CAPÍTULO #22

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INFIELES #22

NOTA DE LA AUTORA.

PARA LAS CHICAS QUE ME PIDIERON UN CAPITULO NARRADO POR EMM AQUÍ LO TIENEN.

EN  ESTE CAPÍTULO SALTAREMOS EN EL TIEMPO. VERÁN DIFERENTES ETAPAS DE EMMANUEL ESPERO QUE LES GUSTE, CUALQUIER DUDA ME LO HACEN SABER

14 años atrás….

           Emmanuel 18 años

—Hijo, vas estudiar en el colegio San Marcos y punto final.

—Pero, padre…

—Entras a la carrera de abogado -me ordenó mi padre y a él no se le puede contradecir.

—¿Abogado? ¿por qué?-lo veo con fijeza directamente a los ojos, mis manos las hago puños para contener las ganas de irme encima de él.

—Por qué la familia así lo requiere, necesitamos a un abogado que se haga cargo de los negocios familiares -toma su periódico retomando su lectura.

—¿Y si no quiero? ¿Qué pasaría si me rehusó!-mi padre un hueso duro de roer levanta su mirada fría hacia mi el tiempo suficiente como para hacerte arrepentir, pero estaba tan harto de ser su marioneta; y aunque de antemano sabía que esta batalla estaba perdida, lo hice solo para que se diera cuenta que su marioneta estaba poniendo resistencia.

—¿Si no quieres? -asiento con orgullo, defendiendo mi posición. —Te olvidas de todo, tus lujos, la competencia de natación…. de tu madre -fruncí el entrecejo al escuchar la mención de mi madre, ella es todo para mi ¡Todo!

—No te atreverías -mi voz tembló revelando mi talón de Aquiles.

—Prueba, atrevete a desafiarme y te juro que mandaré lejos  a ese bulto, a un lugar donde nunca la podrás encontrar -me escupió cada palabra con una serenidad escalofriante. Mi padre es de esas personas que no necesita gritar para infundir miedo. —Entras el lunes a clases -me informo y entendí que nuestra amorosa charla de padre a hijo había terminado. Salgo al pasillo en dirección a la habitación de mi madre, la enfermera sale y al verme me dedica un cordial saludo, deja la puerta entre abierta para mi.

—¿Cómo está el día de hoy? -le pregunté con educación, ella se encogió de hombros y agrega:

—Como siempre… de un humor excelente  -me contesta cediendo el paso. Yo sonrió y entró a la habitación llena de flores y luz como ella. Sus flores favoritas están acomodadas en forma estratégica en donde ella las pueda admirar.

—Mujer hermosa ¿cómo estas el día de hoy? -acaricio con mi pulgar la suave piel de su mejilla y aunque no me exprese con palabras lo que piensa; basta con ver esos hermosos ojos llenos de luz y amor para entender sus sentimientos. —¿Te quieres sentar? -sus ojos brillan en respuesta, demostrando su emoción —¿en la terraza? ¿viste las alcatraces que te traje? -acercó la silla de ruedas a la cama para poder trasladarla, quitó las mantas de sus piernas en introduzco mis manos por debajo de sus rodillas, con mucho cuidado la acomodo en la silla, colocó una almohada detrás de su cabeza de tal forma que quede con una mejor postura y esté cómoda, su manta favorita cubren sus piernas.  —lista señorita -abro la puerta  de la terraza dejándola donde los rayos del sol acaricie su piel.

Después de una embolia y un derrame cerebral quedo en estado vegetal, no puedo mover su cuerpo, y esto afectó el habla, es como si se hubiera perdido en algún lugar lejano. En algunas ocasiones la noto un poco mas consciente y puedo ver con un poco mas de claridad a la mujer que me leía y me daba un beso de buenas noches alborotado mi cabello antes de salir de mi habitación. La extraño tanto
—mamá -ella permanece en la lejanía —voy a estudiar mucho y derecho un gran abogado y cuando tenga el dinero suficiente nos iremos lejos solo tu y yo. Espera un poco más -ella parece complacida con la promesa que un joven de 18 años le hace, sonríe y eso la hace ver mas joven. Más que una una promesa era una necesidad… un deseo.
—me tengo que ir, pero por la noche vendré para leerte -beso su frente para a continuación salir de la habitación dejándola en su mundo.

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