Educando a la futura princesa...

By Emina02

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Tras una típica vida sin preocupaciones por el futuro, nuestras protagonista tiene que enfrentarse a una inev... More

IMPORTANTE
Libro 2!!
CAPITULO 1: "El comienzo"
CAPITULO 2: "Propuesta"
CAPITULO 3: "Destino o Karma"
CAPITULO 4: "Un paseo en la fuente"
CAPITULO 5: "¡Buen apetito!"
CAPITULO 6: "Los gatos y los ratones"
CAPITULO 7: "Game Center"
CAPITULO 8: "Cena y mentiras como postre"
CAPITULO 9: "Grupo de idiotas"
CAPITULO 10: "You're an idiot"
CAPITULO 11: "Un Secreto Problemático"
CAPITULO 12: "Conversaciones De Pasillo"
CAPITULO 13: "Castigo"
CAPITULO 14: "Fanática loca"
CAPITULO 15: "Corredores y pasadizos"
CAPITULO 16: "Cita y parejas"
CAPITULO 17: "Como por primera vez"
CAPITULO 18: "Comidas y visitas"
CAPITULO 19: "La cita perfecta"
CAPITULO 20: "Idiota sin remedio"
CAPITULO 21: "Cine y bodas"
CAPITULO 22: "Juntas de consejo"
Muy importante
CAPITULO 23: "Zeth y apuestas"
CAPITULO 24: "La chica que necesitamos"
CAPITULO 25: "La chica 2A"
CAPITULO 26: "Aniversario"
CAPITULO 27: "Baile Real"
Un enlace ingenioso
CAPITULO 28: "Salto en el tiempo"
CAPITULO 29: "Feliz cumpleaños"
CAPITULO 30: "San Valentín"
CAPITULO 31: "Parque de diversiones"
CAPITULO 32: "Conversemos y riamos"
CAPITULO 33: "Sin un gatito"
CAPITULO 34: "Dos veces"
CAPITULO 35: "Doppelgänger"
CAPITULO 36: "Decisiones"
CAPITULO 37: "¡Mierda!"
CAPITULO 38: "Soluciones"
CAPITULO 39: "La hoja de la reglas"
CAPITULO 40: "Amistades"
CAPITULO 42: "Días de juventud"
CAPITULO 43: "Verdad o Verdad"
CAPITULO 44: "De princesa a Hada"
CAPITULO 45: "La decisión de Romeo"
CAPITULO 46: "Romeo y Julieta"
CAPITULO 47: "El viaje"
CAPITULO 49: "Somebody call me wrong"
CAPITULO 48: "Somebody call me right one"
CAPITULO 50: "La princesa de la torre"
CAPITULO 51: ¡Por Helios!
CAPITULO 52: "La chica del cuento"

CAPITULO 41: "Salida en grupo"

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By Emina02

BASTET BANNETT

Caminé por el pasillo de la mansión con colores crema, los pisos pulidos hacían sonar mis pasos volviéndolo eco en el espacio.

En mi mente estaba contando las puertas para entrar a la correcta. Cuando la indicada apareció en mi vista no dudé en abrirla de inmediato, una alta y ancha puerta de roble me llevó a una habitación apenas iluminada por el sol de la mañana.

El sonido de mi abrupta interrupción alertó a los ocupantes, dos chicos se levantaron de la cama aterrados y sus miradas se detuvieron en mi.

― ¡Carajo! ― Exclamé sorprendida por la escena, dándome la vuelta de repente para darles la espalda e intimidad.

La puerta ya estaba cerrada y no sabía si debía abrirla y salir corriendo o lanzarme por la ventana y no volver.

Mikaru y Oliver estaban en la cama del primero abrazados hasta mi llegada, con el torso desnudo hasta donde alcancé a ver.

― Ustedes no pierden el tiempo ― mi sonrisa fue por la vergüenza de la situación.

― ¿Qué diablos te pasa? ― preguntó a gritos la voz de Mikaru.

Escuché un gran soplido y el sonido de la cama al amortiguar el golpe de un cuerpo contra ella.

― Mierda, crei que habíamos sido descubiertos ― La voz de Oliver me hizo avergonzar más por mi interrupción.

― ¿Podrían estar presentables? ― pregunte a lo bajo.

Escuche los pasos de los chicos moviéndose.

― ¿Quién carajo te dejó pasar? ― La pregunta venia del más bajo, pero sabía que aún no podía voltear.

― Una empleada, por órdenes de tu madre.

― Imposible, ya no eres relevante para mi madre.

Sonreí y rodé los ojos al recordar lo que había pasado.

― Quizas entendieron erróneamente que yo era Osiris.

― Cool, juego de gemelas ― La probación de Oliver hizo más graciosa la idea ― Oye, tomaré ropa interior de tu armario.

Sabía que esas palabras no eran para mí, pero me hicieron pensar en que los había encontrado más expuestos de lo que había pensado, y me sonrojé por la vergüenza.

― Me impresionan chicos, en serio ― Solté una péquela risa ― Rápidos y furiosos, a lo que van, nada de perder el tiempo.

― Cierra la boca y dime ya porque estás aquí.

La voz de Mikaru sonó más cerca y sus pasos se detuvieron por lo que imagine que ya estaba vestido.

Voltee despacio a ver otra vez hacia el interior de la habitación, aun con la guardia en alto por lo que podría ver ahí.

Mikaru tenía una camisa abotonada solo hasta el pecho, estaba arrugada y desacomodada, impropio de su perfecta apariencia de siempre, su pelo estaba revuelto y usaba unos pantalones holgados oscuros. Se encontraba descalzo y adormilado, Oliver no estaba a la vista por lo que supuse que estaría en el baño o armario.

Le sonreí y subí y bajé las cejas con picardía, aunque actuaba como si no le importara sus mejillas estaban coloradas.

― Empiezo a pensar que esta relación se está volviendo de tres ― me dijo con media sonrisa ― No paras de estar metida.

― Mi don mi maldición ― solté riendo.

― ¿Y porque estás aquí? Interrumpiendo nuestra agradable mañana.

― Para dos cosas ― Le enseñé mis dedos para contar ― La primera, para obsequiarles el consejo de cerrar la puerta con seguro cuando haces algo que no quieres que las personas ahí afuera sepan.

― Lo hacemos normalmente ― Oliver salió del baño con ropa que evidentemente no era suya, pero que no le lucia mal en absoluto.

― Pero andaban tan apresurados, entiendo, entiendo ― reí y él me sonrió de vuelta.

― Recuperábamos el tiempo perdido, sí.

― ¿Y la segunda? ― Mikaru se sentó en la banca al pie de la cama.

Mi sonrisa se esfumó al recordar a lo que había venido.

― Vengo a pedirte un favor.

Él alzó una ceja.

― Ya sabes que hoy saldremos todos al cine, y eso...

Miraba de uno al otro rápidamente para evitar hacer contacto visual por mucho tiempo en alguno.

― Y esto se lo pediría a alguna de las chicas pero sabes cómo son ellas, harían todo lo contrario, y Gray y Oliver son muy pasivos, asi que no moverían ni una mano para hacer algo y pasarían por encima de ellos.

― ¡Y esa es mi señal de salida! ― Exclamó el mencionado señalándome con una sonrisa.

Con eso, caminó hacia la cama y se aventó para volverse acostar entra las sabanas.

― Asi que eres mi única opción ― le dije finalmente mordiéndome el labio inferior ― El único al que le confiaría esta misión ― Mi tono dramático lo hizo sonreír.

― Suena importante, continúa.

Como era obvio, disfrutaba tener el control, a pesar de que yo lo miraba hacia abajo porque estaba sentado, él tenía la barbilla alta y en su mirada mostraba la confianza en su acostumbrada posición dominante.

Aun recién levantado, le hacía lucir guapo siendo sincera.

― Quiero llevarme bien con Osiris; pero la situación con Dylan es incomoda, y no me gustaría que empeorara.

― Asi que... ― me dijo cuándo me quedé callada, para llevarme al punto.

― ¿Podrías ayudarme a que por ningún motivo Dyan y yo estemos juntos, solos, cerca?

Mi voz se fue apagando, y le mostré seguro la expresión más desesperada que pude dar.

― No.

Se levantó con una sonrisa, se subió en donde estaba antes y se aventó encima de Oliver, este se quejó por el golpe pero le dio lugar en la gran cama y ambos se quedaron bajo las cobijas verdes.

― Mikaru ― alargue la "A" y la "U" haciendo un pequeño berrinche.

Brincotee y me moví de un lado a otro con el cuerpo flojo como una niña pequeña.

Me arrastré por el pie de la cama para acostarme encima de los dos chicos sobre la manta.

― Bájate de encima.

El más bajo de movió violentamente para quitarme de ahí pero yo me mantuve firmemente, abrazándolos a los dos como si fueran una sola persona, las sabanas que se interponían entre nosotros ayudaban a que sus movimientos no funcionaran tan bien.

― No me ire de aquí hasta que me digas que lo harás.

― ¿Osea que vienes a pedirles, a los mejores amigos de Dylan, que hagamos algo a espaldas de él? Pesimo plan el tuyo, yo soy leal a nuestro heredero.

― No seas melodramático ― le dije golpeándolo, tenía mi cabeza acostada de lado entre medio de los dos a la altura de sus pechos. ― No es actuar a sus espaldas, seguro tambien él quiere eso. Las cosas han sido raras desde que Osiris llegó.

― Porque antes no lo eran ― pude oír la ironía en su voz ― Lo odiabas frente a todo mundo, pero en secreto te besuqueabas con él.

Levante mi cabeza al oírlo para ver su sonrisa con mis propios ojos, a Oliver tambien le hacía gracia.

― Si, me lo dijo.

Me quejé en voz alta con algo parecido a un "aaahggg" y dejé caer mi cabeza otra vez sobre ellos.

― Moriré de la vergüenza.

― Por favor, interrumpiste en mi cuarto mientras estábamos desnudos, creo que pasamos esa línea de la amistad hace tiempo.

― Él ya dice que son amigos, gran avance.

― Bueno, no me sirve de nada su amistad si no me va a ayudar.

― Mikaru, ayúdala.

― ¿Es una orden? ― volví a alzar su cabeza para ver como Mikaru miraba a Oliver con una ceja levantada y una sonrisa ― ¿Me estás dando una orden?

― De hecho es una petición ― le respondió el otro con la misma sonrisa pícara ― pero puedes castigarme por el atrevimiento.

Los miré a los dos con una mueca y volví a quejarme en voz alta.

― ¿Podríamos concentrarnos en mí por un momento y no en las ganas que se tienen?

― Difícil ― respondió el de ojos miel.

Le miré con mi cara de fastidio y me sonrió descaradamente mostrándome sus dientes perfectos.

― Bien, bien, te ayudaré. Me meteré entre Dylan y tú, como tú te metes entre nosotros.

― ¡Gracias! ― le respondí ignorado el final de su oración y que señaló con la vista a Oliver.

Rodé por la cama, y presione mi cuerpo contra el de Mikaru al pasar por encima de él, para aplastarlo más, este se quejó y me empujó. Me bajé por un lado y acomodé mi blusa blanca de encaje con una sonrisa.

― Fue un placer hacer negocios con ustedes, caballeros.

Camine hacia la puerta, pero a la mitad de recorrido me detuve y voltee a verlos sonriente.

― Por cierto, no les aconsejaría que alguien más los viera con esa ropa, se notan mucho los hematomas en sus cuellos, y demás lugares.

Les guiñé un ojo y chasque la lengua, después seguí caminando.

― Arruina la diversión ― oí a Mikaru quejarse ― Intentaba presumirle que eres mio.

― Wow, ¡Si dejaste muchos!

Me alegraba que las cosas entre ellos funcionara, sobre todo porque me quitaba de encima una enemistad sin fundamentos, lo único que me apenaba era que tuvieran que esconderse de todos, estábamos en pleno siglo veintiuno.

Acomodé mi pelo y ropa cuando salí de la habitación, me aseguré que todo luciera perfecto, como Osiris estaría si fuera yo, y con eso caminé por los pasillos para regresar a mi casa.

Unos días atrás nos pusimos de acuerdo todos juntos en que saldríamos, Osiris se reusó fuertemente a asistir, pero al final, fue convencida por Dylan con palabras que nadie escuchó.

El sábado nos encontraríamos en el cine del centro, el mismo en al que fui con Dylan meses atrás, esta vez sería diferente. Tenía que mantenerme lejos de la incómoda atmosfera que nos rodeaba al encontrarnos.

Cuando faltaban dos horas para el momento acordado comencé a arreglarme, de alguna forma también extrañaba a Adelina, me había acostumbrado a tenerla cerca, aun cuando me incomodaba que quisiera hacer todo por mí.

No sabía que colocarme precisamente asi, me sentía un poco nerviosa, mi corazón latía rápido y mis manos se sentían frías. Era un nerviosismo que jamás había experimentado antes.

Terminé colocándome unos pantalones negros ajustados con rasgaduras en las piernas, unos deportivos blancos que me había traído del palacio, una playera blanca lisa y una chaqueta negra con lazos blancos en las mangas.

No lleve nada más que mi telefono móvil y dinero, estas cosas las metí en mis bolsillos. Tampoco me moleste en hacerle nada más a mi cabello que desheredarlo.

Gray y yo fuimos hablando en el camino de ida al cine, me relajé un poco, el chico de ojos celeste siempre había sido una fuente de calma para mí. Desde niña, cuando me sentía triste o presionada, cuando sentía que no podría más, él estaba siempre ahí para apoyarme, darme su hombro para llorar.

― Cuando sientas que Osiris es demasiado, tu solo da la señal y salimos corriendo ― me dijo con una sonrisa y formando una ave al cruzar sus muñecas, extendiendo sus dedos como alas.

― Puedes decir en voz alta que ella no te agrada ― le di un golpe en la espalda amistoso.

― Como a todos ― resopló ― simplemente es difícil conseguir que algo que salga de su boca no te irrite.

― Pues quizas no sea tan mala ― me encogí de hombros.

― Lo dudo.

Fuimos los últimos en llegar, sorprendente, pero predecible.

Los chicos ya habían comprado todo lo que comerían adentro al igual que los boletos, faltaban solo unos minutos para el inicio de la función.

― ¿Compraste palomitas de queso? ― miré a Karla con una mueca.

― No sabes de cosas buenas, no como Tabita ― la castaña pasó su brazo por los hombres de la pelinegra.

― Todos compramos la caja más grande para compartir entre dos.

Voltee a ver a Gray con una sonrisa.

― Juan y yo compartiremos ― me dijo con una pequeña expresion de disculpa.

― Son palomitas picantes ― El chico mostró orgullo de su elección.

Por su puesto, Mikaru compartiría con Oliver. No éramos un número par de personas; pero Osiris tenía su propia caja pequeña de palomitas de mantequilla. Ella estaba ignorándonos, fastidiada de estar en ese lugar, tomaba una palomita y la comía lentamente.

― Son tus favoritas, podemos compartir si me lo pides amablemente ― Dylan me sonrió y me señaló la caja en sus manos.

Los nervios otra vez me invadieron, metí mis manos en los bolsillos de la chaqueta y sonreí.

― No te rogaré Dylan.

― Me bastará con un por favor ― se encogió de hombros.

Sus ojos azul rey se escurecían y al mismo tiempo brillaban con el cambio de luz en la sala.

― Se hace tarde ― sentí el jalón de Mikaru que me dio tan repentino que me sacó hasta las ideas de la cabeza ― ¿Por qué no nos damos prisa?

El castaño me miró con una ceja levantada y una sonrisa.

― Quizas debas poner un poco de tu parte para no coquetear con Dylan. ― murmuró.

― No coquetee con él.

― Sí, claro ― el chico me palmeo la espalda con evidente burla ― Me sentaré al lado de Bastet ― Anunció al aire.

― ¿Ahora son befis? ― preguntó Juan caminando detrás de nosotros.

― Si ― volvió a golpearme la espalda ― Oliver, tú siéntate del otro lado.

― Claro que no ― La negativa de Dylan nos hizo voltear a los tres mientras caminábamos ― Se les dificultara a ambos compartir las palomitas y a mí y a Bannett igual.

Mi mirada se deslizó a la chica idéntica a mí a su lado, la mirada de Orisis estaba fija en el muro del pasillo, sin mucho interés en nosotros o nuestra conversación.

Quizas sintió mi mirada, porque volteó a verme con una expresión fría, alzó su mentón y sonrió de lado.

Sonreí ampliamente solo por la incomodidad del momento. Volví a mirar al frente y terminé nuestro camino hacia la sala.

La gran sala tenía una capacidad menor que las comunes, los asientos eran mucho más grandes y cómodos, el espacio generaba un ambiente agradable en color negro y crema.

Cuando Dylan y yo estuvimos antes en el lugar entramos a una sala común, aunque claro, no sabía en ese mismo momento que él había rentado toda la sala.

Este lugar en comparación era mucho más lujoso, de hecho no sabía porque habían comprado palomitas afuera, y porque las compartían... no era la sala más cara, lo sabía, pero el tipo de sala a la que entrabas dependía de las personas con las que ibas.

Los primero en sentarse fueron Oliver y Mikaru, yo me senté al lado de este último, con una sonrisa forzada que le indicaba que su plan de meterse no estaba funcionando al sentarse Dylan a mi lado derecho.

Osiris se sentó al otro lado, y vi al chico mirar en ambas direcciones con una pequela sonrisa.

― Eres un idiota ― le dije, imaginando lo que estaba pensando y por su risa, probablemente adiviné.

Casi por la fuerza, Gray se sentó al lado de Osiris, y esta se removió con incomodidad en su asiento y se inclinó hacia el rubio, Gray lo notó y su expresión de fastidio no se vio censurada esta vez.

Juan se sentó con una risa divertida en su lugar y las chicas cerraron.

Aun sentía extraño estar con un grupo de amigos que no incluyera a Fonn y a Sora.

Suspiré y me acomodé en mi suave asiento.

Vi a Mikaru alzar la división que había entre su "amigo" y él.

― No me gustaría escuchar nada más que la película ― le avisé con una sonrisa.

Sentí la patada del chico en mi pierna y mi quejido atrajo la atención de todos. En la pantalla mostraban los comerciales de las películas que se estrenarían en el futuro.

― No tendrás tanta suerte, el límite de nuestra amistad será tu interrupción en mi habitación ― Murmuró ― Y más vale que cierres tu puerta cuando tu y Dylan hagan lo que sea, porque si no ahí me tendrás.

― Eres un pervertido.

― Se le llama venganza.

Le sonreí falsamente y el me hizo lo mismo.

― Ustedes se llevan muy bien, es raro.

― Nuestras miradas se dirigieron al rubio.

― Ella es una perita en dulce, se mete al bolsillo a todos ― no fue para nada un cumplido las palabras de Osiris ― Realmente te hace preguntar qué es lo que hace para que todos la amen ― su mirada despectiva me hizo enojar ― Para que los chicos la amen.

― ¿Por qué no me dices tus teorías?

― Quizas le duele que a ella no le pase lo mismo ― la voz de Gray se escuchó sobre el sonido de las bocinas del cine.

La vi morderse los labios y luego tranquilizarse deprisa, su mirada se dirigió a su derecha, pero desde mi posición no sabría si miraba a Gray.

Imaginé que le dijo algo, porque vi los labios de Gray moverse en respuesta, pero el sonido no me dejó saber que fue.

La película era de acción, los sonidos fuertes a veces me hacían saltar, y llegó un punto en el que me perdí en la historia. Debía admitir que la razón era el chico a mi lado, cuando se movía, o su mano entraba a la caja de palomitas me ponía nerviosa, estaba evitando que nuestras manos chocaran o nos acercáramos demasiado, eso me hacía mantener los ojos sobre él.

Eso tambien me hizo notar la ansiedad de Osiris en la oscuridad, sus manos eran movidas de un lado a otro sin saber dónde dejarlas, miraba a los lados como si no supiera que la pantalla estaba frente a ella, tambien se acomodaba una y otra vez en su asiento sin estar cómoda.

Me hizo pensar en su verdadera personalidad, su actitud en la penumbra era diferente a la de la luz, su inseguridad contra su cálculo frio y despreocupado.

Entonces pensé en una idea loca que no había considerado hasta ahora.

Nunca pensé en que sentiría ella, quizas ella había esperado toda su vida por conocer a Dylan, que le gustaba realmente, y ahora esta era como una cita para ellos, dos personas que se estaban conociendo antes de casarse, tal como él y yo habíamos pasado. Todo con la diferencia seria de que ella no lo odiaba como yo en un principio, ella había esperado esto, y ella era de pies a cabeza del tipo de Dylan.

Miré a la pantalla otra vez en la escena donde un joven se infiltraba, la sala estaba más oscura aun por los colores.

Me aleje un poco cuando lo vi a Dylan inclinarse hacia mí, el me miró con una sonrisa.

― ¿Debería preguntarte que está pasando o estas igual de perdida que yo?

Sonreí por su pregunta al recordar nuestra conversación en el cine la última vez.

Me encogí de hombros y me enderece más en mi asiento acercándome tambien a él. Nuestras cabezas casi pegaban con la del otro, nos mirábamos ambos por el rabillo de los ojos sin atrevernos a estar de cara.

― Más que perdido, probablemente no soportas estar en silencio y no ser el centro de atención en él lugar.

― Bueno, me descubriste ― Respondió rodando los ojos con una sonrisa en sus labios.

Estábamos muy cerca, murmurándonos para no ser una molestia. Nuestros rostros estaban lo suficientemente cerca para poder distinguir cada lunar en su cara.

Nos miramos el uno al otro absortos en esa sala, era como si los fuertes sonidos de las bocinas desaparecieran y simplemente pudiera ver sus brillantes ojos.

Él sonrió y no pude evitar mirar sus labios.

Trague saliva y deslice mi mirada hasta sus ojos otra vez.

Era un momento íntimo, aun con todas las personas a nuestro alrededor, pero tuve que tomar aire y romper el momento, voltee a ver la pantalla.

Aun asi, no aleje mi cuerpo del suyo y él tampoco se enderezó en su asiento.

Miré su mano y pensé en el hecho de que a pesar de que nos besamos varias veces, nunca nos tomamos de las manos, claro, eso era demasiado cursi e íntimo y él no estaba enamorado de mí, asi como yo no lo estaba de él, solo estábamos dejándonos llevar por la corriente de estar comprometidos.

Pero ahora quería tomar su mano, deseaba hacerlo, pero tuve que reprimir ese impulso y concentrarme inútilmente en la película.

El resto de la función solo fui yo intentando esconder todos mis pensamientos en lo más profundo de mi cabeza.

Cuando salimos de la sala, caminamos todos juntos, hablaban divertidos sobre lo que había pasado, se reían y bromeaban. Me enfrasque en mis pensamientos al caminar por aquella alfombra azul marino.

― ¿Estas bien, Kitty?

― ¿Qué? ― voltee a ver al pelinegro, sorprendida por su repentino llamado ― Lo que sea que digas es mentira.

El rio por mi comentario y pasó su brazo por mis hombros para pegarme a él.

― Luces nerviosa.

Pasé mi mano por su espalda para abrazarlo de vuelta.

― Estoy evitando meter problemas en mi cabeza más allá de la operación que tendré.

Me llevé la mano desocupada al corazón y le sonreí.

― ¿Te refieres a Dylan? ― preguntó riendo a lo bajo.

Lo miré horrorizada y el solo me sostuvo de cintura y me llevó a sus brazos mientras reia, solo para que mis palabras se ahogaran al contacto con su ropa.

― Basta ― me intente soltar pero él puso más fuerza mientras intentábamos avanza ― No sé de lo que hablas.

― Que te gusta Dylan, quizas ― me susurró.

― En serio, no sé de qué hablas ― reí y lo tome del torso para alejarlo ― Estas loco, ¿Has visitado al psicólogo?

― ¿Podrían darse prisa ustedes dos? ― La voz autoritaria y molesta del rubio nos hizo separarnos y avanzar rápido para alcanzar a los demás.

― ¿Soy el único que percibe celos en el aire? ― Juan fingió buscar algo con el olfato.

― No ― Aseguró Karla imitándolo ― Tambien lo percibo.

― No sean molestos ― Tabita empujo a los dos chicos como reprimenda ― No deberíamos bromear con eso frente a su actual futura esposa.

― Tranquila ― Juan se pegó a Karla, ambos riéndose ― Quizas mañana aparezca una trilliza y sea la verdadera prometida.

Osiris frunció el ceño y apretó a mandíbula.

― ¿Por qué no te callas? ― Empujé a Juan por la espalda con mi pie, él se limpió el polvo riendo y avanzó más rápido.

― Vayamos por comida Italiana ― Mikaru pasó su brazo por mis hombros y me sentí patética por el hecho de que ellos pensaran que asi podían rescatarme de alguna manera ― El restaurante del centro es el mejor de la ciudad, Oliver puede ayudarnos a entrar sin reservación.

― ¿Usas a mi familia para entrar sin esperar?

― Evidentemente.

Ignore la conversación de los dos y voltee a ver a Dylan, el tambien me miraba a mí y me sentí atrapada en sus ojos, quienes me habían descubierto observándole.

Él sonrió y yo hice lo mismo.

OSIRIS BANNETT

Realmente no sabía que era más tortuoso para mí.

Tenía dos opciones, la primera, encontrarme en el cine con personas que evidentemente no me quieren ahí, fingiendo que nada de todo aquellos era raro; o segundo, tener a Gray a mi lado, respirando, sonriendo, y evitando a toda costa acercarse a mi más de lo necesario.

Gracias a mis largos años de entrenamiento mental, podría decir que la primera opción no era tan complicada si me concentraba en ignorarla; pero definitivamente, el chico de cabello oscuro no era algo que pudiera evitar o hacer a un lado en mi cabeza.

Tomé todo el aire que pude en mis pulmones y lo solté poco a poco, mientras recitaba las reglas en mi cabeza.

Regla 1: Osiris tiene prohibido salir de los límites de la propiedad.

Regla 2: Osiris tiene prohibido acercarse a los muros.

Pensé que muchas de ellas ya no eran aplicables en toda forma, asi que para distraerme comencé a pensar en aquellas que aún estaban vigente en su totalidad.

Regla 4: Osiris tiene prohibido faltar a sus clases de formación de lunes a sábados.

Regla 5: Osiris tiene prohibido perder la calma, alzar la voz o comportarse de forma impertinente.

Relaje mi cuerpo y comencé a ignorar los comentarios del grupo de personas a mi alrededor. Ellos habían decidido ir a comer a un restaurante y nos dirigimos allá en diferentes autos, yo me fui en silencio junto al príncipe.

Regla 6: Osiris tiene prohibido llamar "abuelo" al rey.

Regla 7: Osiris tiene prohibido correr.

El edificio al que entramos era de estilo renacentista, con columnas de estilo dórico, arcos de medio punto y bóvedas de cañón con un hermoso rosetón al centro de la fachada.

El espacio iluminado con luces calientes contrastaba con la frialdad de las rocas, la inmensidad del interior te hacía sentir pequeña y aun asi, trasmitía justo lo que debía, elegancia. Era mi primera vez en un restaurante y no pude evitar mirar hacia todos lados.

Tambien alcancé a distinguir a los guardias que nos seguían en cubierto, me pregunté por un segundo si Dylan se encontraba en la misma situación que yo, encerrado, enjaulado, nacido con un solo propósito, sin el derecho de desear algo más.

Me pregunte si sus guardias eran lo que para mí los muros de la casa en Calais; pero el podía ir a la escuela, tenía amigos y consiguió una chica de la cual enamorarse y con la cual quiere estar.

Mi hermana gemela, la que obtuvo la suerte al nacer.

Todos nos sentamos a la mesa bromeando, pero sin formar un escándalo. Adopte la postura que había practicado tanto a lo largo de mi vida mientras un camarero tomaba las órdenes.

― ¿Has hablado con Fonn?

La pregunta de Tabita dio pie a la conversación. Entendía que ella era la chica rubia obsesionada con el príncipe, al parecer lo suficiente para odiar a su amiga, quien había logrado llamar su atención.

― No creo que sea facil ahora que esta con Amber y Meise ― Juan se encogió de hombros mientras jugaba con los cubiertos.

― Quizas nunca fue tu amiga ― concluyó Oliver.

Era interesante como todos giraban alrededor de ella. Idéntica a mí, pero tan diferente. Si tan solo pudiera ser como ella, si tan solo hubiera sido yo la segunda en nacer.

― Fonn no es asi ― Frunció el ceño mirando el mantel blanco ― solo está un poco alterada, sé que ella entrará en razón... Solo necesitamos hablar.

Los ojos azul índigo del príncipe observaban a Bastet con admiración y ternura, una ligera sonrisa surcaba sus labios, como si mirara la cosa más bella del mundo.

― ¿Y cómo es vivir en Francia? ― La pregunta me tomó por sorpresa.

Estar en mi cabeza hizo que me asustara un poco al ver a alguien idéntica a mí hablando.

― Frio ― respondí sin pensarlo demasiado, pero me arrepentí de inmediato ― Ventoso y nublado. Pero agradable dentro de la mansión de la familia real.

Todos me sonreían, como si fuera parte de un acto, aunque nadie le había avisado a Gray de ello.

No fue una cena totalmente placentera, intente apegarme a la regla número tres, y no me relacioné en la plática más de lo necesario. Bastet intentó incluirme en los diálogos y entendí porque es que ella era tan popular, solo bastaba observarla un poco para entender.

Al final de la velada, todos regresamos a nuestros hogares, o lo que se supone que era el mío. Me sentía ahogada.

Después de tomar una ducha salí al jardín a caminar, era lo que hacía en Calai cuando me volvía loca el encierro. Camine hacia el lago, pero me detuve cuando vi al príncipe sentado debajo de un árbol cerca del pequeño muelle.

Exhale el aire y di media vuelta para ir hacia el otro lado, pero su voz me detuvo.

― ¡Supongo que deberíamos evitarnos a menos que sea necesario!

Trague la saliva en mi boca y me mentalice para guardar todas mis palabras y pensamientos en mi cabeza.

― Lamento que sienta eso príncipe ― Me acerque a paso lento, alzando mis vestido para no mancharlo y cuidando donde pisar ― No es mi intencion causarle molestia, sino todo lo contrario.

Los escuche reír con una voz ronca, desde el estómago.

― ¿Qué clase de juegos crees que juegas?

Me quede parada a su lado, el veía el lago que reflejaba la luna.

― Me malinterpreta, no me apetece jugar el juego de coronas y títulos, solo cumplo con mi deber como su prometida.

― ¿Realmente deseas tanto casarte conmigo?

― Es lo que más deseo en esta vida, príncipe ― sonreí ― Deseo hacerlo feliz, y tomar mi papel para este país.

Su mirada se fijó en mí, me mantuve firme ante su observación exhaustiva. Sé que buscaba algo en mí, pero tambien sabía que no lo obtendría.

― ¿Y qué hay de tu propia felicidad?

Reí a lo bajo.

― Creo que me exprese mal ― lleve mi pelo detrás de mí oreja ― Nunca dije que yo no sería feliz con eso, lo deseo porque me hará feliz, realmente creo que esta vida lo hará.

― ¿Y por eso me amenazas y juegas con la vida de tu familia?

Me encogí de hombros.

― El palacio es mi única familia.

― ¿Lo que quieres es la corona? ― me preguntó levantándose ― ¿El poder? ¿Ser realmente una Anderson?

Sacudió sus pantalones llenos de tierra.

― El rey se lo prometió a mi abuelo, fui criada para la corona, igual que usted, asi que sí, es lo que quiero.

Su mirada molesta me puso nerviosa

― No sé si eres muy ambiciosa o solo una títere manipulado por la voluntad del difunto rey.

Pasó por un lado de mi dando por terminada la conversación, y como la esposa que debía ser, me quedé callada ante sus palabras.

---------------------

Hola a todos, volví después de mocho tiempo.

Creo que mi cerebro se bloqueó. 

No tengo preguntas hoy, asi que leeré sus comentarios y pensamientos de este capitulo.

Sinceramente escribí todo por partes asi que no se como quedó este capitulo.

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