CAPÍTULO #37
EMMANUEL
—Katy… -mi mirada conectó con la suya —¿me harías el gran honor de regresar a mi vida, de dejarme cuidarte, amarte cada noche y permitirme ser el jodido hombre más afortunado del mundo por tener una mujer como tú?...Katy ¿te quieres casar conmigo? -ella mordía su labio como hace cuando está nerviosa, eso era bueno, significaba que no le era indiferente. Ella cerró sus ojos con fuerza, elevó su cabeza hacia el techo.
Esto no es bueno lo sentía, la sensación de dolor junto a la decepción se formaba en mi pecho, está era mi última oportunidad. Si esto no funcionaba… La habré perdido para siempre. Katy bajo su cabeza hacia mi después de unos interminables segundos, sus ojos llorosos y su labio ligeramente hinchado. ¡Estoy jodido!
—¡NO! -lo sabía, todo esto fue una mierda. La perdí… mis labios forman una sonrisa sin siquiera sentir, estúpido. Me levanté del piso sin dejar de ver sus ojos, su rostro. Quería dejar grabado cada detalle de ese rostro que no volvería a ver. —No me quiero casar contigo -volvió a decir y esta vez fue más duro escucharlo, me obligue a tragar la desesperación que me hace un nudo la garganta.
—Bien -fue lo único que pude decir, lo único que no le lastimaría. Miré la caja sobre mi mano. Las argollas que mande hacer… Qué tontería… Todo esto fue una mala idea. —Ten -coloque la caja en su mano ahora desnuda. —Haz lo que quieras con ellas -me encogí de hombros —tiralas a la basura si así lo quieres… Ya no importa -hice una mueca de asco, en su rostro resbalaban las lágrimas… Falsas lágrimas.
—No Emm. -se acercó a mi y tomo mi brazo, su toque me quemo y me lleno de rabia conmigo mismo por permitirme que eso pasará.
—¡No me toques! -dije apretando los dientes, no quería tenerla cerca no ahora… Su olor me mataba, me hacia desearla, desear algo que no tendría. Di tres pasos hacia atrás, solo necesitaba saber algo más. —¿Por qué? -la señalé con mi mentón, Katrina abrió los ojos como platos, sabía perfectamente de lo que le estaba hablando. —¿Por qué te metiste en mi cama? -abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrarla y a cambio dibujó una sonrisa tímida.
—Porque te deseo. Porque te necesitaba. -me quedé como idiota escuchando sus palabras. Me usó y me está desechando. Pero si ella me desea esto puede funcionar.
—Esta es la última vez que te lo preguntó, y piensalo muy bien -la mire a los ojos —¿Te quieres casar conmigo? ¿Me puedes dar otra oportunidad? -no me importaba si sonaba desesperado y patético.
—Lo siento… Yo… No puedo -soltó un sollozo.
—Ya veo, me quieres en tu cama pero no en tu vida. -dije sin siquiera verla. —Bien, pues si es así… ¡Quiero el divorcio! -la fulmine con la mirada, ella ya no era la mujer de la cual me enamore. —Mi abogado te visitará el martes a primera hora. Vas hacer libre Katrina ¡Felicidades! -di un paso a ella acortando la distancia, quedando tan cerca como para disfrutar del perfume de su cabello húmedo, mis manos hechos puños pegados a mi cuerpo —te vas a poder revolcar con quien se pase en frente, como te gus… - no termine de hablar cuando su mano se impactó en mi mejilla.
—No te voy a permitir…
—¿Es mentira? -no la deje terminar, mirándola con una mezcla de furia y asco a la vez le dije: —Dime que miento, dime que fuiste la mujercita pura y casta cómo te has empeñado en hacer creer a los demás, que me fuiste fiel hasta el último momento. ¡Contestame! -le grité —Dime que todo los rumores son falsos, que todo lo que hablan de ti es mentira. Qué no te estas revolcando con ese Junior hijo de papi -Katrina se preparaba para la pelea, lo podía ver en su mirada y su cuerpo, esa gatita afilaba sus uñas para dar el último zarpazo.
—¡Eso no te importa! -me señaló con su dedo índice.
—¡Claro que me importa! Y más Cuando todos esos rumores llegan a los oídos de mis hijos.
—Es mi vida, y yo sabré a quien meto a mi cama. Desde el momento en el que me fallaste perdiste todo derecho a mi. Y los niños, -se acerco mas a mi como una peligrosa felina acechando a su presa —no te atrevas a seguir metiendo ideas en sus cabezas, deja de manipularlos para llegar a mi o te juro… -levantó más la voz —te juro que no los vuelves a ver en tu vida. -una amenaza, mal hecho Katrina.
—No te atrevas, -solté un siseó en voz baja, amenazante. —Por mis hijos haré lo que sea… ¿Me escuchaste? ¡Lo que sea!
—Todo está dicho entonces… Esto se termino…
***
—Papá -Connor llamó mi atención mientras conducía de regreso a casa, era fin de semana y tocaba pasar por ellos al colegio.
—¿Qué pasa campeón? -le sonreí volviendo mi mirada al camino.
—¿Tendré que decidir con quien quedarme? -apreté con fuerza el volante, obligando a mi cerebro a buscar una respuesta.
—¿Por qué lo dices? -no lo mire a los ojos, no me atreví.
—Porque mamá y tu se van a divorciar. -no fue una pregunta —A mi amigo Manuel le paso lo mismo, sus padres se divorciaron y ahora él vive con su padre. -me confesó con evidente emoción —¿Podemos papá? ¿puedo vivir contigo? -respire profundamente, las cosas no van bien con Katrina, el divorcio está en proceso, no tardará mucho en terminar todo esto.
—¡Claro campeón! Voy a buscar una casa más grande y ahí tendrás tus cosas para cuando quieras ir. -el rostro de mi hijo cambió a uno triste. —Campeon, tu eres el hombre de la casa. Si te cambias conmigo ¿quien va a cuidar de tu madre y tu hermana?
—Pero papá, Ariadna también se quiere ir contigo, mamá no nos necesita. -me dijo con pesar.
—Te equivocas campeón, tu madre no es perfecta. Pero te ama y eso es lo verdadero importante….
***
Es domingo por la noche, tengo que dejar a los niños en casa de su madre, como lo habíamos hablado, desde aquella vez en la cabaña no nos hemos visto, trato de evitar el encuentro a como dé lugar.
—Papi, el viernes es mi obra de teatro ¿vendrás a verme? -mi princesa saldrá de una hermosa florecilla de primavera, me he aprendido su coreografía por tanto verla.
—¡Por supuesto que si princesa! Ahí estaré. -le doy un beso antes de bajar del automóvil para ayudarles con sus mochilas de la escuela, caminamos a la casa, Katrina no ha salido a recibir a los niños, seguramente no los escuchó llegar, Connor saco sus llaves de la mochila y abrió la puerta, entré detrás de ellos en silencio llegando a la sala me detuve en seco, en el sofá Katrina estaba con él Junior besándose como dos adolescentes, PATÉTICOS.
—Buenas noches -saludé con indiferencia, al escucharnos Katrina aventó lo más lejos de ella al tipo ese.
—¡Emmanuel!... Yo...él -la gatita está nerviosa, enarque una ceja con molestia.
—Niños, descansen -me gire a ellos para despedirme, podía sentir la intensa mirada de los dos en mi espalda —Con permiso, buenas noches -dije a nadie en particular mientras caminaba a la puerta. Ya en la calle me di el gusto de respirar con normalidad, ella estaba con él.
—Emmanuel -Katrina me llamo y mi cuerpo instantáneamente se tensó, gire mi cabeza para verla parada en la puerta.
—¿Si, Katrina? -no detuve mi marcha al automóvil.
—Espera, quería explicarte lo que pasó allá adentro -detuve mi marcha y gire para observar de arriba abajo, traía pantaloncillos cortos y una blusa de tirantes.
—¿Explicar? -meti las manos en los bolsillos de mis vaqueros —Katy, katy, katy. Lo que tu hagas con tu vida… Me tiene sin cuidado. Buenas noches.
Maldito mentiroso, claro que me importaba si me hubiese quedado un poco más ahí adentro lo hubiera molido a golpes.
***
—¿La vas a dejar ir?
—Por dios Iri, no has escuchado cada palabra que acabo de decir? -ya teníamos media hora platicando e Irina no lograba entender nada.
—¡La amas!
—Pero ella a mi no. Ya estoy cansado Iri -suelto un suspiro lleno de frustración. —Ya no quiero hablar de ella
—Está bien, está bien. Cambiemos de tema. ¿Recuerdas a Alondra? -el nombre me sonaba pero no recordaba de donde. —Mi compañera de la Universidad, -dijo con un brillo especial en su rostro. ¿Alondra?
—¿La mocosa desalineada que era tu sombra? -ya recordaba quién era ella, siempre que llegaba a visitar a Irina ella aparecía, no se dejaban ni a sol ni a sombra.
—No era una mocosa, -sonrió con malicia —todos estos años le ayudaron a madurar. -su mirada se apago de repente, algo le había pasado, pero no era quién para cuestionarla.
—Pues mal haría, es de tu edad si no mal recuerdo.
—Si, somos de la edad. -notaba su entusiasmo al hablar de ella, Alondra se fue a vivir a España con su abuela cuando su padre murió.
—¿Qué pasa con ella? -directo al punto, si la dejaba hablar nunca acabaríamos. La cafetería estaba en su punto de apogeo en la hora pico y yo… Bueno no estaba de humor para afrontar el trafico.
—Está aquí -dijo con el entusiasmo de tal cual niña.
—¿Como que aquí? -me sentí confundido, como si me hubiera perdido de alguna pieza importante de la historia.
—¡Aquí de aquí! -desvío su mirada hacia algún punto detrás de mí, fruncí el entrecejo y gire mi cabeza imitando su dirección.
Y ahí estaba ella, la podía haber reconocido en cualquier lugar me di cuenta, su rostro era igual a la chica desarreglada y relajada de antes. Conservaba ese brillo en su mirada al sonreír…. y sin darme cuenta estaba sonriendo sin hacer un esfuerzo “Interesante”
—¡Alondra! Amiga que gusto -Ina me sacó abruptamente de mis pensamientos, nos habíamos quedado prendados de nuestras miradas, yo recordando lo odiosa que era antes, y en cómo había cambiado dando paso a la mujer que tenía delante de mí. <<Es una hermosa mujer>> —¿Recuerdas a Emmanuel, mi primo? -Alondra volvió su mirada de almendra a mi.
—Como olvidarlo -dijo sin soltar mi mirada con una voz dulce, se suponía que debía contestar así que puse mi papel de indiferencia que usaba con Katrina para contestar.
—Mira, mira -pase mi mirada por su cuerpo, no sé si fue mi imaginación pero juraría haberla visto estremecerse. —lo que el agua y el jabón hacen por las personas -la comisura de mi boca subió en una sonrisa torcida <<Te la ganaste nena>> ella mordió su labio inferior para después soltar una sonora carcajada, Irina aprovechó el momento para pedirle que se sentara a su lado.
—No has cambiado en nada Manu -me dijo con diversión en su voz mientras se sentaba en el lugar que Irina le ofreció.
—No, aunque... si he mejorado -baje mi voz —Pero solo las afortunadas disfrutan de eso -con un guiño de ojo me puse en pie —Las dejo, tendrán mucho por hablar y yo mucho trabajo -me puse en pie tome el saco para colgarlo en mi hombro.
—Emmanuel -mi prima me detiene, la veo un momento
—Dime -vuelvo mi atención a mi billetera para buscar mi tarjeta y pagar la cuenta.
—El sábado es mi cumpleaños y haré una cena en el Salón Cristal. Le paso los detalles a tu secretaria. -asentí levemente, ¿fiesta, yo? No estoy para fiestas —Emmanuel, te espero ahí…. Si no llegas iré hasta donde estés y moveré tu hermoso trasero a mi fiesta. -Alondra mordió su labio evitando una carcajada.
—Lo sé -sí que lo sabía.. —Ahí estaré. -puse los ojos en blanco <<maldita prima con traumas psicológicos>>
Después de pagar la cuenta salí con dirección a la oficina….
Holaaa!!
No me maten por favor
(no todavía) jajajaja
Veamos qué papel jugará Alondra en esta historia.
¿Katrina estará sintiendo el rechazo de Emmanuel?
Yo siento que Irina algo se trae entre manos.
Las adoro mis chicas lindas.
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Te veo en el próximo capítulo
Con mucho cariño
Anny 💋