Comenzaba a acostumbrarme a esto. Estar al lado de mis amigos y de la persona que amo. Tranquilamente todos conversábamos. Sin duda estaba relajada. Aun que de un momento a otro las luces se apagaron.
— ¿Un apagón?, ¿enserio? —Era la voz de Allen—
— ¿Ahora qué? —preguntó Lenalee—
— Nada —respondió lavi sin preocupación—
— ¿No estás asustado, Lavi? —Pregunté divertida— antes le temías a la oscuridad...
— No, ¿por qué lo dices?...
— Bueno... estás tomando mi mano con fuerza... y noto que tiembla al igual que tu voz —Reí—
Una que otra vela fue encendida, pero aún teniendo poca luz, Lavi seguía aferrado a mí. Solo podía escuchar las risas de los demás por Lavi. Intentaba alejarlo pero volvía a aferrarse a mí.
— Lavi... esto es demasiado... —Suspiré—
— S..Si... solo que... no quiero estar solito.... —Ocultó su rostro en mi brazo—
— No se preocupen, es un simple apagón —Apareció una voz de la nada... lo que hizo gritar a Lavi—
— ¡AHHHH!, ¿¡QUÉ ES ESO!?... ¿¿QUIÉN HABLÓ??... —Gritó—
— C..Calma Lavi, solo es Bookman —Le tranquilizó Lenalee—
— Oh... ya sabia que era el panda... —Habló confiado—
— ¡Que no me llames panda! —Dijo para luego golpearlo—
Supongo que este tipo de momentos son los que a diario se vive aquí. Es algo nuevo para mí. Me divierte así que creo poder acostumbrarme.
— Faltan más velas. Si quieren puedo llamar a komurin X para que encienda más de ellas... —apareció esta vez Komui de la nada volviendo a asustar a Lavi—
— Hahaha, ¡no!... cada vez que le dejas algo a tus maquinas siempre terminan destruyendo todo —Le reprochó Allen—
— Oh, ¿eso piensas?... bien, entonces luego no vengan a pedirme algo de rodillas. Y si me disculpan, me iré con mi komurin X a otro lado donde SI aprecien mis creaciones —Se retiró—
— Wow, que drama... —Dije sorprendida—
— Nada nuevo, créeme —Suspiró Lenalee avergonzada por el drama de su hermano—
En ese momento la luz regresó. Las velas fueron apagadas y todo había vuelto a ser común y corriente. Para haber estado 10 minutos sin luz, si que se armó un drama, hubieron momentos de gracia, entre otras cosas.
Admito que llegar a La Orden Negra fue lo mejor que me a pasado. Y no me arrepiento de nada.