CAPITULO 45

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INFIELES

CAPÍTULO #45

KATRINA

Hoy hace 15 días que EMMANUEL está en casa, él doctor le ha dado reposo por un mes más y no sabe cómo se lo agradecí. Eso me daba más tiempo para compartir con  él y demostrarle que esta es su casa.

El incidente que paso en la bañera se repite cada que él tiene oportunidad, aunque estas veces me deja a medias, eso no es de Dios me prende, me toca y cuando estoy lista me deja… me siento frustrada y triste, he pensado en rogarle para que me dé lo que mi cuerpo y yo necesitamos.

No deja de coquetear, hace que lo toque cuando está en la ducha, lo siento duro y listo para mi y después nada, me aparta como si de roña se tratara.

Los días en casa son complicados, trabajo desde casa mientras Irina me apoya con los niños al llevarlos al colegio, Emm también comenzó a trabajar desde la habitación, la ha vuelto en una oficina con papeles revueltos por toda la cama, habla por teléfono con los clientes y manda correos electrónicos.

Marco no ha dejado de buscarme, me manda  mensajes por el móvil cuando  no contesto me   manda mensajes por correo electrónico, en fin cada que encuentra ocasión.

Estoy cansada de todo ese asunto, le he explicado mi punto cuando tengo ocasión, pero el no parece entender. Anoche Marco se presentó en mi casa, hable con el, le dije que ya no quería estar con él, que yo amaba a Emm.

—Pero, él te rechaza, no te quiere lo suficiente para perdonarte.

—No me importa, lo amo. Y voy a luchar por él. Es algo que nunca entenderás Marco. Lo que EMMANUEL y yo tenemos nadie lo entenderá más que nosotros.

Por favor vete, no me busques. Lo de nosotros fue un error. Aquella noche que leí tu carta te dejé todo claro, te agradecí por todo. Pero también me di cuenta que tu no eres para mí.

—Ya te pedí perdón por eso, explote. Me llene de celos.

—Ya no importa Marco, vete y no me busques por favor. Él tema de la boda se la pasaré a Irina. Ella se encargará de todo. Por favor no me busques. Adiós Marco.

Hoy por la mañana me he levantado temprano a preparar maletas, los niños se van de fin de semana a casa de la playa de Ina, eso está bien, por lo menos ellos saldrán de este encierro y tomarán aires nuevos.

—Emm, la comida está lista ¿Quieres comer?-le pregunté recargada en el marco de la puerta.

—¿Qué hora es? -preguntó sin verme a los ojos, sus anteojos reflejaban la luz de la pantalla del portátil.

—Las 3:00pm

—¿No han llamado a la puerta? -aparto su mirada del monitor para verme. Está un poco extraño, está al pendiente de la puerta en todo momento.

—No, ¿Esperas a alguien?

—No, bueno si, unos papeles de la oficina.

—Bien estaré al pendiente. ¿Comes ya?

—Si, pero come conmigo.

Sonreí ante tal gesto, desde que está aquí no hemos comido juntos, antes por qué la mayor parte del tiempo se la pasaba dormido y ahora por su trabajo.

—Esta bien, comemos juntos ¿aquí?

—No, se me antoja comer en el comedor, como antes.

Camine animada a la cocina, agregue un servicio más de cubiertos a la charola, mientras preparaba todo él timbre de la puerta sonó dos veces, llegué hasta ella, posiblemente los documentos de Emmanuel llegaron.

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