¿Primos? (Manu Ríos)

By Guadalupe_Garcia

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La familia Ríos Fernández. La familia Mendes Espinosa. Aunque no lo crean son familia. Dos primas algo mayor... More

Presentación
Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Aviso.
Capitulo 18
Capitulo 19
¡Hola!
Capitulo 20 I
Capitulo 20 II
Capitulo 21
Capitulo 22
Lo siento.
Capitulo 23
Capitulo 24
¡Feliz Navidad!
Capitulo 25
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31

Capitulo 26

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By Guadalupe_Garcia

Narra Ana.

Oscuridad, nuevamente todo estaba oscuro. Parecía que estaba en la nada, no podía ver ni una luz cerca. Silencio, no podía ni gritar, mi voz no salía de mi garganta. Comenzaba a desesperarme, esto era horrible, quiero ver a mi familia, abrazarla, quiero a Manu, ¿Dónde está?

De a poco comencé a escuchar algo, eran voces. Me alegré, el silencio comenzaba a aterrarme, necesitaba abrazar a mi mamá, quería ver a Denisse, quería salir de esta oscuridad, maldita sea.

-¿Absolutamente nada? -escuche de una voz que no reconocí, ¿mamá?

-Nada, algo más está pasando aquí. -le contestó ahora un hombre, ¿abuelo? ¿Papá?

-¡Tú me dijiste que todo está bien! -elevó su voz mi madre- ¡Hiciste el ultimo diagnóstico y la diste de alta! ¡Arréglalo! -gritó con furia y después escuche que azotaron una puerta.

-¿Qué está pasando con tu cuerpo Ana? -murmuro muy bajo- Se fuerte princesa.

Sentí un beso en mi frente y nadie, ya no escuchaba nada. Comencé a ver una luz, se hacía más y más brillante, en vez de ser todo negro, era blanca, tan blanco que cegaba, tan blanco que impresionada y te dejaba con la boca abierta. Me podía ver, finalmente. Blanco, no había otra cosa más. Mi ropa era blanca, un vestido blanco y mi piel era más pálida.

Me sentí perdida, ¿dónde estaba? ¿Por qué todo es tan blanco? No, no. ¿Estoy muriendo? ¿Esto es a lo que llaman ir hacia la luz? ¡No quiero morir! ¡No quiero dejar a mi familia! ¡No quiero dejarlos a ellos! ¡No a él!

Gritaba en mi mente, pero de mi boca no salía ni un solo ruido. Sin darme cuenta comenzaba a cercarme más, lo único que se me vino a la mente fue tirarme en el suelo, solo así mis pies dejarían de caminar, no quiero irme, no ahora. No he vivido nada...

Narrador omnisciente.

En el momento que la nieta del Director de la clínica ingreso, todo comenzó a ser un descontrol. Después de que se hubieran llevado a la chica y comenzarán a revisarla, se escucharon unos gritos y el segundo de sus nietos había caído.

A Manu lo llevaron a revisión, podría ser solamente un desmayo por deshidratación o cansancio y efectivamente fue eso, pero tenía que reposar y descansar, afortunadamente no era algo grave, tenía alcohol en su sistema, un lavado de estomago, suero y descanso era lo que necesitaba.

Las horas pasaban en aquel blanco lugar con los a desinfectante, nuevamente habían ocupado la habitación de la última vez para Ana, la chica se encontraba débil. Verla ahí era un dolor en el corazón para cada uno de sus familiares.

En la habitación, donde estaba Ana, se encontraban la madre y el abuelo de la chica. La primero no podía dejar de soltar pequeños sollozos mientras veía a su pequeña en aquel estado. Todavía no sabían que tenía, necesitaban que despertara, porque ahí es donde todo comenzaría para ella.

-¿Qué es eso? -le preguntó la señora a su padre, señalando un mechón plateado en la cabellera de su hija.

-No sé. -contestó con la mirada triste.

-¿Absolutamente nada?

-Nada, algo más está pasando aquí. -tomo la mano de su nieta y la apretó, tan fría.

-Tú me dijiste que todo está bien! -elevó su voz- ¡Hiciste el ultimo diagnóstico y la diste de alta! ¡Arréglalo! -gritó con la voz quebrada y temblando.

Salió de aquella habitación dando un portazo y soltando cada lágrima, su pequeña. Vio por el cristal que las separaba. Con un tubo pasando por sus pulmones, no podía respirar por sí sola, bolsas de sangre y suero conectadas a sus venas. Su piel, aquella que es como porcelana comenzaba a verse tal cual a un papel.

Segundos más tarde, salió su padre, con la mirada baja. Dio media vuelta y se alejó de ahí, estaban en cuidados intensivos, pero solo podían pasar de unos en uno, ella había sido la primera, estaba estable, o eso decían. Al llegar a la sala de espera se dejó caer en una silla, para seguir lamentándose.

-Iré yo. -hablaron cerca de ella y levantó la cabeza, Manu.

-Haz que despierte. -le pidió.

Manu no supo qué decir, un nudo es su garganta volvió a hacerse presente. Todavía no había sido dado de alta, pero podía ir a visitar a Ana. Tomando el soporte de metal para el suero que llevaba en su vena, comenzó a caminar con lentitud, no sabía si era porque se sentía débil física o mentalmente. Le dolía volver a repetir esto, porque él fue quien la encontró, él fue quien la trajo, él fue quien no la cuido, él tampoco recuerda nada.

Al pasar por el cristal que los separaba, las lágrimas ya comenzaban a acumularse y el nudo a ser asfixiante, no quería tener un ataque de pánico, solo necesitaba verla, sentir su mano unos segundos, asegurarse de que seguir respirando, que volvería a sonreír y a abrir aquellos hermosos ojos.

Entró con lentitud, quería gritarle que se despertara, que cada segundo sin ella comenzaba a ser más duro. Todos la estábamos esperando. Se acercó a la cama, en donde la vio la primera vez en España. No quería estar mucho tiempo, verla le dolía.

-Por favor, despierta. -tomo su mano y la apretó ligeramente.

El recuerdo de la graduación vino a su mente, no se habían soltado las manos en un buen rato. Sonrío inconscientemente ante aquel recuerdo y las palabras querían salir, decirle todo, pero no quería que esto fuera una despedida, porque ella iba a despertar. Lo haría.

Las palabras no salían, quería decirle todo y al mismo tiempo nada, Manu quería decirle nada, porque tenía miedo de que no le contestara, amaba conversar con ella, escuchar su voz y las sonrisas que soltaba, verla ahí le dolida, como dolía. Con las manos temblando y apenas sosteniendo su cuerpo, se dejó caer en la silla que estaba a un lado.

No quería soltar su mano, pero quería que sus oídos ya no escucharán aquel irritante sonido, bip...bip...bip... Se repetía constantemente no quería pensar que su vida se veía reflejada en aquella máquina, quería que se callara de una vez, sobre todo quería que Ana despertara, ¿por qué no lo hacía?

Y como si su deseo se hubiera cumplido, aquella máquina dejo de emitir el típico pitido alargándolo, en ese momento el alma se le cayó a los pies, no.

-¡Ana! -gritó, comenzando a hacer RCP, su cuerpo había reaccionado con rapidez, todo por no perderla.

Cada cierto tiempo apretaba en el precio de la chica, con sus manos entrelazadas y poniendo la fuerza necesaria para que su corazón volviera a latir, pronto comenzó a alterarse y se dio cuanta que nadie venía, había presionado el botón de urgencia, pero nadie venía.

-¡Un Doctor! -decía mientras seguía con el contaste movimiento de sus manos entrelazadas sobre el pecho de Ana.

Comenzaba a cansarse, pero se obligaba a seguir, si no lo hacía podía morir, deseo con todo su corazón que lo estuviera haciendo bien, lo había hecho pocas veces, pero esta vez era primordial, porque de donde se escuchaba un sonido, que no se detenía, lo que hacía que sus nervios aumentará, porque el miedo lo había escondido.

-¡Preparen el Cardiodisfibilador! -ordenó el Doctor, Manu seguía con su tarea.

Al entrar a la habitación el abuelo de Ana se sorprendió, su nieta se estaba muriendo, la escena frente a sus ojos sería difícil de olvidar. Su nieto estaba a horcadas sobre Ana, con un suero vía intravenosa en su brazo y realizando con todas sus fuerzas RCP, en ese momento no escucho las palabras que pronunció Manu.

-No te vayas, todavía no has vivido nada. -comenzó a susurrar Manu.

-¡A 1000 voltios! -volvieron a ordenar y en aquel momento, antes de que la última esperanza de que viviera se iba frente a sus ojos, su corazón latió.

Fue unos de las sensaciones más satisfactorias para Manu, el poder sentir bajo sus manos el latente corazón de Ana, nunca pensó que un órgano que daba vida en otra persona sería tan importante para el, en ese momento se dio cuanta de lo importante que era Ana para él, porque el minuto que no reaccionó, fue el peor minuto que ha tenido.

-Gracias por quedarte. -susurro y besó su frente- Te quiero.

Son más se quitó de aquella posición, desde un punto de vista médico era normal, sin darse cuenta más de uno lo había visto, pero no le importo, porque aunque se sentía débil, su respiración volvía a ser de alivio.

Volteo para su derecha y vio a la abuela María, aquella mujer que consideraba su segunda madre, quien le dijo que el día que se enamorara sería la persona más feliz, pero que lloraría también. Porque el latido de esa persona sería su latido y al no tenerlo se rompería, así era el amor, le dijo.

-¡Ana! -gritó con las mejillas llenas de lágrimas la madre de la chica.

Abrazo a su hija con fuerza, con amor y con dolor, era el dolor de una madre, porque su bebé estuvo a punto de dejar de vivir y en esos instantes mientras veía por aquel vidrio lo que sucedía, pensó que su corazón también dejaría de latir. Separándose de ella para dejarle espacio, vio al chico de cabellos rebeldes y risa contagiosa, en ese instante solamente lo abrazó.

-Muchas gracias. -susurro con las lágrimas cayendo de sus ojos.

Le correspondió brevemente, no podía ni hablar, sentía las palabras todavía atascadas, porque pensó que mientras todo sucedía soltaría la verdad que llevaba oculta en su garganta, al verlo de esa manera estuvo a punto de no recibir un abrazo ni una sonrisa, recibiría una mirada de disgusto y seguramente palabras fuertes.

Se separó con una media sonrisa y fue directo a su abuela, quien la esperaba con los brazos abiertos, sin decir nada, así estaban. La habitación se mantenía en silencio, el silencio de la casi muerte, las lágrimas eran de alivio, los suspiros de miedo y pronto una voz; tan baja, ligera y débil, se escucho.

-Te quiero. -fue lo único que dijo antes de volver a caer dormida.

-Yo también te quiero, Ana. -murmuro solo para el.

Tomando por el antebrazo al chico, la señora de edad lo comenzó a guiar hacia la salida, para después llegar hasta la sala de espera en cuidados intensivos, el chico mantenía su mirada distante, pero sus ojos brillaban, oh, sí corazón latía descontrolado y una sonrisa era formada por sus labios.

Tomaron asiento en un sillón bastante grande, de color negro y muy cómodo. Se vieron unos instantes y al encontrarse con la mirada comprensiva de su abuela se dio cuenta de que más pronto de lo que creí, la sonrisa decaía, los ojos llenos de brillo se llenaban de lagrimas, las palabras comenzaban a llenar su garganta. Sin que ella lo pidiera, había descubierto su secreto.

-¿La encontraste, verdad? -asintió- Aquella persona que sería tu mayor alegría y la peor tristeza. -las lágrimas rodaban por las mejillas del chico.

-¡Yo no lo sabía abuela! -gritó entre sollozos.

-Cariño, todo estará bien. -susurro y lo estrecho entre sus brazos.

-¿Bien? -la vio directo a los ojos con incredulidad- Es mi familia, no está bien. Nada bien.

Dijo lo último con la voz quebrada, estaba tan cansado de llorar, no avergonzado, porque tenía derecho de llorar aún siendo hombre, los sentimientos eran para todos, llorar por lo mismo, un corazón tan enamorado que dolía, vaya que dolía. Guardaron silencio, cómodo silencio. Después de un largo tiempo la mujer de edad andanzada hablo.

-Mi vida, ustedes no son... -la señora se vio interrumpida por la voz de una tercera persona.

-Ana quiere verte. -dijo la madre de Ana, levanto la cabeza con rapidez, sus ojos rojos por el llanto.

Tomando una bocanada de aire se forzó a sonreír y asentir. La mujer frente a ellos veía al chico con lastima y tristeza, pudo ver la desesperación con la cual comenzó a reanimar a su hija, el cansancio de no poder hacerla volver, vio la felicidad en sus ojos al abrazarlo, el amor que desprendían aquellos tiernos ojos verdes, más fuerte que antes, más que cuando llegaba diciendo que Ana se había lastimado por su culpa, que Ana estaba triste, como olvidar los ojos que le imploraban que lo ayudará a que su compañera de juegos se sintiera mejor, sin saber que la presencia del chico eran las mejores risas de ella.

Pasando e intentado disimular los ojos llorosos, se dirigió a la habitación de Ana. Con cada paso que daba los nervios se acumulaban, había admitido lo que sentía, ahora todo cambiaba, finalmente había aceptado sus sentimientos, sin embargo no todo era felicidad, al llegar a la habitación la vio.

Con una mascarilla de oxígeno. Su cabellera castaña regada entre las almohadas, se veía con un color de piel más vivo; simplemente hermosa. No necesitaba ver más, porque aún con las las agujas en sus venas, la mirada perdida, la bata de hospital, los cabellos revueltos y las mejillas sonrojadas, se veía hermosa. La sonrisa que adoraba su rostro la hacía ver perfecta, perfecta ante sus ojos.

Volvió a sonreír, eso provocaba en él. Tocando dos veces y con la idea de que ya sabía quién era, se adentró a la habitación. Apresurándose, sin saber que tendría esa reacción, se abalanzó a los brazos de Ana, los cuales lo recibían abiertos.

-Te quiero. -susurro su oído.

-Te quiero. -contestó ella con los sentimientos a flor de piel- Más de lo que debería y más de lo que crees.

En el instante que los dos aceptaron libremente lo que sentían, las sonrisas se hicieron más comunes, los ojos llenos de brillo un día a día y un cosquilleo en el estomago los acompaño, no era un malestar estomacal, era lo que muchos temían, otros buscaban con desesperación y unos intentaban olvidar con todas sus fuerzas; Amor.

Sin embargo no todo sería fácil, al final una frase es tan repetitiva en sus mentes que llega a dañar sus pensamientos; "Somos primos"

-----------•••¥---------
¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien... no me maten, por favor. 😭❤
Yo las amo mucho, deben saberlo. ¡YA SOMOS 50K! Y yo no me aprecia, lo siento, ¿ya les dije que las amo? 😌
¡NO PUEDO CREER QUÉ YA SEAN 50K! Lloro... es tan wow.
Espero les haya gustado el capítulo, en el anterior vi que muchas decían que no pasaba nada, pues la viene lo interesante... ¡MUAJAJAJAJA! Xdd
¿Quién creen que se interponga? Ni sé lo esperan... yo sí, porque yo soy quien la escribe, :v. Jajaja.
Ahora diré las razones por las cuales no he actualizado, si quieren pueden leerlas o ignorarme... :(
Primero: me enferme nuevamente, muy grave, pues no tenía porque... con decirles que falte más de 3 días a clases.
Segunda: Los estudios, enserio, hay días dónde me la pasó haciendo tarea tras tarea y luego a dormir, es mucho estrés, ante esas circunstancias no puedo escribir, me canso mucho.
Tercera: La inspiración, oh, esa maldita que llega cuando quiere, últimamente no quería.

Y son todos las razones, aparte pase por algunos problemas familiares medió fuertes y eran de esos días donde el estar cerca de tu familia era tu soporte, un 2017 muy pum.

¿¡ADIVINEN QUIÉN SE HIZO A.R.MY.!? !ESTÁ CHICA!
¿ESCUCHARON LA CANCIÓN DE HARRY? LLORÉ.
No sé que más decirles, si quieren pueden decirme algo... yo soy todo oídos.

¡LAS AMO!

•Lo siento por errores o faltas de ortografía, al igual que en la redacción o coherencia, si algo no entienden, pregunten. 🌝😌

¡NOS LEEMOS PRONTO! Eso espero... 😗😂💚

BYE! 🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🦋🦋🦋🦋🦋🦋

PD: en multimedia el hermoso de Manu, por lo decir más... 😏 Bye!

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