Tik Tok Tae! [kth + jjk]

By MsCloudCream

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Jungkook se unió a aquel trend popular en la plataforma de Tik Tok, y no esperó que aquello lo llevase a reen... More

Próximamente...
Nota de autora
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6* ¡Error!
Capítulo 7**
Capítulo 8
Especial San Valentín
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Especial Halloween
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Regreso
Capítulo 30
capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41: Final.
IG + Especiales

Capítulo 37

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By MsCloudCream


El último día del año empezó con Jungkook despertando a su hijo con una sonrisa cómplice:

—Buenos días, dragoncito —besó el rostro de Hye sonoramente, haciéndolo reír—. Hoy es el cumpleaños de papá, ¿vamos a despertarlo juntos?

Y HyeSung asintió, porque ir a despertar a sus padres era una de sus cosas favoritas y le encantaba hacerlo.

Así que, acabó saltando sobre Taehyung, soltando una carcajada cuando el pelinegro se removió entre sueños. Jungkook río al ver a su novio retorcerse.

—¿Qué...? —Murmuró con un bostezo, entreabriendo los ojos para ver a un pequeño niño tumbado sobre su pecho, revolcándose con risitas cómplices que compartía con su padre—. ¡Oh, sí es Hye!

Lo atrapó entre sus brazos, llenándolo de tiernos besitos.

—Feliz cumpleaños, Tae —Jungkook se unió al abrazo familiar en la cama, buscando los labios del pelinegro para darle un corto beso—. Hemos preparado el desayuno, así que levántate y baja.

Con su costumbre de madrugar, el peliazul había querido hacerle un detalle de cumpleaños a su novio. Yoosang, también madrugadora, había tenido la misma idea que él, así que acabaron trabajando codo a codo para preparar el desayuno.

Otro detalle que secretamente disfrutaba más de lo debido era los pijamas a juego que le había regalado, y que llegaban puestos ese día. Conjuntaban con sus atuendos verdes con imprimaciones navideñas en blanco.

Taehyung se desperezó, bostezando y saliendo de la cama con pereza.

En su camino a la puerta, tomó a HyeSung en sus brazos sin siquiera detenerse y lo cargó en su hombro, haciendo que el infante chillara y carcajease, sacudiendo sus piernas en el aire.

—¡Papaaaaaa! —extendió sus brazos hacia Jungkook, quien, sonriendo, corrió detrás de ellos para alcanzarlos.

—Ten cuidado, Tae —le dijo, bajando las escaleras.

—Yo controlo, tranquilo —aseguró, divertido, escuchando a HyeSung soltar pequeñas risitas cómplices, un poco enderezado en su hombro—. Muy bien, ¿dónde está mi desayuno de cumpleaños?

—En la mesa, date prisa antes de que se enfríe —respondió Yoosan desde la cocina al escucharlos bajar. Se secó las manos con un trapo y se acercó a su hijo, dándole un beso en la frente para el que Tae tuvo que bajar la cabeza—. Feliz cumpleaños, mi niño.

—Gracias, mamá...

—¡Yo tanbien quiero! —HyeSung se retorció, buscando un beso de su abuela.

La mujer, sonriendo ampliamente, tomó a Hye del hombro de su hijo y plantó un sonoro beso en su moflete antes de dejarlo en el suelo.

—¿Tienes hambre, Sungie?

—¡Sí, sí! —Saltó un poco, corriendo a la mesa y esperando a que su padre lo subiera.

El desayuno fue agradable; hablaron un poco sobre la cena de esa noche, donde se reuniría toda la familia Kim. Jungkook estaba entusiasmado por conocerlos a todos, y aunque también se sentía ansioso, se consolaba con las palabras de afirmación de Taehyung y Yoosang sobre que todos lo amarían a él y a HyeSung.

...

Aprovecharon la tarde para salir los cinco al parque, donde Jungkook había acordado reunirse con Nayeon y su hija para poder verse y pasar el último día del año.

Hacía frío y había nevado, pero eso no detuvo a los dos niños de jugar en el parque vacío con sus guantes y bufandas puestos.

Nayeon les contó que iba a pasar año nuevo con la familia de su viudo, quienes todavía las recibían con brazos abiertos en la familia. Se notaba el amor y la emoción en su voz, un deje de nostalgia que, sin embargo, era lejano a la tristeza.

La añoranza no debía ser acompañada por el duelo.

Para Jungkook, Nayeon se volvía un referente y alguien a quien admirar cuanto más la conocía. Era fuerte y le hacía creer que había resiliencia en todos; quizás sólo necesitaba conocerse mejor para encontrarla, como había pasado ese último medio año.

Su vida había mejorado, había aprendido a soltar, a hablar, y había tomado decisiones por su bien y el de su hijo; por no hablar de lo afortunado que se sentía de la familia que estaba formando con su pareja y padre de su hijo.

Aún era pronto para saber a donde les llevaría el futuro, pero se sentía bien, no tenía miedo al destino. Taehyung y él se querían, estaban dispuestos a ser una familia, volver su relación más seria con el tiempo...

—¿Estás listo? —El pelinegro asomó su cabeza por la puerta del cuarto de invitados, viendo a Jungkook terminar de vestir a HyeSung.

Ahora estaban preparándose para la cena de año nuevo.

Eran las ocho y cuarto y los invitados no tardarían en venir. Taehyung y Jungkook vestían camisas y pantalones de traje, en un atuendo formal pero no exagerado.

HyeSung, por otro lado, había sido vestido en un mameluco gris con una camisa corta por debajo, cómodo para que pudiera dormirse si le entraba sueño y no hubiera que cambiarlo.

—Ya han llegado Yiren y Seokjin. ¿Bajáis? —preguntó el mayor.

—Sí, ya he terminado. ¿Sólo están ellos? —Jungkook ayudó a su hijo a levantarse mientras miraba sobre su hombro a Taehyung,

—Sí. Mi tíos vendrán luego de recoger al abuelo, pero no deberían tardar mucho.

—Ah... ¿y quién más falta?

—Mis tías y sus dos hijos. Esos seremos todos.

No era poca gente, en opinión de Jungkook, que estaba acostumbrado a una familia más reducida.

Cuando bajaron las escaleras, Yoongi fue el primero en acercarse en saludarlos, dándole especial atención a HyeSung. Yiren se escabulló de la cocina donde habían montado una extensión para que la mesa pudiera albergar a todos.

Ya que iba a ser una navidad especial por la introducción de Jungkook a la familia, Yonghwa y Yoosang se habían ofrecido a hospedar la cena.

—¡No me puedo creer que no me dijeras que iba a ser la presentación oficial de tu novio! —Acusó la mujer a su primo, frunciendo el ceño y poniendo sus manos sobre su cintura.

—Es una cena familiar, noona, ¿qué esperabas? ¿Que metieramos a Kook y Hye en un armario toda la noche? —Rodó los ojos y el peliazul, a un metro de él hablando con Suzy, río por su comentario.

—Y todos estás deseando conocerlos, además —Añadió la tía de Taehyung, uniéndose a la conversación.

HyeSung se había sentado en la alfombra del salón y estaba jugando con uno de sus juguetes de Navidad, acompañado de Yoongi.

—¡Por eso mismo! —Se exasperó Yiren dramáticamente—. Esto va a ser un caos, ¡oh, Dios, ya puedo ver al abuelo muerto de un infarto! ¡O YO! ¿Qué pensará el abuelo de que Taehyung sea padre joven?

—No seas dramática, princesa —Miyoung, su padre, rodó los ojos, quitándose su abrigo tras saludar a los anfitriones.

—¿Recuerdas cómo fue la primera comida con Seokjin? —Yoongi, sin embargo, se puso de parte de su hermana—. Casi se le lanzan encima.

—¡Seguro que están temblando de anticipación! —Suzy río con buen humor—. No les hagas caso, Jungkook —se dirigió directamente al peliazul—, son civilizados.

—Civilizados al estilo Tarzán de la Jungla —especificó Taehyung, sólo queriendo echarle leña al fuego.

—¡Tae! —Su tío lo regañó, rodando los ojos.

—¿Qué? No miento.

—Muy bien, vamos a dejar esta conversación antes de que sea Jungkook al que le de algo —interrumpió Yoosan, saliendo de la cocina y viendo lo pálido que estaba el invitado de honor—. Ven, cielo, ayúdame con el turrón.

Sin protestar ante la excusa perfecta para escapar, Jungkook se apresuró hacia la mujer y entraron a la cocina, donde Yonghwa y Seokjin hablaban animadamente mientras la comida terminaba de cocinarse, llenando el ambiente de olores exquisitos que sólo podrían lograrse con comida casera.

HyeSung, al ver a su padre desaparecer de su vista se levantó y caminó con Yoongi por la casa, explorando en su busca.

—¿Estás bien? —Jin notó el nerviosismo de su no-hermano menor.

—Tu novia y sus padres le han estado metiendo miedo —respondió la mujer con un resoplido.

—No te preocupes, te aseguro que no es tan malo luego de los primeros minutos —Seokjin lo animó—. Sólo son... muy entusiastas.

—¿Y el abuelo Kim, no pensará mal de mí por ser un m-preg y padre y...? ¿Ya sabe que Taehyung está saliendo con un hombre, siquiera?

—¿Qué dices? —Seokjin interrumpió su voz temblorosa, repentinamente ansiosa—. El señor Eunhwa es un amor de hombre. Y ya sabe que tienes un hijo. Está deseando conocer a su primer bisnieto, te lo aseguro.

—Confirmo —añadió Yonghwa—. No ha dejado de llamarme desde ayer para asegurarse de que estarías hoy. Y Tae ha sido abiertamente gay desde hace un tiempo, Jungkook. Te aseguro que no tienes nada que temer.

—Ya verás, esta familia está llena de gente excepcional y amorosa. Te recibirán igual que nosotros: con los brazos abiertos —concluyó YooSang, dándole un trozo de turrón para que recuperara las energías.

Pocos segundos después, antes de que nadie pudiera añadir nada más, el timbre resonó por la primera planta. Taehyung fue el que se levantó del sofá para ir a abrir, y las voces alegres no tardaron en extenderse por el lugar.

—¡Taehyung, cielo! ¡Qué guapo estás! —Una voz femenina se elevó entre el resto de saludos entusiastas—. ¿Ya estáis todos?

—Que va, pasad —Taehyung los guió al salón, donde les indicó que se quitaran los abrigos.

—Y, bueno, ¿tu novio? —Otra mujer preguntó.

Jungkook se removió en su lugar en la cocina al escucharlas preguntar por él, toda la atención de los recién llegados en él. Seokjin y Yoosang le dedicaron miradas de ánimo, mientras Taehyung se acercaba a la cocina.

—Hey, Kook —lo saludó. Venía solo—. Han llegado mis tías, ¿quieres que te las presente?

—Sí, voy —tomó una respiración honda y se enderezó. Taehyung lo miró con dulzura, acariciando su mejilla cuando estuvo cerca.

—¿Quieres un poco más de tiempo? Imagino que debe ser abrumador para ti conocer a tanta gente a la vez...

—En el fondo es porque es tu familia —admitió—. Y porque sé lo importantes que son para ti y quiero causar buena impresión.

—Tú también eres mi familia —le aseguró el pelinegro, besando sus labios suavemente—. HyeSung está con Yoongi en el patio trasero, según Yiren. Así que, si te es más cómodo, te presento a mis tías primero y luego ya puedes presentarles a HyeSung, para que te sientas más seguro.

Jungkook asintió, sintiendo sus mejillas calentarse y su corazón saltarse un latido. ¿Podía un hombre ser tan perfecto? ¿Tener esos ojos y ese cuidado por sus seres amados?

Enamorarse de Taehyung no fue consciente, pero fue sin duda un acierto.

Los hombres como él aman de una manera preciosa, una manera que realmente te hace sentir amado. Te llena de miradas, de roces, de palabras, de risas... No necesita gritar para hacer entender su amor, su admiración, su fascinación, deseo, cariño...

Taehyung era paciente, comprensivo, implicado... Sabía cómo encontrar la mejor opción para que Jungkook se sintiera cómodo en un ambiente que, sabía, podría resultarle incómodo.

Salieron de la cocina, con las manos entrelazadas.

En el salón había cuatro personas nuevas: tres mujeres y un infante de más o menos la edad de HyeSung.

Todas las miradas cayeron en los recién llegados, especialmente en el peliazul de mirada tímida.

—¡Oh!

Una de las mujeres dejó escapar su exclamación de sorpresa. Tenía el cabello corto y vestía una camisa granate por dentro de un pantalón de tela fina negro. Sus pendientes largos se balancearon con el movimiento de su cabeza.

—¡Encantada! Debes ser Jungkook —dio un paso adelante, siendo la primera en hablar y ofreciéndole una sonrisa amplia, mostrando sus encías—. Soy Bokyung, pero puedes llamarme Bora. Es un placer.

—Igualmente —El chico le devolvió la mueca, intentando relajarse al ver su amabilidad.

—Ella es Eundae —añadió Taehyung, presentando a la mujer que había llegado por la espalda de Bora—. Es la esposa de mi tía.

—Encantado —Jungkook hizo una reverencia, sintiendo el brazo protector de Taehyung rodear su cintura para darle confianza.

La tercera mujer recién llegada era una adolescente; su cabello era largo y lacio, atado en una trenza.

—Esta es mi hija, Haerin, y él —indicó Bora señalando con el mentón al infante que estaba con Suzy y Miyoung en uno de los sofás—, es nuestro hijo, Donhe.

Inmediatamente el peliazul sonrió, pensando en su propio hijo.

—Parece muy tranquilo, ¿cuántos años tiene? —preguntó con interés.

—Tres años y medio —respondió Eundae con orgullo—. Tengo entendido que tú también tienes un hijo, ¿no? Bueno, que teneis un hijo —se corrigió, deslizando su mirada de Jungkook a Taehyung con una sonrisita.

—Sí, de hecho. Ya lo conoceréis cuando vuelva, ahora está con Yoongi —confirmó Taehyung, con el mismo orgullo que había tenido la voz de Bokyung.

Al parecer era un sentimiento compartido en las nuevas paternidades.

Eundae y Taehyung, a pesar de su diferencia de edad y no compartir sangre, tenían algo muy fuerte en común: ambos estaban experimentando por primera vez el ser padre o madre, cuidar de un infante dependiente y deseoso de amor.

A pesar de que Bokyung y Eundae se casaron años atrás, no fue hasta tiempo después que decidieron adoptar a Donhe, cuando era un bebé de once meses. Haerin era hija de Bokyung con un matrimonio anterior, cuya custodia compartían, pero aún así se hizo rápidamente a la idea de tener un hermano pequeño.

—Es un verdadero placer poder darte la bienvenida a la familia, Jungkook —volvió a hablar Bora, sonriendo suavemente—. Espero que te sientas como en casa.

—Muchas gracias. Me alegra conocer a la familia de Taehyung —hizo una corta reverencia forma.

—¡A nosotros sí que nos alegra! —Eundae habló con entusiasmo, su cabello largo y lacio sacudiendose a su espalda—. Taehyung nos ha hablado mucho de ti estos meses. No podíamos esperar a conoceros a ti y a tu hijo.

Sin saber qué responder, Jungkook les dedicó una sonrisa pequeña, tímida, mientras se acercaba aún más a su novio.

—Vamos a ir a ayudar a mamá en la cocina, así que sentaros y estad tranquilas hasta que la cena esté lista —se apresuró a decir el pelinegro al notar la acción de su pareja, sabiendo que era momento de alejarse un poco.

Ambas mujeres y la adolescente, que no había hablado por estar con su celular, al margen de la conversación de su madre y su primo, aceptaron el final de la conversación con docilidad y procedieron a entablar una charla amena con Miyoung y Suzy.

Aprovechando el momento, ambos jóvenes se escabulleron a la cocina, donde Yoosang y Seokjin hablaban con Yiren, y Yonghwa terminaba de poner la mesa.

—¿Aún no han llegado tus tíos? —inquirió el señor Kim al verlos llegar.

—No, ¿van a tardar mucho?

—No creo —Yiren habló—. El tío me ha dicho que estaban por la autopista hace un rato, deberían estar llegando.

Aún así, tardaron otros siete minutos hasta que la puerta fue tocada. Suzy abrió, saludando con entusiasmo a los integrantes faltantes de la familia.

Jungkook salió al pasillo, junto al resto de los que estaban en la cocina, para meterse en los saludos. En ese momento también llegó Yoongi, caminando de la mano de HyeSung, buscando a alguien con la mirada.

Probablemente el ruido le había avisado que ya habían llegado.

—¡Ah, Jungkook! —Se escabulló entre la gente, sin llamar mucho la atención—. Eh, Hye quiere ir al baño.

El peliazul miró al infante y pestañeó dos veces, viéndolo con las mejillas infladas y los ojitos apretados.

—Tengo pipí —murmuró el infante con palabras torpes.

—Gracias, Yoongi, yo me encargo —le sonrió al adolescente con agradecimiento y tomó a HyeSung en sus brazos con algo de prisa, antes de que tuviera un accidente.

Subió al segundo piso sin atraer la atención de nadie, no queriendo molestar a la familia ya que aún no le habían presentado a los recién llegados. Llevó a su hijo al baño, le quitó el pañal y lo ayudó a sentarse en el váter, sujetándolo para que no se cayera.

A pesar de aún usar pañal, estaba aprendiendo en la guardería a avisar para usar el baño, y ayudarlo a ello en lugar de esperar a que lo haga en el pañal había ayudado a HyeSung a ser más vocal con sus necesidades y a aprender a avisar.

El pañal seguía siendo su principal método, pero de vez en cuando, si se lo podía permitir, a Jungkook le gustaba ayudarle a usar el baño.

—¿Ya está? —Preguntó cuando HyeSung dejó de hacer pis.

Lo limpió y le volvió a acomodar el pañal y la ropa, levantandolo al lavamanos para que pudiera limpiarlas, haciendo él lo mismo.

Antes de salir, Jungkook se dio una última mirada en el espejo, asegurándose de que su aspecto fuera cuidado.

—¡Ahí está! —Una voz grave llamó la atención de todos cuando Jungkook bajaba las escaleras con Hye en brazos.

Un hombre anciano le sonrió, con sus manos a la espalda.

—Ya decía yo. He visto tu pelo azul cuando he llegado pero, para cuando he querido ir a saludarte, habías desaparecido.

—Buenas noches, señor —hizo una pequeña reverencia con la cabeza, más como un asentimiento, ya que no quería inclinarse con HyeSung en brazos—. Soy Jeon Jungkook, la pareja de Taehyun...-

—Ya lo sé, chico —lo interrumpió con suavidad, ese tono afable que parecía venir en la sangre de los Kim—. Y este debe ser mi bisnieto, ¿no es así? —preguntó, mirando a HyeSung, quien también lo miraba con ojos enormes y brillantes.

—Sí, lo es —se removió en su lugar, nervioso, buscando a Taehyung con la mirada—. Se llama HyeSung. Es un placer conocerlo, señor Kim.

—Puedes llamarme Eunhwa, si prefieres —sonrió, sus ojos volviéndose más pequeños—. Bienvenidos a la familia.

El corazón de Jungkook golpeó su pecho con fuerza. Agradeció la amabilidad con otro pequeño asentimiento de cabeza, temiendo emocionarse demasiado y ponerse sensible.

—Todos han ido a la cocina para la cena, ¿vienes conmigo? —El hombre le tendió el brazo con amabilidad, haciendo a Jungkook soltar una risita.

—Lo siento, no puedo... Llevo a Hye en brazos —se excusó con pena.

—Claro, por supuesto —asintió, comprendiendo—. Es un niño adorable, ¿podría cargarlo?

Jungkook dudó, mirando a su hijo y luego al hombre. Parecía genuino y era el abuelo de Taehyung, así que, no pasaba nada si lo dejaba cargarlo mientras él estaba presente, ¿cierto?

Tras asegurarse de que HyeSung se sentía cómodo con ello, dejó que en anciano lo llevara en sus brazos hasta la cocina, hablando con el infante con voz tierna, como si HyeSung fuera a responderle realmente, cuando en realidad estaba mirando sus arrugas con mucha -demasiada- atención.

Todos los miembros de la familia se habían amontonado alrededor de la mesa, de la misma manera en la que se busca el fuego en invierno, y fue por el ambiente ruidoso y animado que nadie notó al abuelo Kim Eunhwa entrar acompañado a la estancia.

—Por favor, tome asiento —Jungkook arrastró la silla para que el hombre pudiera sentarse luego de dejar a HyeSung en el suelo, que esperó pacientemente a ser sentado también.

La atención de los comensales se disipó de sus conversaciones, viajando hasta los recién llegados, especialmente al peliazul y al infante de ojos redondos que caminaba a sus pies como una sombra.

—Jungkook, qué bien que ya has llegado —YooSang le sonrío, llegando con una olla caliente de comida—. Todavía no has conocido a todos, ¿no? Déjame presentarte.

Quitandose la manopla, señaló con la palma extendida a un hombre con barba corta y pelo canoso, sentado a un puesto de distancia de una mujer alta, esbelta y de facciones angulosas y atractivas, obviamente extranjera.

—Doyun y su esposa, Lori, —y su mano se deslizó al extremo de la mesa, donde estarían los menores de la familia—, y ellos son Haneul y Dohyun, los mellizos.

Frente a Donhe y el asiento vacío de HyeSung, había una niña y un niño de 7 años.

—Es un placer —el peliazul hizo una reverencia apropiada antes de sentar a Hye e ir él a su propio lugar, entre Taehyung y Yiren.

—Igualmente —contestó Doyun con un tono amigable pero cortés—. Ya que estamos todos, ¿por qué no empezamos a comer?

Esas palabras parecieron romper el hechizo silencioso sobre los Kim, que de inmediato estallaron en conversaciones, bombardearon a Jungkook con comentarios y preguntas amistosas sobre él y su hijo y su relación com Taehyung y su familia...

Se sintió abrumado, intentando responder a todos y seguir las conversaciones. Habían tenido razón al decir que lo recibirían con los brazos abierto, sin embargo, un recibimiento tan entusiasta no era mucho mejor para su intranquila mente.

—Eres de Busan, ¿cierto? —Lori preguntó con una pronunciación rota pero buen coreano—. Estuve viviendo allí un par de meses cuando vine a Corea.

—¿Viniste por trabajo? —inquirió Jungkook, interesado en la conversación. La voz de la mujer era agradable y hacía que hablar con ella fuera un deleita a oesar de sus comolicaciones con el idioma.

—No, bueno, vine para velar a mi exesposa —explicó con tranquilidad—, a esparcir sus cenizas. Siempre quiso venir a Corea. Me acabé quedando y conocí a Doyun.

Le dedicó una sonrisa a su marido, sus ojos destellando con puro amor. El hombre miró a Lori y rodó los ojos con diversión al ver como se había acercado a él en su asiento.

—¿Y piensas tener más hijos, Jungkook? HyeSung es un niño educado y adorable, un hermanito o hermanita seguro que sale igual.

Jungkook dejó de masticar su comida al escuchar la pregunta de Bokyung, hecha sin maldad.

Taehyung notó cómo se tensaba, igual que Seokjin, que le dio un codazo a Yiren para que interviniera con su tía. No obstante, fue Suzy quien tomó la palabra:

—Bueno, Jungkook es demasiado joven para pensar en más hijos, ¿no es así? —busco acabar el tema de conversación de manera sutil, ella también habiendo notado el cambio de ambiente entre los jóvenes.

—Claro, Haerin es doce años mayor que Donhe, no habría problema, pero es cierto que cuantos más años se lleven menos conectan, ¿sabes? —Continuó Bora, ajena a la situación.

—Tía, deberías dejar el tema... —Yiren murmuró, carraspeando al ver el silencio que se había hecho en la mesa.

La mujer miró a los implicados con duda, sin entender el porqué.

—Lo cierto es que no quiero más hijos —habló por fin Jungkook, tras tragar con dificultad la bola de comida en su boca—. El embarazo de Hye no fue fácil, no creo poder lidiar con eso de nuevo.

—¿Y qué pasaría si quedas embarazado? Imagino que, siendo jóvenes, es algo que podría pasar... —Doyun añadió a la conversación, ganándose una mirada de reproche de su hermana YooSan y de su esposa Lori.

—Si quedase embarazado de nuevo, abortaría —dijo con firmeza, empezando a inquietarse por el tema de conversación.

Un silencio le siguió a esa sentencia, los ojos dirigiéndose a Taehyung y de vuelta a Jungkook.

—Pero Taehyung...

—Dejemos el tema —El pelinegro interrumpió a su tía, mirando a su novio—. Yo no soy un factor en la conversación.

La sonrisa tímida que se extendió en los labios del menor no podría haber ocultado su gratitud ni queriéndolo. Jungkook se levantó con la excusa de tener que ir al baño, más afectado por el tema de lo que pensó que estaría.

Salió de la cocina, escuchando la conversación volver a empezar en la mesa, como explicaban que era un tema que no era grato de hablar y como Bora pedía disculpas por sus comentarios fuera de lugar, pues no sabía que la delicada situación.

Jungkook jadeó al llegar a la puerta del baño del pasillo, lo suficientemente alejada de la cocina como para poder respirar. Cerró la puerta y se miró en el espejo.

Pensó en la conversación.

No quería más hijos. No podría sobrevivir al trauma otra vez, incluso si esta ocasión tuviera apoyo y amor. Simplemente no.

Pero no había pensado en Taehyung en toda esa situación. ¿Y si él quería más hijos? ¿Y si por su culpa Tae no podía tener la familia que quería? ¿Podría sacrificarse por amor o ataría a Taehyung?

Dos toques en la puerta le hicieron apartar la mirada de su reflejo.

—Kook, soy yo.

La voz de Taehyung le arrancó un suspiro de alivio y de culpabilidad.

Quitó el seguro y le abrió la puerta, dejando que su novio entrase al baño, su mirada llena de pena.

—¿Necesitas hablar? —le pregunto con suavidad, poniendo sus manos en las mejillas del peliazul—. Lamento lo de mis tíos.

—No tenían cómo saberlo.

—Pero deberían haber dejado el tema cuando se les pidió. Han hecho comentarios desagradables, es comprensible que te sientas mal.

La comprensión de Taehyung le quitó peso del pecho, pero aún así su mente seguía dando vueltas, miles de vueltas, yendo en su contra.

—¿De verdad no quieres más hijos? —preguntó, aunque ya lo sabía.

—Todo el embarazo y parto de HyeSung fue tan traumático que pensé que me moría —apartó la mirada, mordisqueando su labio inferior—. Si yo... si quedase embarazado por accidente... no podría, Taehyung. No podría sobrevivir. Lo siento si no es lo que quisieras, pero abortaría sin dudarlo.

—Y yo te llevaría a la clínica, Jungkook —le respondió sin dudarlo, acariciando sus mejillas con sus pulgares—. Y después iríamos a comer algo grasiento con HyeSung —bromea y Jungkook sonríe, agradecido de la reacción comprensiva de su novio, pero que no lo tratase con delicadeza.

Taehyung dejó un beso delicado en la punta de la nariz de Jungkook, escuchando cómo dejaba escapar el aire contenido.

—Siento no querer darte otro hijo —susurró como si confesara un crimen o un secreto.

Las comisuras de los labios de Taehyung temblaron en una sonrisa pequeña y tímida.

—Tengo 22 años, Kook. No quiero otro hijo. Si algún día, algún día cuando seamos más adultos y tengamos trabajos, estás lo bastante sanado y quieres, lo hablaremos. Respetaré cual sea la decisión que tomes sobre tu propio cuerpo, pero que no sea por mí que tomes ninguna decisión —lo atrajo a sus brazos para darle seguridad.


Que bonito que Taehyung se proyectase a sí mismo en tantos años aún a su lado.


Jungkook sonrió y alzó la cabeza para besarlo tiernamente.

—Deberíamos volver —susurró sin querer romper su burbuja.

—¿Te sientes bien?

—Sí, mejor.

Taehyung asintió, separándose del abrazo y abriendo la puerta del baño para que salieran. Al final del pasillo se encontraron con Yiren.

—Ahí estáis. Estabais tardando mucho y nos hemos preocupado, iba a buscaros. ¿Está todo bien? —dijo, sus ojos deslizandose entre ambos.

—Sí, noona, todo bien —aseguró Taehyung, con sus dedos entrelazados entre los de Jungkook.

Con una mirada analítica, Yiren los acompañó de regreso al comedor. La conversación en la mesa era menos animada y había largos silencios. HyeSung estaba sacudiendo su tenedor en el aire, jugando con Donhe sentado frente a él. Los mellizos también reían y jugaban animadamente mientras comían, siendo de vez en cuando regañador por Doyun.

—Ya habéis vuelto —YooSan les dio la bienvenida, sonriéndoles desde la mesa.

El señor Kim estaba retirando los platos usados, preparando la mesa para servir el segundo plato junto a Seokjin y Miyoung.

—Siento lo de antes —Bora miró al peliazul cuando ocupó su asiento—. No era mi intención incomodarte, no pensé que fuera un tema delicado.

Jungkook agachó la mirada: —No se preocupe.

No quiso explicarle que era algo que le dolía y aterrorizaba. No quiso contarle cómo fue el nacimiento de HyeSung, cómo le abrieron las entrañas para sacarle al niño que se alimentaba de su sangre y sus esperanzas.

Junto a la sangre y el llanto de un bebé, se le fue la vida. Mirando el techo del quirófano, sin sentir nada pero sabiendo que el cuchillo que atravesaba su abultado vientre era el final de su vida.

No lo fue, sin embargo.

Las cosas mejoraron.

Pero tampoco quiso contarle eso.


Miró a su hijo, sentado en un extremo de la mesa junto al resto de niños. Él, que alguna vez estuvo cubierto de sangre y líquido, ahora respiraba y andaba y crecía, mientras Jungkook lo miraba y lo agarraba de la mano.

Eunhwa, sentado en uno de los asientos frente a Jungkook y Taehyung, vio la mirada del chico fija en el infante. Sonrío suavemente, con la conversación naciendo de nuevo en la mesa.

—Me acuerdo cuando nació Miyoung —dijo con una risita, dirigiéndose al peliazul—. Mi primer hijo. Lo miraba como si se me fuera a escapar de los dedos si le quitaba los ojos de encima.

—Los hijos crecen rápido —respondió Jungkook con una sonrisa pequeña.

—Tienes razón. ¿Y sabes de lo que me di cuenta cuando nació mi segunda hija?

Jungkook lo miró con atención. Taehyung estaba atento a la conversación también, aunque hablando con sus padres que eran ajenos a las anécdotas del anciano.

—Que no crecen tan rápido, simplemente que pasas demasiado tiempo preocupado y te lo pierdes —le contó, sus labios finos extendidos en una sonrisa afable, sus ojos entrecerrados.

—Así es ser padre, ¿no? —cuestionó el chico—, da miedo que se hagan daño. Incluso desearía poder sufrir por mi hijo, aunque sé que no le haría bien.

El abuelo Kim se encogió de hombros, llevando un pedazo de su comida a su boca.

—¿Dejaste de preocuparte tanto cuantos más hijos tuviste?

—Que va —negó con diversión—. Luego de Miyoung y Yoosang, pensé que ya sabía todo lo que necesitaba para ser padre. Luego nació Bokyung y me di cuenta de que uno nunca deja de preocuparse de más, así que, para cuando nació Doyun, aprendí a vivir con la angustia existencial de ser padre y no perderme como crecía.

La mirada de Jungkook volvió a deslizarse hasta HyeSung, viéndolo con la boca manchada y comida fuera de su plato. Soltó un suspiro, de acuerdo con las palabras de Eunhwa.

Querer tanto a alguien tan indefenso implicaba estar aterrado de verlo sufrir. Jungkook conocía bien el sentimiento.

—Jungkook, cielo, ¿quieres más? —Yoosan llamó su atención, ofreciéndole más comida.

Compartiendo una sonrisa familiar, Jungkook le tendió su plato.






...


Empiezan las actualizaciones seguidas. Estoy pensando cada tres o cinco días, o cada semana. ¿Qué preferís? Sería actualización cada esa cantidad de tiempo hasta terminar (quedan pocos caps)

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