El amante de la Reina

By MareCaastillo

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La vida en el Stone Empire no es fácil. El mundo es controlado por la monarquía. La guerra constante entre... More

BookTrailer
Reparto
Índice de Rangos
Escudos de los Reinos
Barba Roja
Emma
Agua caliente
La Barba
Alba brillante
Manta de Polvo
Poder
Cambios de humor
Dos lados de la moneda
Verdades
Tragos amargos
El concurso
Regresando a la rutina
No quiero acostarme contigo
Malas noticias
En círculos
Tres son multitud
Llevarte conmigo
Corazones enredados
Mi amigo de la infancia
Telas extrañas
Un acto de tres
Despertares violentos

Escuela

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By MareCaastillo


Dos firmes golpes en la puerta me hacen sacar la cabeza de la gran masa de sábanas.

Me levanto frotando mi cara en movimientos fuertes, tratando de espantar el sueño.

— ¡Buenos días sol! — grita en mi cara Kyler cuando abro la puerta

— No sé qué tienen de buenos — gruño malhumorado —. ¿No es muy temprano para estar despiertos?

— No, es la hora perfecta para empezar el día — me empuja para entrar —. Has tenido dos días libres para descansar, lo cuál es un privilegio, así que no te quejes

Frunzo el ceño porque no creo que las seis de la mañana sea la mejor hora para despertar pero estoy de acuerdo. Ayer, afortunadamente, pase todo el día sin contratiempos. No hubo gemelos calvos y fuertes, ni niñas que pueden hablar lenguajes extraños. Aunque claro, tampoco hubo nada de Zara.

Unas palmas aplaudiendo aparecen frente a mí.

— ¡Despierta Alex! No podemos perder el tiempo, hoy será tu gran bienvenida en este negocio

— ¿Al menos voy a conseguir algo de sexo?

— Lamento decir que no, pero vas a tener un montón de libros esperando por ti

— Genial — contrato sarcástico

— ¡Oye! Con esa actitud no lograrás nada — se acerca y toma mis hombros —. Ahora te meterás a bañar y borrarás esa estúpida mueca de tu cara, luego te vestirás con las ropas más finas que has visto en tu vida y me vas a hacer sentir orgulloso allá a fuera

— ¿Por qué haría eso?

— Porque, tú mi querido Alex, eres una pieza muy importante en el juego de la Reina

— No soy tan importante

— Pero eso no lo saben — se aparta yendo hacia el baño y me lleva con él

Kyler me deja ahí parado pensando en lo genial que sería resbalarme con el jabón y morirme instantáneamente. Parece notar mi humor porque me mira con lástima. Quiero partirle la cara por mirarme así.

— Escucha Alex, nadie quería meterte en esto pero ya es muy tarde para escapar — suelta un suspiro —. Aunque no te guste tienes que fingir tu papel.

— ¿Y cuál es ese?

— El del niño mimado de la Reina

— ¡Pero no lo soy! — exploto en un mar de palabras dignas de un marinero —. ¡Dioses! Ni siquiera la he conocido, no conozco su cara. Tampoco fue lo suficientemente valiente para decirme en persona lo que tenía que hacer por ella. Por lo que sé esa mujer sólo me quiere para ser su estúpido espía y para darle un oral

Cuando termino me siento mucho mejor pero al ver la cara de Kyler decido guardarme el suspiro de alivio. Se ve como un padre decepcionado.

— Alex, sé que no es la situación ideal pero tienes más de lo que cualquiera allá afuera podría desear — se apoya en la pared —. Tienes comida tres veces al día, tu propio cuarto y uno de los mejores puestos en el palacio. Y todo eso sin haber movido un dedo.

— Yo... — comienzo a replicar

— Tú nada, es la verdad y lo sabes — con cuidado pasa a mi al rededor camino a la puerta —. Y si no quieres salir por las buenas entonces será por las malas. No olvides tú lugar y el mío. Las palabras del primer día no eran broma. Puedo destruirte con el movimiento de mi meñique. Así que piensa bien las cosas antes de tomar una decisión, yo soy tu superior y tú eres otro peón más — toma la perilla de la puerta —. Esperaré veinte minutos, si no estás conmigo en ese tiempo sabré tu posición

Con esas últimas palabras me deja en la soledad del frío baño.

Mierda.

Sé, muy en mi interior, que tiene razón. Pero que me condenen si no estoy muerto de miedo.

Mamá decía que yo era un hombre valiente. No creo que en este momento le esté haciendo honor a sus palabras.

Mi decisión ha sido tomada para cuando me sumerjo en el abundante agua caliente. Debo ir con Kyler y obedecerlo. Sé que debo, pero por mi cabeza no dejan de pasar imágenes de mi madre muriendo.

No puedo evitar pensar en que estoy haciendo eso que me prometí nunca hacer.

Servir a la Reina.

Lo peor es que no la conozco. No se ha dignado a mirarme a los ojos y pedirme disculpas. No se ha presentado aunque sea a dar sus condolencias.

Maldita perra. Espero que los rumores sobre ella sean ciertos. Espero que su piel cuelgue como un cadáver, que sus huesos duelan al mínimo movimiento. Espero que sus ojos hayan dejado de mirar. Y que sus viejos oídos no puedan escuchar.

Pero con mi corazón espero que muera. Ni siquiera voy a ser tan ambicioso y decir que quiero que sea a mis manos, pero tengo fe en los rumores. Alguien la odia tanto como yo, afuera del castillo.

Con mi decisión tomada y firme, salgo con cinco minutos de sobra. Kyler me espera con una leve sonrisa.

Salimos de la habitación camino a, lo que Kyler llama, la cueva de los Saqalivos.

— ¿Por qué la túnica? — pregunto refiriéndome al estúpido atuendo que llevo puesto

— ¿Te gusta? Es una tradición llevarla, se dice que los primeros amantes las llevaban

— ¿Y no han pensando que quizás ya está muy pasado de moda?

— Es cómodo — se encoge de hombros —. Además tiene un buen acceso

— ¿Acceso? — levanto mi ceja

— Sí, tu sabes, para la Reina — espera hasta que las palabras se asientan y sigue —. Así no tenemos que pasar por todo ese proceso de quitar los cinturones. ¿Has intentado tener sexo con los pantalones en los tobillos? Te límita un poco. Además es una sola prenda, puede ser quitada con rapidez.

Contengo el aliento cuando el significado de todo recae en mis hombros. Realmente esto está pasando. En verdad voy a hacer esto.

Me estoy vistiendo para la Reina. Para que pueda poner sus garras en mí. Para que pueda desnudarme y tenerme a su antojo.

Por un momento veo rojo.

— Y es fresco para las bolas — menciona casualmente Kyler caminando a mi lado

— ¿Qué? — pregunto confundido

— La túnica — se ríe —. Nunca conseguirás sentir esta clase de libertad con ningún pantalón. Podrías hacer el movimiento de la campana si quisieras

Sin poder evitarlo suelto una carcajada. ¿Quién diría que el maldito cara de bebé tiene sentido del humor?

Continúo riendo cuando una figura pequeña y curvilínea aparece frente a nosotros. Camina con determinación.

— Alex — saluda pasándonos

— Bon — asiento

Apenas está fuera de nuestro alcance para cuando Kyler me mira con sorpresa.

— ¿Qué?

—¿Tú...tú conoces a Bon? — pregunta con los ojos abiertos

— Bueno, uhm yo no diría conocer pero sí, supongo que nos hemos presentado

— Increíble — susurra

Caminamos por varios pasillos en un silencio incómodo hasta que su falta de habla me pone nervioso. Quiero preguntar que mierda le pasa pero afortunadamente se me adelanta

— ¿Cómo es estar con ella? — tiene esa mirada, como si estuviera muy lejos — ¿Es tan ruda todo el tiempo? ¿La tocaste?

— Uhm, Kyler, no quiero ser grosero pero la vi sólo unos minutos y apenas hablamos. Además si tan enamorado estás, deberías ir con ella y averiguarlo tú mismo

— ¿Quién habló sobre estar enamorado? — voltea su cara lejos de mí pero alcanzó a ver un atisbo de vergüenza

— Kyler — me burlo

— Bien, me gusta. Sólo mirala, con todo ese cabello rojo y esos ojos verdes como el musgo

— Dicen que cuando usas metáforas es porque estás enamorado

— Esas personas son estúpidas y sin imaginación

Estoy a punto de molestarlo un poco más pero el ruido proveniente de la habitación frente a nosotros llama mi atención.

Kyler se posiciona en la puerta y gira la perilla.

¿Soy yo o el tiempo parece ir más lento?

Cuando abre la puerta las imágenes parecen venir pronto.

Una gran sala en azules y dorados me saluda. Todo lo que se encuentra adentro no podría ser más inexplicable.

Hay mesas repletas de objetos extraños, algunos alargados y otros redondos y pequeños. Varios sillones en tonos marrones se reparten por todo el espacio. Mesitas pequeñas apilan bebidas con hielo. Y un olor agradable corre por el aire.

Todo gracias a los catorce cuerpos que se apilan en los muebles.

Sé que son catorce porque Kyler me dijo que hay quince Saqalivos y él obviamente no está ahí.

Veo una mujer morena recostando su torso sobre un sillón, su hermoso cuerpo moviéndose por el vaivén del hombre detrás de ella. Suaves gemidos saliendo de ambos.

Dos hombres blancos y castaños toman a una mujer por ambos lados en la alfombra azúl. Gritos desesperados se escuchan.

También logro ver a una pareja masculina en una extraña posición. Lo que sea parece placentero para ellos.

En contraste con todo, hay dos personas haciendo pesas y sentadillas en un pequeño gimnasio en la esquina de la habitación. Una chica menuda lee en el lado contrario, un libro está en su regazo, sus pies se mueven al ritmo de música que no puedo escuchar.

Una mujer rubia y un hombre parecido a ella bailan una extraña danza en el centro de la habitación, muy cerca de la escena de la alfombra. Dos hombres les aplauden.

Kyler palmea mi espalda con fuerza. Me duele un poco pero agradezco la distracción.

— Y esto, querido Alex, es la Escuela de Saqalivos

¿Okay?

Mi subconsciente me dice que todos están locos y que tal vez aún no he despertado pero los olores y sonidos me dicen que todo es muy real.

— Estoy seguro de que así no lucen las escuelas — aseguro aún mirando todo a mí al rededor

— Lo hacen, aquí — me empuja ligeramente —. Ahora vamos a tu puesto por el día de hoy

Por un momento creo que me está dirigiendo hacía el trío, pero gracias a los Dioses me lleva a una pequeña mesa al fondo de la sala.

Me gano pequeña miradas de los chicos que bailan, la chica que lee y los que aplauden pero nada muy marcado.

Kyler me hace sentar en una silla acolchada y me pide que espere. Desaparece por apenas unos segundos pero yo los siento como horas.

Estoy fuera de mi zona de confort. Rodeado de personas desconocidas y en un lugar al que apenas llegue hace tres días.

Un estruendo me saca de mis pensamientos.

Miro hacia abajo y me encuentro con tres grandes, gordos y viejos libros.

— Te dije qué es lo que te esperaba — dice como si fuera una disculpa y señala los libros — El verde es de historia general, guerras, gobernadores y cosas de ese tipo. El rojo es también de historia pero esta vez únicamente del harén, es importante que prestes atención a lo que leas. El café es para Odaliscos, pero te hará bien ya que te has saltado esa etapa, trata sobre arte, música y etiqueta

— Todo lo que escucho es aburrido y aburrido— suspiro

— Son cosas que se aprenden con los años, el problema es que tiempo es lo que menos tenemos — me mira un segundo —. Ahora debo ir a arreglar algunos asuntos

— ¡Espera! ¿Planeas dejarme aquí? ¿Solo?

— Escucha — se inclina susurrando —. Ellos no son tan malos, no se meterán contigo si no te metes con ellos

— Habla por ti mismo — dice una voz detrás de Kyler

Ambos ponemos nuestra atención en la mujer que antes leía el libro en el sillón.

— Soy Rain — se presenta —. Tú debes ser Alex,  he escuchado mucho de ti

— Espero que cosas buenas

— Oh, claro que sí — sonríe coqueta —. Oí que eres alguien importante para la Reina, todos nos preguntamos por qué

— ¿Alguna teoría? — le sigo el juego

— Bueno, dejando fuera lo comestible que eres, diría que hay dos opciones — se acerca caminando al rededor de la mesa hasta que se sienta sobre ella frente a mí — O eres increíble con la lengua o tienes un buen equipo para trabajar

— ¿Por qué no lo descubres? — pregunto hipnotizado con sus muslos al descubierto

Rain mueve sus dedos por su pierna con una lentitud dolorosa. Su piel dorada rogándome que la muerda.

Un carraspeo rompe mi concentración y volteo para ver a Kyler con las cejas levantadas.

— Bien, supongo que ya no me necesitas — cambia su mirada a la mujer prácticamente en mi regazo — Rain, recuerda las reglas. Nadie puede probar a Alex hasta que la Reina lo haga

— Sí Kyler — Rain rueda sus ojos

— ¿Sí qué? — el rubio endurece la postura

— Sí, señor — responde sumisa

Kyler asiente y de repente siento mucho respeto  por él.

— Claro que eso no significa que él no me pueda probar a mí — sonríe la castaña

Apenas reacciono cuando toma mi mano entre las suyas y la lleva a su centro. Suave, caliente y húmedo.

Suelto un silbido satisfecho.

Y claro, ese es el momento en el que Zara decide entrar por la puerta.

*******

Querido harén :)

Perdón la tardanza pero con esto de las fiestas el tiempo se me ha reducido a compras navideñas y engordar como una loca.

En fin. ¿Les gustó? Espero que .

Amor | Mare



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