Las cosas transcurrieron normales desde las navidades e incluso McGonnagal le había devuelto la escoba a Harry dejándola como si no la hubieran desmantelado.
El pobre de Ron había perdido a su rata creyendo que estaba muerta porque había encontrado sangre entre sus sábanas y pelo de gato, por lo que culpó al gato de Hermione y como Harry se había puesto del lado de Ron, ella se había vuelto histérica por defender a Crookshanks . Bianca junto a Nicola se habían acercado para saber cómo estaba y esta las había mandado lejos con palabras que nunca creyeron que podrían salir de la boca de Hermione.
Al pasar los días, se acercaba el partido de Quidditch entre Ravenclaw y Gryffindor junto al cumpleaños de Snape.
En esa ocasión, Bianca quería regalarle algo pero lastimosamente no sabía qué así que desistió. No se sentía culpable porque tampoco habían ido a Hogsmeade así que no podía comprarle nada de todas maneras.
Cuando el 9 de enero llegó, todos, con excepción de las chicas soledad, que es como las habían llamado el grupo de Degregorie y Matsuoka; estaban emocionados incluso estaban encantados con la nueva escoba de Potter.
El partido de Quidditch había pasado normal hasta que unos dementores se habían acercado a Harry y todos estaban alterados, pero Harry había sacado su varita y una luz plateada había salido de esta atemorizando a los encapuchados.
En el suelo se encontraban Malfoy, Crabbe, Goyle y Marcus Flint forcejeando para quitarse unas túnicas largas, negras y con capucha. Delante de ellos estaba McGonnagal y justo detrás estaban MointClaire y Ryddle, que había sido arrastrada hasta ahí por Nicola.
- ¡Un truco indigno! ¡Un intento cobarde de sabotear al buscador de Gryffindor! ¡Castigo para todos y cincuenta puntos menos para Slytherin! Pondré esto en conocimiento del profesor Dumbledore, no les quepa la menor duda.
McGonnagal se fue y Nicola le dio un manotazo a Draco.
- ¡Au! ¡¿Y eso por qué?!
- Por idiota.
Bianca se acercó de frente y le dio una bofetada.
- ¿¡Y ESO POR QUÉ MIERDA FUE!?
- Porque Slytherin perdió puntos.
Todos los presentes, que eran los Slytherins y Neecks, la miraron confundidos.
- Agh. Si Sly pierde puntos, Snape les cortará la cabeza. Además, mi corazón rodeado de mariposas muertas pertenece a Slytherin. Vámonos.
Bianca tomó a Nicola de la mano y la arrastró a la torre de Gryffindor donde se celebraría el que le hayan ganado a Ravenclaw.
Bianca había intentado descansar pero desgraciadamente seguía escuchando el bullicio de la fiesta así que se fue a la sala común, cogió cervezas de mantequilla con dulces y después de tomar prestada la capa de invisibilidad de Potter, se fue al despacho de Snape.
Sabía que Black le ayudaría a olvidarse de él pero no podía dejar de verlo. Sentía como si traicionara a Sirius pero no podía evitar que siguiera con el mismo trato de siempre.
Cuando llegó a la entrada de las mazmorras tocó la puerta de Severus y este le abrió sorprendiéndose de que lo visitara siendo demasiado tarde.
- ¿Qué hace aquí, Ryddle?
- En mi sala común sigue la fiesta así que vine aquí. Además de querer decirle feliz cumpleaños.
- ¿Qué trae ahí?
- Cervezas de mantequilla y dulces. En la sala común habían y no sé quien las habrá conseguido. Por favor, estoy aburrida allá. ¿Puedo estar con usted un rato aunque sea?
Severus lo pensó por un segundo. Se debatía entre mandarla de vuelta a su habitación y dejarla pasar pero como no podía negar que la oferta era tentadora se movió a un lado a lo que ella se adentró en su despacho para después sentarse en la mesa.
Severus se apoyó en su escritorio mientras Bianca sacaba dos botellas de la bolsa que traía.
- ¿Te gustó mi regalo de navidad?
- Sí.- dijo sacando el collar de ciervo.- No te lo había contado. Mi patronus es una cierva.
- Entonces tomé la decisión correcta al elegirlo.- dijo llevando la botella a sus labios.
Después de haber tomado la cerveza, Severus se negó a coger los dulces que ella había traído y como no iban a ser desperdiciados, Bianca se llevó la mayoría a la boca.
McGonnagal apareció después de un rato y se sorprendió cuando vio a Bianca hablando animadamente con el profesor más temido de Hogwarts.
- ¡Ryddle! ¿Qué está haciendo aquí?
- Bueno, en la torre están festejando todavía así que salí de ahí puesto que una persona a la que llamo "amiga" estaba divirtiéndose olvidándose por completo de mí.
- Oh, bueno, pero tiene que volver a su habitación.
- Está bien.- dijo para levantarse.
- Un momento. Minerva, quería decirle algo a la señorita Ryddle, si podrías salir un momento.
McGonnagal, confundida, dijo que sí y salió por un momento.
Bianca, que esperaba que le dijera algo, observó como Snape sacaba algo de su escritorio y se lo entregó. Era una caja con envoltorio verde y lazo plateado.
- ¿Esto?- dijo alzando una ceja.
- Le quería dar eso en navidad pero no pude por algunos motivos.
Ella se quedó contemplando la caja y la guardó en su bolsillo.
- Gracias.- dijo esbozando una sonrisa.- Adiós, profesor. Feliz cumpleaños.
Abrió la puerta y ahí seguía McGonnagal con el ceño fruncido.
Se alejó del lugar dejando a la profesora con Severus y recogió la capa de Harry que había escondido y se la puso.
Al llegar a la torre, se escabulló a la habitación de Harry y dejó la capa donde la había encontrado, pero al volver a la sala, McGonnagal ya había vuelto mandando a dormir a todos.
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No había logrado dormir otra vez. Observó como Neecks dormía mientras murmuraba cosas, lo que le dio algo de gracia.
Tomó su varita e hizo un lumus. Cogió la caja que Snape le había dado y la abrió encontrando una bonita pulsera de dos cadenas, una de cinta entrelazada formando una trenza con múltiples dijes de corazones y la otra cadena de oro. Se río de los corazones pero en verdad le encantaba aunque pareciera de niña pequeña.
La volvió a la caja para guardarla y en eso escuchó un ruido que hizo que todas en la habitación despertaran de golpe a excepción de Neecks que había murmurado <<¡Baz, besa Simon! ¡Bésalo!>> dormida. Levantó el rostro a Degregorie y le dijo:
- Tírale la almohada.- y eso hizo despertando a una muy enojada Nicola.
- ¿¡CHE COSA SUCCEDE, CAZZAS DI MERDA!? ¿¡POR QUÉ ME DESPIERTAN!?
- Escuchamos un ruido proveniente de afuera.
Neecks se levantó de la cama y fue la primera que salió, seguida de Bianca, Ginny y Degregorie.
- ¿Por qué arman tanto jaleo?
Fred y George se aparecieron sonriendo y uno de ellos dijo:
- Estupendo ¿continuamos?- refiriéndose a la fiesta.
El mayor de los Weasleys, Percy, los mandó a todos a sus cuartos de vuelta a lo que Neecks volvió a la habitación.
- Percy... ¡Sirius Black! ¡En nuestro dormitorio! ¡Con un cuchillo! ¡Me despertó!
- ¿¡QUÉ!?- gritó Bianca sorprendida.- No sabes de lo que hablas, de seguro has bebido mucha cerveza de mantequilla.
- Cállate, Ryddle. Percy, yo sé lo que vi.
- ¡A mí nadie me dice que me calle, maldito marrano subnormal!
- Venga, ya basta.- intervino McGonnagal cerrando la puerta de la sala común y miró furiosa a todos.
- Me encanta que Gryffindor haya ganado el partido, pero esto es suficiente! ¡Espera...!
- Profesora, Ronald acaba de despertarnos diciendo que Sirius Black se apareció delante de él con un cuchillo. A tenido una pesadilla solamente. Yo digo, es imposible. No podría pasar a Sir Cadogan. Hay que preeguntarle ¿no cree?
La profesora miró a Ron con recelo para luego abrir el retrato y salir.
Desde afuera se escuchó como Sir Cadogan le decía que sí había dejado entrar a un hombre y que tenía todas las contraseñas.
Bianca y McGonnagal estaban pálidas pero Bianca sabía que en la próxima visita a Hogsmeade mataría a ese perro. De esta no se salvaba.
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- ¡SIRIUS ORION BLACK! ¡YO TE MATO, PUTO GRATIS!- dijo entrando a la casa de los gritos.
- Aquí arriba.- dijo tranquilamente.
Bianca subió hacia arriba y empezó a buscar algo por todos lados.
- ¿Qué buscas?
- ¡El cuchillo con el que traumaste a mi compañero!
- ¿Para qué?
- ¡PARA CORTARTE LOS COJONES! ¿Cómo mierda se te ocurre aparecerte así como si nada?
- Quería encontrar a ...
- La puta rata se perdió. Ron la da por muerta ¡TE ARRIESGASTE POR NADA!- dijo golpeando su pecho.
Sirius tomó sus brazos deteniendo los golpes y acercó su rostro al de ella besándola.
- Tranquilízate.
- ¿Cómo? Todo el mundo quiere tu cabeza. Por lo menos ten más cuidado.
Sirius la pegó a su cuerpo para besarla de nuevo, pero en unos segundos ella se separó.
- ¿Bianca?
- Ya sé. Solo es raro.
- Está bien. Por cierto, linda pulsera.
Bianca apartó su mano de la de sirius y él lo entendió.
- Pensé que lo olvidarías.
- Sí, pero no puedo solamente dejar de hablarle. Ponte en mi situación. Bueno... con Remus.
- Sería difícil.
Ambos se sentaron en la cama que había en la habitación que estaba gastada y vieja pero seguía siendo cómoda. Sirius pasó su brazo por los hombros de Bianca y ella se tensó. No estaba acostumbrada a esas muestras de afecto pero poco a poco lo hizo.
- Te pareces mucho a alguien ¿Te lo dije?
- Creo que sí.- dijo relajándose en los brazos de él.- ¿Quién era? ¿Cómo se llamaba?
- Katherine Smith, tenía ojos castaños, nariz pequeña, cabello negro azabache.
- ¿Padres muggles?
- Sangre pura. Ella no se juntaba con James y Petter pero con Remus y yo, sí. De hecho nos ayudó a los dos a estar juntos pero dos años antes de la muerte de James y Lily, no volvimos a saber de ella hasta que la encontraron muerta y todos se enteraron de que había sido asesinado por Voldemort.
- ¿Cuánto tiempo estuvo desaparecida?
- Como un año. Por eso quise conocerte ese día. Eres identica a ella, a excepción del cabello.
- ¿Creíste que yo era su hija?
- Sí.
Pasó un rato en que no se hablaron. El silencio se apoderó del momento pero no les incomodaba. Era pacífico.
Comenzó a jugar con la pulsera que le había regalado Severus mientras Sirius la miraba.
- Es difícil no estar con la persona que amas.
- ¿Sientes amor por Snape?
- No lo sé. Me siento confundida. Después de todo... el no sentiría lo mismo.
- ¿Cómo mierda es que te gustó Snape?
Ella sonrió y negó porque ni ella misma lo sabía. Era consciente de que Severus no era la persona más hermosa de todo el maldito planeta pero en cierta forma era lindo y su caracter que tenía con los estudiantes era distinto cuando estaban los dos solos e incluso podían llevar una conversación agradable sin que le dijera comentarios hirientes aunque el sarcasmo nunca lo dejara de lado. Era entendible que todos dijeran que era insoportable si no lo conocían como ella. Arrogante, soberbio, vomitando órdenes. Tan Snape. Solo que con ella era diferente. Era él.
- Te pregunto lo mismo de Remus.
- Es simplemente perfecto.
- Cursi.
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El maldito de Potter se las pagaría. Si no fuera por Lupin, hubiera mandado a Harry a limpiar el piso de todo Hogwarts.
Se sentó en su escritorio tratando de concentrarse para revisar los trabajos de cuarto, y mientras lo hacía recordaba el beso que le dio a Bianca. Cerró los ojos imaginándose los dulces y suaves labios de la niña sobre los de él, arrepintiendose de haberle borrado la memoria.
Un ruido lo sacó de sus pensamientos y abrió los ojos encontrando la sonrisa de su amiga en frente de él.
- ¿Recordando el beso?
- Sabes que desde ese día no hago nada más que eso.
- ¿Le diste la pulsera?
- Sí.
- Tengo que decirlo. Fuiste un idiota al desmemorizarla. Ahora vas a estar mal por arruinar algo que podía ser mutuo.
- Y lo peor es tenerla cerca y hacer como si no hubiera pasado nada.
Severus pasó sus manos por su rostro estresado. Era consciente que fue tonto al haber borrado el beso de la mente de Bianca. Esxtrañaba sus labios y en un solo beso se había vuelto adicto a ellos.
- Hey, tranquilo.- le dijo Charity.- Sé que no pasará mucho tiempo para que estén los dos juntos. Ambos sienten lo mismo. Solo tendrán que tener cuidado y que nadie se entere.
- No puedo creer que apoyes esto siendo profesora.
- Eres mi amigo y el solo hecho de que estés así es un milagro.
La visita a Hogsmeade teminó y Bianca se vio obligada a volver al castillo después de despedirse de Sirius y en la cena, Severus y ella no se despegaron los ojos de encima.
Lamento las faltas de ortografía. Quise escribir esto el 9 pero ya es 10. Feliz Cumpleaños, Sevi.
#TuJodidaPesadilla