Antes de que Josemy entrara, pasó por ahí un señor con bata blanca y lo detuvo con la mano, dijo unas palabras por lo que Josemy se mostró ofendido y claramente decepcionado, volvió a sentarse en las sillas. Sonreí, pero tosí un poco, regule mi respiración y espere a que el doctor entrará, lo cual no tardó mucho.
Un señor ya mayor, con bata blanca y alto entraba en la habitación, no se veía tan adulto como recordaba, pero sí más serio y traía en sus manos una caja color violeta, me vio a los ojos y los vi, grises, era mi abuelo.
-¡Abuelo! -grite con alegría y quise pararme.
-¡María! -sonrío y se acercó más rápido.
Me envolvió entre sus brazos y había extrañado el olor a canela de mi abuelo, él siempre olía a eso, mi abuela a manzana y el a canela, la perfecta combinación, siempre me gustaba abrazarlo y olfatearlo, por más raro que suene. Era algo extraña y lo sigo siendo hasta hoy.
-Abuelo. -repetí susurrando, me separe de él y lo vi.
-Pequeña, como te extrañe. -me veía con nostalgia, mientras acariciaba mi cabello.
Desde pequeña decían que me parecía a la abuela, claro que con el paso del tiempo eso fue menos, pero no podía cambiar el color de mis ojos y algunas características de mi rostro. Seguía pareciéndome a ella en algunos aspectos y actitudes según mi madre, no me gustaba aquello, porque le recordaba a cada momento a ella.
-Sigues pareciéndote a tu abuela. -se escucho nostálgico e hice media sonrisa- Pero te falta color, pareces fantasma. -bromeó y soltó una risa.
-El color pálido es de familia. -alce los hombros y quede en una posición incómoda.
Ya me había cansado de estar medió acostada medió sentada, no podía acomodarme bien, pues en parte tenía miedo de que moviera alguno de los aparatos conectados a mis brazos y lo arruinarlo, intentaba no moverme, pero ya estaba muy incómoda y quería sentarme.
-¿Estás incomoda? -preguntó al verme haciendo muecas y asentí avergonzada.
Se paró y pasó al otro lado de la camilla, dejó la caja en la silla, tomo un control e hizo que está se pusiera en otra posición, la había doblado y ahora me molestaba más, pues había quedado peor y no me podía mover sin que me doliera, me pesaba el cuerpo. Quería sentarme, pero parecía robot o algo parecido.
-Uh, quedaste peor. -murmuro viéndome y asentí riendo- Espera. -levanto su mano y salió de la habitación.
Segundos más tarde entro con Manu, quien al verme parecía que le hubieran dicho uno de los peores sucesos, se veía triste y enojado al mismo tiempo. Se acercó y puso sus brazos en mi espalda y por debajo de mis rodillas, al estilo princesa. Mientras me sostenía no me atrevía a verlo a los ojos, pues mis mejillas deberían estar como tomates, maldita sea. Igual traía cubre bocas, ¿por qué?
-No la muevas y sostenla con cuidado. -le ordenó mi abuelo.
-Sí. -fue lo único que dijo.
Mi corazón latía con rapidez, más de la que esperaba. Los nervios carcomían mi mente y solo esperaba que el abuelo terminara. En un momento dado, cuando mi abuelo seguía buscando como acomodarme de una manera cómoda, enrede mis brazos en su cuello y me recargue en su pecho, pude escuchar como mi corazón latía con rapidez.
De momento escuchamos como algo se rompía y dejaba de hacer el sonido que escuchábamos. Levante mi cabeza y vi a mi lado izquierdo, donde el abuelo ahora estaba con una expresión de fastidio y al mismo tiempo avergonzado.
-Creo que la he roto. -murmuro y Manu soltó una pequeña risa, yo igual.
-¿Y ahora? -le pregunte todavía con mis brazos enredados en el cuello de Manu.
-Te cambiare a otro cuarto. -dijo tan obvio- Sígueme. -tomo el tanque de oxígeno que estaba antes cerca de la camilla y los sueros que estaban arriba de mi.
Salir así de ahí me dio cierto temor y pena, pues solo llevaba mi ropa interior y la bata de la clínica, que era de color morado, mi abuela amaba el color morado, y ella se encargaba de hacer que este lugar no se viera tan triste y deprimente, poniendo su toque. Claro, cuando ella murió, por cómo puedo ver, él no cambio eso. Recordándola.
Al salir pude ver a mi mamá, papá, a mis tíos, a Josemy, Denisse, Hope, Augustus, Jack y ¿Thomas? Si seré idiota, si Hope estaba aquí era obvio que el igual lo estaría. Les sonreí a todos y mi abuelo le decía a Manu por dónde caminar, la relación de ellos dos era como la mía con la tía abuela María, parecía mi abuela.
-Y yo le dije: "No, es Roberto" -termino y comenzó a reír.
-No puedo creerte abuelo. -decía entre risas Manu, sus risas no eran escandalosas, parecían muy modestas y normales, lo contrario a mi.
-Es real. -dijo con risas y paro casi al final del pasillo al ver a la doctora rubia, quien me seguía pareciendo a alguien.
-¿Dr. Roberto? ¿Qué hace con la paciente a medio pasillo? -le preguntó con los brazos cruzados.
-Por error descompuse su cama, la cambiare de habitación. -explicó y ella se hizo a un lado dejándonos pasar.
-Hola Manu. -saludo al chico que me sostenía.
-Hola. -le sonrió y atine solo por reír igual.
-Luego iré a ver cómo sigues, esperemos que tu abuelo no vuelva a destruir otra camilla. -me hablo a mí y asentí, paso a nuestro lado para irse.
Entramos a la nueva habitación y esta era igual que la otra, pero a diferencia de la anterior, las sabanas eran color blanco y en el techo había nubes diferentes, en ninguna se formaba un cono de helado. Había más habitaciones con nubes, recordándola a ella cuando viera el simple techo al ver sus pacientes.
-Con cuidado. -dijo al acercarnos a la nueva camilla.
La cual acomodo primero, colocó las almohadas y luego Manu me puso ahí, con quien no había cruzado una sola palabra mientras estaba en sus brazos, tenía vergüenza y sabía que pronto hablaría con el, tarde o temprano. Sucedería.
-Gracias. -le dije cuando ya estaba en la nueva camilla.
Beso mi frente y salió de ahí, me quedé unos segundos viendo la puerta por donde había salido y no tomo nada de tiempo para verlo sentado detrás del nuevo vidrio, tampoco fue mucho el tiempo para que toda mi familia se acomodara frente a el vidrio y volvieran a discutir por quien entraría ahora.
-Listo. -salí de mi trance para ver a mi abuelo- ¿Mejor? -preguntó.
-Si, mucho mejor. Gracias abuelo. -le sonreí y vi había dejado el móvil en la otra habitación.
-Iré por tu móvil y algunas cosas que olvide allá. -señaló afuera y camino con paso lento para salir.
La Doctora rubia volvió, me sonrió y le correspondió a su saludo. Acomodo los sueros y verificó que siguieran con su curso, hizo lo mismo con el respirador. Cuando estaba a punto de salir la detuve.
-Disculpe. -le hable y volteo- ¿La conozco? Se me hace familiar.
-Oh, claro. -sonrío nuevamente- Soy la tía de Denisse.
-Se parecen. -comente- Gracias por todo y por haber enseñado a Denisse como ayudarme.
-No hay de qué, ella te quiere mucho. Volveré mañana Ana. -asentí y ella dio media vuelta para salir.
Cuando el abuelo volvió seguimos conversando un poco, de cualquier tema, podíamos estar hablando de alguna nueva película y pasábamos a preguntar qué habíamos hecho últimamente. Los doctores al entrar no traían cubre bocas, pero los visitantes si, la excepción no había sido Manu.
-El tiempo se acabo desde hace mucho. -volteamos a ver la puerta y ahí se encontraba Josemy.
-La clínica es mía y yo soy doctor. -dijo mi abuelo y Josemy se mostró ofendido.
-Bien, pero yo también quiero entrar. -hizo puchero.
-Se acabaron las visitas y coloca el cubre bocas. -dijo viendo su reloj y se levanto de la camilla- Hasta mañana.
Me besó la frente y sonrío antes de empujar a Josemy fuera de ahí.
Tome el móvil a mi lado y entro una enfermera, quien traía un carrito y se veía simpática. Lo puso a mi lado y destapó lo que sería mi comida, espero que no sea nada poco agradable y que carezca de sabor.
-Hora de la cena. -me dijo, era de piel morena y el uniforme blanco resaltaba mucho más en ella.
-Gracias. -murmuré al ver cereal con leche y una gelatina, no era nada mal.
-Provecho.
-Disculpa. -le hable- ¿Ya no hay visitas? ¿Qué hora es?
-No, son más de las 9. -dijo amable y salió de la habitación. No sin antes recorrer la cortina del vidrio, lo agradecí.
En el tazón ya estaba el cereal, solo faltaba que yo le pudiera el ingrediente mágico, la leche. Lo agregue y después tome la cuchara de plástico, pensé que sería fácil, pero no lo fue. Al pasar los primeros bocados mi garganta ardía y me dolía, sin mencionar que solía llegar a toser y se hacía algo muy desagradable, por suerte ya no había más personas viéndome a través del vidrio. Puede que esperarán afuera, pero no me veían comer.
-No puede ser. -hable para mí misma al ver todavía la mitad en el tazón- Algo tan sencillo.
Amenace con la mirada a el cereal y minutos más tarde por fin lo había logrado terminar, pero faltaba la gelatina. La gelatina fue mucho más fácil, no raspaba y era muy blanda pasando por mi dañada garganta.
Mientras estaba sola me quede pensando, debí haber despertado a eso de las 6:00 P.M. Pues no tenía hambre y ahora ya es de noche, antes entraba un poco de luz y ahora ya no, lo que me seguía dando gracia fue ver la cara de Josemy, quien no había podido entrar.
¿Thomas? ¿Hope? No pensé que estarían aquí, pero si ellos lo estaban, ¿Megan también? Quería verla, extrañaba su rubio cabello, sus bromas, su forma de ser, ella seguía siendo mi mejor amiga, para mí lo seguía siendo.
Aleje la mesita de la camilla y me acomode, no estaba sentada completamente, solo un poco inclinada hacia adelante y ya tenía sueño, deben ser más de las 9:00 de la noche. Antes de dormir la puerta se abrió y dirigí mi vista y atención a quién entraba.
-Papá. -murmuré y sonreí.
-Pequeña. -se acercó y me abrazo, lo abrace igual.
No lo había visto desde hace tiempo, lo extrañaba mucho. Nos separamos y lo vi con lágrimas en los ojos, no me había dado cuenta de que mamá igual había entrado y los tres nos abrazamos.
-Yo también quiero abrazo. -volteamos a ver a Augustus.
Extendimos los brazos y lo recibimos, está con mi familia. Estaba con las personas que más amaba, desde mi molesto hermano y mis amados padres. Nos separamos al ver que yo comenzaba a necesitar espacio, se acomodaron en el sillón al lado de mi camilla y comenzamos a hablar.
Parecía una noche en casa, donde nos quedábamos en la sala a hablar de todo, de cómo le había ido a mi hermano en la universidad, el trabajo de papá, los lugares que mamá y yo habíamos ido últimamente. Algo que hacíamos cada cierto tiempo, amaba esas noches, no importaba que estuviera haciendo el peor clima afuera, nosotros nos manteníamos en familia.
Mis ojos comenzaron a cerrarse cuando mamá nos contaba de lo que había pasado en el centro comercial, no escuche ni la mitad de la historia, cuando ya estaba cansada y había cerrado los ojos de a poco, tenía mucho sueño. Había sido un día con muchas emociones.
-¿Cuándo duro inconsciente?
-Más de 2 días aquí. Sin contar 2 días en Los Ángeles, temí perderla. -murmuro su madre con tristeza y reteniendo las lágrimas.
-Todo está bien. -la estrechó entre sus brazos su esposo.
Mientras que escuchaba voces lejanas, comencé a soñar. Descansar y relajarme era lo que quería ahora, perecía que no había dormido desde hace mucho. Si cerraba los ojos, pero no descansaba. Era el momento de poder dormir, no caer en un profundo túnel oscuro. Soñar.
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¡Hola! Al final lo dividí en dos partes, porque no sabía qué hacer y me desespere, pero gracias por sus comentarios en el aviso anterior, las amo.
¡Ya son más de 600 votos y 9k de leídas! Sin contar sus bellos comentarios. 😭💕
¿Qué les pareció el capítulo?
Como sabrán no sé mucho de medicina pero investigue un poco y cuando tienes una infección pulmonar es preferible no respirar el mismo aire, pero no lo sé todo, aparte mi hermano tuvo asma y bueno.
Nos leemos luego, gracias por comentar, votar y leer.
Feliz fin de semana y deséenme suerte en unas clases antes de la preparatoria.
¡Adios! Y AMO AMERICAN HORROR STORY. Me voy, todavía ni termino la segunda temporada.
El multimedia Manu reflexivo. 🤔
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