A pesar de haberle dicho que quería conocer la sensación del nudo, una vez buscó por internet como que la imagen mental fue bastante grotesca. Mientras Derek dormía después del accidente, se puso a ver por internet fotos y vídeos, y tenía el estómago revuelto.
Era también porque estaba viendo fotos y vídeos de animales, y una cosa era que aceptara a Derek y otra que ya amara a los animales. Ni mucho menos.
Esperaba que el nudo del que hablaba Derek fuera cuando era humano, porque no creía poder soportar el hecho de que un lobo se lo follara.
Al final se quedó dormido después de varias horas de búsqueda intensiva, agotado. Se enfrentaría al "problema" a lo largo del fin de semana.
***
Le despertó un olor a comida proveniente de la cocina. Al mirar al otro lado de la cama, descubrió que Derek no estaba, por lo que bajó las escaleras guiándose por el olor.
—Te iba a subir el desayuno —dijo Derek oyéndolo entrar.
—Se supone que yo te tenía que cuidar —se quejó Stiles sentándose en la encimera junto al moreno.
—Ya ves que estoy mejor, y dormías tan plácidamente que no quería despertarte —comentó con media sonrisa, acercándose a él y dándole un beso—. Buenos días.
—Espero que hayas dormido bien —repuso Stiles con una sonrisa estúpida mientras miraba cómo hacía el desayuno.
—Mucho, aunque te sentí inquieto varias horas, ¿por qué?
—Bueno, es que me puse a mirar en internet sobre los cánidos y eso del nudo. —Derek torció el gesto.
—Internet hace que te hagas imágenes mentales bastante perturbadoras.
—Claro, por eso estaba tan "inquieto" que te alteré el sueño a ti.
—No es por eso, soy más sensible a lo que sientes. No me pasa con cualquiera, sólo porque eres tú.
—¿Porque soy tu lazo y todo eso?
—Exacto. Y parece que no te muestres sorprendido de serlo, como si fuera algo normal —bromeó Derek.
—Me encanta la idea, y ahora que lo sé me resulta hasta raro no haberlo sabido antes, ¿sabes? Es como si con eso explicara todo lo que me pasa contigo, el por qué estaba tan mal sin ti y todo eso. Es absurdo que no lo viera como que te necesitaba, pero soy un cabezota.
—Es un poco inverosímil así que no te culpo.
Le puso el plato del desayuno delante, y se sentó frente a él con el suyo. Comenzaron a comer en silencio, tan sólo rompiéndolo con el sonido que hacían al masticar.
Stiles tragó pesadamente y se quedó unos segundos pensativo, como queriendo decir algo, pero al final volvió a llevarse el tenedor a la boca y masticó.
—Dímelo, anda.
—¿Qué?
—Lo que me ibas a decir. Me gusta haberte contado ya todo de mí, y quiero que sigamos sin tener secretos.
—Bueno, era sólo un pensamiento aleatorio —dijo Stiles ruborizándose—, sobre eso de anudar.
—¿Te da curiosidad?
—Bastante, pero también me preguntaba si de verdad es tan diferente a lo que he visto en internet.
—No me transformo en lobo, así que dudo que ocurra lo mismo. Yo también soy nuevo en esto, así que no sé qué pasará, por lo que entiendo si quieres tomarte un tiempo antes de...
—No, no, no quiero "tomarme un tiempo" antes de probarlo, quiero hacerme a la idea, y quiero probarlo para decirte si puedo seguir haciendo el amor contigo o nos pasamos a las pajas, así que por mí lo hacía ya. —Se puso rojo al decirlo tan directamente, y una sonrisa torcida apareció en el rostro de Derek.
—¿Tanto lo deseas?
—Te deseo a ti, sin miedo a que te desmayes sobre mí, y a toda máquina... sin anular al animal —repuso recalcando la última palabra para aportarle un doble sentido a la frase.
Siguieron desayunando, aunque ninguno de los dos estaba centrado en la comida, sino en terminar y poder dejarse llevar. Porque Stiles ardía en deseo, y aunque Derek también a su vez, era aún más sensible a la excitación del castaño.
Derek recogió los platos con parsimonia, como si se deleitara en hacer esperar a Stiles, y el chico se mordió la lengua para no meterle prisa: sabía que el moreno estaba jugando con él.
Éste se situó detrás de él, dándole la vuelta al banco y poniéndole cara a cara con él. Stiles sonrió ladinamente mientras pasaba los brazos alrededor del cuello de Derek, que se inclinó para besarlo con fuerza.
Correspondió al gesto con vehemencia, dejándose llevar por sus sentimientos y jadeando contra su boca, sonriendo en el beso, haciendo que Derek se separara de él para mirarlo interrogante.
—¿Qué pasa? —preguntó el moreno.
—Se supone que estás convaleciente.
—Ya ves que tengo mucha energía: los lobos nos recuperamos rápido.
—¿Vamos a hacerlo en la cocina?
—No sé si sabes algo de los lobos Stiles —murmuró con voz sugerente, mientras bajaba sus labios por el cuello del castaño—: somos muy territoriales. Vamos a empezar en la cocina, pasaremos al salón, seguiremos en el baño y acabaremos en la cama —gruñó en voz queda—. Pienso follarte en todas las habitaciones de mi casa.
Stiles dejó escapar un gemido de excitación por sus palabras, claramente afectado por ellas. Derek tenía mucho poder en él, y desde que sabía su condición, su debilidad era más notoria. Como si le afectara que fuera lobo.
—Estoy a tu disposición, hazme lo que quieras —respondió Stiles alzando la barbilla, dejando al descubierto su cuello. Había leído sobre lobos la noche pasada; le había dado tiempo a todo. En el idioma del animal, aquello significaba absoluta sumisión, y el gruñido satisfecho de Derek le confirmó que le había gustado el gesto.
Derek alzó las piernas de Stiles para que las enredara en su cintura, pegándose al cuerpo del castaño de manera casi imposible. Se rozaba como si lo hiciera con todo su ser, empujándolo y haciéndolo de manera prohibitiva.
Ya estaba cachondo tan sólo con lo que le había dicho Derek, pero aquel toque tan sensual lo había llevado al extremo. Ya no había vuelta atrás.
Las manos del moreno agarraron su trasero, pegándolo aún más, rozando su erección contra la de Stiles y cambiando los besos apasionados por dentelladas. La bestia había sido despertada, y no hablaba precisamente del lobo.
Los dedos hábiles y rápidos bajaron sus bóxers, con los que había dormido, y le dio la vuelta de nuevo al asiento, empujando la espalda de Stiles y tirando de su cintura, haciendo que sólo tuviera los muslos en el asiento, dejando el trasero a la disposición de Derek.
Éste se agachó para dejar la cara a la altura de su entrada, y sin pensárselo dos veces comenzó a lamerla con lentitud, disfrutando del suspiro que había soltado Stiles, acelerando el movimiento de su lengua, comenzando a penetrarlo con ésta para poder dejarlo preparado para lo que iba a ocurrir en aquella casa.
Con los pulgares se ayudó para ir abriéndolo más y más, y Stiles estaba hecho una masa sudorosa, luchando por respirar, ya que dejaba de hacerlo con cada lamida. Cerró los ojos ante el gruñido de Derek, tan animal que le puso los pelos de punta, y suspiró cuando éste se levantó y situó la cabeza de su pene en su entrada.
Fue deslizándose en su interior lentamente, ahogando un jadeo de alivio de por fin hacerlo sin anular la mitad de su ser.
Empezó con lentitud, ya que no quería lastimar a Stiles, pero éste estaba echado en la mesa totalmente a su merced, gimiendo al recibir las estocadas pausadas del moreno, que se aferró a la cintura del chico y las hizo más hondas, haciendo que un sonido lastimero surgiera de sus labios.
Le arañó la nuca con los dientes, causado que los vellos de Stiles se pusieran de puntas, contrayéndose ante aquello. Derek se la sacó de un movimiento, haciendo que se quejara.
—Vete al sofá —demandó con voz autoritaria.
Stiles se fue obediente hacia allí, sentándose sin saber muy bien qué hacer. Derek lo siguió, levantándole las piernas y colocándoselas sobre el pecho, metiéndosela de nuevo, llegando más hondo que antes y haciendo que el castaño pusiera los ojos en blanco.
Era muy difícil mantener la compostura, y más cuando el nudo estaba rogando por salir de una vez, pero quería cumplir su promesa de follarlo en toda la casa, por lo que no duró mucho más sin sacársela y señalarle las escaleras para que fuera al baño.
Stiles sonrió de medio lado, mordiéndose el labio inferior y haciendo lo que decía, sintiendo su presencia tras él, notando la mirada del moreno clavada en su culo, y ardía en deseo por lo que le provocaba a Derek. Le aturrullaba que fuera el causante de todo esa lujuria por parte del moreno. Era halagador.
Llegó al baño y se apoyó en el lavabo, juguetón, levantando el trasero para que Derek cuando lo viera le entraran más ganas. Y no hacía falta, porque estaba casi al límite. Estuvo a punto de arrollarlo, pero paró a tiempo antes de llevarse por delante hasta el grifo.
Se perdió dentro de Stiles, agarrándole los brazos y encorvándolo, mirándolo a través del espejo, con los ojos rojos. Aquello no lo asustó, es más, hizo que soltara un gemido.
—Mírate mientras te follo.
Aquello estaba siendo una auténtica tortura, porque era lo más erótico que había sentido en su vida. Se corrió allí mismo, siendo penetrado por Derek sin parar, que gruñó con fuerza cuando se estrechó, ahogándolo y a punto de llevarlo al límite.
Se quejó cuando se sintió vacío, pero Derek lo llevó prácticamente en volandas a la habitación, tumbándolo boca abajo y volviéndosela a meter. Se quejó porque estaba sensible, pero el moreno estaba ya perdido. Su pelvis se movía con fuerza, sin descanso y de una manera increíblemente rápida, hasta que aminoró, y Stiles pudo saber por qué.
Ahí empezaba. Sintió una molestia en su entrada, como empujándose dentro de él. Le pareció hasta escuchar un 'pop' cuando cedió y finalmente entró en él.
Aquello dolía como nada de lo que nunca había sentido antes. Se había expandido sólo un poco y ya era doloroso; no quería imaginar más allá. Seguía creciendo, y Stiles intentó separarse de él, notando un doloroso tirón y oyendo un gemido lastimero de Derek, que tenía la cabeza enterrada en su cuello.
—Por favor... por favor... —Aquella súplica con la voz rota hizo que se relajara, y respiró hondo cuando paró de crecer en él.
Derek no dejaba de rozar su nariz con el pelo de Stiles, mientras que éste sentía en sus carnes lo que era ser llenado por un nudo. Los sonidos de placer del moreno eran como un lloro lastimero, y Stiles acabó sonriendo de medio lado, llevándose la mano de Derek a los labios y besándola.
El moreno rodó hacia un lado, haciendo que ambos quedaran echados de perfil, y cerró los ojos disfrutando de aquel momento, ya vendrían las charlas luego.