Barba Roja

381 29 3
                                    

El mundo no se detiene sólo porque tú lo haces.

Una frase que debería comenzar a recordar.

Por ejemplo, el corazón de mi madre se detuvo hace diez horas, pero la vida sigue andando como si yo no hubiera perdido a la única persona que me quedaba.

Si me preguntaran les diría que la vida es una mierda.

Aún más cuando la única salida que tienes es pedirle ayuda a la Reina.

O quizás solo sea así en mi mundo.

Pero nada de eso importa porque desde mi punto entre las montañas ya puedo ver el castillo asomándose entre los grandes conjuntos de roca.

El gran Stone Empire, un lugar que aloja a decenas de sirvientes, cientos de guardias y lo más importante, a la mujer más poderosa del reino. La reina Diamond, lo sé, bastante original, inserte el tono de sarcasmo aquí por favor.

Nuestro país es el lugar más importante del planeta gracias a que nuestro gobierno se ha hecho respetar a lo largo de los años. Entre sus victorias se encuentran la batalla Sangrienta hace 50 años contra Flower's Day. No olvidemos cuando derrotamos a Tree Camp en una de las guerras más violentas por el territorio. Tampoco dejemos fuera la victoria que nos ofrecieron nuestros hermanos de Skyland cuando luchamos por "liberar a su gente". Y así sigue la lista, llena de civiles muertos, niños huérfanos y madres trágicas.

Bastante impresionante. Pero todos dicen que en realidad la razón de nuestra solidez es por el hecho de haber tenido la misma reina por trescientos años.

Si, tres siglos con la misma mujer al poder. Aunque no es como si fuera muy conocida. De hecho ella vive recluida en su castillo dando órdenes, algunos dicen que es por seguridad ya que ha recibido varias amenazas de muerte, pero otros alegan que es por su vejes. Me imagino que tener trescientos años de edad ha de ser agotador.

Tomo las riendas más apretadas en mis manos para frenar un poco a Bold, mi caballo desde que tengo diez años.

Desde aquí ya puedo ver a todos los guardias frente a las grandes puertas, llevan su aburrida armadura de hierro en conjunto con su uniforme gris, no olvidemos los largos rifles a sus costados.

— ¿Quién eres? — espeta uno de ellos apenas estoy a su alcance, los demás cambian a postura defensiva

— ¡Quiero ver a la Reina! — grito con decisión. Escucho varias risas

— Y otros queremos tenerla lamiéndonos las bolas en la noche — me mira con asco —. Vuelve al hoyo del que viniste

— Exijo verla

En el momento es que salen mis palabras soy empujado de mi caballo aterrizando de golpe sobre el húmedo lodo. Varios de los guardias me miran desde arriba.

— Mira hijo, no nos hagas lastimarte y lárgate de aquí. En este lugar nadie exige nada — escupe en mi cara un hombre de barbas grises

— Es urgente

— Si no te quieres ir podemos ayudar

Su mano escapa por su gran uniforme hasta dar con la larga daga que cada guardia debe tener. Mierda. Sé que puedo defenderme, no es como si nunca hubiera peleado, pero también sé que estoy superado en número. Tampoco soy un tonto.

— Por favor, Lady Debrow me mandó — digo desesperado aún desde mi posición en el piso

— ¿Quién? — pregunta, pero no me da ni un segundo para responderle cuando su afilada cuchilla entra en contacto con mi costilla izquierda

El amante de la ReinaWhere stories live. Discover now