CAPÍTULO #35

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INFIELES #35

KATRINA

Cerró la puerta, no se levantó para correrme sino que se está asegurando que los niños no estén despiertos.

Cuando Emmanuel se giró, una sensación completamente nueva paso a mi torrente sanguíneo, la adrenalina corrió en todo mi cuerpo en oleadas de placer. Si no lo conociera bastante bien no tuviera la certeza de que nunca me lastimaría, en este preciso momento saldría corriendo por la ventana. Ver su lado salvaje fue como saludar a una pantera, en apariencia salvaje y mansa al mismo tiempo. Yo lo conocía bien, sé de lo que es capaz y mi cuerpo entra en un estado de ansiedad horrible, ya puedo sentir mi corazón acelerado y mi entre pierna húmeda.

—Tumbate en la cama -me ordeno con demanda y urgencia en su voz, abrí mi boca para quejarme, esto era nuevo para mi, el nunca había usado ese tono conmigo. Espere sentir ese rechazo de mi parte, sentirme ofendida, pero para mi sorpresa lo que sentí fue una punzada en mi vientre bajo que hizo que obedeciera. <<Está bien, sólo por esta vez>> obedecí alargando el proceso y sin dejarlo de ver a los ojos me acosté boca arriba.

—Abre las piernas -su voz ronca fue como una caricia, mordí mi labio y maldita sea lo obedecí extendiendo mis piernas al máximo.

—Mmm, que lindo -dijo en alguna parte de la habitación, no se si era la expectación a la obscuridad de la habitación que hacia que no lograra verlo —tocate -lo dijo tan bajo que creí haberlo imaginado, me apoye en mis codos para encontrarlo enfrente de mí con sus manos acariciándose ¡Mierda! El me veía de un modo qué… Podría tener un orgasmo en este mismo momento —tocate -volvió a ordenar —dejame ver como te das placer, enseñame como te gustaría que te tocara -esto era una agonía yo quería… Necesitaba su cuerpo junto al mio… Sus manos no las mías —hazlo -con un rugido excitante exigió, y obedecí imaginando que eran sus manos en mi cuerpo, primero con timidez después al sentir la reacción de mi cuerpo me atreví a ir más allá, abriéndome más para él, él observaba con atención a cada caricia cada gemido, con una señal de su mano le tendí mi mano, el la tomo con delicadeza y manteniendo mi mirada se lo llevó a su boca,saboreo como un dulce manjar. Yo me quedé en blanco ante tal escena, esta faceta era nueva y desconocida para mi. Dejo mi mano libre y entendí que quería que siguiera con lo que están haciendo. El camino a la liberación comenzaba a brillar, arquee mi espalda encontrando ese punto especial que detonaría todo. Mi frente estaba perleada por el sudor, mi respiración agitada y mi garganta seca por los pequeños quejidos que salían sin permiso de lo profundo de mi garganta. Solo un poco más, lo veía venir… Lo sentía, solo un poco más y…

—¡Basta! -Emmanuel habló, por un breve momento olvide su presencia acostumbrándome al sonido de mi voz, me detuve para verlo mejor, sus ojos brillaban feroces.-Deja que yo me encargó. Tomo mi pie con ambas manos y tiró de él acercándome a su cuerpo, gemí por la sorpresa y porque por fin me daría lo que tanto deseaba, acarició mi pie con un sensual masaje para después comenzar a besarlo por la parte interna; haciendo un recorrido de húmedos besos llego hasta mi muslo —Eres tan hermosa -confeso de tal forma que me hizo creer en cada palabra, su forma de mirarme me hacía sentir la mujer más sexy de este podido lugar, ¡Demonios! Nunca me había tratado así y me encanta.

Un  quejido de placer salió de lo más profundo de mi garganta cuando sentí sus manos traviesas acariciar mis piernas con delicadeza hasta llegar a mi parte más íntima y sensible, su tacto al acariciar mi feminidad… Sus dedos explorando mis puntos más sensibles despertando a la loba hambrienta que habita dentro de mi.

Levante mi cabeza apoyando mis codos en la cama, quería verlo asegurarme que era él… Que era su cuerpo, no quería a Antonio, Marco no me importaba, me di cuenta de repente que solo era él el que mi cuerpo pedía y necesitaba, que ningún otro hombre me haría sentir como él lo hacía.

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