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By MirssaHdez

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Trailer "Último Amor"
Nuestro primer encuentro
Un viernes poco social
Mi primera vez
Primer día en la preparatoria
Una nueva oportunidad
Hagamos una promesa
Cartas a Alberto
Diario de Alberto
Ya no te amo o ¿alguna vez lo hice?
You wish me well, I wish you hell
Bienvenida a mi vida
La sangre es más espesa que el agua
¿Hay algo que me pertenezca en este mundo?
El destino no es cruel, el cruel eres tú
Graduación
El peso de mi tristeza
El amor de mi juventud
Y así, el destino es...
El perdón libera tus demonios
Más que palabras
El final de un comienzo...

El silencio de tu amor

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By MirssaHdez

Siete meses después...

Sentía el alcohol fluir dentro de mi. Mi equilibrio cada vez era peor y no podía dejar de observar como Ariana me miraba. Sin duda esta había sido una mala idea.

-Amigo, creo que es momento de irnos. Aun no estoy tan borracho como tú, pero en mi estado no seré capaz de impedirte hacer algo de lo que después te puedas arrepentir- dijo Marcos mientras sacaba su celular.

-¿Como nos vamos a ir? Honesstamente no estoy en condiiciones de manejar la moto- dije mientras me terminaba la bebida.

-Espera un momento- dijo Marcos mientras se levantaba y salia de la casa.

Cuando regreso me tendió la mano para ayudarme a levantarme.

Ariana se acerco a nosotros y se que planto frente a mi.

-Si quieres puedo llevarte a tu casa... o a la mía. Tu eliges- dijo seductoramente. Puso una mano en mi pecho y la dejo ahí.

Hacia siete meses que habíamos roto y extrañamente se mantuvo quieta con respecto a Melisa. Quizá era porque todo el mundo sabia que entre nosotros no había nada. Así lo había querido para protegerla, pero pasábamos tanto tiempo juntos que era imposible detener los rumores.

Tome su mano y la quite.

-No hay necesidad Ari- conteste. 

-Alberto, Alberto.... No se porque te engañas. Al final tu y yo vamos a estar juntos, pero te daré el tiempo que necesites para que te des cuenta. Se que esa niña no tiene lo suficiente para mantenerte a su lado.

En ese momento el celular de Marcos sonó y reviso la pantalla.

-Es hora de irnos- dijo tomando mi brazo.

-Nos vemos pronto- dijo Ariana mientras nos veía marcharnos.

Mi paso era bastante inestable, así que tuve que sostenerme de Marcos.

-Jamas regresaría con alguien como ella- dije a nadie en particular.

-No es momento de hablar sobre ella- dijo Marcos- Mel ya esta aquí.

Señalo en auto. Era  el nuevo jaguar de su madre.

-¿Que hace ella aquí?- pregunte molesto.

-Necesitábamos aventon y solo se me ocurrió pensar en ella. Disculpa si creo que tenemos amigos como la mierda. Ninguno iba a venir por nosotros a esta hora y no era opción quedarnos en esa casa- contesto Marcos.

El tenia razón. No tenia amigos en los que apoyarme. A mi alrededor solo había personas que necesitaban algo de mi, excepto ella. Ella no necesitaba razones para estar a mi lado y es por eso que había tomado una decisión.

Lo primero que vi al llegar al lugar que Marcos me había indicado, fue a Alberto muy muy borracho. Siempre que estaba conmigo no tomaba hasta ese punto, pero me imaginaba que hacia este tipo de cosas cuando se iba hacer sus "encargos".

-Hola chicos- dije cuando llegaron a mi.

Abrí la puerta trasera y metimos a Alberto. 

En el camino Marcos me explico que se les habían pasado los tragos y me agradeció que acudiera en su ayuda.

Lo cierto es que al recibir el mensaje aun seguía despierta, así que tome las llaves de mamá y deje una nota para que no se preocupara. Aunque si lo pensaba bien si no fuera porque había tomado el auto, bien podía no haberse enterado nunca.

Conducí hasta la casa de Marcos. Alberto se había quedado dormido en la parte trasera. 

Cuando llegamos, ayude a Marcos a llegar a su departamento, tenia a Alberto casi cargándolo. Al entrar a su departamento lo dejamos en su habitación, pero al darme la vuelta para salir tomo mi mano.

-Quédate conmigo- dijo con los ojos cerrados- Por favor.

Me gire para ver a Marcos pero este ya había salido de la habitación.

-Mi madre me va a matar- conteste sentándome en la cama.

-Prometo recibir el castigo por ti- abrió un ojo y me jalo a su lado.

No me resistí y me deje rodear por sus brazos.

-Tienes otra primera vez mía. Jamas había dormido con un chico- dije pensando que se había quedado dormido.

-También es mi primera vez durmiendo con una chica- dijo volviendo a abrir los ojos.

Levante una ceja escéptica y lo golpee en el pecho.

-Mentiroso- dije un poco molesta.

-No miento- dijo sonriendo- Es mi primera ves durmiendo con una chica en sentido literal.

-Eres un tonto- dije volviéndolo a golpear.

El se rió y volvió abrazarme.

Unos minutos mas tarde él se había quedado dormido. Lo observe en esa faceta tan vulnerable y me agrado lo que vi. Dormido parecía menos amenazante y se veía como el joven que en verdad era. También note las cosquillas que se acumulaban en mi estomago, por lo general las ignoraba porque no lograba entender lo que sentía por él. No quería complicarme pensando que me había enamorado ya que si resultaba que si el solo me veía como una amiga o una pequeña hermana iba a complicar todo y lo que teníamos iba a fracturarse.

Yo prefería mantenerlo a mi lado de esta forma a no tenerlo. En los últimos siete meses me di cuenta que él es lo único que tenia con seguridad.

En algún momento caí rendida porque a la mañana siguiente me desperté sola. Al principio no entendía donde estaba hasta que Alberto entro a la habitación.

-Ya despertaste- dijo mientras ponía una bolsa en el piso- Puede usar la ducha y te traje ropa para que te cambies. 

-No era necesario que hicieras eso. Puedo regresar a casa con esto- dije señalando mi pijama.

-Es necesario porque no vas a regresar a casa. Te voy a secuestrar todo el día- dicho eso salio de la habitación.

Tome la bolsa y saque unos pantalones cortos de mezclilla y una playera sencilla blanca. También había unos tenis de tela sencillos.

Cuando estuve lista salí de la habitación y vi a Marcos y Alberto en la cocina desayunando. Marcos me miro de forma compasiva y me extraño. Alberto me pidió que me uniera a ellos y una vez que terminamos ambos salimos del departamento. Marcos me abrazo mas de lo normal y me beso en la cabeza.

-Quiero que recuerdes que siempre estoy para ti ¿ok?- dijo Marcos de manera extraña.

-¿Por qué me dices esto?- pregunte extrañada.

-Por nada, solo quiero que lo sepas.

Para mi sorpresa la moto estaba estacionada en la entrada. Alberto me puso el casco y espero a que subiera. No dijo a donde iríamos, pero ya estaba a costumbrada a que me llevara a sitios sin decirlo.

Cuando llegamos a nuestro destino, me sorprendió que me llevara ahí.

-¿Que hacemos aquí?- pregunté

Alberto tomo mi mano y me encamino al local de tatuajes. Una vez que entramos un chico lo saludo y ambos tomamos asientos.

-Me voy hacer un tatuaje y quiero que estés presente- dijo apretando mi mano.

-¿Y por que no te lo haces con Marcos?- pregunte extrañada.

-Se lo pedí, pero no quiso- contesto nervioso.

-¿Que esta pasando Alberto? Estas muy extraño al igual que Marcos.

-En un momento te lo explicare- dijo.

El tatuador lo llamo y el se sentó en la silla. Se quito la playera y espero a que el tatuador comenzara. Este trajo una plantilla y me sorprendió que Alberto optara por un dibujo así. Era una especie de dibujo tribal.

-Es un nudo perenne. Es el símbolo del amor eterno para la cultura nórdica- explico el tatuador al ver mi rostro.

El boceto iba acompañado con una fecha. Alberto no dijo nada mientras lo preparaban, pero una vez que el tatuador comenzó el me miro con mucha tristeza.

- Marcos no me quiso hacer el tatuaje porque no esta de acuerdo con lo que voy hacer, pero quiero que entiendas que esto lo hago por ambos. Siento que aquí no puedo ofrecerte nada. Necesito salir de este sitio y encontrar mi lugar- tomo mi mano y la apretó.

-¿Te vas a ir?- pregunte en completo shock.

-Tengo que hacerlo Mel. Cuando llegaste estaba a punto de irme, pero cuando te conocí me fue imposible, pero en este tiempo eh intentado todo para cambiar y toda la mierda que hice en este lugar solo me arrastra mas y mas al fondo.

-¿No puedo ir contigo?- pregunte asustada. Si el se iba, ¿que iba a pasar conmigo? Sin él sentía que no había lugar para mi en ese lugar. 

-Aun no Mel, aun no se cual sera mi destino, pero volveré por ti. Te lo prometo- en su mirada podía ver compasión y tristeza.

-¿Cuando te vas a ir?- pregunte con los ojos empeñados. 

-Hoy. Una vez que te deje en tu casa me iré- explico.

No podía creer lo que estaba escuchando. Por lo que entendía yo lo había retenido todo este tiempo y me hizo sentir miserable.

-¿No tendremos forma de comunicarnos?- se que sonaba patética, pero no quería perderlo.

- Lo mejor sera que no lo hagamos. Estoy seguro que no seré tan fuerte si tenemos comunicación y terminare por regresar antes de tiempo.

Después de escuchar esas palabras no pude decir nada más. El dolor que sentía era lo mas feo que alguna vez había sentido.

Cuando el tatuaje estuvo listo ambos salimos de local con un gran muro  entre nosotros.

-¿A donde te gustaría ir?- pregunto Alberto. 

Sentía su incomodidad después de haberme rechazado en dos ocasiones.

-A casa- conteste con la voz cortada- Me gustaría ir a casa.

-Mel por favor. Solo tenemos este día- dijo tomándome por los hombros.

-No me gustaría que te fueras por la noche, seria peligroso y lo mejor sera no alargar esto. Al menos yo no lo deseo- conteste lo mas calmada que pude. No era momento para hacer una escena. Ya tendría mucho tiempo para llorar después. Si lo que él necesitaba era irse, yo no lo retendría.

Subimos a la moto y al llegar al departamento de Marcos no espere a que me ayudara a bajar. Le entregue el casco y lo mire por ultima vez.

-Te deseo mucha suerte Alberto. Espero que encuentres lo que estés buscando. Bueno, se que lo harás porque tu eres así, lo que quieres lo tienes- dije intentando sonreír.

-Mel, voy a regresar por ti- dijo en respuesta.

Comprendí que una vez que se fuera podría encontrar algo mejor para su vida y eso me incluía, así que solo sonreí en respuesta.

Le di un beso en la mejilla y me gire en dirección al auto. Cuando arranque no voltee a verlo pues en ese momento mis lagrimas no dejaban de derramarse por mi rostro.

Cerca de un año había bastado para hacer a una persona mi mundo y solo unos minutos para sentirme totalmente sola.

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