Cuando el tren llegó por fin a la estación vio a todos sus compañeros siendo recibidos por sus familias. En cambio, ella no tenía a nadie. No podía evitar a Bellatrix más tiempo así que nombró a su elfo y este apareció feliz frente a ella.
- ¡Amita! La extrañe mucho. No sabe cómo son las cosas con la señora Lestrange. Nos castiga mucho.
- Me lo imagino, pequeño amigo. Yo también te extrañe. ¿Me ayudarías con mis cosas para ir contigo?
- Por supuesto, amita.
Le dio la mano y se desaparecieron de la plataforma para aparecer en la mansión Lestrange.
Intentó irse tranquilamente hacia el calabozo donde había pasado su infancia, pero la risa psicópata de Bellatrix le impidió seguir su camino.
- Bianca.- dijo la loca cantando su nombre.- Te extrañe, pequeña. ¿Dónde te metiste el verano pasado?
- Lejos de ti. Eso es obvio.- "¿Pero qué mierda acabo de decirle?" pensó.
La mortífaga la tomó de los cabellos y la acercó a su rostro.
- Escúchame bien, pequeña zorra. Si pensabas que por ser de esa estúpida casa y ser una asquerosa Gryffindor tienes algún derecho a hablarme así, te equivocabas, preciosa. Por los tanto, si no quieres volver sin dientes, te conviene tratarme con respeto. Ahora dime dónde estuviste antes de que clave un cuchillo entre tus piernas.
- Me fui con el hijo de los Longbottom. Su hijo Neville y su abuela.
- ¿Fuiste con una de mis víctimas? Que tierno.
Bellatrix arrojó a la chica contra la pared y esta terminó por golpearse el rostro. Se llevó las manos a la frente y se percató de que estaba sangrando.
Lestrange se había ido así que se levantó algo mareada y se fue a su habitación a arreglárselas por sí misma con su herida pues no le pediría nada a Severus por lo ocurrido.
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Severus nunca se había odiado tanto a sí mismo como en ese momento.
La pregunta de dónde se encontraba ella rondaba constantemente en su cabeza y se maldijo por haber sido tan imbécil esa noche con ella.
Sólo esperaba que estuviera con MointClaire o con Longbottom y no con Malfoy o Lestrange.
Se pasó la mano por su rostro y se sirvió su segundo vaso de Whiskey de Fuego.
Mandó a la mierda todo y cogió un pergamino para enviárselo. Le importaba muy poco si le decía idiota mientras se asegurara que ella estaba bien.
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Bianca, sé que me odias ahora pero créeme que lo siento. No importa si no me perdonas pero necesito saber que estás bien y con quién estás.
Si te encuentras con Malfoy o con Bellatrix quiero que te vayas de allí y vengas a mi casa pero no quiero que sigas con ellos.
Severus Snape
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Bianca estaba sentada en el suelo del calabozo terminando de comer lo poco que Kips le había llevado cuando una lechuza marrón se había parado del otro lado del conducto de luz con un trozo de pergamino atado a sus pies.
Ella reconoció al ave fácilmente.
Se levantó de donde estaba y quitó el mensaje de su pata. Leyó lo que Severus le había escrito y se río.
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Querido profesor Snape:
Tiene razón, no acepto sus disculpas. Tampoco iré con usted para que siga burlándose de mí.
Sus palabras fueron más que claras para mí y no dejaré que pierda su valioso tiempo en alguien como yo.
Si tanto le interesa saber dónde estoy, bien. Estoy con Lestrange. Ahora si no es molestia, déjeme en paz.
Bianca Ryddle
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Estaba completamente irritada desde que el imbécil de Pettigrew había ido a la mansión Lestrange junto a su padre, que había conseguido su cuerpo, aunque menos temible y muy debilitado.
Se había comentado que Lucius dirigiría un ataque en el mundial de Quidditch y sus pensamientos fueron a parar inmediatamente en su amiga quien le había dicho que ella y su padre asistirían al evento.
Escuchó el sonido de tacones bajando las escaleras y escuchó la insoportable voz de Bellatrix llamándola.
- Oh, Bianca.- canturreó la loca.- He escuchado algo interesante ¿Sabes? Pettigrew me dijo algo... muy curioso.
No se animó a contestar.
Se dio cuenta que la pelinegra traía en mano su varita lista para atacarla.
- Me contó que ayudaste a mi lindo primo Sirius cuando estaba en Hogwarts... Que estabas dispuesta... a demostrar su inocencia.- dijo con un tono de voz que hizo que se le helara la sangre.
- Bellatrix...
Su cuerpo cayó al suelo retorciéndose de dolor. Le dio patadas en el rostro, en el estómago y en más partes de su cuerpo.
Los golpes y gritos siguieron hasta que se escuchó ruido proveniente del piso superior.
Estaba tirada en el piso viendo cómo la bruja subía las escaleras. Todo era silencio hasta que la voz de su "tutora" se escuchó en toda la casa.
Intentó levantarse y llamó a su elfo.
- Amita Bianca, se están llevando a la señora Lestrange, los señores del ministerio.
Su rostro perdió color y se apresuró a tomar su capa.
- Me llevarás a un lugar, Kips.
- ¿A dónde, amita?
- Donde el profesor Snape. Estará dispuesto a ayudarme. Después de todo obtendrá lo que quería.
Tomó la mano de Kips y ambos se aparecieron en la calle La Hilandera.
Caminaron hasta la casa de Severus y tocó la puerta. Dio un paso atrás para observar la calle y se dio cuenta de que todas las casas estaban adoquinadas y las ventanas no había más que oscuridad.
La puerta se abrió y, parado frente a ellos, estaba Severus completamente serio y confundido.
Bianca se bajó la capucha de su capa y la pudo reconocer pero se quedó totalmente sin palabras al ver su labio partido y su cabello desaliñado.
Lo hizo a un lado y pasó a la casa de su profesor mirando todo atentamente. Era obvio que no se esperaba que él viviera en tan malas condiciones.
Se sentó en el sofá y esperó a que él le dijera algo, pero Severus no encontró que decirle cuando ella le había dicho que no iría con él.
- ¿Puedes hablar?- le preguntó enfadada. No esperaba que se quedará callado.
- ¿Por qué estás aquí?- soltó con un poco de esperanza a que lo perdonara pero eso no era tan fácil.
- Encontraron a Bellatrix y lo seguro es que termine en Azkaban. No tengo dónde quedarme y pensé que me ayudarías porque esto te convendría cuando Vol... Mi padre volviera. Además, o era contigo o con Malfoy, y no estoy dispuesta a pasar lo mismo.
Eso se le clavó en el corazón a Severus.
Ella no pudo mirarlo a los ojos cuando dijo eso. Le dolía hablarle así. Nunca podría comparar a Severus con Malfoy. Él era mejor. Mil veces mejor.
Severus no la miró y la guió a una habitación con una cama pequeña, una estantería con pocos libros y una puerta que seguramente era el baño.
- Dormirás aquí. Que ese elfo tuyo traiga tus cosas.
- Bien. Gracias.
- Ahórratelo.- dijo con frialdad y salió de la habitación.
El pequeño elfo fue mandando a la mansión Lestrange por sus pertenencias dejándola sola en su nueva habitación.
Los hermosos ojos cafés de Bianca se llenaron de lágrimas y del otro lado de la puerta el responsable de estas escuchaba los sollozos de la chica.
Bianca no salió de la habitación en todo el día y rechazó a Kips cuando le llevó un plato de comida, al igual que al día siguiente.
Ya no aguantaba seguir con esa vida injusta. Nunca había tenido una infancia normal, una familia normal o una vida normal. Odiaba ser comparada con su progenitor. Odiaba vivir en unos tiempos donde pronto iba a estallar una guerra.
Severus, harto del encierro de la chica, abrió la puerta de la habitación y la vio en la cama ocultando la cara con la almohada.
- Lárgate.- dijo ella con la voz quebrada.
No podía seguir viéndola tan distante con él. Se sentó al borde de la cama y la siguió observando.
- He dicho que te vayas.- insistió levantándose.
- Bianca, quiero pedirte perdón.
- No lo acepto. Deja de perder tiempo con alguien como yo.
- No pierdo el tiempo contigo.- dijo tomando su rostro.- Te necesito, Bea. Tú haces valioso mi tiempo. Mentí esa noche. Sí estaba cegado por el alcohol y por la rabia. No me arrepiento de haberte besado aquella vez. Por favor, no quiero perderte.
Lo último fueron los labios de Bianca en los de Severus. Ya no podía evitarlo. Necesitaba de él. Necesitaba otra vez sus besos.
Se separó de él por un momento y acarició su rostro.
- Perdóname tú también. Lo que te dije la otra vez. Te arrepentiste de ser mortífago y... lo que dije cuando vine... de ninguna manera consideré ir donde Malfoy. Tú fuiste mi única opción pues necesitaba verte.
Le secó las lágrimas y la llevó a la cocina.- Debes comer. Tu elfo me dijo que lo rechazabas cada que llevaba tu comida.
- No tengo hambre...
- Bianca, no has comido en 2 días o más. Vas a comer.
- Está bien.- vio que Severus iba a cocinar pero lo detuvo.- Deja eso. Kips puede hacerlo.
Bianca llamó a su elfo y este, bastante feliz de ver a su amita contenta, les trajo dos platos de Spaghetti a cada uno.
- ¿Ese elfo no es de Lestrange?
- En teoría, sí, pero su lealtad es conmigo. Me ha tomado mucho cariño y sería capaz de traicionarla por mí. Es como mi mejor amigo.
- Nunca he visto eso de un elfo. La mayoría le son fieles a sus amos.
Ella se encogió de hombros y cambió de tema.
- ¿Sigues enojado por lo de... Black?
- No me quites el hambre, por favor.- dijo.
- Severus, fue hace mucho.
- Bianca, por favor. No arruines esto.
Suspiró rendida.
Hacerlo entrar en razón era como enfrentarse ella sola a Voldemort. Imposible.
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#TuJodidaPesadilla