Quisiera embriagarme de amor, perder el sentido de la realidad; beberme la copa del orgullo y olvidarme de que en algún momento lloré; salir corriendo y gritarle a la noche que me deje volar, cortar las ataduras que me esclavizan a este tiempo, a este lugar y a este momento y hacer mío cada instante como se que puedo hacerlo, llenar de sangre cada vena que atraviesa mi cuerpo y olvidarme que en algún momento las sentí vacías; limpiar con ira el sollozo que recorre mi rostro y olvidar que en algún tiempo marcaron el final de una historia.
Trago a trago beberé sabiduría, gota a gota internaré en mi vida la pasión que en algún momento sentí perdida.
Quisiera acribillar al dolor y estancar de por vida en cada ser la felicidad, pasar con mi mirada cada esencia... cada corazón y hacer aullar de dolor al orgullo que en algún momento destruyó al hombre.
La mentira perdería el camino y la encontraría la razón, asesinaría a la soberbia y resucitaría la humildad, la ausencia escaparía del mundo y llegaría la sonrisa a nuevos labios; en cada beso se trasminaría la gloria y por los poros de la vida se ahuyentaría el infierno; degollaría a la confusión y sembraría seguridad, como ave rapaz perseguiría al dolor y brotaría la vida de la nada; En el fango se asfixiaría el silencio y vendría la palabra, se consumiría el fuego y se abrirían las puertas del paraíso.
Se levantaría el invalido y atravesaría caminando el puente de la vida y el ciego nos guiaría hacia la luz; el pecado caería al abismo y se perdería en un limbo; se partirían en mil pedazos las cadenas de la amargura y el espíritu de Dios reinaría sobre la tierra y olvidaríamos que en algún momento...existió el tiempo.
12 de Agosto de 1999