CAPÍTULO #16

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INFIELES #16

—¿Qué estabas haciendo con él? -Emm me grita al entrar al cuarto.

Trato de ignorarlo mientras me desvisto  para ponerme la pijama son las 2:00am.

—Emmanuel, ¿puedes bajar la voz? -le pido al notar como levanta el tono de voz —Vas a despertar a todo el mundo. -lo veo con desdén. Me concentro en quitarme los pantaloncillos ajustados de mezclilla.

—¡NO ME IMPORTA! -me grita, si no fuera porque lo conozco bastante bien me hubiera alarmado, lo veo como si me hubiera preguntado por el clima y continuo en desabrochar mi sujetador para a continuación buscar la blusa de tirantes que uso de pijama que deje en la cama pero no la encuentro, me inclino y la veo en la esquina de la cama, la tome metiendo los brazos primero para después introducir la cabeza, pero cuando estoy por hacerlo las manos grandes de Emmanuel sujetan con rudeza mis pechos, yo me muevo rápido para alejarme de su agarre.

Me pongo la blusa y me giro para encararlo, no logro objetar palabra Emmanuel se abalanzó sobre mis labios mordiendolos en un gesto de impaciencia.

—¡Mía! ... tú... eres... mía -me dijo entre beso y beso

<<Ahora entiendo todo>>

Me deshago de su casi doloroso abrazo.

—¿Qué haces? -le pregunto con el ceño fruncido. Sus ojos oscurecido como rendijas me miran de arriba a bajo, un escalofrío se cuela desde la punta de mis dedos de los pies hasta alojarse en mi nuca.

—¿No querías que te hiciera el amor? -se acerca a mí despacio con semblante amenazante.

—No, tú lo que quieres es marcar territorio.

<<Si supieras>>

Su cuerpo tiembla en una siniestra risa, pero no deja de acercarse y yo en dar pasos hacia atrás para dejar distancia. Siento algo frío en mi espalda; es la pared me he quedado sin terreno y el lo aprovecha.

Me encierra entre la pared y su fuerte pecho.. en otras circunstancias esto me hubiera excitado, pero no hoy..

—¿Tengo que hacerlo? ¿Tengo que recordarte a quien perteneces? -me dice en un susurro erizandome la piel.

<<Tranquila Katrina, piensa>>

—No soy una maldita res para ser marcada -trato de salir de su agarre, él lo nota y agrega:

—No me contestaste la pregunta que te hice -toma mi antebrazo para volverme a pegar a la pared.

—¡Suéltame! me estas lastimando -hecha un manojo de nervios se lo pido, se pega más a mi cuerpo haciendo caso omiso de mis peticiones, su boca pasa a mi cuello, sus manos a mis pechos apretujandolos a su antojo, su cadera arremete contra la mía mostrandome su creciente erección.

—¡NO! -grito cuando introduce su mano dentro de mis bragas. Emmanuel no me escucha, parece tan ajeno a la situación.  —Emmanuel basta -tomó su cabellera con fuerza liberando a mis pezones de su boca. El fija su mirada en la mía y solo puedo ver en ellos frialdad, como un tiburón vería a su presa antes de atacar.  Mil sentimientos pasan por mi cabeza, ira, miedo, tristeza, angustia. Todas a partes iguales.

Es irónico que el mismo hombre que me rescato de una acto tan vil hace 10 años sea el mismo que termine el trabajo.

Emmanuel baja mis bragas para después tomar mis manos por las muñecas para inmovilizarlas arriba de mi cabeza, los sollozos que salen de mi garganta son el reflejo de mi alma, destrozada... rota.

—¿Vas a terminar lo que Antonio no pudo? ¿Lo que tú le impediste y por lo que lo enviaste a la cárcel?  -le escupo fríamente con la esperanza de que muerda el anzuelo. Él se detiene... yo respiro, pero solo lo hace para bajar el cierre de su pantalón. Entonces es ahí cuando el pánico me asaltó.  

INFIELES Where stories live. Discover now