Narra Lucía
—Hugo, despídete de Merce, Fanny y Álvaro. —Le digo con la esperanza de que no vaya gritando "adiós abuela" y tenga que dar explicaciones a este último.
—¿No podemos quedarnos a comer con la...? —Empieza a decir.
—Hugo, tengo que ir a trabajar. —Le respondo intentando que lo comprenda y sin que meta la pata.
—Yo puedo llevarte y luego recogerte. —Dice Álvaro. Lo miro con mala cara —Bueno, te lo digo porque yo también tengo que ir. Ayer me llamaron para ir a ver el sitio dónde se va a grabar la película y hay una reunión de los actores y actrices que vamos a trabajar en ella y...
—Por favor mami. —Me mira con cara de pena. ¿Quién le ha enseñado a mirar así y por qué siento que no se lo voy a poder negar?
—Está bien —Suspiro. —Te puedes quedar. —Digo derrotada por la mirada de mi propio hijo. Esa mirada que me ponía su padre siempre que quería algo y sí, siempre lo conseguía.
—Pues si estás lista, vamos en mi coche si no te importa. —Me mira y me sonríe.
—Vale. —Miro a mi hijo que está en brazos de Merce. —Esta vez has ganado tú, pero no te acostumbres enano. —Le digo mientras le hago cosquillas y no para de reírse. Una de las pocas cualidades en las que se parece a mí.
Le doy un beso y me voy al coche donde me espera Álvaro. Suspiro y entro.
—¿Al teatro? —Me pregunta.
—A mi casa, tengo que ducharme y cambiarme de ropa. —Le digo sin mirarlo. Arranca el coche y conduce hasta Madrid.
Cinco minutos después, incapaz de aguantar la tensión, pulso la tecla para encender la radio. Un momento, no puede ser. Nuestra canción. Ambos soltamos un grito ahogado a la vez. Hola destino, ¿me estás vacilando?
—¿Y que ha sido de ti en estos años? —Pregunta de repente.
—Pues al poco de que me dejaras sola, comprendí que no merecías la pena y encontré a un chico que si la merecía. —Mentira, todo mentira. —Empezamos a salir y... me quedé embarazada de Hugo. —Más mentiras. Veo que su sonrisa desaparece por completo.
—Me alegro mucho. —Responde fingiendo una sonrisa. Ni que yo no supiera cuando está fingiendo algo.
El resto del camino vamos en silencio. Un silencio incómodo hasta que llegamos y me deja en frente del edificio donde vivo. Creía que este momento no iba a llegar.
—¿A qué hora sales de trabajar?
—Hoy a las dos. —Respondo.
—Te paso a buscar entonces. —Me dice sin más. No sonríe. Sé que le he hecho daño mintiéndole, pero es lo mejor.
Antes de que pueda responder, arranca de nuevo el coche y desaparece por la esquina. Subo a mi piso, me ducho y me voy al teatro donde nada más verme, Samu se acerca a mí. ¿Está enfadado?
—¿Por qué no me cogías ayer el teléfono? —Pregunta intentando sonar calmado.
—Fui a Alcalá a casa de la abuela de Hugo. El niño empezó a tener fiebre por la noche y no quise volver por si empeoraba. ¿A caso he cometido un delito? —Ironizo visiblemente cabreada. No es mi padre, no tengo que darle explicaciones.
—Parece que te has ahorrado algunos detalles. —Dice mientras me enseña una revista donde el titular de la portada es "Álvaro Gango vuelve a España a rodar su nueva película después de tres años". —¿Estuviste allí con él?
—Sí. —Digo sin mirarle a la cara. —Lo normal después de tres años es que vaya a ver a su madre, ¿no crees? —Intento defenderme.
—No me puedo creer que hayas perdonado a ese gilipollas.
—¿Quién te dice a ti que le haya perdonado? ¿Le tengo que prohibir ver a su madre y a su hermana? ¿O qué? ¿Qué tengo que hacer Samuel? ¿Qué cojones tengo que hacer? —Sueno muy cabreada. Lo miro fijamente y me doy la vuelta para irme, pero él me agarra de la muñeca y me suelto con brusquedad. —¡Déjame tranquila! —Me doy la vuelta mirándole otra vez. —Y antes de preocuparte tanto de si he vuelto a ver a Álvaro, deberías de preocuparte por Hugo que ha pasado toda la noche con fiebre. —Me callo y me voy a mi puesto de trabajo, me espera una mañana muy larga.
Narra Álvaro
Después de dejar a Lucía en su casa, me dirijo hacia el local donde nos reunimos todos los que vamos a trabajar en la película. Hoy hablaremos de cómo será, nos conoceremos un poco todos y en un par de semanas empezaremos a grabar.
Me pongo a pensar en lo que me ha dicho Lucía, sé que tiene razón y no la culpo por odiarme, pero ¿en serio el hijo es de otro? Sé que no debía de haberme hecho ilusiones cuando vi que se parecía algo a mí de pequeño. Aunque, si hay alguien que sepa la verdad, esa tiene que ser mi madre. Hablaré con ella cuando llegue a casa.
Llego al local y empieza la reunión, todos nos presentamos y el director comienza a hablar.
—Hola a todos, soy Pablo, el director de la película y bueno... Tenemos un pequeño problema. El chico que se encargaba de manejar las luces y el sonido ha tenido un pequeño accidente de moto y necesitamos a alguien que le sustituya durante todo el rodaje de la película. Si alguien sabe de alguna persona que sepa del tema y se la de bien, que se lo diga cuanto antes por favor.
Cuando acaba estoy a punto de decirle que no busque más, que tengo a su candidata perfecta. De alguna manera tengo que recuperar a Lucía y no encuentro otra mejor que ofreciéndole este trabajo durante estos meses. En el teatro la esperarán cuando acabe y no será ningún problema. Es todo perfecto, ¿o no? No. Lucía no va acceder a trabajar de nuevo conmigo tan fácilmente.
El resto de la mañana la pasamos hablando de la película y ensayando la primera escena para mantener la primera toma de contacto con los demás actores. Mi jornada laboral termina y voy al teatro en busca de Lucía para volver a casa. Entro y parece que nada ha cambiado, que todo sigue igual que siempre. Pienso en tapar los ojos a Lu, como lo hacía hace unos años y me dijese que soy el mismo pesado de siempre. La realidad es otra, la veo hablando con un chico que está de espaldas, por lo que no puedo verle la cara. Lucía me mira durante un segundo y vuelve a mirar al chico. Segundos después le abraza y esconde su cabeza en su hombro como hacía conmigo.
Narra Lucía
—Lo siento mucho, no debería de haberte hablado así. Pero ¿qué quieres? Tampoco me puedes prohibir que no me preocupe. —Me dice preocupado Samuel.
Lo dejo de mirar un segundo y veo a Álvaro, que viene a buscarme. Vuelvo a dirigir la mirada hacia mi mejor amigo.
—Perdóname. —Me vuelve a decir. Lo abrazo como respuesta a sus súplicas y me escondo en su hombro para evitar no llorar.
—Me tengo que ir. Ha venido a buscarme y...
—No te preocupes. Vete con él. —Me corta, finge una sonrisa y me da un beso en la comisura de los labios dejándome completamente confusa. Si Álvaro no estuviese mirando le gritaría algo, lo sé.
—Hola, tengo que contarte algo. —Me dice ilusionado una vez que llego a él. —Aunque te niegues te lo tengo que decir.
—Pues si sabes que me voy a negar, no digas nada.
—¡Shh! Escúchame al menos por favor. —Suena serio. Me pone el dedo índice en los labios. Dios, otra vez ese escalofrío.
—Está bien. —Me aparto y decido aceptar, Me ha dejado bastante intrigada. Nos montamos en el coche y empieza a hablar.
—El director de la película nos ha comentado que el chico que manejaba las luces y el sonido ha tenido un accidente de moto y... —¡No, no, no! —Está buscando a otra persona que lo sustituya durante todo el rodaje de la película. Automáticamente he pensado en ti, pero no le he dicho nada, te lo quería comentar a ti primero. Lu, es tu sueño, trabajar en el rodaje de una película, lo que siempre quisiste. Tienes la oportunidad y solo me tienes que decir "sí", tan solo eso... Sé que posiblemente te vas a negar, pero tenía que contártelo. Los del teatro lo entenderán y te van a estar esperando, incluso el chico ese que te ha besado...
—Ese chico es...
—Olvídate de lo último que he dicho. Piénsate lo de la película, pero dame una respuesta antes de que el director busque a alguien por su cuenta. Por favor, di que sí.