CAPÍTULO #32

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INFIELES #32

ARIADNA Y CONNOR

—¿Estás segura de esto Ari? - preguntó el niño con duda y miedo, ver las estatuas en el día era una cosa, pero en la noche... eso no era una buena idea.

—Eres un niño llorón -espetó —¿no pusiste atención a la leyenda que contó papá? -Ari no sólo había escuchado Atentamente a cada palabra sino que había creído fervientemente todo lo revelado con la esperanza de que la diosa yuritzi ayudará a sus padres a unirse de nuevo.

—Pero Ari tonta -connor la tomó de su codo deteniendo su paso; eran las 12 de la mañana sus padres dormían en las habitaciones de arriba, tuvieron que esperar hasta que ya no se escuchaba ningún indicio de sus padres despiertos —eso es una leyenda, nunca existió -le susurro para no llamar la atención de sus padres y despertarlos

—Suéltame connor, si tú quieres que mamá tenga otros novios allá tú, pero yo no…. si ella deja a papá…. otro señor entrará casa y nos mandará lejos. Esos señores no quieren a los niños como nosotros -tiró de su brazo liberándose de la agarré de su hermano

—¿Cómo sabes eso? -connor frunció el ceño molesto, la niña gira su cabeza de un lado a otro

—La mamá de mi amiga Hilda se volvió a casar y el señor le dijo que la mandaría lejos -hizo un puchero mientras su voz se quebraba al narrar —yo no quiero que nos separen y me manden lejos... yo quiero estar en casa con papá mamá y contigo.

—¡Ari! -el niño se acercó a ella hasta alcanzarla y envolverla entre sus brazos con cariño —Está bien hermanita vamos a ese lugar pero ya no llores…

Katrina

Me desperté con una punzada en la cabeza, poco a poco me siento en la cama cruzando mis piernas en forma de indio, el sol saluda colándose por la ventana cegando por momentos.

Después de la cena me llevé ami respectivo cuarto una botella de vino tinto, entre tantos recuerdos no me percaté en qué momento me termine la botella y me quede dormida, las risas y susurros que provienen de la parte de abajo me hacen suponer que los niños ya están despiertos, así que me pongo en pie con dirección al baño. Una ducha... Si eso es lo que necesitaba y con urgencia.

Media hora después ya estaba vestida con unos pantalones cortos y una blusa de tirantes, el clima era caluroso en estos lugares así que traje ropa cómoda y fresca para soportar todo el calor; me coloque los tenis blancos con negro y me agaché para abrochar las cintas.

—Mamá -la voz de connor se escuchó detrás de la puerta como pidiendo permiso para entrar yo me detengo en mi labor para contestarle:

—Adelante cariño -le dije con voz melosa, mi príncipe entró con una gorra en su cabeza unos pantaloncillos cortos y playera de su equipo de fútbol favorito, está bañada en sudor —¿Pero qué te pasó? -me vuelvo a agachar para retomar mi tarea con las cintas

—Un partido de fútbol entre nosotros y papá -sonríe divertido recargándose en el marco de la puerta

¿Y quién ganó? -le pregunté,pero me puedo imaginar claramente quién fue el ganador. Aunque prefiero que él me cuente todos los detalles

—¡Papá! -se encogió de hombros como si fuera lo más obvio del mundo —todo por tu culpa -me señaló desde la puerta, terminó de abrochar las cintas de mis tenis y me giró para verlo

—¿Mía? ¿por qué? -me detengo a medio del camino con las manos en la cadera

—Si es tuya, porque no te despertaste temprano -se cruza de brazos, está molesto

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