DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proc...

By IsabeleGPedroso

253K 5.1K 536

Dieciséis años, hermosa y con ciertas habilidades especiales, inexplicables para ella misma. Ella, la cual nu... More

Bilogía de Megana
L'inizio
Viaggio a Londra
Mia suocera e i suoi pensieri
I
II
III
Dieciseis primaveras
I
Decisioni sbagliate
I
II
III
IV
V
VI
Piacere...
I
II
III
IV
V
Benvenuta
I
II
III
IV
Ciao
I
Il mio strambo
I
¡Bambina insolente!
I
II
¿Cosa rispondi?
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Per te mi sposerò
I
II
III
IV
V
Ricordi del passato e piani futuri
I
II
III
IV
Inizia il conto alla rovescia
Dieci
I
II
III
IV
V
Nove
I
II
III
IV
V
Otto
I
II
III
Sette
I
II
III
Sei
Cinque
Quattro
Tre
Due
I
II
Uno
Uno e settantacinque
Uno e mezzo
0!! Mi sa che sei in anticipo
La forza dell'amore
I
II
III
IV
Philip è assente
I
II Jissella
III
IV
V
VI
Insieme per sempre
I
II
Per sempre

V

2.3K 46 9
By IsabeleGPedroso

-Una lagartija, con el sol se achicharraba-comenzó a canturrear Philip, con la melodía de la cancioncilla infantil de los elefantes sobre la telaraña.

-Ja ja-dije en realidad divertida.

-No te gusta cómo canto o qué?-me dijo sentándose a mi lado para luego besar mi mejilla.

-No quiero un beso como ese-refunfuñé sin abrir los ojos y aún sintiendo el calor del sol en mi rostro.

-Uno aquí?-preguntó antes de que me echara a reír al sentir el beso que me dio en el cuello, obligándome a mirarlo y a apartarme.

-Tampoco-dije aún sintiendo el cosquilleo recorrer mi cuello.

-Aquí?-preguntó dándome un rápido beso en la nariz. Volví a reír negando con la cabeza.

-Aquí-dije al fin antes de inclinarme hacia él para engancharme a su cuello rodeándolo con ambos brazos y besar sus labios.

Estuvimos allí otra media hora hasta que el brillo del sol comenzó a tornarse ambarino.

Estábamos sentados en el maletero aprovechando que Philip se había cambiado las zapatillas deportivas por sus sandalias, hablando de qué lugares podríamos ir a visitar, cuando por nuestro lado pasó la agente inmobiliaria de la que aún ni me había molestado en preguntar el nombre, pitando y saludándonos sacando la mano por la ventana.

-Pues me da que si que conduce lento la chica-dije quedándome mirando el parabrisas trasero de aquel Volvo negro. Philip rio.

-Una carrerita?-me dijo poniéndose en pie de un salto.

-Pero conduzca con cuidado-dije intentando imitar la voz de la gnomito dos.

-Eres mala-dijo con diversión mi niño mientras me agarraba rodeándome el cuello desde atrás con el brazo, dejándome prácticamente inmovilizada antes de despeinarme con los nudillos.

-Aai aai aai-rechisté entre risas mientras intentaba desprenderme de su prisión.

-Su libertad le costará dos besos-dijo deteniéndose por un momento.

-Y si me niego?-su respuesta fue seguir con su tortura-Vale vale vale!-grité entre risas. Cuando logré que me dejara, eché a correr en dirección contraria rodeando el coche.

-Tramposa-me gritó ahora él intentando cogerme corriendo detrás mía.

-Fastídiate-dije haciéndole burla una de las veces que ambos nos quedamos quietos, intentando prever los próximos movimientos del otro.

-Como te coja...-dijo echando a correr nuevamente tras de mí provocando mis carcajadas. Para su sorpresa me detuve y esta vez eché a correr, pero en su dirección y antes de saltar sobre él. Como era de esperar, estuvimos a punto de besar el suelo, pero Philip se agarró al marco de la ventana que por suerte estaba abierta. Primero me miró con cara de pocos amigos pero luego también, inesperadamente, me robó un cálido beso.

-Te pillé-dijo burlón.

-Mentira, he venido yo.

-Pero sigues estando entre mis brazos no? Así que, te pillé-dijo una vez más haciéndome reír.

-Bello-le dije en el tono que utiliza una abuela para piropear a su nietecito de dos años. Tan solo me faltó el pellizco de las mejillas.

-Tú entonces que eres?

-La peque del bello?-negó con la cabeza. Reí internamente. Quería devolverme el juego de las adivinanzas.

-"Sí, pero no"-pensó

-Tu feita favorita?

-"Cámbialo por preciosa y quizás"-pensó mientras negaba una vez más.

-Tu... Tu lagartija achicharrada?-ahí ni siquiera pensó, se echó a reír. Volvió a negar con la cabeza.

-Mm... Tu princesita?

-Uy, casi-dijo con diversión-Te rindes?-asentí con la cabeza haciendo pucheros.

-Mi reina-dijo, antes de robarme otro cálido pero más pausado beso.

Por cosas como esa mi Philip estaba en peligro de extinción. A cada segundo era más segura su sentencia de muerte y como arma de tortura mis besos.

-A este paso no ganamos-dije por décima vez. Sólo había pasado diez minutos desde que retomamos la marcha y por lo menos cada medio minuto sin importarme interrumpir nuestros temas de conversación, y con la clara intención de chincharlo un poco, le decía aquella frase. Pero increíblemente su paciencia era imperturbable.

-A este paso no ganamos-repetí con esperanzas.

-Meg-dijo con tranquilidad.

-Sí cariño?-dije con diversión.

-Puedes abrir la guantera?-asentí antes de hacer lo que pedía-Ves la cajita negra?-volví a asentir al ver la caja no muy grande, pero tampoco pequeña-Cógela, dentro encontrarás un regalito-esta vez lo miré extrañada pero le hice caso y cogí la caja. Al abrirla dentro encontré un rollo de cinta adhesiva, dos destornilladores y unas tijeras, además de unas piezas metálicas que no sabía para que servían.

-Qué quieres qué haga con todo esto?-dije mostrándole la cinta adhesiva elevándola en el aire.

-Justo ese es tu regalo, se buena y haz uso de ella poniéndote un trozo bien grande en la boca.

-Por fin pierdes la paciencia-ambos nos echamos a reír-Anda mira-dije al ver aquel precioso trasero negro. Del Volvo, no me mal intérpretes.

-Con que no íbamos a ganar eh-dijo burlón. Cuando la pasamos por el lado saqué la mano y saludé con patética elegancia, la misma que utilizan reinas y princesas, esa con la que parece que en lugar de mano tienen aleta y no pueden separar los dedos. Philip disfrutó con ese gesto, al menos su encantadora risa eso me dio a entender.

No tardamos más de quince minutos en llegar al lugar que nos indicaba el GPS. Aquello era precioso. Los troncos de los árboles variaban mínimamente, todos de un suave gris ceniza moteado de marrón oscuro, Eucaliptos comunes, algunos más robustos que otros, las hojas eran no muy grandes y sus tonalidades se balanceaban del verde pardo al más intenso.

-Villa Bella-leí en voz baja el nombre que estaba grabado en dorado en el negro buzón metálico, mientras cerraba la puerta del coche. El buzón estaba clavado justo enfrente de una de las dos pequeñas columnas enladrilladas, colocadas a cada lado del camino, unidas por una ancha pero no muy alta reja negra.
A través de los barrotes y en realidad sin necesidad de mirar por ellos, se veía el largo camino terroso que se perdía entre más y más árboles de aquel mismo tipo.

-Increíble que ni se vea el morro del coche-dijo Philip mirando el final de la carretera por donde habíamos venido.

-Shh... Que suele conducir de forma prudente-me burlé mientras me acercaba a la puerta trasera del coche para luego abrirla y coger de mi bolso una gomilla para hacerme una cola. Cuando cerré la puerta nuevamente y alcé la vista para mirar a Philip, me lo encontré apoyado en la puerta del copiloto, mirándome prácticamente de soslayo pero sin disimulo. Sus labios se curvaban en una leve sonrisa.

-Qué?-pregunté algo nerviosa por aquella mirada. Se encogió de hombros-Cómo que...?-dije antes de imitar su gesto, entonces arqueó una ceja mientras acentuaba la curva de sus labios-Que te gusta pagarme con la misma moneda eh-lo acusé provocando su risa suave.

-Ven anda-me dijo aún con diversión brindándome su mano. Negué con la cabeza.

-No me fío.

-Ya no te gustan mis abrazos?-dijo con carita de corderito degollado desgarrándome el alma. Prácticamente corrí hacia él para abrazarlo y digo casi porque nos separaban máximo tres pasos.

-Si eres mi osito personal, cómo no me van a gustar?-dije mientras comenzaba a darle besitos intermitentes por el pecho provocando su risa. Me puse de puntillas para llegar a su cuello mientras mis manos hacían fechorías por debajo de su camiseta. Yo aunque no paré, tampoco podía dejar de reír al escuchar su risa dulce y contagiosa.

-No más cosquillas por favor-suplicó intentando apartarme pero yo ni me moví un centímetro. Me había enganchado a su cuello con fuerza.

-Megan por favor!-sus risotadas iban en aumento y empeoraron cuando le mordí el cuello-Oye te estás pasando señorita-dijo consiguiendo detenerme por un momento.

-Y que hará usted?

-Que qué haré?-dijo tirando de mi agarrándome de las caderas antes de darme un beso.

-Eres un tramposo-dije cuando nos apartamos un poco el uno del otro.

-Si ser tramposo supone morir por esos labios cada vez que los tengo cerca...-se apartó y extendió las manos cruzándolas ante mi-Detenme, soy culpable.

-Crúzalas mejor aquí-dije cogiendo sus manos y pasándolas a cada lado de mi cuello para luego yo rodearlo a él en un nuevo abrazo. Apoyé la cabeza en su pecho sintiendo el ritmo alocado de su corazón bajo mi oído.

-No sé si alguna vez te lo he dicho, pero... Me da igual ser egoísta-hizo una pausa-Nunca os vayáis de mi lado-al escucharlo abrí los ojos. Creo que fue causa del espasmo que supuso el revoloteo repentino de las mariposas en mi estómago. Incliné la cabeza hacia atrás para mirarlo y sin moverme. Desde ahí abajo sus ojos estaban igual o más bonitos.

-Bésa...-no me dejó terminar de expresar mi deseo, lo cumplió antes de que pudiera tomar aire siquiera.

El sonido del viento cortado por la velocidad, que en este caso era poca, iba aumentando en volumen.

-Increíble, ha llegado hoy-dijo Philip deteniendo nuestro beso por un momento, antes de continuarlo, pero no sin antes haber conseguido hacerme sonreír con diversión.

-Chicos!-gritó la histérica antes de comenzar a pitar.

-Que te hemos escuchado!-grité apartándome de Philip y consiguiendo que la muy escandalosa dejase de recordarnos su existencia.

-Perdón, perdón, era por si no me habíais visto.

-No se si verte... Pero imposible no oírte-rechisté metiéndome en el coche y cerrando de un portazo. Philip me miraba realmente divertido.

-Por qué vuelves a meterte?-volvió a gritar. Saqué la cabeza por la ventanilla.

-Porque me gustaría perderte de vis... perdón... Porque me encantaría entrar a ver ya la casa-Philip no pudo aguantar la risa esta vez.

-Sí, vale, lo pillo-dijo mientras salía de su coche-El sentimiento es mutuo, pero bonita, nos toca andar hasta la casa.

-Qué?

-Lo has escuchado muy bien tranquila, no hace falta que te revises la audición.

-Después de la que has montado yo no diría lo mismo, mínimo los tímpanos me tiemblan solos.

-Ja ja. Venís o qué?-dijo acercándose a la verja.

-Ah, que lo de ir andando no es broma?-dije saliendo del coche y volviendo a mirar el largo camino.

-No-dijo quitando la cadena-Bienvenidos a la que puede ser vuestra futura casa-dijo empujando la reja. Quise reír al ver que la puerta seguía en el mismo lugar pero, aunque me costó, conseguí aguantarme.

-Me da que está un poquito atascada-dijo empujando ahora con fuerza.

-Oxidada?-dije mirando las bisagras aparentemente en perfecto estado.

-Mno, es que... Conm esto de las... Lluvias de esta zona...-tuve que hacer uso de mi mano para taparme la boca y no reír. Había pasado de empujar con las manos a hacerlo con el torso, dando empujoncitos con la cadera, con la espalda... en otras palabras, le quedaba hacer el pino.

-Puedo?-dijo Philip acercándose.

-Claro-dijo mezclando un resoplo con un suspiro, mientras se arreglaba la camisa blanca que también había pasado a tener otro color.

-Vamos?-dijo Philip quien ya había abierto la puerta.

-Uu... Estás fuerte eh-dijo la chiqui agente acercándose a él para sobarlo tocándole el brazo. Sonreí al ver la cara de extrañado que puso mi niño.

-No ves que le pones los bellos de punta?-me burlé mientras pasaba la frontera imaginaria y me encaminaba hacia la casa.

-Ya claro-dijo ella alcanzándome. Me detuve para esperar a Philip, quien se había asegurado de cerrar el coche.

-Por qué coges el bolso?-le pregunté al ver que lo traía consigo.

-No nos podemos fiar no?-me guiñó un ojo sin malicia alguna.

-Ah tranquilo, los que viven cerca de aquí son personas honradas y sobre todo con mucho dinero.

-Ten-me dijo antes de que yo lo cogiera.

-Gracias-dije cogiendo ahora su mano.

-Veréis, hemos dejado el coche fuera porque últimamente por estos alrededores han habido pocas, pero lluvias muy intensas y el camino como ya veis-dijo bajando la mirada hasta sus zapatos, de los cuales el tacón se iba hundiendo en la tierra húmeda-Está bastante mal.

-Y siempre tendríamos que hacer lo mismo cada vez que lloviese?-pregunté fijándome en un amplio charco que había más adelante.

-No, mañana vienen a asfaltarlo y tu chico me ha dicho que si os la quedáis, os comenzaríais a instalar dentro de una semana o quizás un poco más tarde, así que para entonces ya todo estará lis...

-Cuida..!-tarde. No se libró del mugriento chapuzón.

-Dios que asco!-gritó revolcándose en el barro. Sí, a mí también me pareció irónico.

-Mira una cerdita en su hábitat natural-dije por lo bajo-Oye tú lo de la prudencia solo en la carretera no?

-Ja ja, muy graciosa, este charco no estaba aquí antes!-gritó.

-No claro, estaba escondido detrás de un árbol y cuando te ha visto se ha remangado su faldita acuosa para no tropezar y ha venido corriendo para recibirte con los brazos abiertos. Aunque miremos el lado bueno, el sentimiento parece ser mutuo.

-Meg-protestó Philip frunciendo los labios para no reír mientras se acercaba a la chica para ofrecerle su mano.

-Qué? Es ella la que dice tonterías, no entiendo como no lo ha visto y mucho menos como ha terminado dándose el baño del día-dije poniendo los brazos en jarra.

-Es que a caso tú sí lo habías visto?!-siguió gritando.

-Sí, con tales dimensiones es más que comprensible.

-Dame la mano o no vas a salir nunca-dijo Philip. Cuando la chica tiró para poder salir, digamos que terminó teniendo compañero de baño.

-Philip!-dije primero asustada al ver que caía de espaldas.

-Pero...-comenzó a quejarse él mirándose los brazos salpicados de barro, antes de hacer el intento de mirarse el resto del cuerpo allí tumbado como estaba. Me eché a reír al verlos allí a los dos.

-Esto es para grabarlo-dije intentando recuperar la compostura para ir a ayudar a Philip. Pero para cuando me fui a acercar, él ya había logrado salir de aquel lodazal.

-Sacadme de aquí por favor, creo que me estoy hundiendo cada vez más-el barro le llegaba por encima de las rodillas.

-Infla los mofletes y así flotas-dije como gracia. Al ver que me hacía caso Philip se revolcó de la risa y mi cara se descompuso de sorpresa-Tú lo que necesitas es un psicólogo-dije acercándome con cuidado para coger su mano y tirar con fuerza. Logré sacarla, pero esta vez la que iba directa al suelo era yo.

-No tienes permitidas las caídas señorita-me dijo Philip cogiéndome al vuelo, aún con el brillo lacrimoso en los ojos de haber estado riendo.

-Siempre eres tan graciosa tú?-dijo con sarcasmo la chica mientras intentaba desprenderse de todo el lodo que cubría gran parte de su cuerpo.

-No, es que eres mi musa-dije rebuscando en el bolso en busca de las toallitas húmedas.

-Sí, pues tu musa como no se pegue una ducha pronto le va a dar un ataque.

-En ese caso tarda-dije pasándole el paquete de toallitas a Philip.

-Dios, ya no recuerdo de que color era la camisa-dijo mirándose y provocando mi risa.

-Ten-dije mientras me quitaba la chaqueta. Se me quedó mirando extrañada-Quítate la camisa y póntela. Ah y si te la cierras mejor.

-Le has puesto agujas mientras no miraba o algo?-preguntó al ver que se la ofrecía.

-Oye que lo hago por ti, si no la quieres nada-hice el amago de retirarla de su alcance.

-No, no. Está bien. Cualquier cosa mejor que esto-dijo pellizcando la camisa, aunque en lugar de tela, en la mano se trajo barro-Entre tanto barro no encuentro ni la camisa-Philip y yo reímos. Ambos se limpiaron caras y manos con las toallitas.

-Supongo que por ahora llevar tu chaqueta, estamos en tregua-dijo como con fastidio.

-No será tan divertido, pero trato.

-Eso también significa que me avisarás en el próximo charco de barro?-reí.

-Sí-arrastré la vocal-Pero que conste que lo hago por amor a mi chaqueta-dije haciendo reír a mi príncipe mientras ambos echábamos a andar.

-Bien, al menos hoy no como más barro.

Tardamos varios minutos en llegar, pero sin duda mereció la pena.

Los árboles de alrededor de la casa, tenían el tronco más oscuro que los que habíamos visto a lo largo del extenso camino y parecían incluso más altos. El espacio antes de llegar a las escaleras de la casa era enorme.
La casa era realmente hermosa. Tenía tres pisos, el tercero era a simple vista un desván. No tenía la misma altura que el resto al tener el tejado a dos aguas. El exterior estaba revestido por completo de madera de un blanco roto y un color caqui oscuro daba color a los marcos de las ventanas y al tejado. Tenía un amplio porche al que se llegaba subiendo cuatro escalones también de madera clara y en el que habían dos sillones de mimbre y una mesita circular también de mimbre y cristal. La puerta de un rojo apagado con la parte superior de un cristal más reflectante que traslúcido. A cada lado de esta, había una alineación vertical de tres cristales similares al de la puerta, pero más pequeños respecto a la anchura. Cada alineación era del largo de la puerta.
La fachada en sí tenía grandes ventanales a cada lado, los cuales dejaban ver las cortinas vaporosas en color blanco del interior. Las barandillas también de madera blanca que había en el porche, estaban cubiertas en gran parte por unas cuidadas enredaderas que antes de trepar las barandillas, trepaban un pequeño revestimiento de pequeños ladrillos anaranjados, que de altura tenía la misma que la suma de los cuatro escalones.

-Wuau-dije casi en un suspiro.

El suelo que estábamos pisando había pasado de ser tierra húmeda a ser un suelo cubierto por grava, al menos el suelo antes de llegar a los límites de la casa impuestos por los árboles. A un lado, las piedras del suelo aumentaban en tamaño y eran también más oscuras, pero lo que había a continuación estaba tapado por varios arboles y arbustos.

-Te gusta?-me preguntó Philip tomando mi mano.

-Sin lugar a dudas-respondí embobada. La casa era grande, pero no resultaba nada ostentosa. Era acogedora y bella, muy bella.

-Pues espera que veas lo de dentro-dijo la chica.

-Pues estamos tardando-dije tirando de Philip hacia la casa.

-Tranquila fiera-dijo él riendo.

-Te gusta a ti?-dije mientras subíamos las escaleras.

-Es preciosa-sonreí con aquella respuesta.

-Philip, quieres hacer los honores?-dijo la chica entregándole las llaves.

-Claro-dijo con entusiasmo, pero cuando creí que iba a abrir, me rodeó desde atrás como si fuese a darme un abrazo, cogió una de mis manos y me entregó la llave. Ambos la giramos y empujamos la puerta dejando que nos diera de lleno la luz que venía desde unas altas escaleras completamente revestidas de madera color miel.
Aún junto a su cuerpo y de espaldas a él, busqué su mirada. Cuando la encontré, me tocó como regalo que fuese acompañada de su leve sonrisa. Me besó.

-Dios que soy diabética-dijo empujándonos al interior de la casa desde atrás provocando nuestras risas.

-Eh, espera-le dije a la chica tomándola de la muñeca.

-Perdón que os haya interrumpido, pero es que resultáis vomitivos desprendiendo tanto amor.

-A eso se le llama envidia-bromeé sacándole la lengua-Y no quería hablarte de eso, si no de tu nombre-ladeó la cabeza extrañada.

-Qué?

-Que cómo te llamas?

-Aah, Ángela-dijo por fin.

-Meg-dije tendiéndole la mano, la cual me estrechó con fuerza.

-A ver si te voy a caer bien y todo.

-No te pases-dije dándole la espalda para coger la mano de mi chico quien sonreía con ternura.

-Bueno, hay que empezar con buen pie en la que puede ser nuestra futura casa no?-rio antes de darme un beso fugaz.

-Dios, juro tirar a alguno de los dos por las escaleras en cuanto os descuidéis como sigáis tan empalagosos-dijo Ángela haciéndonos reír antes de cerrar la puerta-Bueno, queréis conocer la casa?

-Por favor-nos coordinamos.

-Pues en marcha y sin besuqueos-nos advirtió una última vez haciéndonos reír nuevamente.

-Vale-volvimos a coordinarnos ahora provocando su risa.

-Me ponéis enferma.

-Mente tierna-dije canturreando.

Me gustaba como habíamos empezado.

Continue Reading

You'll Also Like

92.7M 8.6M 65
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y paut...
2.9M 189K 102
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
135M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
Los 8 elementos By Julit

Science Fiction

284K 19.2K 29
Weslyn es un país desconocido por la humanidad. Todos los habitantes, a los 12 años tienen que elegir un poder: Agua, Aire, Tierra, Fuego, Plantas...