Despierto en una habitación sumamente desconocida, enredada con un cuerpo desnudo y sintiendo el perfume de Harry demasiado dentro de mí. La cama es cómoda, pero la posición no, y no puedo evitar removerme, robándole un quejido a mi acompañante. Cuando reparo en que yo llevo solo mi ropa interior y en que tengo a alguien a mi lado, me incorporo con rapidez, sintiendo como mil martillos trabajan dentro de mi cabeza. Suelto un chillido y golpeo a Harry en el hombro, intentando despertarlo en vano.
Dios mío... ¿nos habíamos acostado?
La resaca me pesa y todo el cuerpo me duele, excepto la entrepierna, por lo que me tranquilizo un poco más. Tal vez no tuvimos sexo. Tal vez... dormimos juntos... abrazados y casi desnudos. Me levanto de la cama y salgo de la habitación de Julie y Zayn. En el sofá, los recién nombrados duermen abrazados, mientras que Niall se encuentra desparramado sobre la alfombra. En la cocina encuentro a una eufórica Camille farfullando un millón de insultos.
–¿Qué pasó? –preguntamos las dos a la vez. –No lo sé. –contestamos de igual forma.
La miro y me permito soltar una carcajada que hace latir mis sienes dolorosamente. Me acerco a la alacena y saco dos aspirinas. Me las trago acompañándolas con un vaso de agua y me siento en la mesa, comenzando a recapitular lo que sucedió anoche. O por lo menos, hasta donde recuerdo.
[15 horas antes...]
Una botella de vodka Smirnoff que me costó un ojo de la cara, una de jugo de durazno y varias bolsitas de gomitas son depositadas en el suelo, justo al lado de un recipiente gigante y de varios vasos de vidrio que terminaran hechos trizas al final de la noche, dado por sentado.
Noche de chicas.
Habíamos conseguido exitosamente que Julie echara a Zayn de su departamento por una noche y así pudimos organizarla, sin ser supervisados por ningún "adulto responsable" y teniendo el entero apartamento a nuestra disposición. Tampoco planeamos hacer algo descontrolado: simplemente un par de tragos, algo de comida, películas y muchas charlas interesantes que nos harían desvelarnos sin tener remordimientos.
Finalmente, Camille llega con sus pantuflas de conejitos y más recipientes rebalsados de nachos y queso cheddar, palomitas de maíz y demás cosas para comer. Decidimos empezar poniendo algo de música y, mientras preparo el clásico vodka con gomitas, Julie coloca The Pinkprint, de Nicki Minaj a todo volumen e intenta hacerse la rapera por un patético momento que desearía poder olvidar. Así que, sin hacerse rogar, mi castaña mejor amiga saca la artillería pesada mientras me encuentro preparándome un trago para comenzar la noche.
–¿Y Harry?
–Está bien, supongo.
–Eres tan idiota Lola. –refunfuña Julie entre dientes, entrecerrando los ojos. –Ah, espera, no lo eres.
–No puedes pretender que te hable de todo lo que está pasando entre nosotros ahora mismo sin una gota de alcohol en sangre.
–¡Dios, deja de delatarte a ti misma! –Camille se ríe, tomando un puñado de palomitas.
Le doy un buen trago a mi vodka con jugo de durazno. –La verdad es que no me molesta contárselos. Sólo denme un segundo para ordenar mis ideas.
–Vale, vale. ¿Y tú con Trevor, Cam?
Se encoje de hombros. –La verdad ya ni lo sé. No nos vemos demasiado y siento que se ha abierto una gran brecha entre nosotros, pero no quiero romper con él. Es la primera relación seria que tengo, y él es tan dulce y atento.
–Es un chico maravilloso. –complemento, tirando margaritas a Trevor.
–Quizás debería dejar a Zayn y ponerme de novia con Trevor. –bromea Julie. –Lo digo en serio.
Camille se ríe negando con la cabeza mientras yo esbozo una sonrisa dándole un trago al vaso, sintiéndome más a gusto en el ambiente y semi-preparada para comenzar a relatarles mis aventuras con Harry. Cabe destacar que ellas no saben prácticamente nada, creo que ni siquiera les he contado que nos besamos y es ahí por donde decido empezar.
–Antes de que comiences... –Julie comienza. –Sé de buena fuente que Harry está evitando a Angie a toda costa últimamente.
–¿Qué tan buena? –inquiere Camille tomando ositos embebidos de vodka con una cuchara. –Demonios, esto está buenísimo.
–Harry se lo dijo a Zayn... –se lleva la mano a la barbilla, pensando. –Anteayer, creo.
Mi corazón se sacude de golpe... eso es positivo para mí, ¿verdad? Me muerdo el labio intentando de lucir desinteresada por la revelación.
–Vale, creo que todo esto comenzó de verdad en la fiesta de cumpleaños de Julie.
–Cuando te enrollaste con Kyle. –complementa Cam obteniendo una mirada de odio de mi parte. No necesito que me lo recuerde.
–¡Sí! ¡Eso es! Si mal no recuerdo, Harry me pidió que te dijera que subieras a su habitación, picarona.
–Bueno, sí. –me retuerzo los dedos con fuerza. –Resulta que peleamos porque le atacaron la posesividad y los celos y después... me besó. Vale, nos besamos.
Mis dos amigas sueltan un grito ahogado, Camille tapándose la boca y Julie soltando una carcajada.
–¡Dios, lo sabía! ¿Cómo todavía puedes seguir dudando de que lo de ustedes es algo épico, Lola? ¡Perdió la jodida memoria y así y todo sigue enamorado de ti!
–Julie, por Dios, él no está enamorado de mi.
La castaña enfoca sus ojos en mí y me lanza una mirada que si hubiera tenido el poder de pulverizarme, ya lo habría hecho.
–Lo siguiente que pasó fue que pasamos días histeriqueándonos y provocándonos celos mutuamente. Tengo que reconocerlo, no estoy orgullosa de ello. –levanto las manos en señal de inocencia. –Y al final terminé cortando por lo sano con Kyle antes de herirlo.
–Sabes, a veces me creo que no somos mejores amigas. ¿Hace cuanto sucedió esto?
Me muerdo el labio inferior, pensando. –La semana pasada, creo. No nos vemos lo suficiente como para tener oportunidad de contarles todo esto y no iba a hacerlo por whatsapp.
Otra de las miradas de Julie me hace encogerme sobre mí misma. Sí, tal vez había tardado demasiado en relatarles los sucesos, pero qué va, todavía ni yo podía creérmelo.
–¿Y bien?
–Esa misma noche Harry fue a mi casa y vimos una película. Y al día siguiente, me llevó a desayunar. Todo esto es tan inverosímil, pero siento que cada vez estamos más cerca. Como antes. Y no quiero llevarme una gran desilusión cuando me diga que simplemente quiere ser mi amigo.
–Querida, eso nunca pasará. El tipo está demasiado enganchado contigo como para no darse cuenta de lo que está sucediendo. Sabe que lo amas, porque eso es innegable. La pregunta es, ¿ya se habrá dado cuenta de sus sentimientos hacia ti?
[Presente.]
Después de eso, mi mente se vuelve un espacio en blanco. Nos recuerdo cambiar el tema de conversación y seguir tomando, sin embargo sigo sin saber cómo Harry, Niall y Zayn aparecieron en la escena. Frustrada, vuelvo a la habitación, encontrándome con Harry sentado en el medio de la cama, revisando su celular y actuando tan natural como si nada hubiera pasado. Mis mejillas se vuelven rojas al recordar que aún me encuentro vistiendo mi conjunto de ropa interior rosa chicle y Harry me sonríe.
–¿Tuvimos sexo? –logro preguntar.
Harry niega con la cabeza y el alma por fin me vuelve al cuerpo. Suelto un suspiro de alivio, cierro la puerta y me siento en la cama junto a él. –¿Te acuerdas algo?
–Recuerdo fragmentos de toda la noche, y recuerdo que nos detuvimos. Bueno, tú me detuviste antes de que... fabricáramos bebés.
Lo miro mal, sin embargo, no puedo evitar reírme. –¿Puedes decirme que pasó, por favor? Porque estoy a punto de volverme loca.
Entonces, Harry comienza a decirme lo que se acuerda, y mi cerebro logra agregarle algunas piezas al rompecabezas.
[12 horas antes...]
La puerta se abre y Niall entra a los tropezones, seguido por Zayn y Harry. –¡Llegó el alma de la fiesta, nenas! –el rubio levanta una botella de ron. Demonios, están borrachos.
Cabe destacar que no me encuentro completamente borracha y que soy capaz de pensar, en mi interior, en lo mal que terminará esta inocente reunión de amigas. Julie salta de su lugar y enrolla los brazos alrededor del cuello de su novio, demostrándole lo alegre que está de volver a verlo, y se comienzan a besar como si no hubiera un mañana. Asqueada, me incorporo junto con Camille y saludamos a Niall y a Harry. Me es inevitable reparar en que los suaves labios de Harry permanecen más del tiempo debido pegados a mi mejilla, pero no soy yo quien rompe el contacto sino Niall, que se tropieza y se cae contra nosotros. Harry lo sostiene dejando escapar una risa y yo niego con la cabeza, volviendo a mi lugar.
Todos ocupan un lugar en la alfombra y los chicos se encargan de traer más alcohol. Julie cambia el disco por uno de Calvin Harris y ahí es cuando la verdadera fiesta comienza. Se desarrollan más juegos de los que yo creí existentes; verdad o consecuencia, beer pong (sobre la mesa de la cocina con tres tenedores en el medio como división), strip póquer, y algunos más que no son dignos de ser nombrados a decir verdad. Para las cinco de la mañana, los ánimos se van calmando y Zayn prende un porro que entre él, Harry y Julie se fuman en diez minutos. Dado que no quieren fumar dentro del apartamento, salen al balcón y yo decido acompañarlos para respirar un poco de aire, dejando a Camille y Niall adentro. Me mantengo alejada del vomitivo olor, pero nos quedamos alrededor de media hora afuera charlando y riéndonos de estupideces. Ninguno de nosotros está en sus cinco sentidos y no podría importarme menos.
Decido entrar al departamento para ir al baño y la escena con la que encuentro me deja en estado de shock. Niall y Camille están cerca, demasiado cerca, sin llegar a besarse. Ni siquiera se están tocando, pero la cercanía entre ellos es sumamente alarmante. Decido intervenir y, de paso hacia la habitación, farfullo:
–Cuidado ustedes dos.
Me voy derechita al baño de la habitación, debido a que el principal está siendo ocupado por Zayn. Cuando salgo, me encuentro con Harry sentado en la cama.
–¿Qué haces aquí? –me acerco apenas, pero puedo ver sus brillantes ojos rojizos.
Si hubiera estado sobria, no lo habría dejado fumar.
Baja la cabeza y juguetea con sus dedos. –Te estaba esperando.
–¿Para qué?
–Joder... –farfulla. –Lola, te necesito. Te necesito como un puto adicto necesita sus drogas.
–H-Harry, ¿qué quieres decir?
Mis manos sudan como la mierda y tengo ganas de salir corriendo. Este Harry semi-borracho y semi-drogado me gusta más de lo que debería.
–Quiero decir... –se pone de pie, sin embargo, no me muevo ni un centímetro cuando se acerca. –Que te necesito. Demasiado.
La distancia entre nosotros se acorta y puedo ver la suavidad en sus facciones y su mirada cargada de deseo que provoca un pinchazo en mi entrepierna. Si él supiera cuanto yo lo necesito en este momento.
–Harry...
Sus brazos se deslizan por mi cintura. Me estremezco bajo su ardiente tacto y acerco mi boca a la suya, rozándole el labio inferior. Impaciente, me devora los labios en un solo acto y puedo sentir como la respiración se me traba en la garganta y el corazón deja de latirme para después reanudar la marcha, galopando incesantemente contra mi tórax. Sus besos provocan en mi algo que no habían provocado desde hacía mucho tiempo. Me toma de las caderas y doy un leve salto, enganchándole las piernas al torso. Me empuja contra la pared, robándome un gemido que es mezcla de dolor y deseo.
Mierda, estoy totalmente perdida.
La temperatura en el cuarto aumenta cada vez más y suelto un grito cuando sus manos levantan mi jersey y logran quitármelo por completo. Acto seguido, observa mi sujetador y se ríe ante la elección de un conjunto color rosa chicle con corazones rojos. Qué va, no esperaba tener sexo con alguien esa noche, por lo que no elegí el conjunto más sensual. Mis mejillas se tiñen de un fuerte color carmesí y él, en un movimiento hábil, me lo retira y lo lanza junto con el jersey. Sin quedarme atrás, le quito la camiseta mientras él me besa el cuello con creciente desesperación.
–Dios mío, Lola, ¿cómo pude haberte olvidado?
Sonrío tratando de no ahondar en sus palabras y le bajo la bragueta. Se gira y camina hasta la cama, dejándome ahí para quitarse los pantalones. Una vez que se encuentra vestido sólo con sus bóxers, no puedo evitar mirar el creciente bulto que se encuentra atrapado dentro de ellos y me obligo a girar la cabeza mientras se deshace de mis pantalones. Se incorpora sobre mí una vez más y me besa otra vez, esta vez más suavemente, dispersando la neblina de lujuria que había mantenido ocultos mis pensamientos. Cierro los ojos y lo aferro a mi cuerpo, abrazándolo y decidiendo que esto es una mala idea.
No quiero que mi "primera vez" con Harry después del accidente sea estando ambos borrachos y él drogado. Quiero que sea algo especial, algo memorable, algo que él recuerde.
–Harry. –musito, con sus labios pegados a las clavículas. –Harry, basta. No puedo.
Se detiene en seco y deja caer su cabeza sobre mi hombro, ocultándola en el hueco entre éste y mi cuello. –No quieres que sea de esta manera, ¿verdad?
–No. Lo siento.
Permanecemos unos minutos así, abrazados, entrelazados el uno con el otro y respirando dificultosamente. Llego a creer que está dormido, sin embargo, la ronquedad de su voz me llega a los oídos en el medio del silencio y la oscuridad.
–¿Puedes dormir conmigo?
–¿Aquí?
–Aquí.
Asiento con la cabeza y él se incorpora. Se baja de la cama y lo veo buscar algo. Me tapo con las sabanas y me apoyo en el respaldo de la cama hasta que vuelve con mi sujetador. Le sonrío mientras me lo pongo y él se acuesta a mi lado. Me hago un ovillo junto a él, contenta y frustrada a la vez por mi decisión. Nos miramos, y, finalmente, el sueño me vence.