6:20 pm
Bianchi entro en la base/mansión con su hermano dejándole en la puerta para luego irse a tomar su vuelo a Italia, desde hace un tiempo, por sugerencia de
Tsuna, formaba parte de los espías de Vongola y solo tenia tres días de descanso entre misiones, descontando el tiempo de vuelo solo le quedaba muy poco tiempo para ver a su hermano menor, con las paradas y todo le quedaba un día exclusivamente para la visita medica de Hayato.
Gokudera se sentía cansado por la sangre extraída y las múltiples pruebas que le realizaron, ya no podía fumar desde que Shamal se lo había prohibido hace algún tiempo, así que opto por usar chicles de nicotina. Entro en la base/mansión despidiéndose de su hermana que tenia que volver a Italia a su próxima misión; al llegar a la sala de la base/ mansión iba a tirarse de largo sobre el sofá y descansar un poco mientras esperaba al resto ,pero antes fue a revisar si su adorado jefe seguía durmiendo, gruño al sentir como sus huesos tronaban ante el movimiento, las pruebas de Shamal cada vez se ponían peor; se paro frente a la puerta del dormitorio de su querido Juudaime y toco un par de veces sin obtener respuesta.
-Juudaime, se encuentra ahí?
Repito la pregunta un par de veces.
-Juudaime?
Repitió los golpes en la puerta antes de rendirse. Cogió la perilla de la puerta.
-permiso, voy a pasar.
Abrió la puerta pero no vio a su jefe por ningún lado, luego de caer en cuenta que hoy era Lunes supuso que había ido a la escuela así que lo dejo, cerro la puerta y se dirigió a la sala a esperar la reunión que tendrían con su adorado Juudaime, se echo en el sofá mas grande, sus músculos dolían y por experiencias pasadas sabia que el dolor no desparecería pronto, luego de una buena noche de sueño generalmente se iba todo el dolor y los malestares, entrecerró los ojos poniendo un brazo sobre estos, un pequeño descanso no le sentaría nada mal.
No vino ninguna de las sirvientas a preguntarle nada, ya que estas sabían que no recibirían mas que gruñidos cuando llegaba del hospital, además Ceci la sirvienta que era mas apegada a la decima generación, no, mejor dicho la que era mas apegada a su Jefe solo aparecería si estaban su Juudaime o Reborn-san presentes.
Todavía recordaba el día que la vio por primera vez, su queridísimo Juudaime la trajo desde Italia.
Flash back
Cuatro meses después del rompimiento de la maldición de los arcobalenos
Hayato llevaba esperando en el aeropuerto mas de media hora parado, sin importarle nada mas que ver que su querido Juudaime, la persona a la cual juro seguir eternamente desde que tenia 9 años. Al principio se molesto cuando le dijeron que no podría acompañar a su jefe la reunión que tendrían con el Noveno.
Era su mano derecha con un demonio!
Solo se calmo sabiendo que Reborn-san iría con su jefe, así que no tuvo mas que resignarse; el viaje era solamente de 4 días, no sabia de que conversarían El decimo con el Noveno pero seguro seria sobre la sucesión que desde hace poco había terminado por aceptar, no mentiría el día que se lo comunico era uno de los mas felices pero esa felicidad fue rápidamente sustituida por preocupación, su Juudaime no quería ser parte de la mafia desde que lo conocía y que de un momento a otro cambiara de opinión le parecía raro mas no dijo nada preocupado por como se podría adaptar a ese mundo donde apuñalas o te apuñalan.
Salió de sus pensamientos dibujando una sonrisa en el rostro al divisar una mata de cabellos castaños que desafiaban la gravedad acompañado de un niño con traje, desde el rompimiento de la maldición Reborn-san fue creciendo aceleradamente y ahora tenia la apariencia de un niño de 7 años; pero su jefe y su tutor no venían solos, con ellos estaba una mujer menuda muy guapa ligueramente mas baja que su Decimo que no había crecido nada el ultimo año; la chica tenia el cabello corto negro como la tinta y vestía como el resto de las sirvientas de la recién creada base/mansión, el típico traje negro de sirvienta con mandil blanco lo cual fácilmente ayudaba a cubrir las armas u otros objetos, pocos sabían que la mayoría de los sirvientes eran peleadores natos y usaban diferentes armas escondidos en su indumentaria.
Cuando se fueron acercando hasta donde se encontraba la chica lo miro como si fuese a saltarle de un momento a otro a la yugular, no solo tenia el cabello negro sino también los ojos, los cuales para ser tan pequeña eran algo intimidantes. Hizo un reverencia para saludar a su queridísimo Juudaime mirando con desconfianza a la chica.
-Juudaime, Reborn-san espero que hayan tenido un buen viaje!
Su querido jefe se vía bastante contento. ¿Habría disfrutado su estancia en Italia? Por como se veía habría que suponer que ese era el caso.
-Hayato! Que bueno verte quería presentarte a alguien
Desde hace poco su querido Juudaime usaba los nombres de pila de los guardianes, claro que el como su mano derecha no podía osar hacer tal falta de respeto, además su jefe llevaba llamándole por su nombre desde que tenían 12.
El castaño volteo hacia a la chica que estaba a su lado llamando su atención al tomarle de la mano
-...Ceci, el es Hayato Gokudera, mi amigo, guardián de la tormenta y mano derecha.
Pocas veces su jefe hacia esas referencian que lo llenaban de orgullo aunque se extraño de que no hubiese tartamudeado ni una vez. La chica suavizo el semblante, ya no parecía que fuese a morderlo pero tampoco lucia muy feliz.
-Cecilia Petro para servirle, mano derecha-sama. Puede llamarme Ceci si no le molesta.
Ceci se inclino haciendo una reverencia.
-Ceci! No le digas así solo Gokudera o Hayato esta bien, no es así Hayato?
Su decimo voltio a verlo esperanzado. Si el lo decía, el no era nadie para negarse.
-Por supuesto, Juudaime.
Reborn que hasta ese momento había estado en silencio había tirado una patada hacia su Juudaime fácilmente esquivada, Hayato se sintió orgulloso a la vez que sorprendido era la primera vez que veía como su jefe evita una de las patadas del sicario.
-Dame-Tsuna no tenemos tiempo, tienes que ponerte al día con tus materias.
La sonrisilla de lado del sicario no le paso desapercibida al guardián de la tormenta.
-Reborn! No seas así estoy presentando a Ceci...
Su decimo que aun sostenía las manos de la pelinegra se voltio nuevamente a verla.
-Ceci te voy a presentar al resto de mi famiglia, te van a gustar.
Otra vez, su Juudaime nunca hacia referencia a ellos como su famiglia ni era tan animado con nadie, pero lo dejo pasar seguramente estaba tratando de ver la perspectiva de un mafioso. Al reunirse el resto de los guardianes fueron presentados a la nueva sirvienta de la decima generación, Ceci era muy apegada a su jefe y lo obedecía ciegamente, aunque la única información que tuvieron de su procedencia fue de parte de Reborn-san que dijo que su jefe la había salvado; él no tenia ningún problema con ella, mientras le fuera fiel a su jefe, nada mas le importaba.
Fin del flash back
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6:29 pm
Ryohei y Takeshi corrían apresurados, después de que terminara los torneos deportivos y la entrega de trofeos Nezuma-sensei les había dicho a los ambos clubs que el motor del ómnibus con el que habían venido se había fundido el motor por lo que se tendrían que quedar un día mas en lo que reparaban el vehículo, ambos guardianes se negaron diciendo que tomarían un taxi u otro medio, el profesor los dejo pensando que bromeaban o no sabrían las exorbitantes cuotas del viaje si es que iban en taxi; los chicos fueron a los cajeros en la parte baja del hotel y retiraron la cantidad suficiente para pagar el taxi, sabían de las cuotas, si estan pegadas en uno de los paneles del hotel, y no les importaba gastar el dinero, total para eso lo tenían no? Al profesor casi se le disloca la mandíbula al verlos tomar el taxi, era casi su mes de paga.
Llegar resulto una tarea casi titánica, las entradas a Namimori estaban bloqueadas por un derrumbe, le pagaron al taxista y escalaron el montículo que cubría la carretera, hacerlo no era tan diferente a los usuales juegos al estilo Vongola de Reborn; corrieron todo el camino para llegar a tiempo.
Takeshi reviso su celular al llegar a las puertas de la base/mansión mientras recuperaba el aliento.
-Sem..ahh...pai, uff si que fue.. largo no?... jaja casi llegamos... son las 6:23 pm
Ryohei recuperándose lanzo un puñetazo al aire y empezó a gritar como de costumbre, ya no tenia señales de ese decaimiento del día anterior.
-ESO ES EXTREMADAMENTE GENIAL
Takeshi solo se rio, ambos pasaron por el cuarto de Tsuna cuando Ryohei se paro en seco y toco la puerta repetidas veces.
-HEY TSUNA YA LLEGAMOS
silencio.
-Tal vez sigue durmiente.
Algo dudoso Takeshi abrió la puerta murmurando un con permiso.
Vacío, no estaba en su cuarto.
La cama estaba hecha y todo en la habitación parecía estar en su lugar pero no había ninguna señal de Tsuna.
El guardián de la lluvia iba a hablar cuando un celular empezó a sonar el celular del guardián del sol quien lo reviso para luego voltear a mirarlo
-Recien me llegan los mensajes...Es de kyoko.
Ryohei paso unos segundos leyendo el mensaje, al finalizar frunció el ceño ligeramente mostrando preocupación en la mirada; el peliblanco le extendió el celular al guardián de la lluvia.
Yamamoto cogió el celular y leyó el mensaje.
¨Kyoko
hora:3:13 / Asunto: Tsuna-kun
Buenas tarde onii-san
Como te fue en el torneo? Espero que bien
Sabes por que Tsuna-kun se veía tan cansado hoy?
Haru-chan y yo le hablamos como siempre pero estaba como ido, le toco la limpieza Haru-chan le ofreció ayudarle y yo tmb pero no quiso que nos quedásemos con él. Avísame cualquier cosa.¨
El guardián del sol no lanzo ni un grito o sus usuales ¨extremos¨, ambos guardianes se vieron preocupados.
-Sempai, lo mas seguro es que Tsuna no durmiese bien, lo mejor será esperarlo.
Takeshi quería creer en sus propias palabras pero la opresión que sentía en el pecho no ayudaba a disipar sus preocupaciones, lo mas seguro es que se estuviese preocupando por nada, Tsuna era demasiado fuerte como para que alguien le pusiese una mano encima.
Asintiendo ante la idea ambos entraron apresurados para dejar los trofeos y ropas sudadas en sus habitaciones. Se asearon y pusieron sus trajes formales, desde la ceremonia todos los guardianes con excepción de Mukuro, usaban trajes formales del color de su llama aunque Hibari seguía usando la chaqueta del comité disciplinario sobre el traje.
Takeshi fue el primero en salir de su habitación para tocar la puerta del guardián del sol que salía cargando los trofeos que ganaron en sus respectivas competencias.
-Sempai, iré bajando.
Ryohei asintió.
-VOY A LLEVAR CON EXTREMO CUIDADO LOS TROFEOS A LA SALA DE JUEGOS.
El peliblanco no pudo lanzar su usual puñetazo al aire, si lo hacia los trofeos se le caerían.
-jajaja esta bien.
Al ver como Ryohei se alejaba, Takeshi afilo su mirada y se apresuro a la sala de la base/mansión; cuando estaba corriendo para dejar sus cosas vio atreves de la puerta entreabierta al guardián de la tormenta dormir apaciblemente sobre el sofá de la sala de espera.
En la planta baja de la Base/mansión se podían apreciar los diferentes objetos típicos de una familia acaudalada, los cuadros pintados a mano, los jarrones finos, el grueso alfombrado, el papel tapiz con delicados brocados en las esquinas, las mesas con floreros llenos de rosas recién cortadas que impregnaban los pasillos de su delicado aroma, todo lo que gritaba dinero se encontraba ahí claro que eso no le importaba a ninguno de los guardianes, mucho menos a Tsuna pero ese era el protocolo que tenia que seguir un jefe mafioso y claro los altos mandos no dejarían que el Decimo Vongola se viese disminuido ante cualquiera de los jefes mafiosos que quisiesen dar una visita sorpresa; Takeshi siguió avanzando sin importarle nada, se dirigió hacia las puertas que daban a la sala.
Movió las puertas con sumo cuidando para no perturbar el sueño del guardián de la tormenta; como era sabido desde hace un año Hayato iba con su hermana a ver a Shamal para una revisión mensual, cada que volvía de las revisiones llegaba cansando y sin mucho color, un zombi prácticamente. Takeshi se acerco para contemplar mejor al guardián que dormía con una respiración acompasada, tenia la corbata un poco floja y uno de sus brazos cubría sus ojos; en momentos como estos eran en donde el guardián se veía mas apacible, se veía tan tranquilo que seria una pena despertarlo.
Si que seria una pena.
Al principio cuando Tsuna le dio su segunda vida se prometió a si mismo que su vida seria y estaría solo para él, si Tsuna alguna vez no lo quería con él, tendría que matarlo, no lo dejaría nunca si es que no fuera muerto, le prometio seguirle y esa era una promesa que nunca rompería; en el tiempo que fueron amigos conoció a Hayato que no quería que nadie se acercara a Tsuna o como el lo llamaba ¨Juudaime¨, el peliplata era un perro rabioso con cualquiera que se acercase mas de lo debido a Tsuna; pero a él, el chico de cabellos plateados era interesante y bello, cursi pero cierto, pasando lo días no podía dejar de pensar en él y hablando sutilmente sin dejar entrever ninguna verdad o mentira y sin los tontos ejemplos que suelen dar los chicos de su edad pregunto a su viejo y tras las respuestas obtenidas se dio cuenta que por primera vez se había enamorado, amor a primera vista como le dijo su padre.
Pensó que a Hayato le gustaba Tsuna por como lo seguía y todo, es mas para salir de dudas se lo pregunto directamente pasado unos meses de amor unilateral, el peli plateado le dio un bien merecido puñetazo para luego caer al suelo por las arcadas, preocupado por su reacción le pregunto que pasaba y este solo le contesto que seria como estar enamorado de su padre o de su hermana; desde ahí comenzó a hacer su acercamiento, acostumbro a Hayato a su presencia, su tacto y aroma, tan sutil que nadie se dio cuenta o eso quiso creer ya que el, en aquel entonces, bebe y Tsuna lo sabían pero no dijeron nunca nada lo cual hasta ahora agradecía; se comporto un idiota, toda su vida lo hizo ya que era mejor ocultar ciertos lados como una vez se lo dijo Reborn en los entrenamientos de Tsuna.
No dejo que nadie se acercara, siempre mantuvo los brazo alrededor de Tsuna y Hayato que parecían imanes de pervertidos, en mas de una ocasión tuvo que lanzar un lápiz, libro, cuaderno, saca punta, un lápiz mecánico y hasta su mochila sin que sus amigos lo vieran, todo bajo supervisión de Reborn que no quería que nadie se acerque a Tsuna, algunas veces pensaba que ese, en aquel entonces, bebe era mas una mama gallina que no quiere ver lejos a su polluelo, él no era quien para juzgar mientras lo pudiera ayudar a pulir sus habilidades no le importaba, díganle convenido pero era la verdad.
Poco mas de un año de amor unilateral se empezó a desesperar cuando por fin vio un sonrojo en el bombardero que lo animo a continuar hasta que conoció a su amigo y pseudo maestro, Squalo; hablaba mucho con él luego de la pelea por los anillos, y mas aun luego de la ida al futuro, eso fue tal vez lo ultimo que pensó que llegaría a funcionar; Hayato un día simplemente empezó a despotricar contra el tiburón de Varia sin razón aparente luego de sus usuales llamada e intercambio de videos con las mejoras de cada uno, por fin vio el fruto de su arduo trabajo, celos.
Grandiosos celos.
Benditos celos.
A las pocas semanas, afuera de una de sus practicas de baseball Hayato lo espero solo ya que Tsuna y Reborn se habían ido a Italia para una reunión con el Nono, nunca olvidaría ese día, caminaron hasta casi llegar a la base/mansión deteniéndose en el área boscosa, ahí Hayato dijo las palabras que espero oír desde que tenia 13, se le confeso estuvo tan feliz que se olvido hasta de hablar, crazo error. Hayato pensó haber sido rechazado y no le hablo por una semana es mas lo esquivaba con todo hasta que una noche, ya harto de los esquinazos que recibía, entro al cuarto del guardián de la tormenta y se le confeso. No era un secreto su relación pero tampoco lo gritaban a los cuatro vientos, era mas un secreto a voces.
Sonriendo de lado se sentó en el borde del sofá sin tocar al guardián; acerco su rostro hasta que sus labios pudieron cepillar los de Hayato, que seguía dormido.
Si no despiertas me estas dando permiso.
Jalo con los dientes el labio inferior del guardián de la tormenta que entreabrió la boca soltando un pequeño gemido molesto, mordisqueando el labio inferior, jugueteo con el hasta que el guardián de la tormenta se removió en busca de aire.
Suerte la mía que tengas sueño pesado.
Paseo sus manos por el torso cubierto del guardián de la tormenta mientras seguía mordisqueando su labio hasta que en un arrebato introdujo su lengua en la otra cavidad explorando, reconociendo y conquistando como otras ocasiones; sintió un par de brazos rodearle el cuello correspondiendo al beso, ambas lenguas batallaron por el dominio hasta que se tuvieron que separar escasos centímetros agitados respirando el aire que soltaba el contrario sonriendo, antes de que lo golpearan Takeshi sujeto ambos brazos poniéndolos sobre la cabeza de su novio, mirándolas mejillas sonrosadas y los ojos verdes oscurecidos con la chispa del deseo, sonrió de lado antes de que el otro pudiese articular una palabra rozo sus labios con los del contrario.
-Pervertido friki del baseball.
Takeshi solo se rio acostumbrado a los típicos insultos de su amante.
-Deja de reírte idiota!
Tsundere, un adorable tsundere, mío y de nadie mas.
Takeshi era muy posesivo y calculador cuando quería algo o a alguien y en este caso estaba total y perdida mente enamorado de este chico de cabellos plateados con un humor explosivo que por dentro era una de esas bolas de malvavisco que solía comer Byakuran.
Soltó a su novio mientras este se estiraba para poder sentarse soltando un bostezo.
-Y el cabeza de pulpo?
-Sempai se fue a dejar los trofeos del campeonato, ganamos y dieron los trofeos de la escuela y los alumnos aunque tuvimos un contratiempo para llegar no fue nada que no pudiésemos resolver.
Takeshi sonrió al ver el tenue sonrojo en el peliplata.
-Quita esa sonrisa idiota un día vas a...huahmp
Le beso antes de que llegara el guardián del sol que por los gritos del pasillo no debía tardar, le encantaba el sonrojo que podía provocar en el peliplata. Al separarse el otro le miraba molesto pero el sonrojo seguía pintado en sus mejillas, que inútilmente trato de ocultarlo volteando el rostro.
-Tsk, pervertido idiota friki del baseball
Takeshi solo atino a reír al tiempo que la puerta se abría dejando pasar al guardián del sol que no podía dejar de gritar mientras contaba los detalles del torneo.
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¿Review?