INFIELES

By Annytaglz

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¿Que como lo conocí? Bueno fue en... Espera. ¿De quien hablas? ¡Oh! Mi esposo, lo conocí en preparatoria, p... More

PRÓLOGO
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPÍTULO #3
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO #8
CAPÍTULO #9
CAPÍTULO #10
CAPÍTULO #11
CAPÍTULO #12
CAPÍTULO #13
CAPÍTULO #14
Capítulo 14.1
CAPÍTULO #15
CAPÍTULO #16
CAPÍTULO #18
CAPÍTULO #19
CAPÍTULO #20
CAPÍTULO #21
CAPÍTULO #22
CAPÍTULO #23
INFIELES #24
CAPÍTULO #25
CAPÍTULO #26
INFIELES #27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO #29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO #31
CAPÍTULO #32
CAPÍTULO #33
CAPÍTULO #34
CAPÍTULO #35
CAPÍTULO #36
CAPÍTULO #37
CAPÍTULO #38
CAPITULO #39
INFIELES #40
INFIELES #41
INFIELES #42
CAPÍTULO #43
CAPÍTULO #44
CAPITULO 45
CAPÍTULO #46
CAPITULO #47
CAPITULO #48
CAPÍTULO #49
CAPÍTULO #50
Capítulo 51 *FINAL*
EPÍLOGO
*Epílogo*
*AVISO

CAPÍTULO #17

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By Annytaglz

INFIELES #17

Los días pasan sin novedad, bueno en casa ya que en el trabajo todo fluye como el río al mar.
Alberto es... diferente a como yo pensaba, a pesar de poner distancia entre nosotros él no se porta mal conmigo, siempre tiene una sonrisa dibujada en los labios.

 
Todas las tardes llega con pastelitos y café de mi marca favorita "El Veracruz" un café mexicano con canela y un sabor a caramelo que cada vez que mis papilas gustativas lo sienten  no puedo evitar que un ronroneo de placer salga de lo más profundo de mi garganta.
En cambio Emmanuel sigue más frío que el hielo, me siento como dice la canción de Ricardo Arjona "Pingüinos en la cama " Hasta hoy...
Me ha marcado al móvil con un tono más amable de lo habitual me invitó a un evento de la empresa.

—No quiero ir -le confieso frustrada como una pequeña a Ina, vamos en su auto en camino a la casa de la familia Betancourt; le llevamos las muestras de las flores para la recepción.
—No vayas -lo hace parecer tan fácil que me molesta.
—Sabes que no puedo hacerle eso, me necesita -encojo mis hombros con resignación 

—El evento es del arquitecto Víctor, Emm dice que es importante para la expansión del negocio.-sé lo importante que es eso para él, me consta que trabaja arduamente para la prosperidad del negocio, se nota por su ausencia en casa.
—Que lleve a alguien más -pongo los ojos como platos a causa de la sorpresa. Ina vuelve su atención al volante ignorando mi reacción.
—¿A quién más llevaría? -un tiro de incomodidad se aloja en mi estómago, de esos que te indican que algo malo va a pasar o simplemente lo que vas a escuchar no será de tu agrado.
—Karina, puede ser -arrugó el entrecejo por la sugerencia ¿Karina? Repito el nombre mentalmente con la intención de recordar a una mujer con aquel nombre, pero no, no me suena de nada.
—¿Qué karina? -módulo el tono de mi voz en un intento de ocultar el miedo y ansiedad por saber la respuesta.
—La chica de administración.
—Ah -es lo único que alcance a formular, Emm no me contó nada de la nueva chica, bueno últimamente no me cuenta nada.
<<Tranquila Katrina, tal vez tiene poco que ingresó. Sí es eso>>
—No te lo contó, ¿verdad? -me lo pregunto sutilmente con pesar en su voz, me observa de reojo lo sé, lo siento.

 
<<Mierda>>

 
Cuando Ina me pregunta esto es porque algo no va bien y últimamente pasa muy seguido.
—¿Tiene mucho que entro a trabajar? -desvió la mirada al paisaje que se representa por la ventana. Estoy nerviosa por la respuesta que me dará, el corazón se me encoje, pero ¿por qué? ¿que tiene de malo todo esto?

 
<<No te tiene confianza>>

 
—Creo que cuatro meses, más o menos -mi boca se abre tanto que casi puedo sentir el fresco aire que entra por la ventanilla secar mi garganta. Ina me observa en espera mi respuesta que a lo visto está tardando en llegar.
—Llega tan cansado a casa que... no tenemos tiempo para conversar, posiblemente me lo contó y no lo recuerdo,  ya sabes como soy de distraída -sonrió o eso intento para que no note el dolor que esto me produce. ¿Emm ya no confía en mí? 

Ina asiente  con la cabeza regresando la vista al camino no tan convencida como me gustaría. Nada de esto tiene ni pies ni cabeza, no entiendo por que la mencionó. Algo bueno o malo de Irina es que no dice la cosas solo por decir, como dicen en mi pueblo. 

 "Si te digo que la burra es parda  es porque tengo los pelos en las manos ".  Así de simple.

 
—¿Por qué tendría que llevar precisamente a Karina? ¿es la única mujer en la oficina?
—No, también está Lourdes, pero sabes que esa mujer está casada con un cavernícola y nunca la dejara asistir a un evento así, además es una mujer hermosa, pero madura.
—¿Estás insinuando que Emm la llevaría solo por ser joven y bella?
—Exactamente ¿por qué crees tú que no te lo dijo?
—¿Porque no quería problemas? Pero no lo entiendo, yo no soy de esa clase de mujeres celosas. Lo respeto a él y a su trabajo. Y lo más importante de todo es que "confío en él".
—Pues creo que él en ti no tanto -termina por decir enterrando con cada palabra la daga directo a mi corazón. Ahora menos que nunca lo dejo ir solo, me pegaré a él como lapa si es necesario.
—Llegamos -Apaga el motor del auto —Katt sabes que te adoro, ¿verdad? -asiento con mi cabeza  —quiero lo mejor para ti y aunque no me lo digas, me doy cuenta de que las cosas no andan bien entre tu y tu marido -toma mi mano en un reconfortante apretón, eso me duele, el saber que incluso ella se da cuenta de lo mal que están las cosas en mi matrimonio me aterra. 

—Cuentas conmigo para todo, mi casa es tu casa -hace énfasis en esto último 

—Quiero que aprendas el negocio katt. Mi cartera de clientes está aumentando considerablemente y pronto necesitaré ayuda y quien mejor que tú para hacer esto. Es bueno tener independencia financiera ...es lo que le dejara a tus hijos -suspira.
—En ocasiones las circunstancias nos cambia y aunque ahora estas con Emmanuel ¿Quien te asegura el mañana? Si Emm te dejara ¿que harías? ¿como sacarías adelante a tus hijos? Estoy dispuesta a enseñarte todo lo que sé, inclusive buscar la forma para que termines una carrera. PIÉNSALO..

 
Y así lo hice, estudié cada palabra que me dijo. En la junta con la señora Betancourt active mi modo automático, mientras Ina hablaba y explicaba las ideas que tenía para recepción yo le daba vueltas al asunto. Y al verme tan distraída mi querida jefa me mandó al jardín  trasero que es donde se realizará la boda, necesitaba tomar unas fotografías cosa que le agradecí con el alma.
No puedo creer que tengan su propia capilla en el jardín, por dios yo tengo una banca columpio en el patio y me siento en la gloria por poder salir por las noches a admirar a la luna.

Tomo un par de fotografías del altar, busco el ángulo perfecto para que a Ina le sea fácil trabajar con el programa y encontrar la mejor decoración floral. Termino con las fotos en total tome 15 fotografías del lugar incluido el magnífico techo.
Observando una vez más el altar me puedo imaginar la celebración, las flores y a los novios....
Ella con un vestido heredado por la abuela, aunque lo modificaron según a su gusto y la figura de su cuerpo, eso no cambiaría lo hermosa que se vería.
Él con un hermoso y elegante traje negro hecho a la medida por un famoso diseñador, con mancuernillas de oro proveniente de sus antecesores, en el bolsillo izquierdo de su saco celosamente custodiados se encuentran las argollas de compromiso con los que se casaron sus abuelos y que han pasado de generación a generación para la buena fortuna.

Ella vivirá su sueño hecho realidad...
Él la venerara y se sentía orgulloso por saberla suya
Ella le entregara, mente,  alma y corazón...
Él los resguardará en un cofre cerca de su corazón como el más valioso tesoro, custodiado con su hermosa armadura blanca y su gran espada como el caballero mata dragones que ella necesitará. 

Él y ella felices por siempre.  

Siempre anhelamos lo que no tenemos, mi boda fue tan... ¿sencilla? Sí, fue linda porque estaba con Emm, pero no fue ni por poco la boda de mis sueños.
—¿Se te ofrece algo? -una voz masculina me saca abruptamente de mis recuerdos, me giro buscando de donde provienen.
En la puerta, recargado en el marco se encuentra un hombre como de la edad de Emmanuel, vestido casualmente con una playera tipo polo color verde olivo y pantalones de mezclilla de un azul desgastado, unos zapatos casuales de color cafés cubren sus pies.
—Lo siento.-me disculpó  —Soy del equipo de "Bodas Reales". Estaba tomando unas fotografías para diseñar los arreglos florales de la capilla -levantó la cámara para reforzar mi versión  —pero ya termine -camino a la puerta y lo puedo ver mejor, cabello negro, ojos igualmente hechizantes y peligrosos. O tiene un  rostro muy común o lo estoy confundiéndolo con alguien más. 

Mientras mas me acerco a él, me deja mas marcada esa sensación de haberlo visto antes, pero no recuerdo de donde pudiera ser.
—Discúlpame tú a mi, creo que te he asustado, pero estabas tan concentrada que la curiosidad me gano -pasa su mano por su cabello negro logra do despeinar a unos cuantos  —Soy Marco Betancourt.
—¿Es usted el novio? -pregunte nerviosa ¿por que? Desconozco el motivo, pero así me hace sentir.
—No, no, no, no -negó enérgicamente con su cabeza  —la que se casa es mi hermana.
—¡Oh! Perdone solo conocía el apellido y di por hecho que..
—No te preocupes ¿para que son las fotografías? -cambia de tema, y que  así veo la curiosidad asomarse de esos ojos enigmáticos.
—Para hacer diseños, es más rápido y práctico.
—Interesante -lleva su mano a la barbilla.
—cuando están listas mandamos varias opciones para que seleccionen.
—¿Y si no le gusta ninguna de tus propuestas? -levanta su ceja intensificando su pregunta.
—Mandaré más propuestas -le contestó desafiante. Camino pasando a su lado para llegar al jardín y capturar otras ángulos.
—Mi hermana no se los dejará  fácil, es muy exigente. 

—No podríamos esperar menos de ella -tomó otra fotografía.
—Será difícil que la logres convencer de algo. -escucho que dice atrás de mi.
—Difícil tal vez,  pero no imposible -le contestó
—Yo que tú me esforzaría más -su tono suena divertido. Me giro sobre mis talones para hacerle frente y con toda la seguridad que logre reunir le contestó:
—No te preocupes.. ¡somos las mejores!...
—¿Eso le contestaste? -Ina me pregunta sorprendida llevando su mano a la boca.
—Sí, ¿por qué? ¿no eres la mejor? 

—¡Claro que si! Solo que me sorprende su  reacción. Que haya hablado contigo es lo que me intriga. -mi frente se arruga por la incertidumbre
—¿Por qué? ¿Acaso era mudo o algo así? Y al verme milagrosamente se curó -me burlo para molestarla, pero fue se cara fúnebre lo que hizo que se esfumara mi sentido del humor.
—Algo así. Hace tres años perdió a su mujer e hijo en un accidente automovilístico. Desde entonces solo habla lo necesario por su trabajo, pero no habla más que eso y mucho menos entabla una conversación con una desconocida...

Veo a la gente sin verla realmente, ajena a la plática y sonriente cuando la ocasión lo amerita. Emmanuel está hablando de cifras y cosas fiscales que no entiendo ni una mierda.
Realmente no entiendo esa manía de hablar de números en la mesa.
—¿Tú que opinas? -me pregunta un señor de avanzada edad a un costado de mi. Yo sonrió con las mejillas sonrojadas, no he estado atenta a la plática.
—Lo siento no entiendo nada de eso -me encojo de hombros con la esperanza de camuflar mi bochorno.
—No te preocupes querida, es normal, por ese motivo no traigo a mi esposa se aburre mucho en estos tipos de eventos. -asiente con un gesto tan tierno que se me antojó como el abuelo que nunca tuve. 

—Estos niños no saben que en estas reuniones se viene a socializar no a hablar de negocios.
—Eso mismo pienso yo, pero ya ve cómo es la juventud de hoy en día.-él sonríe por mi comentario para después volver a posar su atención en la conversación de los jóvenes.
Tres horas después...

Estamos en el auto de regreso a casa, ya pasa de la medianoche cuando recuerdo que no le he comentado nada a Emmanuel  un detalle sobre los clases de karate al que mi princesa quiere asistir.
—Emm, la niña quiere clases de karate y ya encontré una escuela.-Emm me dedicó una mirada de soslayo.
—No, ¿para qué le puede servir eso? -en un tono duro me cuestiona, como si le estuviera metiendo en algo tonto.
—Obviamente le sirve, como defensa personal. -me remuevo en mi asiento incómoda.
—No. Eso es para niños -aprieta el volante  —no quiero a mi hija con cicatrices en el cuerpo, mejor lleva a que tome clases de ballet.
—No Emm, ella ¡No! quiere ballet.
—Tonterías, a todas las niñas les gusta en ballet -responde sin mirarme si quiera.
—Tu hija no es como las demás, y si ella quiere karate, eso le voy a dar.
—No. Ella irá al ballet. Tengo una amiga que da clases, ella nos puede ayudar.  De hecho se ofreció.


<<AMIGA...  CLASES...  AYUDAR>>


—Pues dile a tu amiguita que no, ¡gracias! Me sorprendes ¿sabes?
Emmanuel se detiene en un semáforo en rojo.
—¿Por qué? -me ve confundido
—Porque antes amabas la idea de que tu princesa fuera diferente y ahora la quieres volver común solo porque tu "amiguita " es una ofrecida.-le escupo fríamente.
—Katrina -me advierte
—¿Qué? Tú dijiste que ella se ofreció -contestó  inocentemente. —ahora me gustaría saber algo ¿por qué no me comentaste que tienes a una nueva chica en administración? -sus ojos se  abren con sorpresa. Pero se repone rápido.
—¿Eres la dueña? -niego con la cabeza  —¿Trabajas ahí?
—No -mi voz se apaga con cada palabra que dice.
—Entonces no tengo porque dar explicaciones.

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