No quiero acostarme contigo

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Emma parece contenta de verme y eso me hace sentir una bola de satisfacción en mi pecho.

— ¿Cómo has estado? Han pasado algunos días — sus mejillas se hacen más rosas

— Sí, a veces me cuesta entender que ha sido menos de una semana — me río de mi mismo —. De todas formas, estoy bien ¿y tú?

— Bastante mejor, ¡fui ascendida!

Mi sonrisa se hace más grande por su emoción.

— ¿Eso tiene algo que ver con que estés en un Ala que no te corresponde?

— Sí — su sonrisa se hace tímida —. La Reina me ha hecho su costurera oficial, ahora puedo moverme un poco más libremente

Mientras que sus ojos brillan con cada palabra, mi cara decae. No me gusta la idea de Emma sirviéndole a esa mujer. Sé que indirectamente ya lo hacía, pero ahora tendrá que compartir el aire con aquella rubia. La inocencia de Emma no encaja con la soberbia de Zara.

— ¿Estás bien? — me toca sacándome de mis pensamientos

— Sí — asiento para dar énfasis —. Es sólo que me sorprendió tu anuncio

— Oh — sus labios se tambalean

— No, no quise decir que me sorprende tu ascenso, estoy seguro de que eres maravillosa con las manos — veo sus mejillas ponerse rojas como manzanas — ¡Mierda! No quise que sonará mal, me refiero a que...

Una brazo se recarga en mi hombro y ni siquiera me importa de quien es, me ha salvado de mi torpeza.

— Emmita querida — nos llega la voz fingida y dulce de Bon —. Tu Reina debe estar esperándote. Ya lavaste, secaste y planchaste, es hora de que vuelvas a tu lugar

— Bon — advierto en voz baja

— ¿Qué? — aletea sus pestañas inocentemente hacia mí

— Ella tiene razón

Volteo a mirar a Emma y tiene la cabeza un poco más baja y ha vuelto a su usual estado tímido.

— Perdona a Bon, no tiene muchos modeles

— No te quejas de eso en las noches — me dice en el oído lo suficientemente alto para que Emma también la escuche

Abro los ojos con horror hacia ella y luego vuelvo a la mujer frente a mí. Emma parece haber perdido algo de color. Estoy a punto de disculparme y decirle que todo es mentira, pero antes de que me dé cuenta ya está diciendo adiós y saliendo por la puerta.

Enojado me volteo a la pelirroja a mi lado.

— ¿Por qué hiciste eso?

— Oh cállate, te acabo de hacer un favor. Créeme, no quieres al comandante en tu espalda

Se comienza a alejar pero me paro frente a ella

— No te metas en mis asuntos de nuevo — digo en voz baja

Se me acerca hasta que sus electrizantes ojos me mantienen en mi lugar.

— Agradéceme luego, niñita

Pasa junto a mí empujándome del hombro y me muerdo la lengua para no decir nada más. Muy en el interior sé que ella podría patear mi trasero en dos segundos.

En unos minutos la señora Brenda pone ante mí el plato de huevos más jugosos que he visto y devoro todo lo que puedo en un momento. Afortunadamente Bon desaparece.

Pienso en Emma y en lo que debe estar pensando ahora. Seguramente creerá que soy un Don Juan que anda por ahí buscando señoritas para desflorar. Debo verla pronto para enmendar mi error. Aunque en realidad esa debería ser Bon.

El amante de la ReinaWhere stories live. Discover now