Los primeros días, se pasaba todo el tiempo intentando hablar con Stiles. Aclarar las cosas. Intentar arreglar la situación, porque aunque seguía escamado con lo que había pasado, estaba dispuesto a olvidarlo por Stiles.
El castaño nunca respondía. Veía que estaba en línea, le indicaba que lo había leído, pero no obtenía respuesta.
Al sexto día, dejó de intentar ponerse en contacto con Stiles. Era como si estuviera pasando un periodo de abstinencia, en el que su cuerpo y todo su ser rogaban por ver a Stiles, pero su mente no quería forzar las cosas. El castaño no quería verlo, eso estaba claro, pero le dolía como si tuviera mil agujas pinchándole todo el cuerpo a la vez.
A los quince días de estar sin Stiles, no había mejorado nada. Es más, había empeorado. Estaba sin ganas de hacer nada, triste, sin fuerzas, y aquello lo notó Deaton un día que fue a visitarlo a la clínica.
—Dios santo, tienes un aspecto lamentable, Derek —murmuró el hombre nada más verlo.
—Dime algo que no sepa.
—¿Qué ha pasado? —preguntó al ver las ojeras pronunciadas del moreno.
—Discutí... discutí con Stiles hace dos semanas —explicó en voz baja cerrando los ojos, como si sufriera al recordarlo—. Se fue de mi casa y no he vuelto a saber nada de él desde entonces.
—Comprendo —dijo Deaton asintiendo, y se sentó en el sillón frente a Derek—. ¿Sabes lo que eso significa?
—¿Que me ha dejado? —espetó con la voz rota, a punto de llorar.
—No, no me refería a eso —añadió el otro suspirando—. Has tenido otras rupturas antes, Derek, y muchas discusiones con tus anteriores parejas, y sabes que nunca has estado así.
—¿Qué me quieres decir con eso?
—Stiles es tu lazo, Derek. Tu pareja destinada, o tu mate, como quieras llamarlo. Estás así porque tu lobo está sufriendo, porque un alfa una vez que conoce a su lazo, si se separa de él es como si se estuviera muriendo. Una parte de ti se está consumiendo por la falta de Stiles y deberías hacerle caso.
—Llevo intentando hablar con él desde que discutimos, pero ya no puedo insistir más. Me odia.
—Entonces quizás deberías explicárselo. Decirle lo que te ocurre. —Derek lo miró con pánico.
—Stiles odia a los animales. Un lobo casi lo mata cuando era niño, ¿y pretendes que le diga que yo soy un lobo?
—Tienes que hacerlo, Derek. Si no, morirás.
—Prefiero que me odie lo que me queda de vida a que me tenga miedo. El otro día estaba débil por el acónito, y no tenía los sentidos de lobo. No oí llegar a Stiles y casi le da un puto infarto al verme como lobo en la alfombra, ¿de verdad crees que va a entender lo que soy?
—Tienes que intentarlo, es lo único que puedes hacer. Te estás consumiendo, Derek. Tú mismo lo notas, pero desde fuera es aún más preocupante. Tienes que solucionar las cosas con él, y contarle la verdad.
—Él tiene otro secreto que esconde —susurró el moreno—, ya no me importa, pero ese día dejé que se fuera por no decirme su secreto. Creo que lee el pensamiento, Deaton.
—¿De veras? —preguntó el hombre con interés.
—Pero no sé, quizás me lo imaginé —repuso encogiéndose de hombros—. Seguía medio drogado y débil, así que pudo ser cualquier cosa.
—Bueno, sea cual sea su secreto, tú tienes que contarle el tuyo cuanto antes.
—No creo que quiera hablar conmigo...
***
Llevaba dos semanas sin ver a Derek. Había ignorado todos sus mensajes, a pesar de la pena que notaba en cada uno de ellos, no quería contarle su secreto. ¿Qué pensaría entonces de él? Stiles sabía que era un freak, no hacía falta contarlo a los cuatro vientos.
Salió de clase malhumorado, se había notado raro desde que no estaba con Derek. En ese momento no sabía si habían roto la relación o qué, pero lo echaba de menos horrores.
Iba tan perdido en sus pensamientos que casi se choca con un hombre que estaba de espaldas a la puerta de su facultad. Se disculpó en voz baja y siguió caminando. Luego escuchó su nombre a sus espaldas, y al darse la vuelta, el que lo llamaba había sido con el que se había chocado.
—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó caminando hacia aquel tipo.
—Porque te conozco. Bueno, más bien sé quién eres por Derek. Es amigo mío. —La cara de Stiles cambió completamente, e hizo el intento de marcharse—. Él no me ha enviado aquí, he venido porque he querido.
—¿Y bien? Porque creo que he sido claro, al menos con él. No le estoy contestando a ningún mensaje.
—Y no quieres verlo, eso lo sé bien. Me lo ha contado después de atosigarlo para que me lo dijera. Él prefiere respetar tu espacio.
—Entonces no entiendo qué es lo que haces aquí.
—Derek está mal. Muy mal, y no es porque te quiera, que eso es obvio, sino que está realmente mal de salud. No le hace bien permanecer lejos de ti.
—Pues que vaya al médico, porque no es normal obsesionarse tanto con una persona.
—No lo entiendes, su mente respeta tu decisión y está de acuerdo con dejarte espacio, pero por así decirlo... su cuerpo es el que sufre. Y es porque te necesita.
—Vaya milonga para hacerme volver con él —resopló el castaño.
—Nunca lo he visto así, y te quiere contar algo, pero tiene que ser en persona, y entonces comprenderás muchas cosas. —Sacó su tarjeta del bolsillo y se la tendió—. Cuando te lo cuente seguramente tendrás muchas dudas, y yo puedo responderlas a todas, así que ten mi número.
—Aún no sé si voy a llamarlo.
—Lo harás. No te sientes bien desde que no lo ves, así que te está pasando algo parecido a lo que está sufriendo él. Cuando veas a Derek, mejoraréis ambos.
Stiles lo miró una última vez extrañado, guardándose su tarjeta en el bolsillo, y se fue en dirección a su residencia. Dejó su mochila en el suelo y se tiró en la cama, mirando fijamente al techo.
¿Cómo sabía aquel tipo que se encontraba mal? No era algo que le hubiera dicho a nadie, así que había cosas que se escapaban a su entendimiento.
Quizás debería llamar a Derek.
Si era verdad que el moreno lo estaba pasando mal, no se lo perdonaría nunca, pasase lo que pasase en su casa aquel día. Y no quería pensar en que lo suyo con el moreno se había acabado, dejando un final tan inconcluso y abierto para ambos.
Suspiró mirando el último mensaje que le había mandado Derek. Ahora que aquel tipo le había dicho que no estaba bien de salud, entendía muchas cosas de las que en él decía.
"Hola Stiles. No pretendo hacerte cambiar de opinión respecto a hablarme o no; eso es una decisión tuya. Desde que no estás siento como si me hubieran quitado la mitad de mí mismo, y ya sé que llevamos (o llevábamos, no sé qué pensar) poco tiempo juntos, pero el que te quiero más de lo que nunca he querido a nadie es un hecho. También es un hecho que esperaré lo que haga falta, tanto si es bueno como si es malo, la decisión que tomes. No te sientas presionado, pero necesito saber que estás bien. Te quiero."
Suspiró sonoramente, porque quizás sí que tenía algo de dependencia, pero no era el único. Stiles también la sentía.
Apretó los labios y buscó el número de Derek en la agenda, sintiendo su corazón dar un salto y las mariposas -o los nervios- en el estómago de nuevo. Pulsó el botón de llamar y se mordió el labio, colocándose el teléfono en el oído.
—¿Stiles? —respondió el moreno al primer toque.
—Sí, soy yo...
---
Tiene que decirle LA BOMMMBAAAA *aparece King África* okno
He hecho un grupo de Whatsapp, así que interesados mandadme el número POR PRIVADO. No quiero que el número de nadie rule por los comentarios que a saber quién lo puede coger.
Votad y comentad, y gracias por leer <3