Kips dejó a la pelirroja en la plataforma 9 ¾ y se fue mientras a ella subía sus cosas al tren. Estaba caminando por el pasillo hasta que notó a una chica de cabellos azabaches confrontándose con Draco. Se acercó a ellos y le escuchó decir una frase muy peculiar.
- ¿No vas a dejar de joder, Draco?
- Lárgate de aquí, traidora a la sangre.
- Decídete. El año pasado me llamaste sangre sucia y ahora me llamas traidora a la sangre.
- No sabía que eras.- se excusó.- me estorbabas como estás haciendo ahora.- El muchacho regreso la mirada a la chica que los había estado mirando atenta.
- Si quieres sobrevivir, ignóralo y ven conmigo.
La chica la observó examinando la situación hasta que finalmente se decidió a seguirla a uno de los vagones. La ayudó con su baúl y ambas se sentaron. La pelinegra tenía el cabello rizado, amarrado en una cola alta, pero algunos rizos se le escapaban y caían enmarcando su rostro. Sus ojos eran de un tono acqua brillante, su nariz era respingada con varias pecas repartidas y piel aceitunada, le daba la impresión de que no era precisamente de London.
- ¿Ese chico es así de insoportable siempre o es que hoy se esforzó?- le dijo mirándola a los ojos después de un rato de silencio.
- Él es así siempre, un estúpido por dónde lo veas, si me preguntas. Trata de evitarlo, es una verdadera molestia. Exactamente igual al puto gratuito de su padre.
- ¿Y qué con sangre sucia?
- Significa que nadie anterior a ti en tu familia es mago.
- Eso ya lo sabía, me refiero a ¿eso es malo por donde? No soy sangre sucia, pero considerar eso un insulto es tonto.
- No tiene nada de malo. En realidad, si no fuera por los muggles, entonces la raza de los magos estaría extinta.
La chica le sonrió, mostrando una hilera de dientes blancos unidos por unos brackets color negro. (No fue mi idea).
- Creo que no me presenté. Soy Nicola MointClaire, pero puedes llamarme Neecks. He sido transferida de la Escuela de Brujas de Salem en América, por y con una idiota.- se cruzó de piernas moviendo su túnica dejando ver unos botines militares; y le ofreció la mano.
- Se me hacía que eras extranjera. Soy Bianca Esperanza Ryddle, un gusto. - le respondió mientras le daba la mano.
- He oído acerca de ti, pero, fuera de eso. ¿Bianca Esperanza, eh? En América conocí a dos tipos que tenían una hija adoptiva llamada así.
- Mi madre resultó muy minuciosa al elegir mi hermoso nombre.- Soltó irónicamente.- Gracias a Morgana que está muerta.
Neecks soltó una risita por el chiste negro y pasaron el resto del camino hablando de trivialidades.
Se enteró que ella había sido expulsada de su antigua escuela por un grave conflicto raro con otra chica (por lo que entendió, Nicola era italiana y la otra chica, Degregorie, imitaba de manera grotesca su acento), razón que ambas fueron enviadas a Hogwarts, cada una por sus propios contactos para evitar el internado Beauxbattooms). El padre de Nicola tenía un cargo alto en el ministerio de Magia (no prestó mucha atención en esa parte) así que todo le resultó muy fácil.
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Estaba sentada viendo como Nicola ingresaba junto con los iniciados y una chica que parecía de su edad, supuso que era Degregorie por el tono de su cabello: un tono más oscuro que el suyo. Incluso distinguió entre ellos a la hermana menor de los Weasleys.
Notó que Snape rondaba por el comedor, como buscando a alguien. También se percató de la ausencia de Potter y Weasley y lo comprendió todo instantáneamente.
Tuvo que salir de sus pensamientos al oír la canción del sombrero seleccionador dándole inicio a la ceremonia para los nuevos.
Pasaron varios chicos cuyos nombres no le eran de importancia hasta que escuchó uno semiconocido.
- Degregorie, María Fernanda.
Reconoció a la chica y trató de examinarla mejor: tenía los pómulos semimarcados, con ojos de color azul y nariz respingada.
El sombrero soltó "¡Gryffindor!" haciendo que la mesa nombrada estallara en aplausos.
Después de unos chicos más salió una chica blanquísima de cabello negro y ojos verdes rasgados.
Habría estaba hablando con María Fernanda y soltando risitas absurdas detrás de MointClaire.
- Matsuoka, Cara.- llamó la profesora y ella salió con aires de grandeza, caminaba de una manera ostentosa, dándole indicios de qué casa pertenecería.
- ¡Slytherin!- gritó el sombrero, afirmando sus suposiciones. La mesa, al igual que la de Gryffindor, estalló en aplausos y rodó los ojos ante esa acción.
- MointClaire, Nicola.- dijo y Nicola ingresó con cara de fastidio.
- Acabemos con esto rápido.- pronunció la chica agitando su cabello.
- ¡Gryffindor!
- Woho, que diversión. Para allá voy.
Se oyeron risas y la profesora la observó con mirada recriminatoria.
Se sentó al lado de ella y comenzó a quejarse de que la pusieran con la misma ridícula de Degregorie.
- Parece que nos encontramos de nuevo, italianini. Ya te echaba de menos, mi caro.
- Es mia caro, cazza di merda.
- Oye, tranquilízate. Personas como ella no valen la pena.
- ¿Y tú quien te crees, princesa?
- Alguien que no dudaría en tirarte la maldición asesina si tan solo te atreves a molestarla.
- ¡AJ! Ya me aburriste.- chilló Degregorie y le dio vuelta a la cara para que ya no le respondiera.
El resto de la cena pasó con pláticas triviales. Notó que la Weasley menor y Degregorie habían hecho chispa y se encontraban platicando animosamente en sus respectivos sitios.
Al finalizar la ceremonia, todos comenzaron a ir a sus respectivas casas y se levantó con dirección a la mesa de profesores. Vio a Dumbledore con su larga barba y sintió que le había crecido más.
- Bienvenida de nuevo a Hogwarts, señorita Ryddle.
- Dumbledore, quería decirle algo, más bien, una petición.
- ¿Y cual vendría a ser?
- Bueno, dado a que las cosas no salieron del todo bien el anterior año quería requerir un cambio de habitación para evitar a mi compañera Hermione Granger.
- No creo que...
- Profesor, por favor. Es lo único que le pido.- dijo suplicante.
El profesor Dumbledore meditó unos segundos y aceptó finalmente, dándole la libertad de elegir su habitación.
Cuando llegó a Gryffindor vio que Potter y Weasley habían llegado y eran casi alabados por su "increíble" acto. Emitió un gruñido pasando de largo para elegir su habitación.
- ¡Ryddle! ¡Qué bien que llegaste! ¡Ayúdame!- Escuchó chillarle Nicola apareciendo salvajemente.
- ¿Qué pasa?- preguntó algo confundida.
- ¡Es que me tocó la habitación con Degregorie y una pelirroja! ¡DEBES SER BUENA COMPAÑERA Y VENIR CONMIGO!
- Ah, está bien.
Nicola la jaló a su habitación y se encontró con un escenario muy particular.
- Muévanse, perras, me mudo con ustedes.
- Bienvenotti, Ryddle, Bianca Esperanza.
- Joder, maldita sea. ¡Qué es Benvenuto!
- Cállate, italianini.
- Bueno, como tú me das ganas de vomitar mariposas bañadas en sangre, me voy de aquí.- dijo dándose la vuelta.
- ¡Bastarda desleal! ¡De aquí no te mudas!- chilló Neecks jaloneándola.
- No me refiero a eso, de mudarme. Si no, tengo a personas que joder, soy una chica muy ocupada y no esperaré hasta mañana.- dijo con mirada burlona mientras se dirigía al despacho de Snape.
Caminó tranquilamente pensando en que jodidas bromas hacerle hasta que llegó y tocó la puerta. Cuando él la abrió la miró con Desilusión y ella sonrió con maldad.
- Adivina quién llegó a joderte.- canturreó.- ¿Cómo pasaste las vacaciones? De seguro fantásticas gracias a una jodida y hermosa chica que te estuvo mensajeando a través de un elfo.
- Hágame el favor de callarse, señorita Ryddle, que no se me hace grato escuchar su voz.- gruñó Snape.
- Aww... no me digas que no te hace feliz verme. O es que ya no me recuerdas y ya te llegó el alzhéimer.
- 50 puntos menos, Gryffindor.
- Uh... creo que este año me matarán todos los Gryffindors por todos los puntos que perderemos.- dijo adentrándose a la habitación y sentándose encima del escritorio cruzándose de piernas.
- ¿Y cuál es la razón de su honorable visita?
- No lo negaré. Extrañaba venir aquí. Sentir el frío de esta habitación.
- Bueno, perfecto momento para preguntarle qué utilidad le dio a la última poción que le envié.
- ¡Hijo de... te dije que no preguntaras!- dijo sonrojada.
- Es que, señorita Ryddle, me es de mucha curiosidad adquirir esa información.
- Pero no es de tu incumbencia, viejo decrépito.
- Bueno, en ese caso, no volveré a enviarle ninguna poción.
- Pero...
- A menos, claro, que me diga para qué la uso.- dijo apoyándose sobre la mesa con ambas manos a cada lado de ella.
Sus rostros estaban tan cerca y a ella le pasó por la mente el acercarse más a su rostro pero se contuvo. Su cuerpo se tensó por un instante y miró hacia abajo.
- Cosas de mujeres, Snape. Si su mente degenerada pensó otra cosa, estaba equivocado.
Snape se separó de ella y sonrió victorioso.
- Bien, entonces ya puede irse.
- ¡Solo querías vengarte de todas las que te he hecho! Haciéndome pasar por un momento incómodo.
- Era exactamente lo que quería.
- Esto no se va a quedar así.- dijo mirándolo amenazante y se fue azotando la puerta.
Caminaba por el castillo furiosa hasta llegar a la torre Gryffindor y cuando llegó a su habitación encontró a sus compañeras dormidas así que se echó en su cama. Finalmente se pudo dormir preguntándose que había sido ese impulso de querer besar a Snape en ese momento. LE cabían dos posibilidades en su mente: o se había vuelto loca, o gustaba de él.
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Después de unas semanas pasadas al primer día de clase, Nicola y Bianca cayeron en la conclusión de que Gilderoy Lockhart era un completo incompetente y que ese año sabrían más cosas de él que de defensa.
- A la mierda, no voy a aguantar más las estupideces de ese farsante.
- ¿Acaso crees que yo sí? Era mejor cuando Snape me enseñaba en el año pasado.
- Wow, ¿Snape les enseño?
- Solo a mí. Por un tema que tuve el anterior curso.
- ¿Tú crees que ese murciélago nos pueda enseñar?
- No lo creo, pero sé que el profesor Dumbledore nos puede ayudar.
La pelinegra la miró extrañada para finalmente asentir con la cabeza.
- Cualquier cosa.
Ambas se dirigieron al despacho de Albus Dumbledore hablando del idiota que era lockhart hasta llegar a su destino.
- Señoritas ¿por qué honor las tengo aquí?- les preguntó el hombre al verlas.
- Tenemos una propuesta.
CAPÍTULO NUEVO!!!!!!
DENME LAS GRACIAS MIS NIÑAS. MI HERMANO ESTUVO JODIENDO MIENTRAS LO TRANSCRIBÍA ASÍ QUE ESTOY MUERTA.
LAS AMODORO.
LES AGRADÓ LA APARICIÓN DE NICOLA MOINTCLAIRE??? SI FUE ASÍ, ESO CAMBIARÁ SI NO LES GUSTA QUE SE METAN CON NUESTRO SEVERUS.
ME LEERÁN EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO. BESOS CON MIRADA LUJURIOSA HACIA LOS DULCES LE ROBARÉ A DUMBLEDORE.