CAPÍTULO #14

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#14

Mi corazón martillea frenéticamente amenazando salir de mi pecho, esto no puede seguir así, lástima que mi cuerpo no piense lo mismo y reaccione ante sus besos y caricias.

En mi mente solo existe la burbuja de nosotros dos de lo que acaba de pasar, él desnudo.. yo disfrutando de sus húmedos besos regados por todo mi cuerpo, en un tortuoso y excitante orgasmo.
Nunca me había pasado eso, dos orgasmos en el mismo acto, no creía eso que decían los libros donde ambos terminan agitados empapados de sudor y con ganas de más. Y así fue como terminamos

Fue.... excitante, emocionante y alucinante. Fue inclusive mejor que mis sueños dónde él protagonista principal era él.

Alberto acaricia mi espalda desnuda con las yema de los dedos, yo estoy boca abajo con mi cara hacia la ventana. Observando como el viento hace danzar las cortinas.

Él está tumbado a un lado de la cama completamente desnudo. Su beso en mi hombro y mi nombre envuelta en su voz grave hace que me mi cuerpo se tense trayendome del paraíso en donde me encontraba.

«Mierda. Mierda. Mierda»

Sí, este es el momento dónde la adrenalina baja y muestra la otra cara de la moneda, y lo que me muestra no me gusta para nada, le fui infiel, le falle, no.
Esto no pudo haber pasado ¿por qué lo permití? Qué bajo he caído ¿como le voy a ver a la cara?

Mi corazón se estruja con dolor y me siento la peor perra del mundo. Hipócrita y sucia.
Mis hombros se sacuden con los sollozos que no puedo evitar, están llenos de dolor y rabia, porque para ser sincera me gusto, lo disfrute
¿Eso me vuelve una mala persona?

Siento como se levanta de la cama en un salto para después desaparecer, minutos más tarde lo escuchó que se acerca a la cama y de un tirón retira la sábana que me cubría; doy un grito de sorpresa al sentir el aire acariciar mi piel desnuda, sin embargo a él parece no molestarle y me toma en brazos.

Yo le hago mala cara, pero no me dirige la mirada no se que me duele más el error que acabo de cometer o su fría indiferencia, las lágrimas vuelven asaltar a mis ojos sin poderlo evitar.

Aclaro mi vista al sentir que nos detenemos. Estamos en el baño
"Me preparo la tina"
Despacio me baja introduciendo primero mis pies en el agua hasta sumergirme por completo, él se inclina hasta colocar sus rodillas en el piso.

Siento el agua como relaja cada músculo de mi cuerpo pero no mi mente, el peso de la culpa sigue ahí, llevo mis rodillas a mi pecho tal vez a si se detenga la presión que tengo en mi pecho.

Las manos de Alberto enjabonado mi cabello dan un ligero masaje, cosa que no quiero, no, lo que yo necesito en este momento es estar sola y aclarar ese torbellino de emociones que pasan por mi cabeza.

-Déjame -le pido moviendo mi cabeza para alejarla de su tacto.

-No. -se acerca más a mi -Déjame cuidarte -coloca shampoo en mi cabello.

«CUIDARTE»

-Vete, ya obtuviste lo que querías -le digo con la voz apagada, doy un manotazo para detenerlo.

-No me iré, no hasta saber que estás bien. -me contesta con esa estúpida seguridad que tanto me molesta.

-¡¿Qué más quieres de mi?! -le grité -me acorralaste hasta que lograste tu objetivo, pues bien ya lo obtuviste ahora ¡lárgate!. -le grité con la poca dignidad que todavía me quedaba.

-Tú y yo tenemos que hablar de..

-No,-le interrumpí -el tú y yo no existe y no hay nada de qué hablar. -me pongo en pie dentro de la tina, cojo una toalla y me envuelvo en ella tomándola con fuerza
—Esto fue un error y no volverá a ocurrir.-salgo de la tina pero antes de poder caminar más él me detiene por el codo.

INFIELES Where stories live. Discover now