y estaban cicatrizadas. Los arañazos y raspones de su pecho también, los moretones ya se estaban aclarando. Retiró mi mano de la última herida que estaba revisando y se sentó.

—Voy a alistarme para salir —dijo mientras se ponía de pie—. Ya escuchaste lo que dijeron, podrían volver.

Tomó sus cosas de la mochila y salió de la habitación, se cruzó con el medico en la puerta, le agradeció sin mirarlo y siguió de largo. El medico volteó a mirarme.

—Ya está mejor por lo que veo —comentó limpiando sus anteojos.

Asentí con la cabeza, de un momento a otro me había abrumado. Había olvidado que ese hombre del gobierno había caído muerto a mi costado. ¿Quién le dio el golpe mortal? Probablemente fue accidental, ya que la pelea era feroz.

Además yo sentía miedo y no sabía a qué. O quizá sí, miedo ante la idea de que él no consideraba que yo debía preocuparme porque no estaba sintiendo lo que yo por él, miedo a descubrir que él era muy diferente a lo que yo estaba viendo.

Cargué mi mochila. El médico me detuvo en la puerta.

—Disculpe mi intromisión, no pude evitar escuchar... Sé que algunos evolucionados parecen humanos, pero debería entender que ellos no piensan ni sienten como nosotros. Lo sé, y hasta ahora no he visto lo contrario. A ellos casi no les importa morir, solo lo angustias más preocupándote por él porque entiende que nosotros somos más sensibles y él no puede evitarlo. Ahora se ha de sentir frustrado por haber fallado en una pelea. Así que por favor, no se angustie, intente entender su naturaleza.

Asentí nuevamente con la cabeza y forcé una leve sonrisa, aunque era obvio que estaba triste, muy triste. Fui a alistarme. Sentía un vacío en mi pecho, había olvidado que ellos eran diferentes.

Antonio no iba a desaprovechar el pelearse con otro, ellos amaban pelear. Antonio me apreciaba, pero seguro nunca iba a inclinarse para besarme, o abrazarme de un modo romántico... o amarme...

Me limpié el par de lágrimas que habían brotado de mis ojos. «Tonta ilusa», me dije a mí misma, y respiré profundo.

Terminé de alistarme para irnos del pueblo, peiné mi cabello húmedo, me lo alboroté un poco y sonreí apenas frente al espejo. Al salir, Antonio estaba recostado en la pared de enfrente, esperándome con los brazos cruzados y una leve sonrisa. Estaba con la última camisa que le había comprado, era la de color gris que me había gustado más. Cielos, comprarle ropa no salía a cuenta. Sonreí. Iba a ser fuerte por él.

Partimos hacia la siguiente ciudad.


—Escucha, si nos topamos con otro pueblo fantasma como este, nos largamos, ¿bien? —le advertí. Él sonrió y yo sonreí también, baje la vista ruborizándome—. Te ves hermoso cuando sonríes —murmuré. Le volví a sonreír con ternura al verlo confundido—. Oye... música, ¿quieres? —dije sacando el reproductor.

Asintió. Volvimos a hablar solo de música, ya que tenía bajo el volumen pues el aparato no había cargado la batería.

—En mi pueblo hay algunos músicos —comentó—. Quizá... quizá te muestre.

—Eso me encantaría.

—Está cerca de la capital... podemos ir luego. —Dudó unos segundos pero sonrió—. Luego de haber recobrado mi honor, supongo.

Era tentador. Conocer el lugar en donde el había crecido, y la promesa de seguir viéndolo después de aclarar las cosas en la capital.


***

Puse a cocinar la carne de proteína vegetal. Me di cuenta de que no sería suficiente, pero no me importó, le daría todo eso a él y yo comería alguna conserva de vegetales. También tenía un par de botellas de leche, y felizmente al él pareció gustarle la carne vegetal.

—Y, dime... ¿tienes hermanos? —quise saber.

—No, muy rara vez salen hermanos. Si sale alguno más, usualmente es porque se dio un caso de dos o tres al mismo tiempo, cosas así. —Frunció el ceño—. Es raro... Las parejas de un núcleo se desaparecen un tiempo y luego aparecen con un bebé.

—Oh... vaya —dije tratando de no reír por su confusión.

—Sí tengo a alguien con quien entrené casi toda mi vida y puede decirse que es como un hermano, nuestro tutor nos inculcó eso. Pero si tuviera un hermano de verdad quizá no estaría aquí. No puedes dejar a tu hermano de lado así.

—Y tu papá, ¿a qué se dedica?

—Él construye casas. Es decir, él y sus colegas, dibujan como va a ser la edificación y luego la construyen —contó en forma casual.

Me sorprendí.

—¿Qué? Oh, claro, ustedes hacen todo en sus pueblos, ¿verdad? También sus viviendas.

Me miró con extrañeza y sonrió.

—Claro, ¿en dónde piensas que vivimos? Estamos más avanzados de lo que ustedes creen, pequeña niña. —Continuó riendo un poco.

Me ruboricé. No de vergüenza por mi pregunta, tonta al parecer, sino por la expresión que usó para referirse a mí, me había llamado niña así como yo le llamé niño a el. Touché.

—¡Oh! ¡Es cierto! ¡Había olvidado algo muy importante! —Solté de pronto. Me miraba atento—. Los libros antiguos dicen que ustedes hablaban en Latín, pero de pronto todos empezaron a comunicarse con nosotros en nuestro idioma.

Soltó una leve risa.

—Sí, bueno, es un idioma que nace del latín y puede decirse que es latín pero quizá algunas palabras tendrían modificaciones, cosa que pasa con todos los idiomas en el pasar de los años, según sé. De pequeños nos enseñan unas palabras, por conservar la cultura, supongo, para cosas que solo las nombramos en latín, como "mater" que significa mamá, y lo que sentimos en la familia, pero después aprendemos el idioma de ustedes y de hecho es mas hablado. Si no entendemos al enemigo no podríamos cuidarnos.

—Oh...

—Sin ofender, tú no eres mi enemiga... —Sonrió apenas—. Ellos nos enseñaron el idioma de ustedes sin ligarlo al latín, porque no todo tiene una traducción exacta de ese idioma a este, y viceversa. Así que ambos idiomas están separados en mi mente. O quizá así es como nuestra mente funciona, además, como dije, casi ya no lo usamos.

—Uhm, es algo triste, ese idioma muere por segunda vez.

—Lo sé. Los tutores dijeron que ustedes también lo hablaron hace algunos milenios.

—Ustedes son muy listos.

—Ustedes también.

—Sí, pero los evolucionados aprenden más rápido que nosotros. Quizá tienes razón, la mente de ustedes funciona de diferente manera. Yo apenas sé inglés y algunas palabras de latín.

Ahora también sabía que quizá conocían la palabra "amor" pero solo en latín y hacia su familia. Así que no asociaba nada más todavía con esos sentimientos porque su sociedad lo censuraba, así como censuraba la palabra "gemelos" para que ellos no preguntaran más.

Terminamos de almorzar y nos alistamos para seguir, de vez en cuando mi mano rosaba la suya por estar caminando tan cerca de él, sentía la corriente pasar por mi piel. El sueño empezó a atacarme, no había dormido bien y ahora me sentía agotada.

—¿Te llevo en mi espalda?

—No, no te preocupes —respondí con una sonrisa—. Además estás débil, debes recuperarte... —Me detuve al ver su mirada de orgullo herido.

Se sacó la mochila y me la puso a la espalda.

—Sube.

Sin darme tiempo a reaccionar me cargó en su espalda, me alcanzó un audífono y me lo puse al oído.

—Entonces sabes inglés.

—Un poco. Ya sabes, después de la unión de los países, decretaron inglés, español y mandarín como idiomas oficiales... No soy tan lista como tú sin embargo.

—¿Bromeas? Terminaste la universidad siendo joven todavía, y has estudiado bastante, eso es impresionante. Estoy Seguro de que si practicas lo dominarás.

—Supongo.

—I know a little bit. —Habló casi perfecto. Reí y él también rió bajo—. Get some rest, miss —agregó en un tono bajo, como ronroneo, que me estremeció.

Oh maldición, qué sexy. Él era todo lo que a mí me gustaba, qué problema, ¿qué haría?

Terminé relajándome, escuchando «Chasings Cars» de algún extinto grupo. Abría los ojos de vez en cuando, no me daba tiempo a pensar que quizá algo podría atacarnos, estaba tan ida de mí misma que no pensaba en otra cosa más que enterrar mi nariz por su cabello y sonreír, disfrutando de su aroma. 

No sabía si él notaba que le abrazaba, me daba igual. Estaba feliz de que estuviera bien, y si requería que yo fuera fuerte para estar tranquilo entonces haría mi mejor esfuerzo.


******

Copyright © 2014 Mhavel N.

Registrado bajo derechos de propiedad intelectual, caso número 1-2261766092 United States Copyright office. Prohibida toda copia parcial o total, toma de ideas de la trama, personajes, adaptaciones. Bajo pena de denuncia.

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