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Esto me está costando más trabajo del que pensaba.
Aunque, por otra parte, Jason comparte mi mal momento conmigo.
Después de que se haya hecho la presentación (de que mi padre y mi madre conozcan a mi futura esposa) mi madre me comentó que la fiesta de compromiso se tendría que celebrar antes, en el menor tiempo posible.
En todo el día no pude evitar ver a Grace, me queda claro que no pertenece aquí. A mí. Me desilusionó un poco la forma en la que se expresaba sobre la realeza. Sí, lo sé, ¿cómo Peter Goss Army, hijo de los reyes de Londres, príncipe de éste y futuro rey, puede estar triste por una chica? Pues llegué a pensar que tal vez, tan solo: tal vez, podría enamorarme de ella y ella de mí. ¡Pero qué tonto eres, Goss!
El día ya había acabado y supuestamente tendría que estar, en este preciso momento, con Grace, pero le dije que no podía. La verdad: es que no quiero.
Temo que el conocerla me alimente una falsa ilusión que poco a poco vaya perdiendo, temo enamorarme.
Me pasé por el frente de su habitación debatiéndome en tocar y desearle buena noche y darle las gracias por seguir aquí, o solo estar aquí hasta que me venga el sueño. Sí, no tengo suficiente voluntad propia, me trajeron hasta aquí las ganas de verle una vez más. Pero terminé decidiéndome por alejarme e ir a mi habitación para descansar, ya que mañana volvería a mi puesto, de nuevo. ¡Vaya, qué alegría me provoca eso!
Suspiré frustrado y me adentré en el cuarto de baño para darme una bien merecida ducha y librarme de las cosas que pasaron hoy. Cerré mis ojos y dejé que la suavidad del agua me envolviera.
-Oh, eres hermosa...
-Eres perfecta para Peter. Me alegra tener, por fin, a una mujer con la cual charlar a gusto, no es nada cómodo tratar de hacerlo con Joseph y Peter, ¿me entiendes?
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-¡Un brindis por Peter y Grace! Que aún no están formalmente comprometidos pero el destino ya los unió.
-No me siento cómoda con esto- me murmuró-.
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-Buenas noches, querida. Mañana nos tomaremos el día para platicar sobre la fiesta y de tú y yo. Una tarde de mujeres.
-Claro- susurró ella con una leve sonrisa falsa-. Has... Hasta luego- tartamudeó- Peter.- Se estrecharon la mano y él le depositó un beso en la mejilla derecha. Ella bajó la mirada y sus ojos se aguaron. Es mejor dejarla ir.-
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Los recuerdos invadieron mi mente... Recuerdos que prefiero borrar. Borrarlos para siempre.